En trabajos anteriores el autor ha expuesto la situación del comercio electrónico de medicamentos y los problemas legales que suscita su venta a los consumidores a través de Internet. En este nuevo trabajo se estudian las perspectivas de la venta electrónica de medicamentos en Europa, así como los diferentes escenarios previsibles y sus repercusiones en el sector.
Aunque el respeto al principio del país de origen, que informa la Directiva 2000/31/CE1, como garantía del mercado interior comunitario no tiene por qué ser seguido necesariamente por los países miembros, de acuerdo con las excepciones previstas en la misma Directiva para evitar posibles daños a la salud pública, sí puede serlo si lo desean los países miembros. Algo similar sucede con las posibles restricciones en el comercio que la Declaración Ministerial 6 permite a los países miembros, por razones de protección de la salud de las personas y animales, de la reciente Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Doha (Quatar) entre el 9 y el 14 de noviembre de 20012. Esto va a permitir una presión constante por parte de los interesados en vender electrónicamente medicamentos para conseguir que se respete el principio del «país de origen» e incluso la plena libertad también en el campo del comercio electrónico de estos, por lo que es de temer que se admita, al menos para los que no requieren receta o se pueden vender fuera de las farmacias
En el mejor de los escenarios posibles, RBI estima que las ventas podrían alcanzar los 5.715 millones de dólares en 2006. Para ello sería necesario regular y autorizar la venta a distancia de medicamentos y permitir la publicidad DTC
Prospecciones de desarrollo
La empresa Reuters Business Insight (RBI)3 ha publicado el estudio e-pharmacies: implicaciones estratégicas para la industria sanitaria, que detalla los obstáculos existentes para el futuro desarrollo y éxito de las farmacias on line dentro de la Unión Europea. En dicho estudio se indica que el éxito o fracaso de estas dependerá de las medidas que se adopten referentes a las autorizaciones de comercialización de los medicamentos; a la armonización de los precios; al reembolso por parte de las autoridades sanitarias correspondientes de las compras de medicamentos hechas por Internet, y a la regulación de la publicidad DTC (publicidad directa hacia el consumidor).
A la hora de analizar las oportunidades de negocio que presentan las e-farmacias europeas, el estudio de RBI establece tres posibles situaciones de negocio:
En el peor escenario, que según RBI es el más probable y realista, el negocio potencial se limitará a 1.200 millones de dólares, bajo los siguientes supuestos: la publicidad DTC permanecerá ilegal hasta el 2004, las e-farmacias estarán centradas en aquellos productos de salud que no están sometidos a restricciones legales, y el alcance geográfico de las redes de distribución de las farmacias on line estará limitado, incrementando así los costes de envío. Además, las farmacias tradicionales y la industria en general se resistirán a entrar en el mercado de las farmacias virtuales debido al impacto que esto tendrá en la diferencia de precios.
En el mejor de los escenarios posibles, RBI estima que las ventas podrían alcanzar los 5.715 millones de dólares en 2006. Para ello sería necesario regular y autorizar la venta a distancia de medicamentos y permitir la publicidad DTC.
Según RBI, el desarrollo de las e-farmacias unificará los precios de los medicamentos y disminuirá las posibilidades del comercio paralelo de los mismos, que es una de las cosas que más enoja a las grandes multinacionales del medicamento, aunque se estima que ello no sucederá antes del año 2006. Según el informe, en ese momento las e-farmacias establecerán libremente el precio de los medicamentos al consumidor, de acuerdo con la legislación del país donde el servidor de la farmacia on line esté instalado, por lo que se ofrecerán ventajas competitivas a los países donde las restricciones de precio sean mínimas frente al resto. En ese sentido van las declaraciones del ministro de Salud alemán, Andrea Fischer, al Financial Times, a propósito de la reciente sentencia del Tribunal federal de Frankfurt, que ha prohibido, a la empresa holandesa on line DocMorris.com, vender medicamentos vía Internet a los ciudadanos alemanes.
Nueva directiva
En el momento de escribir este artículo se esperaba que a finales de 2001 o principios de 2002 se promulgara una nueva Directiva Europea que permitiera a los minoristas operar en toda la Unión Europea conforme a la legislación del país de origen, lo que supondría, de hecho, la práctica apertura del mercado electrónico de medicamentos en toda la Unión Europea, al menos de los no financiados por los sistemas de seguridad social oficiales, por las ventajas comparativas que obtendrán las empresas on line holandesas que son las de menores restricciones. Esto impediría también instrumentar controles en la red para evitar la venta a su través de medicamentos, prohibidos en un país. Aunque tales filtros o controles van en contra de la filosofía de la red, hay muchas voces que piden su existencia para evitar prácticas delictivas. En Francia ya se han producido sentencias que obligan a buscadores --como Yahoo-- a establecer mecanismos de bloqueo o filtros para que los ciudadanos franceses no puedan acceder a páginas con contenido racista o de compraventa de objetos de ideología nazi, que podrían extenderse al comercio electrónico de medicamentos, aunque ello es técnicamente casi imposible.
En el caso de que se permitiera la venta de medicamentos de prescripción a través de Internet, otro de los impedimentos para el desarrollo de las e-farmacias estaría en los diferentes mecanismos de reembolso que coexisten en la Unión Europea, pensados para operar sólo dentro de un estado miembro. Por ejemplo en el supuesto de que se permitiera a un consumidor francés adquirir un producto farmacéutico en una farmacia on line inglesa, se plantearía el dilema de conocer a qué sistema sanitario le correspondería aplicar el reembolso del precio del medicamento y a qué precio. En un país turístico como el nuestro eso tendría mucha importancia.
Otro problema que surgiría sería el de obtener el permiso para operar comercialmente en Europa. Actualmente se puede obtener una autorización en la Unión Europea, a través de la EMEA (Agencia Europea de Evaluación de Medicamentos), pero además es necesario obtener luego una autorización comercial en algunos de los estados miembro, siendo necesario para que las e-farmacias tengan éxito que se orienten hacia todos o una parte importante de los estos.
Posición de la industria
Actualmente la industria farmacéutica es reacia a comprometerse públicamente y publicitariamente con las e-farmacias, por no presentar estas un nivel de calidad suficiente en la información médica y de productos, temiendo informaciones erróneas que generen una publicidad adversa para ellas. Tampoco las e-farmacias han conseguido, al menos en Europa, captar un movimiento significativo de visitas. No obstante, ya hay compañías, como Parke-Davis, que están financiando con 17 millones de dólares el sitio web para diabéticos de PlanetRx.com. Otro problema no resuelto es el de la posible responsabilidad de los fabricantes de medicamentos frente a las reacciones adversas ocasionados por éstos en el caso de haber sido vendidos a través de la red. De esto tenemos un reciente ejemplo con el Lipobay de Bayer.
Por otra parte, como sucede con el contrabando de tabaco americano hacia Europa (y que recientemente ha dado lugar a una demanda de la UE en los tribunales estadounidenses contra las compañías fabricantes) es difícil no creer en una colaboración oculta de las grandes multinacionales del medicamento con muchos de los sitios web que suministran sus productos. A este respecto merece apuntarse el caso de Pfizer, propietario del Viagra, que posiblemente lo esté suministrando a algunas de las páginas web --se calcula que más de 4.000-- que lo venden por Internet. En la misma televisión española están apareciendo actualmente anuncios de Pfizer, dirigidos a los consumidores, en los que se ofrece un teléfono de atención sobre problemas de erección, y que no puede tener otra lectura que a través del spot se está potenciando la venta de Viagra, eludiendo las prohibiciones del DTC. Es digno de señalar las grandes diferencias de precio que se encuentran en Internet para el Viagra, lo que hace sospechar que muchos de los ofrecidos como tales no lo son o son copias. Por ejemplo, Katrina Armstrong4, de la Universidad de Pennsylvania, ha rastreado 4.000 páginas web que ofrecen Viagra a precios que varían entre 5 y 50 dólares, con una media de 12,60 dólares por caja de 50 mg. Bernard S. Bloom y otros investigadores de la misma universidad comprobaron que de 46 sitios que vendían Viagra a través de la red, sólo 5 tenían realidad física, y que ninguno incluía nombres, direcciones y cualificaciones de los médicos. Ninguno enviaba el medicamento hasta constarle el pago.
La suavización de las normas sobre los derechos de propiedad intelectual referentes a los medicamentos destinados a ciertas enfermedades frecuentes en países menos desarrollados, aprobada en una Declaración especial de la reciente Conferencia Ministerial de la OMC, celebrada en Doha (Quatar) entre el 9 y el 14 de noviembre de 2001, y adoptada bajo la presión mundial desatada a raíz de la decisión de Sudáfrica de importar de la India medicamentos genéricos contra el sida, que en algunas notas de prensa se ha llegado a decir que valían una pequeña fracción del precio de los originales en Estados Unidos, puede tener mucha importancia en el comercio electrónico ilícito de algunos hacia Europa, dada la enorme diferencia de precios en los países desarrollados con los que rigen en países que fabrican copias genéricas de los mismos, que hace muy atractivo su desvío hacia quienes pueden pagarlos mejor. Incluso se podrá producir el desvío hacia los países desarrollados de los medicamentos originales suministrados a bajo precio por las casas fabricantes a algunas naciones pobres muy afectadas por ciertas enfermedades (como el sida en Uganda).
Principales repercusiones
La venta de medicamentos por Internet tiene repercusiones sobre la salud de los usuarios, sobre su economía y en particular sobre la actividad económica y profesional de los agentes sanitarios, sobre todo en la de los farmacéuticos con oficina de farmacia.
Los inconvenientes que se señalan para los usuarios por la OMS, según se aprobó en la 51.ª Asamblea Mundial celebrada en Ginebra, son5:
Aumento de los problemas causados por un uso no racional de los medicamentos, al usarse estos sin la garantía de un agente sanitario. En particular aumenta la posibilidad de interacciones y de efectos adversos de los medicamentos, habiéndose señalado ya una gran cantidad de muertes en distintas partes del mundo como consecuencia de ello. Son muy frecuentes los fraudes, recibiendo en muchas ocasiones el usuario medicamentos caducados, faltos de calidad o falsificados, sin suficiente información para su utilización, a precios excesivos, sin conocimiento de si se han guardado las condiciones adecuadas de conservación y mantenimiento durante su transporte, sin garantía de privacidad y en muchos casos abriendo el camino a la utilización futura de nuestras tarjetas de crédito de manera fraudulenta.
Se ofrecen falsos medicamentos y productos milagro que no tienen ninguna acción curativa o incluso son perjudiciales y no están aprobados, usurpando el nombre comercial de otros autorizados y eficaces.
Los principales inconvenientes para los agentes sanitarios son:
Va a ser muy difícil combatir el intrusismo profesional, tanto en la prescripción como en la dispensación, pues existen ya múltiples sitios en la red donde se hacen consultas electrónicas y se prescriben y dispensan medicamentos.
La supervivencia económica de las oficinas de farmacia puede ser muy problemática, presionadas por las rebajas de precios, dictadas por las autoridades sanitarias, por los mayores gastos que la atención farmacéutica exige, por el minifundismo farmacéutico a que demagógicamente se nos conduce, por la pérdida de los productos sanitarios y herboristería en favor de las grandes superficies, y finalmente por la pérdida de sectores importantes de la venta de medicamentos por el comercio electrónico lícito e ilícito a través de Internet.
Se va a perder la independencia que actualmente tienen los médicos y farmacéuticos para prescribir y dispensar los medicamentos que consideren más adecuados para el paciente, para ser sustituida por una dependencia de las páginas web, de sus propietarios, que en muchos casos serán laboratorios médicos, como sucede en Estados Unidos (es el caso de Merck, que es titular de una de las mayores compañías de venta de medicamentos por Internet: Merck-MedcoRx Services).
Se va a perder una razón importante para evitar que los medicamentos salgan de la oficina de farmacia, que es la exigencia de la presencia física en ella del paciente o su representante en el acto de la dispensación.