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Vol. 20. Núm. 4.
Páginas 75-79 (Abril 2001)
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La irritación cutánea y los activos antiirritantes
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AURORA BENAIGES
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Los seres vivos estamos expuestos tanto a factores externos tales como agentes químicos, el sol, y agentes biológicos (bacterias, hongos, virus, parásitos) como a factores internos (enzimas, prostaglandinas y componentes del sistema inmunitario) que pueden desencadenar

un proceso irritativo. En el presente trabajo se analiza la forma en que se desencadena un proceso irritativo y la forma de evitarlo o paliarlo.

El término irritación es la denominación común de un proceso inflamatorio, aunque siempre se asocia a procesos que ocurren a nivel dérmico. El término inflamación define a un complejo proceso de cambios secuenciales en los tejidos como respuesta a lesiones.

Cuando se produce una lesión, el tejido dañado libera hacia los líquidos vecinos gran cantidad de mediadores de la inflamación, principalmente, histamina, bradicinina, serotonina, y otras sustancias que, en especial histamina, provocan un aumento del flujo sanguíneo local (eritema) y una permeabilidad de los capilares venosos hacia los tejidos, dando como resultado la formación de un edema extracelular local. A continuación, la zona lesionada es rodeada por un tabique formado por la coagulación de los exudados tisulares, formándose un edema duro. Poco después de iniciarse la inflamación, esta área es invadida por macrófagos yneutrófilos, que liberan enzimas proteolíticas, principalmente elastasa y realizan las funciones de limpieza para eliminar los agentes tóxicos e infecciosos. El proceso finaliza con la recuperación de la zona dañada con cicatrización de los tejidos.

Proceso irritativo

El sol, los agentes químicos y los procesos metabólicos pueden generar radicales libres. Estos actúan atacando a los fosfolípidos de las membranas, activan la liberación de sustancias mediadoras de la inflamación, estimulan la vía de las prostaglandinas y al sistema inmunitario (macrófagos y leucocitos).

Se ha descrito ampliamente que las especies de oxígeno reactivas están relacionadas en muchos desordenes inflamatorios de la piel. La producción de estas especies reactivas puede ser debido a radiaciones UV o ionizantes, agentes fotosensibilizantes, fototóxicos y fotoalérgicos, agentes procedentes de la polución (metales) o bien por procesos internos ya sean de origen inmunológico o enzimático (fig. 1).

 

Esta generación de especies reactivas de oxígeno se traduce a nivel de membranas biológicas como una progresiva degeneración en su estructura, y por tanto en una pérdida de su funcionalidad. Se ha observado que la exposición de la piel a la radiación UV produce una serie de cambios en los que se encuentran el incremento de la permeabilidad vascular, desorganización de la epidermis celular y descamación, alteración de los lisosomas y los enzimas lisosomales, proliferación celular e incrementos en la producción de melanina y densidad y tamaño de los melanocitos. La radiación UV produce una serie de especies reactivas que por medio de una serie de reacciones da lugar a la peroxidación lipídica. En este caso, se destruyen las enzimas antioxidantes y aparecen los productos de la acción de las enzimas ciclooxigenasa y lipooxigenasa.

Las prostaglandinas constituyen una familia de derivados de ácidos grasos que poseen una gran variedad de potentes actividades biológicas de naturaleza hormonal o reguladora. Son derivados cíclicos de ciertos ácidos grasos no saturados de 20 átomos de carbono. Su biosíntesis comienza en los ácidos grasos esenciales. En una de las rutas, el ácido graso esencial linoleico se convierte primeramente en el ácido araquidónico, de 20 carbonos, que experimenta la acción de la prostaglandinasintasa. Después, el producto experimenta su ciclación con formación de un enlace entre los átomos de carbono 8 y 12. En presencia de glutatión reducido, el producto ciclado se convierte en la prostaglandina PGE2. Otros tipos de prostaglandinas derivan de otros ácidos C20 poliinsaturados (fig. 2).

 

 

 

La vía de las prostaglandinas se activa por estímulos físicos, químicos y hormonales, provocando la hidrólisis de los fosfolípidos por la ac ción de la fosfolipasa A2, para liberar ácido araquidónico. A partir de este punto y por la actuación posterior de las enzimas, ciclooxigenasa y lipooxigenasa, se forman los endoperóxidos cíclicos y a continuación, las prostaglandinas, prostaciclinas y tromboxanos.

Finalmente se ha descrito que ciertas enzimas (serinproteasas) están relacionadas con numerosas patologías en las que se produce una gran destrucción de tejidos y con procesos inflamatorios.

Tratamiento antiirritante

Teniendo en cuenta todos los agentes implicados y conociendo su mecanismo de acción, un buen tratamiento antiirritante debería, en primer lugar, proteger a las membranas celulares de factores tóxicos. En segundo lugar, debería inhibirse la síntesis de prostaglandinas, mediante la inhibición de las enzimas implicadas en los procesos de síntesis (fosfolipasa A2, ciclooxigenasa y lipooxigenasa). Finalmente y una vez iniciado un proceso irritativo, se deberían reducir los síntomas propios de la inflamación, inactivando los mediadores de la inflamación y enzimas implicadas en este proceso.

En la tabla 1 se muestran los agentes causales de un proceso irritativo y las propiedades que deberían cumplir los activos antiirritantes.

 

Agentes antiirritantes

Hoy día, los extractos vegetales se están introduciendo en formulaciones dermatológicas como agentes antiirritantes. Esto se ha debido básicamente al avance científico del estudio de los principios activos de plantas tradicionales conjuntamente con el descubrimiento de nuevas plantas con el mismo tipo de aplicación. Este desarrollo científico ha aportado numerosas técnicas de cuantificación de los principios activos responsables de la acción antiirritante y, por tanto, ha permitido evaluar las propiedades de numerosos extractos vegetales utilizados con este fin. También el desarrollo industrial nos ha permitido obtener productos cada vez más estandarizados y en ciertos casos obtener principios activos aislados. Dentro del campo vegetal, destacaríamos la manzanilla (Matricaria recutita L.) y la avena (Avena sativa L.).

Manzanilla

Es una planta conocida desde antiguo y ha sido empleada por los egipcios como febrífugo, emenagogo y para aliviar los trastornos intestinales. También los griegos y los árabes la usaban profusamente como terapia contra distintas dolencias. Estos usos se han continuado hasta nuestros días. Las sustancias consideradas como principios activos pueden englobarse en dos grupos: aceites esenciales y compuestos polifenólicos. Del primer grupo destacamos el alfabisabolol, alcohol sesquiterpénico que posee excelentes propiedades antiirritantes. Dentro del grupo de compuestos polifenólicos, destaca la apigenina y su 7-glucósido con gran poder antioxidante.

Avena

Se utiliza en fitoterapia por sus propiedades energéticas y nutritivas. Se está utilizando ampliamente por productos corporales por sus propiedades calmantes y nutritivas. Recientemente, se ha aislado un grupo de principios activos, las avenantramidas, que presentan un gran poder antiirritante. Destacamos otro compuesto, betaglucano, que presenta una gran variedad de propiedades tales como hidratante, antienvejecimiento, inmunoestimulante y protector conjuntamente con propiedades antiirritantes. *

 

 

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