Signos precursores del Parkinson
La enfermedad de Parkinson es una afección degenerativa que afecta a una de cada cien personas mayores de 65 años. Los primeros síntomas aparecen a los 55-70 años. Se observan temblores involuntarios incluso en reposo, y rigidez y lentitud en los movimientos. Estos signos específicos suelen ir precedidos de unas manifestaciones indefinibles como la fatiga persistente y la falta de dinamismo. Los médicos tienen dificultades para diagnosticar esta enfermedad por su semejanza con otras enfermedades neurodegenerativas.
Se sabe que esta enfermedad tiene un componente hereditario, pues aproximadamente el 15% de los enfermos tienen otros casos en sus familias.
La enfermedad de Parkinson no afecta en nada a la esperanza de vida del enfermo.
La saliva y la edad
La saliva es un protector contra las agresiones que amenazan a los dientes. Con el paso de los años disminuye la producción de saliva. Cuando disminuye su cantidad, la saliva pierde eficacia. Algunos antidepresivos o tranquilizantes disminuyen la producción de saliva, lo que ocasiona que las personas que los toman puedan estar particularmente amenazadas. Por otra parte, a partir de los 60 años suele manifestarse una apetencia más pronunciada por los alimentos dulces. Las defensas salivares disminuyen, mientras que aumentan los agentes agresores: los azúcares. Ello produce que los dientes se deterioren más deprisa.
Hipoglucemia
La tasa normal de azúcar en la sangre es de 0,8-1 g/l. Después de las comidas la tasa de glucemia aumenta, pero a través de la insulina, hormona segregada por el páncreas, esa tasa queda regulada y se mantiene por debajo de los 1,3 g/l. Entre las comidas, la tasa de glucemia permanece casi constante gracias a los alimentos que contienen azúcares de absorción lenta.
En el caso de un régimen de adelgazamiento desequilibrado o cuando nos saltamos una comida, la tasa de azúcar puede caer hasta 0,5 g/l de sangre, presentándose una crisis de hipoglucemia. De repente sobreviene un intenso cansancio, dificultades para mantenerse de pie, pérdida de equilibrio, palidez extrema, calores, calambres en el estómago y, a veces, trastornos de visión. Una crisis fuerte puede significar pérdida de conocimiento, sobre todo en los diabéticos.
La manera de vencer este cuadro es suministrar azúcar al afectado. Si está inconsciente, el médico le aplicará una inyección intravenosa de glucosa. Los trastornos deben desaparecer en pocos minutos.
Conservar unos dientes sanos
Para conservar los dientes sanos hay que cepillarlos cuidadosamente después de cada comida durante al menos 3 minutos. Así se evita la caries y la formación de la placa dental.
El cepillado se realizará en forma de rotación en el exterior y en el interior de los dientes para evitar rayar el esmalte. Se aconseja cambiar el cepillo cada 2-3 meses.
Para luchar contra las inflamaciones de la encía, el dentista prescribe un baño bucal. Esta indicación es muy habitual en pacientes de más de 50 años. Estas irritaciones requieren unos cuidados atentos. Existen también dentífricos especialmente diseñados para cuidar las encías.
Por otra parte, hay que evitar la acumulación de sarro, pues favorece el trabajo de las bacterias responsables de las irritaciones de las encías. Se trata de una verdadera plaga que favorece la descarnadura de los dientes. Se recomienda visitar al dentista 1-2 veces al año, aunque sólo sea para comprobar que no se requiere una limpieza. Con la edad, las personas se vuelven menos sensibles al dolor. Esas visitas de control son una ocasión para detectar posibles caries antes que se vuelvan demasiado importantes.
Un diente estropeado debe tratarse lo antes posible, pues si se cae o se rompe existe un riesgo de desplazamiento de los dientes cercanos o de descarnadura del diente del maxilar contrario.