Granada es el escenario del XIII Congreso Nacional Farmacéutico, del 15 al 19 de octubre de 2002. En su amplio programa se debaten los problemas que afectan a la profesión, desde las innovaciones farmacológicas a Internet y las cadenas de farmacia, pasando por las nuevas tecnologías, las transferencias autonómicas y el valor añadido del farmacéutico, sin descuidar otros ámbitos plenamente consolidados, como la distribución, la industria y la farmacia hospitalaria. Se apela al farmacéutico español para que contribuya activamente a un futuro que debe ser obra de todos y que no podrá lograrse sin la participación de los farmacéuticos de a pie.
La farmacia está experimentando cambios continuos, siguiendo el ritmo de una sociedad en transformación permanente. Todas las iniciativas destinadas a detener el cambio, a perpetuar un sistema, sea éste bueno o malo, están condenadas al fracaso, porque la vida se ha transformado en una noria en la que todo gira y se transforma, y en la que nada puede permanecer igual a sí mismo. Hoy, más que nunca, la sociedad da la razón a Heráclito: el mundo es tensión y cambio.
En este escenario cambiante, que considera perniciosa la duración durante mucho tiempo de un determinado fenómeno sin que experimente modificaciones, la farmacia debe tener muy claro aquello que es primordial y lo que es accesorio, para saber qué puede negociar y qué debe considerar innegociable. Muchas cuestiones que parecen trascendentes lo son menos de lo que parece y los farmacéuticos se han adaptado sin traumas a nuevos fenómenos como la ampliación de horarios, la informatización de las farmacias y las medidas de contención del gasto público en medicamentos. Del mismo modo se adaptarán y sacarán provecho de Internet, la receta electrónica, las farmacias virtuales y la asociación de varios farmacéuticos para reducir costes y prestar un mejor servicio a la población. Nada de todo esto debe asustar al farmacéutico. Forma parte de ese futuro que se debe construir entre todos, y en el que el farmacéutico debe estar a la vanguardia, no atemorizado en la retaguardia, cautivo de la nostalgia.
Hay muchas cuestiones que no son primordiales apenas nos acostumbramos a ellas y dejan de sorprendernos. En cambio, hay aspectos fundamentales que hay que defender con toda la fuerza de que disponen los farmacéuticos para impedir cambios que supondrían un serio perjuicio. Entre esos aspectos primordiales destacan la consideración de las farmacias como establecimientos sanitarios privados de interés público, un sistema flexible de planificación sanitaria que combine la buena gestión de las farmacias con los intereses de la población, el rango universitario de los estudios de Farmacia, la propiedad de las farmacias por parte de los farmacéuticos y la exclusividad de la dispensación de todos los medicamentos. El futuro se habrá ganado si, tras los cambios, permanecen esas características gracias al esfuerzo y a la clarividencia de todos.