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Vol. 27. Núm. 8.
Páginas 33-36 (Septiembre 2008)
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El reto de la obesidad. Estrategias de respuesta
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JOSÉ ANTONIO VALTUEÑAa
a EX PRESIDENTE DEL CENTRO INTERNACIONAL DE EDUCACION PARA LA SALUD (GINEBRA).
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El sobrepeso es la causa de una alta proporción de la carga total de morbilidad en Europa, ya que según estima la OMS se halla cada año detrás de más de un millón de defunciones y 12 millones de años de enfermedad. Las consecuencias para la salud del sobrepeso y la obesidad en la infancia aparecen en particular en lo que respecta a las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, pero también se evidencian en un menor rendimiento escolar y un descenso de la autoestima.

Tiende a pensarse que la OMS se ocupa sólo de los problemas del Tercer Mundo, pero afortunadamente sus inquietudes se focalizan igualmente en cuestiones que interesan de un modo más primordial a los países económicamente desarrollados. Debe tenerse en cuenta que la OMS se creó con una estructura regional que le permite atender a la vez a problemas sanitarios de muy diversa índole, ya que además de la sede central, radicada en Ginebra, dispone de seis oficinas regionales, entre ellas la de Europa, ubicada en Copenhague (Dinamarca). Esta sede se ocupa particularmente de los problemas de salud que afectan a una región cada vez más homogénea en lo que respecta al nivel económico de los países integrantes y a los problemas de salud que les inquietan. La Oficina Regional de la OMS para Europa se halla integrada en la actualidad por 52 países, de los cuales 14 pertenecían antes a la desaparecida Unión Soviética.

Tendencias del sobrepeso y la obesidad

La Oficina Regional de la OMS para Europa organizó en el año 2006 una conferencia ministerial sobre el modo de contrarrestar el sobrepeso y la obesidad y en fecha más reciente ha publicado dos informes sobre ese tema, uno amplio y otro más sucinto. Entre los 59 colaboradores del primero resulta doloroso comprobar la ausencia de especialistas españoles, mientras que una vez más se comprueba la abrumadora presencia de británicos (11) y holandeses (10). Así se verifica de nuevo que ciertos países saben «venderse» bien en el ámbito internacional.

Ya en el prólogo del informe comentado, el francés Dr. Marc Danzon, actual director regional de la OMS para Europa, destaca el hecho de que la «obesidad infantil es la más clara demostración de la fuerza de las influencias medioambientales y del fracaso de las estrategias tradicionales de prevención basadas sólo en la promoción de la salud. Los niños son mucho más receptivos a los mensajes comerciales que a las recomendaciones de sus profesores o de los proveedores de atención de salud» (entre los que figura por derecho propio el farmacéutico).

La obesidad infantil es un importante factor predisponente de la obesidad en la edad adulta. Los perfiles de riesgo metabólico y cardiovascular tienden a persistir de la infancia a la madurez, dando como resultado un elevado riesgo de mala salud y de mortalidad prematura. Es más, conforme a un estudio de S.L. Gortmaker y colaboradores, los adultos que fueron adolescentes obesos tienen, con más probabilidad, salarios bajos en su vida profesional y mayores grados de exclusión social. Más del 60% de los niños que presentaron sobrepeso antes de la pubertad continuaron teniéndolo al comienzo de la edad adulta, rebajando la edad en la que las enfermedades no transmisibles producen sus primeros síntomas e incrementando sobremanera la carga de los servicios médicos que habrán de proporcionarles tratamiento durante la mayor parte de la edad adulta.

No se puede en absoluto considerar que el problema del sobrepeso y la obesidad ha sido soslayado por las autoridades sanitarias tanto internacionales como nacionales. Ya en 2004, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó la estrategia mundial para la alimentación, el ejercicio y la salud, pero dos años después, al efectuar una revisión de los progresos alcanzados, señaló que los resultados eran más bien pobres. Análoga verificación se ha realizado en España al examinar los avances conseguidos por la Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física, Obesidad y Sedentarismo). Según la Encuesta Nacional de Salud de 2006, la proporción de adultos con sobrepeso u obesidad aumentó un 7% entre 2003 y 2006, rebasando la barrera psicológica del 52% (un 37,4% presentaba sobrepeso y un 15,3% era obeso).

No es fácil luchar contra la tendencia al sobrepeso, ya que un amplio número de estudios ha mostrado que las personas tienden a subestimar el peso real, en particular en el caso de las que presentan sobrepeso u obesidad, mientras que suelen sobreestimar la talla, especialmente en los individuos bajos o mayores de 60 años

No es fácil luchar contra la tendencia al sobrepeso, ya que un amplio número de estudios ha mostrado que las personas tienden a subestimar el peso real, en particular en el caso de las que presentan sobrepeso u obesidad, mientras que suelen sobreestimar la talla, especialmente en los individuos bajos o mayores de 60 años. Un estudio de J.C. Álvarez-Torices y colaboradores en una población española mostró que los valores medidos del índice de masa corporal eran superiores en 1,7 y 1,6 unidades a los notificados por los varones y las mujeres estudiados, respectivamente.

Se define el sobrepeso como un índice de masa corporal superior a 25 y la obesidad como valores de ese índice mayores de 30, siendo ese índice el cociente del peso en kg por el cuadrado de la altura en metros.

Pautas de alimentación en Europa

En los últimos 40 años, el suministro de alimentos ha aumentado constantemente en toda Europa, aunque se produjo una disminución transitoria en la Europa del Este a mediados del decenio de 1980. Desde los años sesenta del pasado siglo, la Europa occidental ha registrado una elevación neta de unas 400 kcal en el suministro de energía alimentaria por persona y día, pudiendo atribuirse la mayor parte de ese incremento al mayor consumo de grasas y aceites, en particular de aceites vegetales. En ese sentido no cabe duda de que ha ejercido un efecto paradójico la enorme difusión que han experimentado los beneficios de la dieta mediterránea, entre los cuales los consumidores han prestado particular atención al uso abundante de aceite de oliva y de otros aceites vegetales. En el caso concreto de España, sólo se ve superada por otros cuatro países europeos (Austria, Bélgica, Francia y Suiza) en consumo total de grasas.

En lo que se refiere a la población infantil, el estudio sobre su comportamiento en materia de salud, patrocinado por OMS-Europa, muestra que más del 50% de las chicas y del 40% de los muchachos de 11 años comían verduras diariamente en Bélgica, Francia y Ucrania, en contraste con menos del 20% de los chicos y chicas de 11 años en España y Hungría. Ese dato muestra que la disponibilidad de un producto no es el factor decisivo en lo que respecta a su consumo sino que influyen otros factores, en particular los hábitos alimentarios en el hogar y en el medio escolar.

Un número creciente de europeos tiene la oportunidad de comer fuera del hogar, en particular en restaurantes de comida rápida integrados en cadenas internacionales que ofrecen comidas servidas con rapidez con un surtido muy limitado. El examen de los hábitos de alimentación de los adolescentes llegó a la conclusión de que la frecuencia de utilización de tales restaurantes era inferior en la Europa meridional, en comparación con Francia o los países nórdicos.

Al formar parte de un colectivo, la conducta nociva para la salud de un individuo acarrea gastos asistenciales para la colectividad, de modo que ésta ha de velar para que las conductas sanas sean si no de obligado cumplimiento, lo que evidentemente es casi imposible, por lo menos muy mayoritarias

Ninguna encuesta paneuropea ha mostrado variaciones en los hábitos de alimentación en relación con los ingresos familiares. En general, los resultados disponibles muestran que la disponibilidad de alimentos varía más entre los países que entre los grupos educacionales. En términos generales, los grupos de menor nivel educacional tienden a comer más carne, grasas y dulces (y menos frutas y verduras) que los grupos de nivel económico más alto. Un estudio efectuado en Grecia e Irlanda por la Escuela de Medicina de la Universidad de Atenas respecto a la disponibilidad de frutas mostró que el nivel educacional favorecía decisivamente en ambos países, pese a las notables diferencias de nivel económico, el consumo de frutas.

En lo que respecta a la ingesta de fibra, considerada de notable importancia en la prevención del cáncer de colon y del intestino delgado, un estudio paneuropeo muestra que España ocupa el penúltimo lugar en el caso de las mujeres jóvenes y las muchachas, y el antepenúltimo en el grupo de adultos de ambos sexos. Cierto es que las diferencias entre unos y otros países son muy reducidas y que los métodos de determinación no son fiables en todos los casos.

Complejas perspectivas

Suele compararse la problemática planteada por el sobrepeso y la obesidad con la del tabaquismo, considerando que en ambos casos se trata de comportamientos individuales elegidos de un modo voluntario. Ahora bien, la experiencia de los últimos años muestra que las autoridades sanitarias tienen más posibilidades de actuar sobre el tabaquismo mediante la prohibición de fumar en locales públicos y la elevación continuada de los precios del tabaco.

Se plantea una vez más el ya duradero debate entre los intervencionistas y los partidarios de dejar al individuo que decida por sí mismo si debe fumar o no, comer en demasía o no, o conducir su automóvil de un modo temerario o no. De hecho, el debate debió quedar zanjado cuando se crearon los sistemas estatales de seguridad social con los correspondientes servicios de salud. Al formar parte de un colectivo, la conducta nociva para la salud de un individuo acarrea gastos asistenciales para la colectividad, de modo que ésta ha de velar para que las conductas sanas sean si no de obligado cumplimiento, lo que evidentemente es casi imposible, por lo menos muy mayoritarias.

En materia de sobrepeso y obesidad, las autoridades sanitarias no sólo tienen la obligación absoluta de actuar en lo que respecta a la población infantil, sino que poseen los medios apropiados. Tres posibilidades se ofrecen con relativa facilidad: procurar que los comedores escolares ofrezcan una comida no sólo agradable sino también sana, evitar la presencia de máquinas expendedoras de golosinas en el medio escolar o prohibir la publicidad televisiva que incita a una alimentación malsana.

Ciertos autores como los estadounidenses Kelly Brownell y Katherina Horgen son muy pesimistas respecto a las posibilidades de acción en el tema que nos ocupa al afirmar que «excepto en períodos de hambre, recesión o guerra, ninguna población ha invertido nunca la tendencia a pesar en demasía». Otros especialistas son menos pesimistas y consideran que el personal sanitario debe recibir la oportuna formación en materia de estilo de vida. Para ello se ha creado, por ejemplo, en Estados Unidos el Colegio de la Medicina del Estilo de Vida.

La OMS se ocupa de preparar y difundir toda una serie de instrumentos para ayudar a los países miembros a aplicar la Estrategia mundial para la alimentación, el ejercicio físico y la salud. Esa acción tiene las siguientes vertientes: mejorar la alimentación; mejorar el nivel de actividad física de la población; mejorar la colaboración con los diversos protagonistas de la salud pública; fortalecer las capacidades nacionales y evaluar y vigilar los progresos realizados.

Mejora de la alimentación

La OMS estima que el consumo insuficiente de frutas y verduras es la causa de la muerte en el mundo de 2,7 millones de personas al año, a través de diversos mecanismos: enfermedades cardíacas, diabetes, hipertensión, etc. Particular importancia tiene la promoción comercial de alimentos densos en energía y pobres en micronutrientes, por lo cual la OMS recomienda:

  • Reducir notablemente el volumen y el impacto de la publicidad de ese tipo de alimentos y bebidas.
  • Examinar la adopción de un código internacional sobre alimentos y bebidas para niños.
Aumento de la actividad física

La OMS estima que la falta de actividad física es responsable de la muerte en el mundo de dos millones de individuos cada año. Es difícil medir los niveles de actividad física, en particular en poblaciones de escasos ingresos, y por ello la OMS elaboró en 2003 un cuestionario sobre la actividad física global.

Asociaciones en pro de la salud pública

La OMS resalta la necesidad de asociarse con todas las entidades que de modo directo o indirecto intervienen en la elaboración o comercialización de alimentos o bebidas, por ejemplo, para reducir el contenido de ácidos grasos trans o para fomentar la difusión de la iniciativa en favor de las escuelas amigas de la nutrición.

Fortalecimiento de las capacidades nacionales

La OMS está preparando una revisión de las intervenciones más eficaces en materia de nutrición y actividad física a fin de facilitar a los países un marco prioritario de intervenciones óptimas en materia de nutrición y actividad física con objeto de reducir las enfermedades no transmisibles.

Medición y vigilancia de los progresos

Los resultados de las encuestas mundiales en curso sobre prevención y control de las enfermedades no transmisibles, actividad física, alimentación y lucha antitabáquica permitirán precisar las necesidades de los países miembros y establecer los instrumentos apropiados para darles respuesta con eficacia.

Bibliografía general Brownell K, Battle K. Food fight: the inside story of the food industry. New York: McGraw-Hill; 2003. Murphy K. Enseñar al médico a enseñar estilo de vida. Nueva York-Madrid: The New York Times-El País; 1 mayo 2007. OMS (Publicación especial). Informe sobre la salud en el mundo 2007. Un porvenir más seguro. Ginebra; 2007. OMS (Publicación especial). The challenge of obesity in the WHO European Region and the strategies for response. Copenhague; 2007.
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