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Vol. 23. Núm. 8.
Páginas 116-121 (Septiembre 2004)
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Asma
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Ángel Sanz Granda
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Tabla 1. Plan de acción en asma para un paciente específico
Tabla 2. Cuestionario del control del asma*
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Educación sanitaria del paciente

La educación sobre el asma y el autocuidado por el propio paciente es una recomendación crucial en diversas guías de tratamiento del asma. Esta educación se ha considerado necesaria para ayudar al paciente a controlar su asma. Las exacerbaciones asmáticas suponen un determinante del coste de esta patología, por lo que las intervenciones dirigidas a su reducción incidirán muy positivamente en esta dirección. La educación sanitaria en asma cumple las premisas requeridas para tal fin.

El asma es una enfermedad que afecta a una gran porción de la sociedad y constituye un grave problema tanto para el paciente, por la repercusión en su calidad de vida, como para la sociedad, dado que supone un enorme coste sanitario y económico.

Un hecho fundamental radica en que la educación al paciente asmático contribuye decisivamente a mejorar su capacidad pulmonar, lo que se traduce en un incremento de su calidad de vida. Como consecuencia, el paciente acude en un número reducido de ocasiones a los servicios de urgencias de los hospitales, así como genera una menor cantidad de ingresos hospitalarios.

El farmacéutico puede colaborar extraordinariamente en el manejo del asma, fundamentalmente en todo lo relativo a mejorar el conocimiento por parte del paciente de todos los aspectos que conducen a un mayor control de la enfermedad, iniciándose por la transmisión del mensaje de que, en todos los casos, los problemas del asma se pueden prevenir si el paciente lleva a cabo, de forma exacta, las recomendaciones que se le dan.

Por este motivo, la colaboración en la realización y puesta en marcha de un plan de asma individualizado para cada individuo es una tarea farmacéutica que está acompañada de un potencial buen resultado sociosanitario.

El plan de educación al paciente conlleva varios apartados de conocimiento que éste debe adquirir, como se indica a continuación. Como resumen, y para que le sirva de guía al paciente, se le explicará el plan de acción específico (tabla 1) que ha de servirle de guía.

Conocimiento de la enfermedad

Es preciso incidir, mediante una conversación personal con el paciente, en ciertos aspectos fundamentales relacionados con el asma. Esta enfermedad provoca una reducción de la luz bronquial debido a una inflamación crónica de las vías respiratorias, lo que se agrava en presencia de ciertos elementos, como humo, polvo o polen, principalmente. Ello puede producirle tos, silbidos al respirar, presión en el pecho e incluso dificultad para respirar. Además, si no se controla el asma, afectará extraordinariamente a la vida del paciente. El paciente debe colaborar fielmente en su control, teniendo en cuenta que, a pesar de que el control sea excelente, no significa en modo alguno que la enfermedad está curada, por lo que debe continuar indefinidamente con la implementación de las medidas profilácticas recomendadas, pasando a ser éstas un hecho más en su vida cotidiana.

El paciente debe tener muy presente ciertas premisas:

* Colaborar estrechamente con su médico y su farmacéutico, visitando al primero una vez cada 6 meses, como mínimo, y consultando con el segundo cualquier problema derivado de su tratamiento cada vez que acuda a la farmacia.

* Tomar los medicamentos exactamente como se le ha indicado. El farmacéutico debe reforzar el conocimiento de la importancia de una adecuada posología, así como de una correcta administración de los fármacos prescritos.

* Observar inmediatamente si existe alguna señal de empeoramiento de la enfermedad, iniciando inmediatamente una respuesta.

* Permanecer alejado de aquellas circunstancias que haya observado o le hayan indicado que pueden desencadenar su asma.

El establecimiento de objetivos consensuados con el propio paciente es un requisito de gran relevancia para el adecuado control de la enfermedad. La meta a conseguir debe ser la respuesta negativa de todas las preguntas del cuestionario de control del asma1 (tabla 2). Ante cualquier respuesta afirmativa, se aconsejará al paciente que acuda a su médico o farmacéutico para comentar tal eventualidad.

Conocimiento de los medicamentos prescritos

El paciente debe conocer que existen dos tipos de medicamentos para su asma: los que le ayudan a controlar prolongadamente su enfermedad y los de alivio rápido.

Fármacos de control prolongado

Este tipo de medicamentos, dirigidos hacia un amplio y continuado control, deben ser administrados diariamente, pues previenen los síntomas y controlan el asma. Si el paciente tiene síntomas tres o más veces a la semana, o por la noche en tres o más ocasiones al mes, precisará tomar estos medicamentos, aunque se sienta bien, y esto debe formar parte de una rutina diaria, pues le ayudará a un correcto cumplimiento terapéutico.

Mención especial merece la correcta administración de cualquier fármaco inhalado, por lo que se insistirá en educar al paciente en este aspecto; también se comprobará frecuentemente la técnica utilizada, pues ello es motivo, en muchas ocasiones, de no lograr el objetivo terapéutico.

El paciente debe conocer que existen dos tipos principales de este tipo de fármacos: corticosteroides y agonistas beta 2 de acción sostenida, de los que los primeros son esenciales para el tratamiento, porque reducen la inflamación, mientras que los segundos se utilizan para ayudar a controlar el asma y para prevenir los síntomas nocturnos.

Deberá saber distinguir entre los esteroides inhalados como fármacos antiasmáticos y los que toman ciertos individuos con el ánimo de producirse un desarrollo muscular, lo cual crearía reticencias para su administración en un número significativo de pacientes.

Igualmente, deberá conocer que los esteroides inhalados producen una acción local en los bronquios, por lo que al no absorberse no originan los efectos secundarios que pueden observarse cuando tienen acción sistémica.

Por último, se insistirá que existen ciertos momentos, como las fases de agudización del asma, en los que los esteroides sistémicos (en comprimidos, jarabes o soluciones) pueden ser necesarios, pero su adecuado control reducirá al mínimo los efectos citados. Se insistirá especialmente en que, si se da este caso, el paciente no podrá suspender bruscamente el tratamiento.

En cuanto a los beta 2 adrenérgicos, se aclarará que, al no poseer efecto antiinflamatorio, se utilizan conjuntamente con los corticosteroides y no aisladamente.

Por otra parte, el paciente habrá de distinguir entre los medicamentos de acción sostenida y los de acción rápida, evitando utilizar los primeros como fármacos de alivio rápido. A los pacientes que utilicen otros tipos menos frecuentes, como teofilinas o antileucotrienos, se le deberá facilitar información específica al respecto.

Fármacos de alivio rápido

Este gran grupo de fármacos sólo se administrará en situaciones especiales en las que se requiere una desaparición rápida de la sintomatología adversa.

El paciente conocerá exactamente que este tipo de fármacos sólo debe utilizarlos en casos particulares para abrir rápidamente las vías respiratorias y producir un alivio inmediato.

Se le indicará que debería inhalar estos medicamentos tan pronto como aparezcan ciertos síntomas (tos, pitidos, presión torácica). También se le advertirá que ésta es una forma excepcional de tratamiento, por lo que si toma estos fármacos con mayor frecuencia de la habitual, deberá ponerse en contacto con su médico o farmacéutico.

La información, la vigilancia del flujo máximo o de los síntomas, la revisión médica regular y los planes de acción individualizados forman los componentes fundamentales de los planes de educación sobre el asma

Señales de empeoramiento

Cuando, al respirar, el paciente no tenga tos, ni silbidos o pitos, si no hay opresión torácica o dificultad en la respiración, el paciente debe saber que su asma se halla bajo control. En este caso, la medición de su flujo espiratorio máximo es superior al 80% de su valor normal.

Cuando comienzan los silbidos o pitos al respirar, existe opresión torácica o dificultad para respirar, o se despierta durante la noche debido al asma, o no puede realizar todas las actividades cotidianas habituales, el paciente ha de ser consciente de que su asma está empeorando, por lo que requiere una pronta asistencia para evitar la progresión de su enfermedad. La medición con el flujómetro indicará valores de 50-80%.

Si el paciente presenta gran dificultad para respirar, los fármacos de alivio rápido no le han mejorado, no puede hacer sus actividades diarias, o los síntomas descritos en el apartado anterior persisten o empeoran después de pasadas 24 horas, precisará de asistencia médica inmediata.

Situaciones que empeoran el asma

Es preciso instar al paciente a buscar, y llegar a conocer, cuáles son las situaciones que pueden hacer empeorar su asma. Entre las más corrientes, se indicará al asmático que vigile y evite, en caso de asociación positiva con su asma, el humo de tabaco, las alfombras y otros materiales que pudieran contener ácaros del polvo, animales con pelo o pluma, cucarachas, polen, etc. Las informaciones acerca de cómo hacer frente a estas situaciones redundarán en una menor tasa de empeoramiento de la enfermedad.

Conclusión

La información, la vigilancia del flujo máximo o de los síntomas, la revisión médica regular y los planes de acción individualizados forman los componentes fundamentales de los planes de educación sobre el asma3. Cotte et al4 comprobaron que cuando, además de un plan de acción, se instaura un plan de educación debidamente estructurado, se produce un aumento de las visitas al médico; al igual que una reducción en la dimensión de los síntomas en cuestionarios de calidad de vida tenía lugar cuando la intensidad de la educación sobre el asma se reducía.

De esta forma, la puesta en marcha de un adecuado plan de educación sanitaria al paciente asmático puede contribuir a la mejoría en el control de la patología, así como a la reducción de las crisis. Ello puede mejorar significativamente no sólo los resultados clínicos del asmático, sino también los derivados de la calidad de vida. La menor utilización de recursos sanitarios sería una consecuencia del resultado obtenido.

Bibliografía
[1]
National Asthma Education and Prevention Program. National Heart, Lung and Blood Institute National Institutes Of Health Publication (n.º 97-2339).
[2]
Utilización de fármacos inhalados. Recomendaciones SEPAR [consultado en julio de 2003]. Disponible en: http://www.separ.es
[3]
Opciones para la educación sobre el autocuidado para los adultos con asma. En: La Cochrane Library plus en español. Oxford: Update Software.
[4]
Cotte J, Bowie D, Robichaud P, Parent J, Battisti L, Boulet L..
Evaluation of two different educational interventions for adult patients consulting with an acute asthma exacerbation..
Am J Respir Crit Care Med, 163 (2001), pp. 1415-9
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