En el presente trabajo se estudian de manera pormenorizada las interacciones más importantes que pueden presentar los antifúngicos sistémicos y tópicos. En este grupo de fármacos, la labor del farmacéutico es fundamental si se desea evitar efectos secundarios que pueden ser perjudiciales para el usuario de la oficina de farmacia.
Los medicamentos antifúngicos o antimicóticos son compuestos utilizados en el tratamiento de las infecciones causadas por hongos, aunque alguno de ellos posee acciones sobre otros agentes capaces de causar infecciones en el hombre (bacterias y/o protozoos).
Al igual que a los antibióticos, se denomina a los antifúngicos agentes fungicidas o fungistáticos, según maten a los hongos o detengan su crecimiento.
Las micosis se clasifican en superficiales (entre las que se puede citar las dermatofitosis o tiñas y las infecciones superficiales por cándidas) y profundas (también conocidas como sistémicas).
Según la localización de la infección, existen dos problemas a la hora de enfocar el tratamiento de una enfermedad producida por hongos:
Las infecciones tópicas deben ser tratadas con agentes locales o con compuestos administrados por vía sistémica que se concentren en cantidades útiles en el lugar de la infección.
En las infecciones sistémicas, el tratamiento deberá ser general, a menudo muy prolongado y, a veces, con numerosas reacciones adversas.
Antifúngicos antibióticos
Poliénicos
Anfotericina B.
Nistatina.
Otros (tricomicina, hamicina).
No poliénicos
Como la griseofulvina.
Imidazoles y triazoles
De uso sistémico y tópico
Ketoconazol.
Miconazol.
Fluconazol.
Itraconazol.
De uso exclusivamente tópico
Bifonazol.
Cotrimazol.
Econazol.
Tioconazol.
Otros antifúgicos
Flucitosina.
Yoduro potásico.
Ácido undecilénico.
Tolnaftato.
Haloprogina.
Ácido benzoico.
Ácido salicílico.
Ciclopirox olamina.
Interacciones y tipos
La terapéutica antigua empleaba con mucha frecuencia, en una receta, asociaciones tan complejas que difícilmente se podía adivinar el efecto que de ellas podía obtenerse, presentándose además interacciones medicamentosas muy importantes.
Las consecuencias de dichas interacciones pueden ser las siguientes:
Incremento de la toxicidad.
Disminución de la actividad terapéutica.
Incremento de la actividad terapéutica.
Interacciones farmacodinámicas
Son las que surgen como consecuencia de la acción de 2 o más fármacos sobre el mismo receptor, sobre el mismo órgano o sobre el mismo sistema fisiológico.
Interacciones farmacocinéticas
Son las que se producen por modificaciones en los procesos farmacocinéticos de un medicamento por la presencia de otro de diferente naturaleza. El resultado es un aumento o disminución de las concentraciones plasmáticas de uno de los dos fármacos, produciéndose toxicidad o ineficacia terapéutica.
A su vez, las interacciones farmacocinéticas pueden clasificarse de la siguiente manera:
Interacciones en la absorción. Por formación de complejos insolubles, por alteración del pH y la movilidad gastrointestinal, o por la presencia de alimentos.
Interacciones en la distribución. Se deben a reacciones de desplazamiento resultantes de su unión a las proteínas plasmáticas y tisulares. El resultado es un aumento de la fracción libre del fármaco desplazado y, por tanto, un aumento de la actividad farmacológica o de la toxicidad.
Interacciones en el metabolismo. Pueden deberse a inducción enzimática (los inductores enzimáticos son sustancias capaces de estimular el sistema microsomal hepático, aumentando el metabolismo de otros; uno de los principales son los barbitúricos) o a inhibición enzimática (los inhibidores enzimáticos son aquellas sustancias que bloquean las enzimas responsables de la biotransformación de otras sustancias).
Las interacciones más importantes que pueden suscitar los antifúngicos son debidas a su eliminación, básicamente por dos causas: modificaciones del pH urinario y alteraciones en la secreción tubular.
Actitud terapéutica
Es difícil calcular la verdadera incidencia y la significación clínica global de las interacciones farmacológicas, ya que no todas son predecibles. Además, los resultados de los estudios realizados en animales de experimentación no pueden ser directamente extrapolados al hombre debido a la diferencia entre especies.
Es poco realista esperar que los médicos se familiaricen con todas las interacciones conocidas, pero no es descabellado pretender que procuren conocer la historia clínica de los pacientes que de ellos depende.
Esta acción también la pueden realizar los farmacéuticos a través de la atención farmacéutica, ya sea en el hospital o en la oficina de farmacia.
Aplicación de las interacciones
En la tabla 1 se resumen las principales interacciones de los antifúngicos tópicos y sistémicos, principalmente a nivel hepático, tanto por reducción metabólica como por inhibición.
Como se aprecia en la tabla, una de las interacciones más importantes radica en la concomitancia con digitálicos, aminoglucósidos, antiepilépticos, antidepresivos y anticoagulantes orales.
En cuanto a las medidas a tomar, lo más importante es ajustar dosis por parte del médico, separar la administración de los distintos medicamentos y evitar su asociación.
El farmacéutico, como profesional especializado en el medicamento y conocedor de este tipo de interacciones, debe advertir al médico, si existiese asociación indebida de fármacos, de los efectos adversos que esto pueda comportar. Y debe hacerlo con rigor científico y profesionalidad. *
Bibliografía general
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