Soy enfermera, con experiencia limitada en cuidados paliativos y terminales. Mi enfermo terminal, que previamente estaba tomando hidromorfona, está recibiendo ahora morfina ¿Qué factores están implicados en la elección de morfina para los cuidados terminales?—TF, ILL.
Karen M. Kuebler, BSN, RN, responde: Cuando los pacientes ingresan en los centros de cuidados paliativos, los médicos realizan grandes esfuerzos para suministrarles la debida analgesia de modo diario, y a veces cada hora. Cuando los pacientes experimentan reacciones realmente adversas a un opioide, este puede sustituirse por otro para garantizar el control del dolor.
Por ejemplo, consideremos a un paciente con un cáncer de pulmón en estadio final y una expectativa de vida inferior a un mes. Desde su ingreso en el centro de cuidados paliativos con administración de hidromorfona, ha manifestado un dolor creciente. Además, está agitado y disneico.
El equipo del centro de cuidados paliativos colabora y decide interrumpir la hidromorfona y administrarle una dosis de morfina equianalgésica. Se prescriben morfina oral y morfina sublingual según necesidad las 24h para combatir el dolor.
¿Por qué el cambio? La morfina es un opioide que puede ayudar a aliviar la disnea crónica, especialmente cuando se administra mediante fórmula de acción prolongada1. La hidromorfona es un opioide eficaz, pero no aporta el mismo beneficio.
Una vez que se cambia al paciente a la morfina, el equipo evaluará la respuesta de este, supervisando estrechamente los signos verbales y no verbales de dolor y las reacciones adversas al fármaco tales como agitación, confusión, náuseas o convulsiones. Si la disnea del paciente disminuye o desciende con la morfina, esta puede sustituir fácilmente a la hidromorfona.
La morfina se utiliza comúnmente en los centros de cuidados paliativos. La Organización Mundial de la Salud ha respaldado que constituye el opioide de referencia, y se considera el tratamiento de primera línea para el dolor moderado o intenso2. La morfina no es cara y puede conseguirse fácilmente. Debido a su corta semivida, puede ajustarse rápidamente, basándose en la respuesta del paciente3. Dado que su efecto analgésico no tiene virtualmente techo, su limitación reside únicamente en las reacciones adversas, la mayoría de las cuales disminuyen normalmente a medida que el paciente va desarrollando tolerancia.
La morfina puede combinarse con terapias adyuvantes tales como corticoesteroides, antidepresivos, fármacos antiepilépticos, tratamientos tópicos y medicaciones sin receta, tales como paracetamol y antiinflamatorios no esteroideos. La analgesia se obtiene a menudo con una combinación de fármacos que mantengan al paciente tan cómodo y conectado al mundo como sea posible4.
Educar a los pacientes y a sus familias es muy importante cuando se prescribe morfina. Algunas personas creen erróneamente que la morfina se administra únicamente cuando la muerte es inminente. Como es un agonista de los receptores opioides que produce analgesia, la morfina puede aliviar el dolor de modo muy eficaz, y forma parte de muchas terapias de cuidados paliativos.
Muchos pacientes y sus familias se preocupan acerca de la adicción y de la necesidad de incrementar la dosificación de morfina para tratar el dolor. Todos los opioides se prescriben en dosis que alivien el dolor. Si el paciente sufre dolor, la dosis se ajusta hasta que se sienta cómodo.
Esto no significa que sea un adicto; su necesidad de dosis mayores puede ser simplemente un signo de la progresión de la enfermedad o de tolerancia al opioide actual. La tolerancia es una respuesta física esperada que se produce con la exposición al fármaco, que provoca una disminución de los efectos del fármaco con el tiempo5. La adicción se caracteriza a menudo por una necesidad física y psicológica de un opioide, que puede conducir a conductas autodestructivas6.
Utilizada adecuadamente, la morfina puede mantener eficazmente la analgesia sin producir reacciones adversas indebidas. Aunque es un estándar constante en el tratamiento de muchos tipos de dolor en los cuidados terminales, muchos profesionales, pacientes y familias precisan de más formación sobre su uso. ■
Karen M. Kuebler es consejera delegada de Aurora House de Western Monroe County en Spencerport, N.Y.
La autora ha declarado no tener ningún conflicto de intereses económicos relacionados con este artículo.