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Vol. 27. Núm. 11.
Páginas 68-69 (Diciembre 2008)
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Hipertensión pulmonar. Diagnóstico y tratamiento
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Marián Carretero Colomera
a Vocal del COF de Barcelona.
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La hipertensión pulmonar (HTP) es una enfermedad de carácter progresivo que causa un aumento de la presión en las arterias de los pulmones. la enfermedad hace que los vasos sanguíneos que transportan la sangre con poco oxígeno desde el corazón hasta los pulmones se endurezcan y se estrechen. el corazón debe hacer un mayor esfuerzo para bombear sangre. con el transcurso del tiempo, el corazón se debilita, no puede cumplir su función y puede desarrollarse una insuficiencia cardiaca.

La circulación pulmonar va desde el corazón hasta los pulmones y regresa al corazón. Se considera que se está registrando hipertensión pulmonar cuando la presión sanguínea de la arteria pulmonar se eleva más de 20 mmHg en situación de reposo, o más de 2530 mmHG durante el ejercicio. En estas situaciones, la presión sanguínea dentro de las arterias pulmonares (los vasos que llevan la sangre desde el corazón hacia los pulmones) sube más de lo normal. Esto hace que el lado derecho del corazón se esfuerce más.

Hay dos tipos principales de hipertensión pulmonar. El primero es hereditario o aparece sin una razón conocida. El segundo se relaciona con otro cuadro, generalmente una enfermedad del corazón o de pulmón. Se trata de la hipertensión pulmonar (HTP) primaria y secundaria.

La HTP primaria es de causa desconocida y se caracteriza por una elevación de la presión arterial pulmonar mantenida sin causa demostrable, en ausencia de patología de válvulas cardíacas o de otras patologías. La HTP secundaria se debe a múltiples causas, la más frecuente de las cuales es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y, además, VIH, tromboembolismo pulmonar, neumoconiosis, fibrosis pulmonar, asma, bronquiectasias y cardiopatías.

La HTP se desarrolla cuando aparece una esfuerzo y desarrolla el llamado cor pulmonale.

La etiología de la hipertensión pulmonar primaria se desconoce hasta la fecha, aunque hay una predisposición familiar hasta en un 6% de los casos. Las teorías patogénicas actuales se centran en la presencia de disfunción endotelial y en los fallos en los canales iónicos de las fibras musculares lisas del vaso.

La incidencia de la HTP primaria es de 1-2 casos por millón de habitantes, y es más frecuente en mujeres.

Sus principales manifestaciones clínicas son las siguientes:

  • Dificultad para respirar (disnea).
  • Falta de aire subjetiva.
  • Cansancio.
  • Mareos.
  • Desmayos (síncopes).
  • Hinchazón de los tobillos o las piernas (edema).
  • Color azulado de los labios y la piel (cianosis).
  • Dolor en el pecho (angina).
  • Pulso acelerado.
  • Palpitaciones, fuertes sensaciones punzantes debidas al aumento de la frecuencia cardíaca.

Los síntomas más graves indican que la enfermedad está más avanzada. En fases avanzadas, el paciente experimenta síntomas incluso en reposo, y es incapaz de llevar a cabo las actividades mínimas cotidianas. En el período 1967-1973 se produjo un aumento inexplicable de los casos de hipertensión pulmonar primaria en Europa Central. Este incremento se atribuyó al consumo de fumarato de aminorex, una droga similar a las anfetaminas que se introdujo en Europa en 1965 para controlar el apetito. Cuando aminorex se eliminó del mercado, la incidencia de hipertensión pulmonar primaria volvió a descender hasta sus niveles normales. Más recientemente, en Estados Unidos y Francia, la hipertensión pulmonar primaria se ha asociado con los supresores del apetito fenfluramina y dexfenfluramina, que se sacaron del mercado en 1997. En Estados Unidos se calcula que se diagnostican 300 nuevos casos al año. Si bien es más frecuente entre mujeres de 20 a 40 años, puede afectar a cualquier tipo de persona. La hipertensión pulmonar primaria se descubre en raras ocasiones en un examen médico rutinario, y en sus últimas etapas los signos de la enfermedad se pueden confundir con los de otras condiciones que afectan al corazón o a los pulmones. La hipertensión pulmonar se diagnostica por exclusión. Entre los procedimientos diagnósticos se pueden incluir los siguientes:

  • Electrocardiograma: examen que registra la actividad eléctrica del corazón, muestra los ritmos anormales (arritmias o disritmias) y detecta daños en el músculo cardíaco.
  • Ecocardiograma: procedimiento que evalúa la estructura y la función del corazón utilizando ondas sonoras que se registran en un sensor electrónico para producir una imagen en movimiento del corazón y las válvulas del corazón.
  • Exámenes de la función pulmonar: exámenes de diagnóstico que ayudan a medir la habilidad de los pulmones para realizar correctamente el intercambio de oxígeno y de dióxido de carbono. Estos exámenes suelen hacerse con aparatos especiales en los que la persona debe respirar.
  • Escáner de perfusión del pulmón: procedimiento de medicina nuclear que puede detectar un coágulo de sangre en la arteria que va al pulmón. Este procedimiento también evalúa la función del pulmón.
  • Cateterismo cardíaco: procedimiento que evalúa el flujo de sangre al músculo del corazón, la obstrucción de las arterias coronarias, defectos cardíacos congénitos y el funcionamiento de las válvulas, y otras estructuras del corazón. Se introduce un pequeño catéter en un vaso de la sangre en la ingle o el brazo y se lo hace avanzar a través de la aorta hasta el corazón.

Síntomas de la hipertensión pulmonar

Tratamiento de la hipertensión pulmonar

El tratamiento específico depende de la edad, el estado general de salud y la historia médica. El tratamiento puede incluir uno o más de los siguientes medicamentos:

  • Anticoagulantes: para reducir la tendencia de la sangre a formar coágulos y permitir que fluya más libremente.
  • Diuréticos: para disminuir la cantidad de líquidos en el cuerpo y el trabajo del corazón.
  • Antagonistas del calcio: para mejorar la habilidad del corazón para bombear sangre, sólo están recomendados en pacientes que responden al test agudo.
  • Oxígenoterapia: diariamente, en domicilio, puede ayudar a mejorar la oxigenación de la sangre.
  • Trasplante de pulmón: unilateral o bilateral.

No hay medidas preventivas específicas, pero ciertos hábitos de vida saludable pueden ayudar a mejorar la calidad de vida: abandono del tabaco, ejercicio físico y una dieta adecu

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