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Vol. 27. Núm. 3.
Páginas 29-32 (Marzo 2008)
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Ciudades amigas de los mayores
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J A. Valtueñaa
a Ex-presidente del centro internacional de educación para la salud (ginebra).
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La población envejece y se concentra en las ciudades, una tendencia que implica nuevos retos que hay que afrontar desde todos los ámbitos de actuación. La OMS ha impulsado la preparación de la Guía mundial de las ciudades amigas de las personas de edad, partiendo de la idea de que una «ciudad amiga» es aquella en que las normativas, los servicios y las instalaciones se han concebido para apoyar a estas personas para que permanezcan activas el máximo tiempo posible.

Se cree con frecuencia que basta con cambiar la denominación de un grupo de personas que están en situación de inferioridad, y a veces de desprecio por el resto de la población, para que mejore su situación de un modo casi mágico. Un ejemplo evidente es el de las personas con minusvalías. Conservo aún libros en los que se las tacha lisa y llanamente de imbéciles; más adelante pasaron a ser subnormales, después minusválidos y luego personas con minusvalía. Desafortunadamente, los cambios de su situación en la sociedad, que obviamente se han producido, han sido más lentos que las modificaciones terminológicas.

Algo análogo ha sucedido en los últimos decenios con las personas mayores de 65 años. Pasaron de ser viejos a ancianos, después personas de edad o de la tercera edad y luego mayores. Con independencia de los cambios terminológicos, el hecho es que se están uniendo dos fenómenos que marcarán el devenir del siglo xxi: el envejecimiento de la población y la urbanización creciente.

Envejecimiento mundial y urbanización

El mundo envejece con celeridad. La OMS estima que en 2050, el 22% de la población mundial tendrá más de 60 años. Por primera vez en la historia, las personas mayores serán más numerosas que los niños y adolescentes de 0 a 14 años. Los países en desarrollo envejecen con más rapidez que los países desarrollados hasta tal punto que, según cálculos fidedignos, algo más del 80% de las personas de edad de todo el mundo vivirá en 2050 en países en desarrollo, frente al 60% en 2005. Paralelamente, el mundo se concentra cada vez más en las ciudades: en 2007, más de la mitad de la población mundial vivía en el medio urbano. Las megapolis, esto es, las ciudades de más de 10 millones de habitantes han pasado de dos a 20 en el curso del siglo xx. También en este caso el crecimiento de las ciudades está siendo más rápido en el mundo en desarrollo.

La concentración de la población en el medio urbano se manifiesta con claridad en el grupo de las personas mayores de 60 años. El 80% de ellas vive en las ciudades en los países desarrollados y, probablemente, esa proporción experimentará escasas variaciones en el siglo actual, mientras que en las ciudades del Tercer Mundo, la proporción de los antes llamados ancianos se multiplicará por 16, pasando de unos 56 millones en 1998 a más de 908 millones en 2050.

Ahora bien, hay que preguntarse si el aumento constante de las personas de edad en el medio urbano constituye un factor preocupante o va a ser, por el contrario, un elemento enriquecedor. Según la declaración sobre el envejecimiento formulada por la OMS en Brasilia, en 1996, cuando los ancianos gozan de buena salud «constituyen un recurso para su familia, su comunidad y la economía».

Tal vez algunos consideren que esa declaración peca de un exceso de optimismo, ya que se ha observado que a partir de los 65 años aumenta considerablemente el gasto de salud de las personas que han rebasado ese dintel. No sólo se trata de la atención médica y farmacéutica, sino que además las personas de edad necesitan un marco de vida favorable que compense las transformaciones físicas y sociales asociadas al envejecimiento.

Se ha demostrado la existencia de una relación neta entre la contaminación en el interior de las viviendas debida a los combustibles sólidos y numerosas enfermedades, en particular la neumonía en los niños y las enfermedades respiratorias crónicas en el adulto

La OMS ha impulsado la preparación de una Guía mundial de las ciudades amigas de las personas de edad, partiendo de la idea de que una «ciudad amiga» es aquella en que las normativas, los servicios y las instalaciones se han concebido para apoyar a esas personas para que puedan permanecer activas el máximo tiempo posible.

La guía es el resultado de las consultas mantenidas con personas de edad de 35 ciudades radicadas en 22 países pertenecientes a las seis regiones en que la OMS ha dividido el mundo. En Europa se ha llevado a cabo el estudio en 9 ciudades, de las que lamentablemente ninguna es española; están representados: Alemania, Irlanda, Italia, Reino Unido (dos ciudades), Rusia (dos ciudades), Suiza y Turquía. En el resto de las regiones de la OMS aparecen especialmente representadas las Américas, con 15 ciudades, entre ellas dos culturalmente cercanas a España como Cancún en México y La Plata, en Argentina.

Temática

En las ciudades participantes se constituyeron grupos de debate integrados por personas de más de 60 años pertenecientes a niveles socioeconómicos medio y bajo. Entre septiembre de 2006 y abril de 2007 se formaron 158 grupos integrados por 1.485 participantes. Para recoger las opiniones de las personas incapaces de asistir a los grupos de discusión por experimentar algún tipo de incapacidad física o mental, en la mayoría de las ciudades se constituyeron grupos de debate integrados por las personas que se ocupaban de tales discapacitados.

Los grupos de discusión de las ciudades participantes tuvieron que dar respuesta a ocho temas. Los tres primeros se referían a los espacios exteriores, los edificios públicos, los medios de transporte y la vivienda. Otros tres temas concernían a la participación de las personas de edad en la vida comunitaria, no sólo como sujetos de atención sino como trabajadores benévolos o remunerados. Los dos últimos temas se referían a la comunicación, la información, el apoyo comunitario y los servicios de salud extrahospitalarios.

Se estimó que una ciudad amiga de las personas de edad es aquella que reúne las siguientes condiciones (mencionadas en el orden establecido por la OMS y no en orden prioritario):

• Tiene aceras bien cuidadas e iluminadas, exentas de excrementos caninos, desgraciadamente comunes en la actualidad en muchas ciudades españolas.

• Las personas incapacitadas tienen fácil acceso a los edificios, en particular a aquellos en los que se realizan gestiones (correos, seguridad social).

• En los medios de transporte hay asientos reservados para las personas de edad. En este apartado podríamos añadir si los niños y adolescentes tienen la educación necesaria para ceder su asiento a los ancianos, e igualmente habría que señalar si la salida de los autobuses queda a la altura de la acera o bien es tan alta que los viajeros corren el riesgo de sufrir una fractura de pelvis al apearse.

• Los conductores de los transportes urbanos esperan, antes de reanudar la marcha, a que todas las personasde edad estén sentadas o convenientemente agarradas a las barras de sujeción de los vehículos.

•Hay en los aparcamientos subterráneos o al aire libre suficientes plazas para las personas minusválidas.

•Las viviendas están adaptadas a la modificación de las necesidades y las capacidades que causa el envejecimiento. Sucede con frecuencia que tal modificación es poco costosa pero enormemente útil, como sucede, por ejemplo, con la construcción de rampas de acceso a los portales junto a las escaleras.

•Los anuncios escritos en los edificios oficiales o recreativos están redactados en un lenguaje sencillo y son de fácil lectura.

•Los servicios públicos y los comercios se han ubicado cerca de donde habitan los ancianos y no en la periferia de las ciudades, como es cada vez más frecuente. El elevado precio del suelo urbano está causando la construcción de residencias para las personas de edad en lugares escasamente frecuentados, fomentando así el sentimiento de insolidaridad del que se quejan con frecuencia.

•Se impulsa en los centros docentes una cultura de respeto a los ancianos.

Contaminación urbana poco conocida

Según estimaciones de la OMS, en los 21 países más afectados por la contaminación del aire en el interior de las viviendas, ésta es la causa del 5% de la mortalidad y la morbilidad. En 11 países (Afganistán, Angola, Bangladesh, Burkina Faso, China, Etiopía, India, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y República Unida de Tanzania), este tipo de contaminación causa 1,2 millones de muertes al año. Como ha destacado Susanne Weber-Mosdorf, subdirectora general de la OMS, «las posibilidades de prevención son enormes; existen soluciones aplicables y nuestra responsabilidad internacional consiste en promover la salud y el bienestar de las personas más afectadas, por lo general mujeres y niños». Se refiere a la utilización de combustibles sólidos en el interior de las viviendas, en particular de los llamados combustibles de biomasa (madera, excrementos de vaca secos y residuos agrícolas) y carbón.

Se ha demostrado la existencia de una relación neta entre la contaminación en el interior de las viviendas debida a los combustibles sólidos y numerosas enfermedades, en particular la neumonía en los niños y las enfermedades respiratorias crónicas en el adulto. El paso al empleo de combustibles modernos y más eficaces, como el biogas, el gas de petróleo liquefactado y el petróleo permitirían eliminar en gran parte la mortalidad y la morbilidad.

Entre los servicios que desearían tener las personas de edad destaca la atención concedida a los cuidados domiciliarios, precisamente en una época en que la visita médica a domicilio tiende a desaparecer enlos países más desarrollados (en Suiza es prácticamente inexistente)

La tarea que se debe abordar es inmensa. Según la OMS, para reducir a la mitad el número de personas que utilizan combustibles sólidos antes del fin de año de 2015, habría que proporcionar acceso a combustibles más limpios a 485.000 personas cada día. La tarea parece casi imposible.

Como apuntaba muy acertadamente Manuel Corachán en un número especial de Jano dedicado a la medicina en el Tercer Mundo: «¡Pobre África, para la que ahora estamos implorando ayuda, cuando ella ha ayudado tanto a que Europa se desarrollase!». Inmediatamente antes, el autor destacaba un ejemplo de la incoherencia que esa asistencia muestra con excesiva frecuencia: «En el puerto de Accra (Ghana) embarcamos [...], no sin antes dirigir una nostálgica e inquisidora mirada a un grupo de máquinas quitanieves que yacían inactivas como parte de un envío de ayuda de la Unión Soviética al desarrollo del país».

Ahora bien, la contaminación en el interior de las viviendas no es en absoluto exclusiva del Tercer Mundo. Recientemente la OMS ha llamado la atención de los propietarios y ocupantes de inmuebles del hemisferio Norte respecto a los peligros del radón. Tras el tabaquismo, el radón es el segundo factor de riesgo de cáncer de pulmón en el mundo. Este gas radiactivo penetra por pequeñas fisuras del suelo de las viviendas a partir de rocas en las que es especialmente abundante. Alcanza sus concentraciones más elevadas en los meses invernales, cuando las ventanas permanecen cerradas y el gas radiactivo no puede escapar de las habitaciones. La Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos es el centro encargado por la OMS para la preparación y difusión de medidas de protección contra el radón.

Apoyo comunitario y servicios de salud

Cuando me establecí en Ginebra para trabajar en la OMS y comencé a leer habitualmente la prensa local, me sorprendió comprobar que con relativa frecuencia aparecía una nota del Hospital Universitario de Ginebra pidiendo que acudieran los familiares de un paciente que había fallecido absolutamente solo. En otras ocasiones se trataba de personas que habían muerto en su propio domicilio en la más total soledad. Me parecía entonces que ese modo de fallecer jamás se daría en España, donde el tejido familiar y social era infinitamente más denso que en Suiza. El tiempo ha venido a desmentir esa idea optimista, pues ya en las grandes ciudades españolas mueren personas sin compañía de ningún tipo. No es pues extraño que en la Guía mundial de las ciudades amigas de las personas de edad se destaque la importancia del apoyo que deben prestar la comunidad y los servicios de salud.

Los participantes en la consulta de la OMS expusieron la experiencia obtenida en sistemas muy distintos, pero en todos ellos los ancianos manifestaron claramente su deseo de contar con los servicios esenciales de protección de la salud. Cierto es que se trata de una meta susceptible de constante ampliación. La misma OMS contribuye a fijar objetivos que algunos consideran utópicos. Así sucede con la campaña «La salud: ¡Es mi derecho!» lanzada en 2007 por la OMS. No faltan quienes consideran que las ciudades destinadas a mantener la salud son un deber de cada persona y no un derecho que pueda exigirse a los poderes públicos.

Entre los servicios que desearían tener las personas de edad destaca la atención concedida a los cuidados domiciliarios, precisamente en una época en que la visita médica a domicilio tiende a desaparecer en los países más desarrollados (en Suiza es prácticamente inexistente). En la actualidad es más factible establecer una amplia red de asistentes sociales que se encarguen de las tareas domésticas que el anciano no puede realizar, de llevarle los medicamentos que precise y de vigilar el modo de tomarlos e incluso de distribuir comidas preparadas. Es evidente que, dado el envejecimiento actual de la población, será casi imposible disponer de residencias geriátricas para todos, de modo que la atención domiciliaria tendrá que perfeccionarse y ampliarse.

Entre las 12 necesidades enunciadas en la Guía relativas a los servicios de apoyo comunitario y de salud, llama la atención el punto decimoprimero: «Existen suficientes cementerios accesibles». Es evidente que los redactores de la Guía saben acudir también al humor negro. Más vale un matiz de humor, aunque sea negro.


Bibliografía general

AAFI Bulletin (Boletín de las Asociaciones de Jubilados de las Naciones Unidas). Les villesamies des aînés. Ginebra; 2007.

Corachán, M. Mi experiencia personal. Jano, nº 1.669 (número especial dedicado a la medicina en el Tercer Mundo). Madrid, octubre de 2007.

OMS. Feuille de route des dispositifs fondamentaux des villes-amies des aînés. Ginebra; 2007.

OMS. Guide mondial des villes-amies des aînés. Ginebra; 2007.

OMS. La salud: ¡Es mi derecho! Ginebra; 2007. Disponible en http://www.who.int/hhr.

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