La pandemia del SARS-CoV-2 ha supuesto un reto organizativo para el sistema sanitario español. Tanto la atención primaria como la atención especializada en sus distintos ámbitos se han visto afectadas directa e indirectamente por la pandemia, implicando esto situaciones de colapso en los servicios de atención primaria, urgencias y las salas de hospitalización. Por el contrario, el efecto inverso se ha percibido en diversas especialidades con elevada carga asistencial de pacientes ambulatorios, con enfermedad demorable o en servicios quirúrgicos.
Durante el periodo de confinamiento, en el Servicio de Dermatología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, la actividad ambulatoria no imprescindible se realizó vía telefónica y se suspendió la actividad quirúrgica no urgente previamente programada. Estas medidas provocaron importantes demoras asistenciales, destacando el retraso diagnóstico de tumores cutáneos, tal y como lo exponen Porcar Saura et al.1. Tras la desescalada, la actividad asistencial y quirúrgica volvió progresivamente a la normalidad.
El objetivo de este estudio es evaluar los efectos de la segunda-tercera ola de la pandemia sobre la actividad quirúrgica en el Servicio de Dermatología del Hospital Clínico Universitario de Valencia. Se incluyeron los pacientes con intervenciones programadas entre el 14 de septiembre y el 23 de diciembre de 2020 y se recogieron las intervenciones anuladas, el motivo de la anulación, las características de los pacientes, el diagnóstico clínico de la lesión a intervenir y la actitud tomada tras la anulación. Además, se realizó una comparación con las cirugías programadas y anuladas en el periodo de tiempo equivalente del año 2019.
Entre un total de 784 cirugías programadas entre el 14 de septiembre y el 23 de diciembre de 2020, se anularon 51 intervenciones (6,5%). Treinta pacientes fueron mujeres y 21 fueron hombres, con una edad media de 64,3 años. Entre las lesiones a extirpar o biopsiar había 14 carcinomas basocelulares, 9 carcinomas epidermoides/queratoacantomas, una enfermedad de Bowen, una queratosis actínica hipertrófica y un melanoma, además de lesiones tumorales benignas y otras dermatosis inflamatorias (tabla 1). Del total de 51 anulaciones, únicamente 4 (7,8%) se debieron a un resultado positivo en una prueba PCR. Es destacable que 3 de estos 4 casos (75%) fueron asintomáticos y se detectaron mediante la realización rutinaria de la prueba PCR entre las 24 y 48 h previas al acto quirúrgico que se implantó desde el mes de septiembre. Esta medida condicionó que 6 pacientes (11,8%) no pudieran intervenirse por el hecho de no haberse realizado la PCR debido a problemas administrativos. Un paciente no compareció por estar realizando confinamiento preventivo, 3 pacientes (5,9%) no acudieron a su cita por presentar clínica respiratoria a pesar de no presentar positividad en la PCR, 2 pacientes (3,9%) se ausentaron por presentar procesos intercurrentes no respiratorios y otros 2 (3,9%) por presentar resolución de la clínica cutánea. Treinta y dos de las ausencias (62,7%) no fueron justificadas, habiéndose realizado la PCR prequirúrgica rutinaria en todos estos casos. Entre estos 32 casos, se encontraban 8 carcinomas basocelulares, 4 carcinomas epidermoides/queratoacantomas y una enfermedad de Bowen. Tras la anulación de la cirugía, se tomaron medidas individualizadas en cada caso, otorgando prioridad a la enfermedad de mayor importancia (tabla 2).
Características de los 51 pacientes que no acudieron al quirófano entre el 14 de septiembre y el 23 de diciembre de 2020
N (%) | |
---|---|
Género | |
| 30 (58,8) |
| 21 (41,2) |
Edad (media) años | 64,3 |
Sospecha clínica | |
| 14 (27,5) |
| 9 (17,6) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 3 (5,9) |
| 3 (5,9) |
| 2 (3,9) |
| 1 (1,9) |
| 4 (7,8) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
| 1 (1,9) |
Motivos de ausencia y actitudes tomadas tras la anulación de la intervención
N (%) | |
---|---|
Motivo de ausencia | |
| 4 (7,8) |
| 1 (1,9) |
| 3 (5,9) |
| 1 (1,9) |
| 6 (11,8) |
| 3 (5,9) |
| 2 (3,9) |
| 3 (5,9) |
| 32 (62,7) |
Actitud tomada tras la anulación de la intervención | |
| 13 (25,5) |
| 28 (54,9) |
| 10 (19,6) |
Por el momento, en la literatura no existen estudios que describan en qué grado se ha alterado la actividad quirúrgica en un servicio de dermatología durante la segunda-tercera ola de la pandemia. No obstante, en un estudio realizado en un hospital del norte de Italia durante la primera ola de la pandemia, se observaron reducciones del 46,5% del total de las intervenciones respecto a los meses previos, de las cuales un 52,9% se debieron al rechazo del paciente a ser intervenido y un 12,5% a la sospecha o la confirmación de COVID-192. Nuestro estudio muestra un porcentaje de intervenciones anuladas muy inferior, hecho que puede explicarse porque fue llevado a cabo durante la segunda-tercera ola de la pandemia, en un contexto epidemiológico más favorable, y habiendo implementado medidas preventivas como la realización rutinaria de PCR prequirúrgica.
La principal causa de la anulación en nuestro centro fue la no comparecencia no justificada del paciente, probablemente relacionada con el temor a acudir al hospital, de forma similar a lo observado en el estudio de Gironi et al.2. Es destacable la alta proporción de lesiones malignas entre las 32 intervenciones suspendidas injustificadamente, lo que reafirma la hipótesis propuesta por Porcar Saura et al. de que parte de la población general desconoce la importancia del diagnóstico y el tratamiento precoz de los tumores cutáneos1. Además, la COVID-19 por sí misma no ha sido un motivo frecuente de cancelación de intervenciones, aunque de forma indirecta sí que ha supuesto una reducción importante de la actividad quirúrgica y un aumento en la proporción de intervenciones canceladas. Respecto al mismo periodo de tiempo del año 2019, en el año 2020 la actividad quirúrgica programada se redujo un 29,4%, de 1.110 en 2019 a 784 en 2020, y las anulaciones aumentaron únicamente un 1,6%, de 55 (4,9%) en 2019 a 51 (6,5%) en 2020.
El aumento de anulaciones probablemente se ha suavizado por el menor número global de intervenciones y por la selección de pacientes de mayor gravedad.
Al día de hoy, la COVID-19 sigue impidiendo un funcionamiento normal de nuestra actividad médica y quirúrgica. Por ello, es esperable en un futuro próximo un aumento de la morbilidad derivada del infradiagnóstico de determinada afección, entre la que destacan los tumores malignos. Algunos autores han propuesto escalas de priorización en el tratamiento quirúrgico de la afección cutánea3. No obstante, las distintas situaciones en los diferentes centros sanitarios y el carácter oscilante de la pandemia dificultan la labor de generalizar pautas de actividad adecuadas.
Conflicto de interesesTodos los autores declaran no tener conflicto de interés relacionado con la elaboración y/o publicación de este artículo.