En nuestro país, son muchos los farmacéuticos que dedican su tiempo libre a disfrutar de la literatura y el arte, algunos de forma creativa. El pasado mes de diciembre, la Asociación Española
de Farmacéuticos de las Letras y las Artes (AEFLA) conmemoró su décimo tercer aniversario. Su presidente, José Félix Olalla, ha dibujado para los lectores de Offarm el perfil de una asociación que, con más de quinientos socios, trata de conciliar el racionalismo de la ciencia con la inspiración de las artes y las letras.
BIOGRAFÍA PROFESIONAL
José Félix Olalla nació en Madrid en 1956. En 1979 se licenció en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid, y trabajó en oficina de farmacia y en farmacia hospitalaria hasta 1981, año en que se convirtió en inspector farmacéutico del INSALUD y publicó su primera obra poética, Ciudad pasajera. En 1986 fue nombrado jefe de Servicio de Farmacovigilancia en la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios. Este cargo lo abandonaría en 1992 para ponerse al frente de la Subdirección General de Control Farmacéutico, y a éste le seguiría, desde 1997 y hasta septiembre de 2003, el de Subdirector General de Evaluación de Medicamentos. En la actualidad, es subdirector adjunto de la Agencia Española del Medicamento, cargo que compagina con el de representante español en el Comité de Medicamentos Huérfanos de la Agencia Europea de Evaluación del Medicamento.
Desde sus comienzos, Olalla ha sabido conjugar sus intereses y deberes profesionales con su pasión por las artes y las letras, fundamentalmente la poesía. Así, su obra poética ha ido paralela a su zevolución profesional: Doble luna de Marte (1985), Los pies del mensajero (1991), En el tiempo intermedio (1994) y Después de nosotros (1997). Varios de estos libros han sido premiados o distinguidos en certámenes nacionales (Adonais, Mario Ángel Marrodán, Villa de Martorell). Desde marzo de 2003 es el presidente de la AEFLA.
Una asociación como la nuestra sólo tiene sentido si se convierte en un lugar de encuentro
Para situarnos, ¿puede explicarnos qué es AEFLA?
AEFLA reúne a los farmacéuticos españoles que tienen aficiones por las letras y por las artes en el sentido más general y más amplio de los términos. Quiero decir que no se exige estrictamente cultivarlas como labor, sino gustarlas y dedicarles tiempo, aunque de hecho muchos de los miembros de AEFLA trabajan de forma creativa con ellas.
¿Cuándo surge la asociación y por iniciativa de quién?
La asociación surge hace 30 años por iniciativa de un grupo de personas entre las que se encuentran los poetas Federico Muelas y José María Fernández Nieto, así como otros intelectuales como Jesús Arnuncio, Rafael Palma o Ginés de Alvareda. Se dieron cuenta de que existía una sorprendente riqueza humanista en nuestra profesión, con algunas notables cimas, y pensaron que era conveniente estimular esa faceta, cuidarla y proponerla como una parte necesaria del desarrollo de la persona.
¿Cuáles son los objetivos de AEFLA?
La asociación cuida especialmente la relación personal y de amistad entre sus miembros, fomentando los actos culturales, los viajes y las tertulias. Por encima de la obra artística está sin duda la relación humana, que, por cierto, se propicia con aquélla. AEFLA también se propone conservar e incrementar el patrimonio cultural de la farmacia como un aspecto relevante que ayuda a conseguir la excelencia en nuestro trabajo.
¿Cuál ha sido la evolución de la AEFLA en estos 30 años?
El pasado 2 de diciembre conmemoramos el trigésimo aniversario y allí se habló de cada una de las tres décadas pasadas. Francisco Femenía, uno de nuestros fundadores, las definió sucesivamente con un adjetivo acertado: la década de la esperanza, la de la ilusión y la de la madurez. Confiamos en no perder ninguna de esas improntas.
En qué situación se encuentra la Asociación en cuanto a actividades, proyectos, número de socios...
La asociación cuenta con unos 500 miembros. Editamos una revista trimestral, Pliegos de Rebotica, cuyo nivel de calidad me atrevería a calificar de excelente, y que se acerca ya a su número 100, lo que es muy notable para una revista literaria. De cada número se imprimen 5.000 ejemplares y sólo muy recientemente hemos aceptado insertar publicidad en sus páginas. Aprovecho esta ocasión para felicitar a su directora, Margarita Arroyo, y a su Consejo de Redacción por su labor, dilatada ya y generosa. Además, hemos comenzado a editar una colección de libros, al cuidado de José Vélez, en la que hemos puesto mucha ilusión. También otorgamos unos premios anuales y llevamos a cabo una serie de actividades, como las tertulias y los viajes, que ya he mencionado anteriormente. En conjunto, creo que la AEFLA goza de buena salud y esto se debe a la vitalidad de sus socios.
¿Su llegada a la presidencia de la AEFLA ha supuesto una continuidad en la línea de actuación marcada por Juan Manuel Reol o, por el contrario, ha supuesto un punto de ruptura y se puede hablar de un antes y un después?
La labor de Juan Manuel Reol durante los 10 años que ha estado al frente de la asociación ha sido impagable. No solamente ha sido un presidente cercano a los compañeros y atento a los más pequeños detalles, sino que también ha sabido realzar nuestros trabajos y dar una dimensión nueva a la AEFLA, extramuros de la profesión farmacéutica. En este sentido, mi empeño debería ser preferentemente de continuidad, aunque ya se sabe que no dar pasos hacia adelante muchas veces significa retroceder.
¿Cuáles son sus proyectos al frente de la asociación?
Este año queremos abrir los premios anuales al resto de las profesiones sanitarias, y ello por dos motivos: en primer lugar, porque es bueno entablar vínculos con las profesiones que comparten con los farmacéuticos los cuidados de la salud; en segundo lugar, porque aumentando la masa crítica de los aspirantes mejorará la calidad de los trabajos premiados.
Es bueno entablar vínculos con las profesiones que comparten con los farmacéuticos los cuidados de la salud
Se es de ciencias o se es de letras. ¿Un tópico sin fundamento?
Al menos es un tópico que deberíamos rechazar y, además, en los dos sentidos. Si una persona culta, digamos de ciencias, debe conocer la obra de Shakespeare, también una persona culta de letras debería conocer, por ejemplo, el segundo principio de la termodinamia. Y no por motivos de prestigio personal, sino porque las dos culturas nos ayudan a comprendernos mejor.
No deja de ser llamativa una asociación como la AEFLA. ¿Es un complemento a la vida profesional del farmacéutico o una vía de escape a su quehacer y dificultades profesionales diarias?
Quizá un poco de las dos cosas, pues nada en la vida es unilateral. Es probable que una misma persona considere su enfoque artístico de manera distinta a lo largo del tiempo que le ha tocado vivir, dependiendo de sus circunstancias. Lo importante es buscarle un sentido positivo, abierto a los demás, y no desorbitar las pretensiones.
AEFLA goza de buena salud y esto se debe a la vitalidad de sus socios
Para terminar, ¿qué les diría a los farmacéuticos que aún no han explotado su vena artística para que se animaran a hacerlo?
En primer lugar, me dirigiría a las nuevas generaciones de farmacéuticos para que sepan que estamos deseando conocerles y que queremos apoyarles y estimularles en su trabajo. Sé que en nuestros ambientes universitarios hay grupos de teatro y algún grupo musical que practica la música rock o folclórica. Quisiera decirles que tienen un sitio en nuestra asociación y que estaríamos encantados de que nos llamaran. También quisiera dirigirme a los farmacéuticos del medio rural, porque ése puede ser un medio privilegiado para practicar las artes y las letras. Una asociación como la nuestra sólo tiene sentido si se convierte en un lugar de encuentro. Me gusta repetir una frase que dice que nadie es tan pobre que no tenga algo que enseñar a los demás y nadie es tan rico que no tenga algo que recibir o que aprender de los demás.
Respuestas sobre...
Los enamorados de Atenea
¿Cuál es el nivel de los trabajos artísticos realizado por los farmacéuticos? ¿Se reconoce fuera del ámbito profesional?
Como sucede con cualquier otra actividad, la calificación puede hacerse por su base o por sus cumbres. En la AEFLA contamos con algunas figuras destacadas en el panorama nacional, como el pintor Nicolás Forteza, el polígrafo Federico Mayor Zaragoza o el novelista Raúl Guerra Garrido, premio Nadal y finalista del premio Planeta, pero en la base también se realizan importantes trabajos que son reconocidos. Por ejemplo, la publicación de las dos creaciones de Aurora Sánchez Sousa. Esta farmacéutica, que trabaja en el ámbito de la micología clínica, ha puesto música a secuencias del genoma humano y ha recibido la atención de la prensa extranjera. Han sido también muy bien acogidas las primeras novelas de Javier Puerto y de Carlos Lens. La poesía y la fotografía están viviendo un buen momento y aún podríamos citar a otros autores.
La farmacéutica Aurora Sánchez Sousa ha puesto música a secuencias del genoma humano
¿Por qué disciplina artística se decantan mayoritariamente?
Hay una mayoría de asociados que se decantan por las letras, pero éstas, a su vez, son muy variadas. Por ejemplo, se acaba de incorporar a la asociación Santiago Cuéllar, responsable del Departamento Técnico del Consejo General de COF, y que resulta ser un buen conocedor del pensamiento filosófico contemporáneo y en concreto de la obra de Xavier Zubiri. Hay también periodistas que siguen la estela de Pedro Malo y, por supuesto, muchos aficionados a la música.
ENTREVISTA REALIZADA POR EUGENIA GARRIDO
FotografÍas: Luis Domingo