Nueva opción cosmética para combatir la alopecia
Un equipo científico formado por laboratorios de investigación de Tokio, dirigido por Tomoya Takahashi1, ha estudiado durante estos últimos años más de mil extractos vegetales y en sus escritos destacan, por primera vez, que los oligómeros procianidólicos (OPC) extraídos de las semillas de la uva (Vitis vinifera L.) poseen una actividad promotora de la proliferación de las células epiteliales del cabello y también son capaces de favorecer la fase anágena del ciclo capilar.
Es bien sabido que los OPC son flavonoides derivados del 2-fenil cromano* que poseen diversas actividades inhibidoras de importantes sistemas enzimáticos.
*Y, por tanto, no relacionados con las isoflavonas que actualmente centran la atención de la cosmética.
Esta propuesta actividad antialopécica es una conclusión de los estudios realizados mediante ensayos in vitro, a partir de cultivos de células epiteliales de folículos pilíferos y a partir de las células de las papilas dérmicas de ratones.
Aunque se conocen muchos aspectos bioquímicos implicados en los fallos del ciclo pilífero que provoca la alopecia androgenética es evidente que existen numerosas cuestiones sin resolver. Debido a ello es comprensible que en este interesante trabajo no se incluyan las vías bioquímicas que podrían ser responsables de la actividad propuesta.
Un aspecto importante reside en el hecho de que estos OPC extraídos de las semillas de la uva sean los ingredientes más efectivos de cuantos se investigaron. Dentro de este grupo químico, formado por monómeros de catequina y epicatequina y por diversos dímeros y trímeros (algunos de los cuales también incorporan ácido gálico), la máxima actividad determinada correspondió a la molécula identificada como procianidina B-2: un dímero de epicatequina.
Actividades de los OPC
En la abundante bibliografía que explica las actividades de los OPC destaca la capacidad inhibidora de numerosas enzimas, entre las que se incluyen las principales metaloproteinasas (en especial colagenasas y elastasas), así como la inhibición de hialurodinasa y betagluronidasa. Es evidente que esta inhibición actúa como un eficaz protector de la mayoría de las macromoléculas que forman la matriz extracelular del tejido conjuntivo.
Conviene recordar que tanto alrededor de los pequeños vasos sanguíneos como en el entorno de los folículos pilosebáceos se encuentra una mayor densidad de estas moléculas que, a modo de vaina, protegen y refuerzan estas estructuras en el tejido cutáneo.
Diversos estudios han demostrado que la hiperactividad de proteasas y glicosidasas daña esta matriz extravascular provocando una alteración responsable de un incremento de la permeabilidad y de un déficit de la vascularización.
Evidentemente la acción inhibidora de las actividades enzimáticas que poseen los OPC justifica que estas moléculas actúen incrementando la resistencia capilar mejorando la circulación y, por tanto, es lógico que algunas experiencias hayan permitido demostrar que también posean una actividad antihipertensiva.
Debemos tener presente que un medicamento identificado inicialmente como antihipertensivo (minoxidil) ha sido autorizado por la FDA como ingrediente tópico adecuado para combatir la alopecia.
Conviene tener presente que los OPC poseen una acción protectora de los capilares que también puede estar directamente relacionada con su actividad antioxidante secuestradora de radicales libres y con su capacidad para inhibir la xantina-oxidasa (enzimas clave de los procesos oxidativos que pueden dañar nuestros epitelios y faneras).
En el estudio que comentamos los investigadores comprobaron que sólo los OPC eran capaces de activar las células epidérmicas (del folículo pilífero y de la epidermis) para incrementar de forma importante su proliferación.
Además, unas experiencias in vivo realizadas con ratones C3H afeitados demostraron que la aplicación tópica de OPC al 1% incrementaba de forma significativa el paso de una parte de los folículos telógenos hasta folículos anágenos.
Estos trabajos constituyen una valiosa aportación al tema de la alopecia y justifican la realización de nuevos estudios destinados a confirmar su eficacia en seres humanos, ya que su inocuidad ha sido repetidamente demostrada.
También la contaminación ambiental, sin duda muy diversa, está siendo considerada como responsable de diversas situaciones patológicas y estéticas. Entre estas últimas se citan algunas disfunciones circulatorias y el propio proceso del envejecimiento cutáneo. Merecen una especial atención los trabajos de Liviero y Pugliese2, que insisten en las numerosas evidencias que responsabilizan a los agentes mutagénicos ambientales de estas situaciones problemáticas.
Curiosamente, en uno de estos trabajos se ha demostrado la actividad antimutagénica de los oligómeros procianidólicos extraídos de las pepitas de la uva. Los autores recuerdan que en diversos países europeos se han comercializado estos ingredientes para la normalización de diversos trastornos circulatorios, ya que son muy bien tolerados y carecen de efectos secundarios.
Sus experiencias se han centrado en establecer la óptima actividad de las mitocondrias de las células eucarióticas, ya que existen agresiones ambientales que provocan mutaciones responsables de alteraciones de algunos procesos de la regulación celular.
A través de esta vía bioquímica se producen disfunciones circulatorias y se agrava el envejecimiento cutáneo. Pero el uso de procianidinas de las semillas de Vitis vinifera, con una pureza superior al 96% en cultivos de Saccharomyces cerevisiae, permitió obtener resultados positivos muy significativos en los dos ensayos clásicos siguientes: Mitochondrial antimutagenesis test y Nuclear antimutagenesis test.
Para estos investigadores, los resultados obtenidos son consecuencia, por lo menos en parte, de las propiedades antioxidantes de los OPC y justifican su uso preventivo en diversas situaciones patológicas y cosméticas.
Un comentario final: aunque la bibliografía revisada cita la inhibición de la 5-alfa reductasa por parte de algunos flavonoides, lo cual podría favorecer la normalización de los ciclos capilares acelerados que se desarrolla durante los procesos de alopecia androgenética, esta actividad no ha sido estudiada con los OPC en estas experiencias que comentamos. Es evidente que la eficacia antialopécica de los OPC se vería reforzada si estas moléculas fuesen capaces de inhibir la formación de dihidrotestosterona (DHT) al reducir la actividad de la 5-alfa reductasa.
Podemos y debemos esperar nuevas informaciones sobre estos ingredientes activos, con las cuales sin duda se ampliarán las opciones de los OPC en la formulación de productos cosméticos.