Estudios previos han sugerido que las tiacidas y los bloqueadores beta pueden potenciar el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2. Sin embargo, los resultados de estos estudios han sido inconsistentes, y los insuficientes datos sobre los resultados y potenciales factores de confusión han limitado muchos estudios.
MétodosLlevamos a cabo un estudio prospectivo de 12.550 adultos, de 45–64 años de edad, sin diabetes. La exhaustiva evaluación llevada a cabo en el período basal incluyó la evaluación del uso de medicación y la determinación de la presión arterial con un esfigmomanómetro aleatorizado a cero. Después de 3 y 6 años se evaluó la incidencia de nuevos casos de diabetes determinando las concentraciones séricas de glucosa en ayunas.
ResultadosDespués de un ajuste simultáneo para la edad, sexo, raza, educación, adiposidad, historia familiar con respecto a la diabetes, nivel de actividad física, otras conductas relacionadas con la salud y enfermedades coexistentes, los individuos con hipertensión tratados con diuréticos no corrieron un mayor riesgo de desarrollo ulterior de diabetes que los individuos con hipertensión no tratados con antihipertensivos (riesgo relativo, 0,91; intervalo de confianza del 95%, 0,73 a 1,13). Del mismo modo, los individuos tratados con inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina y antagonistas del calcio no corrieron un mayor riesgo que los no tratados con medicación. En comparación, en individuos con hipertensión tratados con bloqueadores beta se identificó un riesgo un 28% mayor de diabetes ulterior (riesgo relativo, 1,28; intervalo de confianza del 95%, 1,04–1,57).
ConclusionesLa preocupación por el riesgo de diabetes no debe disuadir a los médicos de prescribir tiacidas a adultos no diabéticos con hipertensión. La utilización de bloqueadores beta parece aumentar el riesgo de diabetes, pero es preciso sopesar este efecto adverso frente a los beneficios demostrados de los bloqueadores beta en la reducción del riesgo de episodios cardiovasculares.