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Vol. 23. Núm. 6.
Páginas 124-125 (Junio 2004)
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Uso terapéutico del cannabis. ¿Rehabilitación farmacéutica de una sustancia prohibida?
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Marián Carretero Colomer
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El uso terapéutico del cannabis es un tema controvertido, especialmente tras su reciente aprobación en Holanda. También está aprobado por la FDA de Estados Unidos para el tratamiento de náuseas y vómitos inducidos por quimioterapia en pacientes oncológicos que no responden a otros tratamientos. En España, el COF de Barcelona ha presentado recientemente un plan piloto para que en el futuro las farmacias dispensen cannabis con fines terapéuticos a personas afectadas por determinadas enfermedades.

Cannabis sativa

La referencia más antigua al cáñamo indiano o cannabis la encontramos en la farmacia china en un antiguo tratado de materia médica, como analgésico en la menstruación y para aliviar los dolores de parto. También se cita en el Ayurveda, que es el tratado indio de medicina tradicional.

Los griegos y romanos lo utilizaron como analgésico y sedante, en ocasiones mezclado con opio, en fórmulas que fueron recogidas por los médicos medievales árabes y latinos. El nepentes de los griegos era un analgésico compuesto de opio, beleño y cáñamo.

Su contribución al progreso de la humanidad ha sido considerable, pues se ha usado con fines medicinales y también como papel, combustible, en la industria textil y en la industria alimentaria. Su uso en la marina para fabricar cuerdas, cabos, redes y estopas favoreció el desarrollo marítimo. Como curiosidad, los primeros vaqueros o blue jeans estaban confeccionados con telas de cáñamo indiano que también se usaba para fabricar lonas para cubrir carromatos.

Cannabis sativa, denominación debida a Linneo, es una planta originaria de Persia y del norte de la India que en la actualidad crece en todo el mundo y es muy fácil de cultivar.

Los cannabinoides son los componentes aromáticos policíclicos derivados de la planta del cáñamo, Cannabis sativa L. Los constituyentes psicoactivos de los cannabinoides son los tetrahidrocannabinoles presentes en toda la planta, aunque en diferentes concentraciones. Las flores alcanzan la máxima concentración de tetrahidrocannabinoles, en especial, las flores de la planta femenina.

Los derivados cannabinoides, a partir de las secreciones resinosas que recubren la planta son, según su procedencia, el hachís, la grija, el kif y el charas. Las preparaciones cannabinoides a partir de hojas y tallos secos son la marihuana, el bhang y la ganja, la primera es americana y los últimos, indios.

Según el informe n.º 3 del Observatorio Español de Drogas (Plan Nacional sobre Drogas, 2000), el cannabis es, tras el alcohol y el tabaco, la droga más consumida por los escolares españoles y registra prevalencias muy elevadas, tanto para su uso experimental como frecuente.

En la Unión Europea, 1 de cada 5 adolescentes de 15-16 años de edad dice haber consumido cannabis y 1 de cada 3 entre adultos y jóvenes. Según estimaciones de la OMS, el cannabis es el psicotropo prohibido más consumido en el mundo. Se considera que en los países occidentales un tercio de la población ha consumido cannabis alguna vez. En los países en desarrollo el consumo de cannabis es masivo, en India y Jamaica afecta a casi a la totalidad de la población.

El cannabis es primordialmente un depresor del sistema nervioso central, similar a benzodiacepinas y barbitúricos, excepto que da lugar a hiperreflexia, un rasgo propio de estimulantes psicomotores como las anfetaminas. Eventuales efectos distorsionadores de la percepción lo asemejan a alucinógenos como la dietilamida del ácido lisérgico. Una preparación cannábica produce un estado de sedación, junto con cierta apraxia y ptosis parpebral. El estado de ánimo de partida determina el efecto psicotropo.

Entre los graves efectos que su uso puede provocar a largo plazo se encuentra la faringolaringitis, bronquitis, enfisema pulmonar, papiloma en labios, carcinoma de pulmón, alteraciones cardiocirculatorias, inmunodepresión, oligospermia, trastornos gastrointestinales y otros.

Cannabinoides

La planta del cannabis contiene unos 60 cannabinoides. Los psicoactivos son el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y el delta-8-tetrahidrocannabinol. El THC se metaboliza rápidamente al metabolito activo 11-hidroxitetrahidrocannabinol. La vida media de eliminación de estos principios activos es larga, entre 24 y 36 horas, ya que por su solubilidad son eliminados lentamente. Los consumidores abusivos pueden llegar a acumular cannabinoles en su tejido adiposo.

Los tetrahidrocannabinoles producen una suave euforia, relajación y distorsión de la percepción y cognición. Hay alteraciones sensoriales, intensificación de las emociones y enlentecimiento del tiempo.

En cuanto a los efectos fisiológicos, se observa aumento de la frecuencia cardíaca y vasodilatación conjuntival con los característicos ojos inyectados en sangre.

La absorción de los cannabinoides inhalados es rápida alcanzándose la máxima concentración en sangre a los 15-30 min. Debido a su alta liposolubilidad, se absorben enseguida en órganos de alto contenido graso. Se hidroxilan en el hígado y se distribuyen en los tejidos, especialmente en los grasos, en los que permanecen cierto período que puede llegar hasta 7 días. Los efectos aparecen a los 30 min y pueden durar 8 horas.

Entre los efectos adversos provocados por intoxicación de cannabis destacan las alteraciones de la presión arterial, taquicardia, náuseas y vómitos, boca seca y aumento del apetito. Puede aparecer también descoordinación motora y el correspondiente efecto sobre la conducción de vehículos. A nivel psicológico se observa distorsión en el tiempo y en el espacio, irritabilidad, pérdida de la memoria y de criterio y, en ocasiones, crisis de ansiedad y pánico.

Uso terapéutico

Se han descubierto dos tipos de receptores del THC en el organismo que se han denominado CB1 y CB2. El primero está presente en toda la escala vertebrada insertado en la membrana plasmática en la que se une tanto al THC como a los cannabinoides endógenos. La distribución de los receptores para cannabinoides se relaciona adecuadamente con los efectos farmacológicos producidos por estos compuestos. Su presencia en el hipocampo y en la corteza estaría relacionada con las alteraciones cognitivas producidas: disminución de la capacidad asociativa, fragmentación del pensamiento, confusión o modificación de la memoria reciente.

Los cannabinoides activan la fosfolipasa que aumenta la liberación de ácido araquidónico, precursor de los eicosanoides, compuestos que producen diversos efectos sobre la función cerebral: aumento del ritmo cardíaco, alteración de la percepción del tiempo y la euforia subjetiva que aparece tras el consumo de cannabis.

En la antigüedad el cannabis se usaba como sedante o narcótico. En la actualidad se consideran los siguientes usos terapéuticos: antiemético en pacientes sometidos a quimioterapia, analgésico, relajante muscular, estimulante del apetito y tratamiento del glaucoma.

El THC es el principal cannabinol activo existente en la planta Cannabis sativa. Al ser administrado por vía oral se absorbe en un 90-95%, aunque sólo el 10-20% llega a la circulación sistémica a causa del metabolismo de primer paso y a la elevada solubilidad en lípidos.

Los efectos adversos más habituales se producen en el SNC y están relacionados con la dosis: son somnolencia, pérdida de raciocinio, euforia y reacciones paranoicas.

El THC está aprobado por la FDA en el tratamiento de náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia en personas que no responden a otros tratamientos. Se recomienda una dosis de 5 mg/m2 entre 1 y 3 horas antes de la quimioterapia y cada 2-4 horas después, hasta un total máximo de 4-6 dosis al día. Si esta dosificación resulta ineficaz, puede incrementarse en 2,5 mg/m2, hasta una dosis máxima de 15 mg/m2 por toma, siempre que no aparezcan efectos secundarios importantes.

Debe administrarse con precaución en personas con alteraciones cardíacas, en tratamiento con otros sedantes o hipnóticos o en personas con historia previa de abusos de sustancias, embarazadas y madres lactantes.

El mecanismo de acción del THC no es bien conocido. Se cree que ejerce su acción a través de los receptores opiáceos y del centro del vómito a nivel cerebral en lo que respecta a su acción antiemética.

Recientemente se ha autorizado en Holanda el uso terapéutico de Nabilone, un cannabinoide sintético utilizado en dosis de 1-2 mg dos veces al día. Por el momento, en España no está autorizado su uso terapéutico.

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