UTILIDAD
El hecho de que el farmacéutico actúe de manera protocolizada ante las consultas de los usuarios sobre cómo paliar una dolencia que ellos perciben como menor permite asegurar la calidad de servicio prestado.
OBJETIVOS: ¿POR QUÉ DEBO PLANTEARME PROTOCOLIZAR ESTA ACTIVIDAD?
* Para obtener la máxima información con las mínimas preguntas, siempre dentro de la atención inmediata que se presta en el mostrador.
* Para poder evaluar de manera óptima la información obtenida con el fin de discernir si en la «alteración menor» del consultante se aprecia algún síntoma o signo de alarma.
* Para ofrecer la mejor alternativa terapéutica de acuerdo con las necesidades del paciente.
METODOLOGÍA: ¿CÓMO PUEDO PONERLO EN PRÁCTICA?
En primer lugar se deberá analizar y poner por escrito cuáles son las consultas más habituales sobre problemas de salud que se atienden con mayor frecuencia en la farmacia y decidir por cuál o cuáles se empezará la protocolización, atendiendo preferentemente a la estacionalidad (resfriados y tos en invierno; alergias, diarrea en primavera y verano) o teniendo en cuenta los que son aplicables durante todo el año (dolor de cabeza, estreñimiento, ojo rojo).
Para cada uno de los temas seleccionados se deberá hacer una revisión exhaustiva de los aspectos fisiopatológicos y farmacoterapéuticos. Al mismo tiempo, se debe decidir cuál es la información indispensable que debemos conocer sobre el paciente afectado de ese tipo de problema. En la tabla 1 se incluyen los aspectos más relevantes a tener en cuenta con la regla nemotécnica publicada por Zardaín y Llavona1.
Es evidente que no en todas las consultas se deberán hacer todas las preguntas planteadas, sino que la aplicación de cada una de ellas dependerá del motivo de consulta concreto.
También es de total importancia tener en cuenta aspectos fisiológicos como la edad, para valorar posibles alteraciones en ancianos o, cuando nos encontramos ante un niño, se tendrán en cuenta las contraindicaciones y las dosis específicas y el sexo por si se trata de una mujer embarazada o en estado de lactancia.
Es muy importante que todo protocolo resalte cuáles son los signos y síntomas de alerta ante los que se deberá derivar al usuario, con mayor o menor urgencia, hacia la consulta del médico para que éste realice un diagnóstico preciso. Para actuar en estos casos será óptimo proporcionar al paciente una hoja de derivación como, por ejemplo, la que contiene el Libro blanco para la integración de las actividades preventivas en la oficina de farmacia2. Siempre que sea posible se tratará de consensuar un modelo de hoja de interconsulta (fig. 1) entre los farmacéuticos y el resto de los profesionales sanitarios de una misma zona.
Fig. 1. Modelo de hoja de interconsulta entre farmacéutico y otros profesionales sanitarios.
CONOCIMIENTOS: ¿QUÉ DEBO SABER?
Una vez repasada la fisiopatología del trastorno de salud que se quiera protocolizar y una vez descartadas posibles señales de alarma que aconsejen derivar al paciente hacia un diagnóstico preciso, se deberá abordar la posible terapéutica a aconsejar al paciente. Antes que nada, se deben contemplar las posibles medidas higiénicas y dietéticas, que en algunos casos pueden ser suficientes y en otros, se deberán complementar con la farmacoterapia. Por ello, se debe tener permanentemente actualizadas las diferentes alternativas farmacológicas y seleccionados los principios activos más pertinentes a aconsejar en cada caso, en función de las características de la consulta realizada. Es elemental tener en cuenta única y exclusivamente aquellas especialidades farmacéuticas que son susceptibles de ser dispensadas sin receta médica y por tanto, forman parte del arsenal farmacoterapéutico que puede aconsejar el farmacéutico.
HABILIDADES: ¿QUÉ DEBO TENER EN CUENTA?
El paso siguiente es tener en cuenta la elección concreta del medicamento o de los medicamentos que se aconsejará según la idiosincrasia personal de cada paciente. Por ejemplo, ¿qué medicamentos antigripales están totalmente contraindicados en pacientes hipertensos?, ¿qué especialidades para la tos no contienen sacarosa o alcohol?, ¿qué analgésico es de elección en una madre lactante?
Asimismo, se debe tener muy clarificada cuál es la información indispensable que se debe proporcionar al paciente sobre el medicamento recomendado. Es básico recordar que cuando se presta el servicio de atención a consultas los farmacéuticos son los únicos responsables de que el paciente haya comprendido cuál es la manera más adecuada de administrarse el medicamento. Cuando el paciente sale de la farmacia debe recordar para qué es el medicamento, qué cantidad, cuándo, cómo y durante cuánto tiempo debe tomarlo.
Puede ser muy útil disponer de trípticos sobre el problema de salud consultado que el paciente pueda releer en casa como recordatorio de algunas de las instrucciones que se le han proporcionado.
RESULTADOS: ¿CÓMO REGISTRARÉ LA ACTUACIÓN?
En aquellos casos en que sea posible, sobre todo cuando se trata de usuarios habituales de la oficina de farmacia, se debería tratar de aplicar algún tipo de criterio de seguimiento para tratar de evaluar si el consejo e información del farmacéutico han sido efectivos y valorados positivamente por el paciente. Puesto que esto no siempre es posible, ya que a muchos pacientes no los volverán a ver, el farmacéutico, en su intervención, deberá dejar la puerta abierta a futuras consultas.
DISCUSIÓN Y ANÁLISIS DE RESULTADOS: ¿QUÉ DEBO REGISTRAR Y POR QUÉ?
Es básico para el desarrollo futuro de la atención farmacéutica que se cuantifiquen todas las intervenciones que se realizan desde la farmacia. Sobre el tema que nos ocupa, y aprovechando la gran accesibilidad que proporciona la farmacia a la sociedad, es básico registrar y analizar las actividades que evitan desplazamientos al usuario y ocuparían un tiempo muy preciado de las consultas médicas. De esta manera, se podrá justificar, cada vez con más elementos constantes e irrefutables, que el farmacéutico atienda este tipo de consultas gracias a una actuación profesional de calidad.