Los dolores que afectan a los niños, denominados dolores de crecimiento, son una entidad frecuente en la práctica pediátrica, que se ha relacionado por mucho tiempo con el ritmo de crecimiento que pueden tener estos niños. Se caracterizan por dolores en las extremidades inferiores, de tipo simétrico, habitualmente en las noches y que ceden en poco tiempo. Los diversos estudios que se han realizado en esta área, han llegado a la conclusión de que no existe una relación entre estas molestias y el crecimiento. En efecto, la causa de estas molestias sería de índole multifactorial, en donde tanto factores mecánicos o de hiperlaxitud articular, y especialmente un umbral del dolor disminuido y una mayor frecuencia de fenómenos angustiosos en los padres, podrían estar involucrados en su etiopatogenia. El diagnóstico de estas molestias es clínico y deben excluirse otras patologías tales como neoplasias, Artritis Idiopática Juvenil, problemas ortopédicos etc. Los exámenes de laboratorio así como los de imagenología son normales, por lo que cualquier alteración que se encuentre en algunos de ellos, debiera hacer pensar en otra patología. Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento debe orientarse a medidas conservadoras tales como el uso de analgésicos, masajes y el uso de plantillas en caso de encontrarse un defecto evidente a nivel de los pies. La observación a largo plazo ha demostrado que no hay relación entre este síndrome y otras afecciones dolorosas idiopáticas del adulto
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