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Vol. 24. Núm. 6.
Páginas 82-89 (Junio 2005)
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Obesidad infantil
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M José González Corbella
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Tabla 1. Cantidades de alimentos, según se compran (incluidas las partes no comestibles), que constituyen una ración para niños (1-12 años). Frecuencia de consumo recomendada
Tabla 2. Recomendaciones en la edad escolar
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Prevención y #009;educación nutricional

La prevalencia de la obesidad infantil aumenta en España de forma alarmante, hasta el punto de que ya es una de las más altas de Europa. Para prevenir y tratar la obesidad es imprescindible la promoción de hábitos alimentarios y estilos de vida saludables. En los niños, esto implica tanto a la familia como al entorno social, medios de comunicación, sistemas educativos, comunitarios, sanitarios e incluso productivos.

La obesidad es una enfermedad multifactorial en la que intervienen el genotipo y los factores ambientales. Aparece cuando se produce un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético, que se traduce en un aumento de los depósitos de grasa corporal. Los niños obesos no sólo tienen mayor probabilidad de contraer enfermedades cardiovasculares, respiratorias y articulares, sino que suelen arrastrar problemas psicológicos y sociales. Además, la obesidad infantil puede favorecer la aparición de algunos factores de riesgo de enfermedades crónicas en la edad adulta. De hecho, el desarrollo temprano de la obesidad implica un elevado riesgo de presentarla toda la vida. El riesgo de persistencia es mayor cuanto mayor sea el niño, cuanto mayor sea su grado de obesidad y si hay obesidad también en los padres. Estudios recientes apuntan, incluso, que los niños con un peso normal alto tendrían también muchas probabilidades de ser adultos obesos. Parece claro que, una vez que aumenta el tejido adiposo, diversos mecanismos neuroendocrinos de adaptación, desarrollados durante años de evolución, se activan para evitar su disminución. Tanto en la prevención como en el tratamiento de la obesidad infantil es fundamental la educación nutricional, y el farmacéutico puede tener un papel relevante en esta materia.

Hay que puntualizar que en este artículo nos referiremos a la obesidad simple, que es la que engloba la mayoría de los casos y que no está asociada a síndromes dismórficos, lesiones del sistema nervioso central o endocrinopatías.

Prevención de la obesidad infantil

La prevención de la obesidad cobra una importancia capital por el poco éxito a largo plazo que presentan los tratamientos. Por lo tanto, es prioritaria y debe empezar ya desde la lactancia. Es fundamental enseñar a los niños desde pequeños la importancia que tiene la alimentación en el mantenimiento de la salud, así como en el desarrollo emocional y psicosocial.

Una dieta equilibrada y la práctica habitual de ejercicio físico no deben conducir nunca a un exceso de peso corporal en un niño normal.

En nuestro país parece que el rápido aumento en la prevalencia de la obesidad infantil está ligado, precisamente, a un cambio de hábitos alimentarios y un abandono de la actividad física.

Hábitos alimentarios

Cuando es necesario un cambio de hábitos alimentarios, éstos se deben entender en un contexto que implica factores psicosociales y culturales. El entorno escolar y familiar es determinante para que se consigan cambios de comportamiento. En los dos ámbitos, el farmacéutico puede prestar su asesoramiento y ayuda. En el ámbito académico, los farmacéuticos han colaborado con las escuelas en diferentes programas de educación nutricional. Por otro lado, en el ámbito sanitario encontramos los farmacéuticos que realizan su actividad profesional en oficinas de farmacia; ellos pueden profundizar y reforzar los mensajes en el seno de las familias. Está claro que, con frecuencia, son los hábitos alimentarios familiares los que deben cambiar, y en este caso no podemos pretender que dentro del núcleo familiar sólo el niño varíe de hábitos. Pero para tener éxito a nivel general es fundamental la implicación de las empresas agroalimentarias, que ejercen la presión del marketing y la publicidad para conseguir las conductas alimentarias que favorecen a sus productos. También parece deseable un cambio en el tipo de productos de fácil consumo que estas empresas dirigen a la población infantil, deberían potenciar los que favorezcan una dieta equilibrada. Evidentemente, el asesoramiento nutricional en el diseño de los contenidos de los programas televisivos referentes a temas culinarios o infantiles también puede influir positivamente para mejorar los hábitos alimentarios de la población.

Ejercicio físico

Un estilo de vida saludable no sólo implica a la alimentación, sino también a la práctica habitual de ejercicio físico. La familia vuelve a ser fundamental: la utilización que la familia hace del tiempo de ocio influirá en las preferencias del niño, pero no debemos olvidar que esto también implica a muchos colectivos diferentes. De este modo, serán muy importantes las facilidades que ofrezcan las escuelas o entidades municipales para realizar actividades al aire libre e incluso el diseño de las ciudades y sus zonas verdes, el uso de la vía pública o el control de la delincuencia en los espacios públicos. Las facilidades que demos a los niños para ver la televisión o el uso de los ordenadores y videoconsolas, así como sus contenidos y temáticas, también influirán en el grado de ejercicio que empleen en sus tiempos de ocio.

Educación y recomendaciones nutricionales

La educación nutricional de la población es la mejor herramienta para la prevención de la obesidad, pero también lo es para el tratamiento en niños, aunque, como hemos dicho, todos los tratamientos tienen un escaso éxito.

Debemos saber que para conseguir resultados positivos, la detección y el tratamiento tempranos son esenciales, y que el éxito de la combinación de la higiene dietética con el ejercicio físico y la ayuda psicológica es mayor en niños y adolescentes que en adultos. Esta labor la dirigirá el pediatra, que la adecuará a la actitud del paciente. Asimismo, para aumentar las probabilidades de éxito, debe implicar también al psicólogo infantil, al experto en nutrición y dietética, al asistente social, al monitor de educación física y a las instituciones sanitarias públicas. Al inicio del tratamiento deben identificarse siempre los pacientes que presentan factores de riesgo de tener trastornos de la conducta alimentaria.

A continuación se presenta una relación de consejos generales, comunes a la mayoría de guías para la nutrición infantil saludable, editadas por diferentes organismos gubernamentales que se basan en las recomendaciones emitidas por sociedades españolas de expertos en nutrición.

Etapa lactante

* Durante los primeros meses de vida (0-6 meses), la leche materna que demanda el niño es su alimento ideal.

* Se deben enseñar al niño buenos hábitos alimentarios desde el mismo momento en que se incorporan nuevos alimentos.

* Se deben ofrecer alimentos variados, cada uno de ellos repetidas veces.

* No se debe sobrealimentar al bebé.

* No se debe añadir miel o azúcar a los biberones y frutas.

* No se debe agregar sal a su comida.

Etapa preescolar y escolar

* Los niños no deben tomar raciones de adulto, sino menores (tabla 1).

* La dieta del niño debe ser variada y rica en verduras y frutas (tabla 1 y 2).

* El niño debe ir probando, aunque sea poca cantidad, alimentos nuevos.

* A partir de los 5 años, parece aconsejable seleccionar lácteos semidesnatados, pues contienen menos grasa saturada.

* El niño debe tomar agua como bebida, en lugar de zumos artificiales y refrescos dulces.

* El horario de las comidas del niño debe adaptarse al horario de la comida familiar.

* Se aconseja realizar 3 comidas principales y 2-3 secundarias.

* Se debe evitar el picoteo entre horas, sobre todo si se trata de alimentos ricos en azúcares y grasas (golosinas, bollería, patatas fritas).

* Se debe evitar darle o negarle determinados alimentos como premio, castigo, diversión o consolación. No usarlos como muestra de cariño, ni para calmar su llanto, ni para entretenerlo. De este modo, no se le acostumbra a aplacar su mal humor, a animarse ni a llenar su vacío interior con la comida.

* La familia debe evitar hablar de problemas familiares o personales en la mesa, el clima de la conversación tiene que ser agradable.

* Se deben evitar los restaurantes de comida rápida.

* El niño debe acostumbrarse a tomar, sin prisas, un buen desayuno.

* Se deben utilizar buenas técnicas de cocción para toda la familia, con poca grasa.

* Se debe elegir la carne que no tenga grasa visible.

* Hay que enseñarle a comer despacio y sin distracciones (televisión, videojuegos, etc.).

* Toda la familia debe implicarse en la práctica de los buenos hábitos alimentarios.

* El niño debe comer con moderación y variedad: un poco de cada cosa y no mucho de una sola.

* Hay que acostumbrarle a hacer caso de su sensación de saciedad. No se le debe forzar a dejar el plato limpio si ya no tiene más hambre, excepto si trata de alterar el balance de alimentos, por ejemplo, tomando poca verdura para pasar directamente al segundo plato.

* El niño no debe quedarse con hambre, tiene que estar satisfecho, pero no demasiado lleno.

* Es aconsejable llevar al niño a comprar y hacerle partícipe de la preparación de las comidas para hacerle sentir más responsable.

* El niño debe acostumbrarse a tomar dulces como algo extraordinario, puede resultar útil pactar con él cómo dosificarlos.

Si el niño es obeso además:

* Se deben eliminar las tentaciones de la casa.

* Se puede llevar un control, por escrito, de todo lo que come (normalmente, piensan que engordan sin comer demasiado).

* Hay que ser comprensivo y paciente con las recaídas.

* No suele ser necesario retirar drásticamente los postres dulces, sino que pueden elaborarse postres bajos en calorías.

* Premiarle de vez en cuando con uno de sus platos favoritos puede evitar una oposición radical al cambio de dieta.

* Hay que ayudarle a frenar los impulsos inadecuados frente a la comida con el ejemplo, no entrar en la pastelería cada vez que se pase por delante de una o evitar el ritual de la pizza o la hamburguesa todos los fines de semana.

Hábitos alimentarios infantiles en España

El enKid, un estudio nutricional y transversal realizado con niños y adolescentes españoles de 2 a 24 años (1998-2000), ha puesto de manifiesto las carencias y excesos de su alimentación. A continuación se resumen algunos de los datos más relevantes:

* Un 13,9% presenta obesidad y un 12,4% sobrepeso, lo que suma un 26,3% de situaciones con exceso de peso.

* Los mayores valores de obesidad se dan en los chicos que no hacen un desayuno completo.

* Los niños que presentan mayores índices de masa corporal consumen más pasteles, vísceras, refrescos y salsas, y menos frutas y verduras.

* La obesidad es mayor en los más sedentarios.

* El 8,2% no desayuna habitualmente, sobre todo el colectivo femenino y los adolescentes.

* Los que desayunan solos o le dedican al desayuno menos de 10 min realizan ingestas de baja calidad.

* Más del 60% realiza aportes de grasa superiores al 35% de la ingesta.

* Las fuentes principales de grasas de la dieta son las grasas añadidas; carnes, lácteos, dulces y bollería.

* En general, se toma una ración diaria excesiva del grupo de carnes, huevos y pescado.

* La ingesta de cereales, frutas y verduras suele estar por debajo de las raciones recomendadas.

* La bollería, las galletas, los dulces, las golosinas y los refrescos suelen estar presentes en la dieta con una frecuencia excesiva, diaria o casi diaria.

* Los niños y jóvenes que hacen ejercicio 2 o más veces por semana toman más pescado, huevos, legumbres, cereales y frutos secos que los que no lo hacen o lo hacen esporádicamente.

* La mayoría de consumos inadecuados de bollería, dulces y golosinas se dan entre los niños de 6 a 13 años, y a partir de los 10 años también de aperitivos salados.

* Entre las niñas de 2 a 9 años se da la mayor proporción de consumos de verduras inferiores a los recomendados.

* Los niños y jóvenes cuyas madres tienen un menor nivel educativo son los que consumen más carne, frutos secos, dulces, golosinas, aperitivos salados y refrescos.

* Cuanto menor es el nivel socioeconómico de la familia, mayor es el consumo de legumbres y refrescos.

* A menor nivel educativo de las madres y menor nivel socioeconómico de la familia, menor es también el consumo de verduras.

* La probabilidad de presentar sobrepeso y obesidad en la infancia y en la juventud parece ser mayor en las áreas rurales que en las urbanas.

CONSEJOS DESDE LA FARMACIA

Recomendaciones sobre el ejercicio físico

* Se debe fomentar el ejercicio físico regular. Se aconseja a la familia la realización de alguna actividad física todos juntos.

* Se debe limitar el tiempo que el niño pasa frente

a la pantalla (televisor, videoconsola, ordenador) a menos de 2 h diarias.

* Pasear, hacer excursiones, no tomar habitualmente el ascensor, bajar una parada antes en los trayectos en transporte público y caminar en los trayectos cortos.

* La práctica deportiva debe adaptarse a cada niño, a cada edad y situación.

* Los deportes más adecuados para niños obesos son los que no fuerzan sus articulaciones: natación, ciclismo suave, gimnasia, patinaje, senderismo, ping-pong, bádminton, remo, judo, hípica, etc.

* En niños obesos, hay que empezar siempre por una intensidad muy suave. Al principio, la duración de la actividad será también muy corta, poco a poco se irá aumentando el tiempo. De este modo, evitaremos que las agujetas y la fatiga lo desanimen.

* Buscar siempre el aspecto lúdico del juego.

* La mayoría de niños obesos tienen miedo a las reacciones despreciativas de su entorno cuando están haciendo deporte. Por ello, la mayoría escogen deportes en solitario, que les resultan aburridos. Suele aumentar las probabilidades de éxito crear un pequeño grupo con niños de características e intereses similares para realizar un deporte en equipo.

* Evitar la compra de aparatos de gimnasia para hacer ejercicio en casa, pues la norma es su abandono por aburrimiento.


Bibliografía general

Caballero B. Obesidad. En: Tojo R. Tratado de Nutrición Pediátrica. Barcelona: Doyma; 2001. p. 547-55.

Carrasco R, García M. Role of prevention in the contention of the obesity epidemia. Eur J Clin Nutr. 2003;57(Suppl 1):S94-6.

http://www.aesa.msc.es

http://www.seedo.es

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Martul P, Rica I, Vela A y Grau G. Tratamiento de la obesidad infanto-juvenil. An Esp Ped. 2002;56(supl 4):17-27.

Patrick H, Nicklas TA. A review of family and social determinants of children's eating patterns and diet quality. J Am Coll Nutr. 2005;24:83-92.

Serra L, Ribas L, Aranceta J, Pérez C, Saavedra P, Pena L. Obesidad en la infancia y la adolescencia en España. Resultados del estudio enKid (1998-2000). Med Clin (Barc). 2003;121(19): 725-32.

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