El Prof. Cadórniga repetía con frecuencia que «si no sabemos dónde queremos ir, difícilmente llegaremos a ninguna parte». En un proceso de investigación, no saber dónde se quiere llegar se repite con frecuencia, de modo que las conclusiones finales del estudio no tendrán ninguna validez.
Una buena investigación se fundamenta en la identificación de un problema, lo que requiere un adecuado conocimiento. A partir de entonces, el problema se empieza a relacionar con otros sucesos que se desconocen, pero que se desean conocer. Es decir, se comienza a formular el problema. De esta manera, un problema se vuelve objeto de indagación cuando nos hacemos preguntas sobre él. En relación con esas preguntas se definen los conocimientos que se desean alcanzar, es decir, los objetivos. Así pues, para poder llegar a alguna parte es preciso saber dónde queremos ir, y para saberlo se debe comenzar por la identificación de un problema, ya que el propósito de cualquier investigación es darle respuesta (fig. 1).
Fig. 1. Proceso de la investigación.
El problema de la investigación
Por tanto, el punto de partida de cualquier investigación es la existencia de un problema, de una situación que ha llamado la atención y que requiere un mejor conocimiento que el que se tiene.
Los problemas no nacen de la nada, sino que se encuentran en el conjunto de los conocimientos existentes, así que se puede acudir a ciertas fuentes de localización que ayudarán significativamente en la investigación. Entre las principales están:
* El trabajo cotidiano en la farmacia.
* La experiencia propia.
* Los estudios publicados.
* La discusión de los grupos de trabajo.
La investigación se inicia con la formulación de un problema, por lo que es preciso delimitarlo (tabla 1). Para ello se escribirá:
* Una descripción del problema.
* Una formulación de las preguntas.
* Por qué es preciso investigarlo.
Una vez conocido el marco en el que se ubica el problema, así como sus manifestaciones, es preciso manejar como mínimo dos variables al describirlo:
* Las causas del problema.
* Los efectos del problema.
En nuestro caso, a modo de ejemplo, la causa sería la atención farmacéutica y el efecto la mejora del paciente atendido. La descripción tiene que ser lo suficientemente clara para que cualquier persona comprenda perfectamente qué se estudiará. De este modo, nuestra descripción podría ser: «Desconocimiento de la relación entre la atención farmacéutica y la mejora del paciente atendido en la farmacia comunitaria».
Aun así, la definición del problema es ambigua, por lo que es necesario delimitar sus extremos. Los límites fundamentales son:
* Dimensión temporal.
* Dimensión espacial.
* Población diana.
De esta forma se delimitaría el problema: «El desconocimiento de la relación entre una determinada intervención farmacéutica y la mejora de un aspecto concreto del paciente con un problema de salud preciso, atendido en la farmacia comunitaria durante un determinado tiempo».
Pregunta de la investigación
Una vez formulado un problema, surgen interrogaciones acerca de éste. Como se indicó previamente, el fin de la investigación es responderlas, pero estas preguntas deben cumplir ciertos criterios:
* Ética en su planteamiento.
* Importancia para que merezcan ser respondidas.
* Interés para los investigadores.
* Que se puedan responder.
Por otro lado, deben ser apropiadas, y pueden no serlo si:
* La respuesta es conocida.
* No son de interés general.
* Es difícil responderlas con los medios disponibles.
A partir de lo expuesto, la primera pregunta sería la oración interrogativa del enunciado del problema, por lo que se podría plantear como: «¿Existe una relación entre una intervención farmacéutica concreta y una mejora en el paciente con un determinado problema de salud?».
Ésta es la pregunta principal y, obviamente, es general, pero tiene que ser lo primero que la investigación conteste. En nuestro caso, si se ha identificado como problema el desconocimiento de esa relación, en principio es imprescindible conocer si hay o no relación, porque en el caso de que no haya no tendría sentido continuar con esa línea. A continuación, es probable que al investigador le surjan más preguntas, relacionadas con la primera, y que profundicen más en el tema de la investigación. Así, unas preguntas secundarias podrían ahondar en aspectos específicos de la relación entre ambas variables, como:
* ¿La intervención causa una mejora en un determinado parámetro clínico?
* ¿Hay un incremento de la calidad de vida del paciente atendido?
* ¿La intervención repercute positivamente en el consumo de recursos sanitarios?
Justificación de la investigación
Finalmente, la delimitación del problema de la investigación concluye con su justificación. En esta fase hay que indicar las razones que argumentan el proceso que se desarrollará. Entre ellas destacan:
* Originalidad.
* Novedad.
* Importancia.
* Interés.
A partir de estos puntos, la justificación de una investigación concreta tendría una estructura básica con una construcción del tipo: el problema es útil para una población determinada, porque le produce un beneficio concreto. En nuestro caso, la justificación de la investigación podría expresarse de la siguiente manera: «El análisis del desconocimiento de la relación entre la atención farmacéutica y la mejora del paciente atendido en la farmacia comunitaria (descripción del problema) es necesario para los diabéticos tipo 2 (población diana), porque mejora el control de su enfermedad y retrasa o previene las complicaciones vasculares (por qué). Igualmente es necesario para el colectivo farmacéutico (otra población diana), porque sirve para demostrar la efectividad de la intervención farmacéutica implementada (por qué)».
Con lo descrito hasta el momento se estaría en condiciones de formular los objetivos de la investigación, que son los resultados que se espera obtener de la misma, y de los que se hablará más adelante.
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Bibliografía general
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