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Vol. 22. Núm. 6.
Páginas 118-122 (Junio 2003)
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Plantas medicinales antiinflamatorias utilizadas en el tratamiento del reumatismo
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M Tránsito López Luengo
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Sauce.
Harpagofito.
Mostaza negra.
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La incorporación y utilización de las plantas medicinales en el tratamiento de diversas reacciones inflamatorias, en particular el reumatismo, son prácticas comunes en la medicina tradicional. Hoy día es evidente que el interés de las sustancias antiinflamatorias de origen vegetal va en aumento, porque ofrecen en algunos casos ventajas en relación a los antiinflamatorios clásicos, como es la baja incidencia de efectos secundarios.

Sauce.

Uno de cada tres españoles que acude al médico lo hace debido a una enfermedad reumática. Así, se calcula que 5 millones de españoles padecen alguna de las 250 enfermedades reumáticas conocidas.

La característica común de estas enfermedades es que comienzan o terminan afectando a alguna parte del aparato locomotor, pero los síntomas son muy diversos, desde molestias esporádicas a dolor crónico e inflamación. Las articulaciones son las zonas más afectadas, aunque huesos, tendones, ligamentos y músculos también pueden verse perjudicados.

La artrosis y la artritis reumatoide son dos de las enfermedades reumáticas más comunes. En nuestro país, se calcula que unos 300.000 españoles padecen artritis reumatoide y que el 25% de la población adulta sufre alguna forma de artrosis, porcentaje que se incrementa considerablemente en las personas mayores de 65 años.

La artrosis se presenta generalmente a partir de los 50 años y afecta sobre todo a las mujeres. El incremento de la esperanza de vida de la población española hace prever una mayor incidencia de esta enfermedad, que se produce por la degeneración del cartílago que facilita el movimiento de las articulaciones, con dolor e inflamación en éstas. La prevalencia aumenta con la edad y la obesidad.

Al igual que en el caso de la artrosis, la artritis reumatoide, enfermedad que padece una de cada 100 personas, es más frecuente entre las mujeres. Se trata de una enfermedad autoinmunitaria, que se caracteriza por la inflamación de una o varias articulaciones.

Aunque se desconoce el origen de la enfermedad, se cree que se debe a un conjunto de factores de origen genético, ambiental e inmunológico.

La artritis reumatoide, en su forma grave, disminuye la esperanza de vida 5-10 años y, además del dolor y la inflamación, la enfermedad puede ocasionar deformidades físicas graves y lesiones orgánicas. Una de las consecuencias más frecuentes de la artritis reumatoide es la discapacidad; pero aunque los síntomas pueden presentarse a cualquier edad, es más frecuente entre los 40 y los 50 años. De estos pacientes, el 10% llegará a tener un grado de incapacidad total y un 25% tendrá limitaciones importantes. Entre el resto, sólo el 10% obtendrá una remisión casi completa de la enfermedad, mientras que el 55% podrá realizar sus actividades habituales, aunque con ciertas limitaciones.

Los fármacos empleados habitualmente contra la inflamación y el dolor son analgésicos y los antiinflamatorios (AINE), que aunque poseen una alta eficacia, provocan graves efectos secundarios, fundamentalmente de carácter gastrointestinal.

Con la aparición de nuevos fármacos inhibidores de la COX-2 se abre una esperanza para los enfermos de artrosis y artritis reumatoide, ya que estos medicamentos frenan la inflamación y reducen el dolor, disminuyendo de forma significativa los trastornos gástricos y renales que son frecuentes con el empleo de los analgésicos y los antiinflamatorios tradicionales.

Por otro lado, la utilización de plantas medicinales en el tratamiento de diversas reacciones inflamatorias --en particular, el reumatismo-- han sido desde siempre prácticas comunes en la medicina tradicional. Además, actualmente, estas sustancias antiinflamatorias de origen vegetal presentan un interés renovado, ya que, además de haber sido demostrada su eficacia, ofrecen en algunos casos ventajas en relación a los antiinflamatorios clásicos, como es la baja incidencia de efectos secundarios.

Entre las drogas vegetales utilizadas tradicionalmente en el tratamiento de patologías reumáticas, y estudiadas más recientemente, se pueden citar las siguientes: la corteza de sauce, la raíz de harpagofito y, para uso externo exclusivamente, la mostaza negra.

Harpagofito.

Drogas con precursores del ácido salicílico

Corteza de sauce

Entre las drogas con principios activos que en el organismo son capaces de dar ácido salícilico, destaca la corteza de sauce (Salicilis cortex), obtenida de diversas especies del género Salix (salicáceas), principalmente S. alba, S. purpurea, S. daphnoides y S. fragilis, entre otras.

Esta droga contiene derivados salicílicos (1,5-11%) tales como salicina o salicósido (glucósido de saligenina), salicortina, tremulacina y salirrepósido. Estos compuestos actúan como profármacos, ya que gracias a la acción de las estearasas y el pH básico intestinales se hidrolizan a salicina. Ésta, por la acción de las betaglucosidasas del tubo digestivo, es hidrolizada a saligenina (alcohol salicílico) y glucosa. El alcohol salicílico, que es absorbido en el intestino en un 86%, en el hígado se oxida a ácido salicílico, que es propiamente el que ejerce la acción analgésica, antipirética y antiinflamatoria. El salicilato sódico inhibe a un factor de transcripción nuclear NF-kappa B que, a su vez, inhibe la producción de ciertas citocinas y moléculas de adhesión; es decir, es un inhibidor de la síntesis de prostaglandinas por inactivación irreversible de la ciclooxigenasa, lo que explicaría su actividad. Sin embargo, el efecto antiagregante plaquetario es muy bajo comparado con el ácido acetilsalicílico. Según la Real Farmacopea Española, la corteza de sauce desecada debe contener al menos un 1,5 % de derivados salicílicos totales, expresados como salicina.

Además de derivados salicílicos, la corteza de sauce contiene ácidos orgánicos (salicílico, vainíllico, siríngico y cafeico), vanillina, flavonoides (isosalipurpósido, 0,2-1,5%) y taninos.

La corteza de sauce se utiliza como antirreumático, en dolores de origen inflamatorio, cefaleas leves y en estados febriles, gripe y resfriados.

Se usa en forma de droga pulverizada, infusión, decocción, extracto fluido o seco, o de tintura. La dosis diaria que recomienda la Comisión E del Ministerio de Sanidad alemán es de 60-120 mg de salicósido al día, que corresponde a 6-12 g de corteza. No se deben administrar cantidades tan altas de droga por el alto contenido en taninos del sauce, por lo que es conveniente usar otras formas farmacéuticas como el extracto seco encapsulado. Se aconseja tomar el sauce después de las comidas.

El uso de corteza de sauce está contraindicado en caso de hipersensibilidad a los salicilatos, úlcera péptica y gastritis, ya que se podría producir un empeoramiento debido al efecto ulcerogénico de los salicilatos. Tampoco debe usarse el sauce durante el embarazo debido a la posibilidad de inducción de abortos espontáneos o de partos prematuros; ni en la lactancia, ya que los salicilatos pueden acceder a la leche y producir efectos adversos en el lactante. En niños pequeños no debe usarse debido a la posible relación del consumo de salicilatos con el síndrome de Reye.

Por otro lado, la corteza de sauce debe usarse con precaución en caso de asma debido al efecto broncoconstrictor de los salicilatos por inhibición de la síntesis de prostaglandina E2, y en caso de trastornos de la coagulación debido a que puede favorecer la aparición de hemorragias.

En cuanto a las posibles interacciones medicamentosas, la corteza de sauce puede potenciar la actividad y los efectos secundarios de otros AINE, heparina, anticoagulantes orales y antiagregantes plaquetarios. También hay que tener en cuenta que, tanto el consumo de alcohol como de barbitúricos pueden enmascarar los síntomas de la sobredosis por salicilatos y pueden potenciar la toxicidad de los mismos.

Mostaza negra.

Drogas con iridoides

Harpagofito

Dentro del grupo de los iridoides destaca el harpagofito (Harpagophytum procumbens). La droga está constituida por los engrosamientos de las raíces secundarias de la planta. Sus componentes característicos son glucósidos amargos de tipo iridoide (2%), entre los que destacan harpagósido o harpagina (éster del ácido cinámico), procúmbido y harpágido. También contiene ácido cinámico libre, glucósidos fenólicos (acteósido, isoacteósido), esteroles libres y esterificados, ácidos triterpénicos, abundante estaquiosa y trazas de aceite esencial.

La raíz de harpagofito presenta acción antiinflamatoria, además de un efecto ligeramente analgésico, espasmolítico, hipolipemiante y diurético uricosúrico.

Los betasitosteroles inhiben la formación de la prostaglandina-sintetasa, que participa en el proceso inflamatorio, por lo que el harpagofito disminuye considerablemente la sensación dolorosa y mejora la motilidad sin que aparezcan efectos adversos, por lo que puede asociarse a otros antiinflamatorios (corticoides y antiinflamatorios no esteroideos) con objeto de reducir la dosis de éstos. Su uso está indicado en caso de enfermedades reumáticas, artritis reumatoide, artrosis, bursitis, fibromialgias, fibrositis, epicondilitis, traumatismos.

Debido a los principios amargos también se utiliza como aperitivo-eupéptico y colagogo, por lo que también está indicado en caso de anorexia, dispepsias hiposecretoras y disquinesias hepatobiliares.

Tradicionalmente, también se ha utilizado por vía tópica para el tratamiento de lesiones y úlceras cutáneas.

Es una droga poco tóxica y bien tolerada, si bien puede producir ligeras alteraciones gastrointestinales en individuos sensibles, principalmente en dosis elevadas.

Su uso está contraindicado en caso de hipersensibilidad al harpagofito, gastritis, úlcera gastroduodenal y obstrucción de las vías biliares. Tampoco debe usarse en caso de embarazo, por su probable acción occitócica.

La droga se usa en forma de droga pulverizada, infusiones o maceraciones, extracto fluido o seco, tinturas. Las dosis diarias recomendadas para el tratamiento de los dolores articulares son:

­ 4,5 g de droga pulverizada cada 24 horas.

­ En infusión se preparan 4,5 g en 300 ml de agua (tomar 100 ml cada 8 horas).

­ En extracto fluido 1:1 (g/ml) se toma 1,5 ml cada 8 horas.

Como antiinflamatorio-antirreumático se deben prescribir tratamientos prolongados (al menos 3 meses de duración).

No se han descrito interacciones con otros medicamentos.

Drogas rubefacientes de aplicación tópica

Este tipo de drogas vegetales actúan en las terminaciones sensoriales y producen signos de irritación, pero atenúan el dolor y el espasmo muscular a través de reflejos locales. Se aplican tópicamente (cremas, ungüentos) con un ligero masaje, para el tratamiento sintomático de dolores musculares y reumáticos (p. ej., en tendinitis, bursitis y artritis reumatoidea).

Entre las drogas utilizadas con este fin destaca la mostaza negra.

Mostaza negra

La droga está constituida por las semillas de Brassica nigra. Contiene sinigrina (sinigrósido o alil-glucosinolato), compuesto azufrado que por hidrólisis enzimática (mirosinasa) da lugar a la formación de isotiocianato de alilo (alilsenevol) o esencia de mostaza, que posee una acción altamente rubefaciente y revulsiva, mitigada en parte por la presencia del mucílago. Además de sinigrina, la mostaza negra contiene mucílagos (20%), derivados del fenilpropano, ácidos fenólicos derivados del ácido cinámico y abundantes lípidos (30%) como los ácidos oleico, linoleico, linolénico y erúcico.

El efecto rubefaciente que ejerce la mostaza negra puede llegar a producir una disminución de la inflamación cuando ésta se aplica por vía tópica, por lo que se utiliza como antiinflamatorio de uso tópico. Es muy importante prescribir exclusivamente en forma tópica, ya que se trata de una droga tóxica por vía interna. Ésta provoca gastroenteritis y convulsiones, y puede producir colapso cardiorrespiratorio; además, en dosis altas es abortiva.

Para su uso exclusivamente externo se utiliza en forma de sinapismo (harina de mostaza y agua tibia, al 50%; después envolver en una gasa y mantener en contacto con la piel durante 10-15 minutos), cataplasma sinapizada (mezclar una parte de la harina de mostaza con tres partes de harina de linaza, diluida en agua a 40 ºC; después aplicar envuelta en una gasa), pediluvio sinapizado (20-30 g de harina de mostaza por litro de agua) y en forma de baño sinapizado (150 g de harina mostaza en un saquito inmerso en el agua de un baño caliente).

El efecto rubefaciente que ejerce la mostaza negra puede llegar a producir una disminución de la inflamación cuando ésta se aplica por vía tópica

Nunca se debe mantener la aplicación más de 10-15 minutos, pues pueden aparecer ampollas e incluso ulceraciones y necrosis. Se debe evitar en todo momento el contacto con los ojos.

La mostaza negra no debe usarse en niños menores de 6 años debido a su efecto irritante, ni tampoco en caso de embarazo ni lactancia debido a la ausencia de datos que avalen su seguridad. *


Bibliografía general

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