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Vol. 31. Núm. 3.
Páginas 58-63 (Mayo - Junio 2014)
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¿Puede un protocolo de cuidados de la boca reducir la neumonía asociada a la ventilación mecánica en pacientes traqueostomizados?
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Patricia Conley, David McKinsey, Jason Graff, Anthony R. Ramsey
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Resumen

Antecedentes: en diversos estudios se ha demostrado que los cuidados de la boca con una solución de gluconato de clorhexidina (GCH) al 0,12% reduce la incidencia de neumonía relacionada con la ventilación mecánica (NVM) en pacientes con ventilación mecánica y tubos endotraqueales en la UCI. La mínima evidencia muestra la eficacia de cualquier protocolo de cuidados de la boca para prevenir la NVM en pacientes con ventilación mecánica con traqueostomías en una unidad de cuidados intermedios. Objetivo: determinar la eficica de un protocolo de cuidados de la boca para reducir el índice de NVM en los pacientes con ventilación mecánica y traqueostomizados en la unidad de cuidados intermedios. Métodos: se realizó un estudio prospectivo de 75 pacientes con ventilación mecánica y traqueostomizados durante 12 meses. El protocolo consistió en el cepillado de dientes con dentífrico y la aplicación de una solución de GCH al 0,12% cada 12 horas. Al finalizer el estudio se comparó el índice de NVM en la población objeto del estudio con el informe de la National Health and Safety Network (NHSN) para 2009, cuya referencia fue de 1,5 por 1.000 días de ventilación1. Resultados: tras implementar el protocolo de cuidados de la boca en la unidad de cuidados intermedios, el índice de NVM fue de 1,1 por 1.000 días de ventilación durante 12 meses, en comparación con el informe para 2009 de la NHSN, de 1,5 por 1.000 días. Conclusiones: el cepillado de dientes con dentífrico y la aplicación de la solución de GCH al 0,12% puede ser un protocolo de cuidados de la boca eficaz para reducir la NVM en pacientes de las unidades de cuidados intermedios con traqueostomía y ventilación mecánica.

Texto completo

LOS PACIENTES QUE PRESENTAN NVM, una infección común adquirida en el hospital, experimentan una mayor morbilidad y mortalidad que los pacientes hospitalizados sin neumonía2–4. La NVM incrementa la duración de la estancia hospitalaria y el número de días de ventilación, lo que representa unos costes adicionales de 14.000 a 57.000 dólares por hospitalización4,5.

En 2005, el Institute for Healthcare Improvement (IHI) inició un paquete de medidas de prevención de la NVM un grupo de intervenciones que, conjunta y firmemente realizadas, mejoran la evolución de los pacientes. Los cuatro elementos clave del paquete de medidas son: la elevación del cabecero de la cama de 30 a 45 grados, la interrupción diaria de la sedación y la evaluación de la idoneidad de la extubación, la profilaxis de la úlcera péptica, y la profilaxis de la trombosis venosa profunda6.

A pesar del beneficio de la profilaxis para la úlcera péptica, las medicaciones que elevan el pH de las secreciones gástricas pueden convertirse posteriormente en el motivo causante del desarrollo de NVM, al permitir un exceso de crecimiento bacteriano en el estómago. Si se aspiran, estas secreciones gástricas incrementan el riesgo de NVM7–9.

Para reducir la incidencia de NVM, se añadió en 2010 la aplicación oral de la solución de GCH al 0,12% al paquete de medidas del IHI, ya que la evidencia indicaba que esta práctica inhibe la formación de placa dental, que puede albergar bacterias patógenas6. La aspiración de las secreciones orales constituye la primera vía de transporte de las bacterias a los pulmones10. Un protocolo de cuidados de la boca que reduzca la placa, descontamine la cavidad oral y realice una extracción frecuente para minimizar el riesgo de aspiración puede reducir potencialmente la incidencia de la NVM.

Antecedentes

Una parte sustancial de la bibliografía refleja la eficacia de diversos protocolos de cuidados de la boca para reducir la NVM en pacientes con tubos endotraqueales conectados a ventilación mecánica en la UCI. Los protocolos han incluido: limpieza de la boca con povidona yodada y enjuague con agua débilmente ácida11 uso de productos comerciales para higiene bucal12; cepillado programado de dientes con dentífrico13; aplicación de antibióticos por vía oral o GCH en solución, gel, pasta o colutorio14–16, y adición del cepillado dental con y sin dentífrico al protocolo de GCH17–19.

En una muestra de 1.252 pacientes, la limpieza de la mucosa oral con povidona yodada, cepillado de los dientes y enjuague con agua débilmente ácida redujeron significativamente la incidencia de NVM, aunque no los días de hospitalización o ventilación10. En una muestra separada de 759 pacientes, una combinación comercial de kit de productos/protocolo (Sage Products, Inc., Cary, Ill.), que incluía la limpieza con peróxido de hidrógeno, el cepillado con cepillo dental aspirador y la aplicación de cloruro de cetilpiridinio, un desinfectante tópico, a la mucosa oral, redujo la incidencia de NVM de 12 por 1.000 a 8 por 1.000 días de ventilación (p = 0,06)11.

En un ensayo clínico aleatorizado de 345 pacientes, los investigadores observaron que el cepillado dental con dentífrico durante 1 min cada 8 h reducía la incidencia de NVM a cero13, lo que refuerza la importancia de la eliminación mecánica y abrasiva de la placa como parte de un protocolo de cuidados de la boca19–21.

La aplicación oral de antibióticos no ha sido eficaz en la reducción de los índices de NVM; sin embargo, la eficacia del antiséptico GCH para reducir los índices de NVM ha sido bien documentada13. En dos metaanálisis separados de 11 (n = 3.242) y 7 (n = 1.650) ensayos clínicos, la aplicación oral de GCH (solución al 0,12%, gel al 0,20% o pasta al 2%) redujo considerablemente los índices de NVM14,15. Utilizada como enjuague oral, la solución de GCH al 2% fue mucho más eficaz para reducir los índices de NVM que la solución de cloruro sódico al 0,9% en un ensayo clínico aleatorizado, controlado, de 207 pacientes; el índice de NVM en el grupo de GCH fue de 7 por 1.000 días de ventilación, en comparación con el índice de 21 por 1.000 del grupo de control16.

Otros investigadores han examinado el efecto de añadir cepillado dental al protocolo de cuidados de la boca que utiliza la solución de GCH al 0,12%, con resultados contradictorios. En un ensayo clínico aleatorizado, controlado, de 547 pacientes asignados a uno de cuatro grupos, Munro et al. observaron que el GCH había reducido considerablemente los índices de NVM, pero que la adición del cepillado dental con dentífrico a la aplicación de GCH no tenía un efecto adicional sobre la incidencia de NVM17. En un segundo ensayo aleatorizado de 147 pacientes, que fueron asignados únicamente al grupo de GCH o al de cepillado dental con GCH, los investigadores hallaron que la adición del cepillado con cepillo eléctrico junto con el uso estándar de GCH no reducía los índices de NVM18. Sin embargo, utilizando un protocolo de cepillado dental con dentífrico y aplicando GCH a una muestra de 871 pacientes, Sona et al. hallaron una reducción del 46% del índice de NVM (de 5,2 a 2,4 por 1.000 días de ventilación), al comparar los resultados con los del grupo de preintervención de 777 pacientes (p = 0,04)19.

La literatura especializada demuestra claramente que la aplicación oral de GCH es eficaz para reducir los índices de NVM18,19,21. Aunque parece razonable que el cepillado dental con dentífrico reduciría adicionalmente los índices de NVM mediante la eliminación mecánica y abrasiva de la placa, los resultados de los estudios previos han sido contradictorios12,16–18. Además, muchos estudios publicados se han realizado en pacientes con tubos endotraqueales ingresados en una UCI. Hemos encontrado pocas investigaciones publicadas acerca de la eficacia de un protocolo de cuidados de la boca para reducir los índices de NVM en pacientes traqueostomizados y con ventilación mecánica en una unidad intermedia como la nuestra.

Pregunta de investigación

El objetivo de este estudio fue examinar el efecto de un protocolo de cuidados de la boca que incluía el cepillado dental con dentífrico y la aplicación de una solución de GCH al 0,12% para la reducción de la NVM en pacientes con ventilación mecánica y traqueostomizados en una UCP.

Como la población de nuestro estudio incluyó a los pacientes con ventilación mecánica traqueostomizados, deben diferenciarse los factores de riesgo de la NVM con tubos endotraqueales de los factores de riesgo de las cánulas de traqueostomía. Los mayores riesgos asociados a los tubos endotraqueales son la deficiencia del transporte ciliar por el epitelio y la función tusiva22. En comparación, los pacientes traqueostomizados y con ventilación mecánica tienen menos factores de riesgo, ya que las cánulas de traqueostomía permiten un mejor acceso para realizar higiene bucal y una aspiración pulmonar más eficaz, por lo que normalmente se precisa una menor sedación23.

Métodos

Instalaciones y muestra. El estudio prospectivo durante 12 meses fue realizado en una unidad de cuidados intermedios de 24 camas, en un hospital de alta complejidad en Kansas City, Mo. (Véase el cuadro Glosario de términos de investigación.) Los criterios de inclusión consistieron en que todos los pacientes debían ser mayores de 18 años, traqueostomizados y con ventilación mecánica durante un mínimo de 48 h. Se excluyó a los pacientes traqueostomizados trasladados a la unidad de cuidados intermedios desde un centro de cuidados agudos a largo plazo o desde casa con ventilación mecánica. Los criterios de exclusión incluyeron neumonía diagnosticada tras menos de 48 h con ventilación mecánica, y NVM previa (ingreso actual). El valor p correspondiente es de una dimensión, porque se supone que la proporción de NVM será inferior para la muestra que recibió la intervención que para la población de la referencia NHSN 2009.

Procedimientos. Antes de que las enfermeras (n = 17) recibieran formación acerca del protocolo de cuidados de la boca, se realizó una encuesta anónima diseñada por Grap et al. para evaluar la frecuencia y métodos de higiene bucal en pacientes traqueostomizados con ventilación mecánica24. Antes de realizar este estudio, las enfermeras no utilizaban un protocolo de cuidados de la boca coherente, y el hospital no disponía de políticas de higiene bucal. La frecuencia de dichos cuidados oscilaba de 0 a 5 veces al día; utilizaban una amplia variedad de métodos, aunque el 41% de las enfermeras indicó que no cepillaban los dientes de los pacientes con dentífrico, y el 41% indicó que no aplicaba GCH.

Se seleccionó la solución de GCH al 0,12% para descontaminación oral porque su agente antimicrobiano actúa contra los microorganismos grampositivos y gramnegativos. El cepillado dental con cepillo para adultos y dentífrico realiza una abrasión mecánica que remueve la placa dental y reduce las concentraciones de microorganismos perjudiciales en la lengua.

En las reuniones de personal, se impartió a las enfermeras el protocolo de cuidados de la boca con instrucciones verbales y demostraciones (véase el cuadro Siguiendo el protocolo), y se les indicó que aplicaran el protocolo cada 12 h.

Como la aplicación de GCH requería la prescripción por parte de un profesional sanitario, se documentó el tiempo preestablecido de administración en el registro informatizado de administración de medicación (MAR, medication administration record). Para realizar un seguimiento de la adherencia de las enfermeras al protocolo de cuidados de la boca, se registraron tanto el cepillado dental con dentífrico como la aplicación de GCH en una hoja de la documentación presente en la habitación de cada paciente, situada por encima del ordenador cercano a la cama, en el que se escanean las medicaciones. Para el estudio, el cálculo de la adherencia a la aplicación de GCH y cepillado dental no se obtuvo del MAR. En su lugar, la hoja de documentación del estudio constituyó una herramienta completa para la recolección de los datos y una breve descripción del protocolo para cada turno. La herramienta de documentación ayudó a la recopilación de los datos y a la entrada eficiente de estos, ya que constituía la única responsabilidad del investigador principal. Las copias con todos los detalles del protocolo se ubicaron en un gabinete de la unidad, en una caja de archivo abierta, accesible para todo el personal.

Glosario de términos de investigación

Prueba de la χ2  Prueba utilizada para determinar si existen diferencias estadísticas en las variables de las diferentes categorías entre dos o más grupos independientes. Por ejemplo, ¿existen más varones en el grupo de jóvenes que en el de mayores? 
Alfa crítico (error de tipo I)  El nivel alfa se define como la probabilidad de lo que se denomina un error de tipo I. Es la probabilidad de rechazar una hipótesis ciertamente nula32
Media  Media matemática. 
Metaanálisis  Procedimiento cuantitativo que nos permite combinar los resultados numéricos de estudios múltiples32
Tamaño de la muestra 
Valor p de una dimensión  La hipótesis alternativa establece que el resultado de la población difiere del valor establecido en la hipótesis probada por el investigador. El valor p es la probabilidad, cuando la hipótesis de investigación es cierta. Nivel de significación estadística32
p  Estadística indicativa de la significación; p < 0,05 indica que los resultados son significativos; cuanto menor sea el número, existirá menor probabilidad de que los resultados se produzcan por casualidad. 
Estudio prospectivo  Examen de las causas supuestas, adelantándose en el tiempo al efecto supuesto33
Ensayo clínico aleatorizado controlado  Método que garantiza que una muestra se obtiene de modo que todas las muestras del mismo tamaño tengan igual probabilidad de ser seleccionadas a partir de una población definida32
Índice  Frecuencia con lo que algo ocure34
Desviación estándar (DE)  Variación o rango. Cuanto mayor es la DE, mayor es el rango de las respuestas. 
Corrección de continuidad de Yate  Cálculo para reducir las discrepancias entre la frecuencia de los datos observados y la frecuencia de los valores esperados32
Prueba Z  Cálculo que proporciona una puntuación Z que indica cuántas DE de las puntuaciones brutas están por encima o debajo de la media de distribución32

Muchos de los pacientes incluidos en el protocolo de cuidados de la boca, traqueostomizados y con ventilación mecánica no podían llevar a cabo su propia higiene bucal. A cualquier paciente que pudiera cepillarse los dientes se le permitió hacerlo (dos en este estudio), tras haberles formado sobre el protocolo; en el resto de los pacientes fueron las enfermeras las encargadas. El protocolo se aplicó a los pacientes desde el día en que fueron trasladados a la unidad de cuidados intermedios, y finalizo cuando se retiró la ventilación mecánica, cuando abandonaron la unidad o cuando fueron trasladados a otro centro.

El investigador principal recopiló todos los datos. Se revisaron las historias clínicas para recoger cualquier dato descriptivo, y los resultados. Para este estudio se utilizaron los criterios de los Centers for Disease Control (CDC) para establecer el diagnóstico de la NVM: infiltrados nuevos o progresivos acompañados de fiebre, leucocitosis, secreciones traqueales purulentas y empeoramiento del intercambio de gases que se haya iniciado pasadas las 48 h del inicio de la ventilación mecánica25. En caso de surgir cualquier cuestión relativa a un posible diagnóstico de NVM, se consultó al especialista en enfermedades infecciosas del equipo de investigación para determinar el cumplimiento de estos criterios. Se utilizaron los mismos criterios por parte de una única enfermera de control de infecciones, quien identifico los casos de NVM durante el año anterior al inicio de este estudio.

Análisis de los datos

Se introdujeron todos los datos en el paquete estadístico para ciencias sociales (SPSS, Statistical Package for the Social Sciences)26. Como los índices de NVM en las unidades de cuidados intermedios no habían sido evaluados antes del estudio, se utilizó el índice de NVM del Informe del NHSN para 2009, ya que se consideró la mejor información disponible para realizar comparaciones. La prueba de la χ2 fue la prueba estadística utilizada en el análisis para calcular el índice de NVM en la UCP.

Resultados

Los datos demográficos se muestran en el cuadro Una mirada a las características de los pacientes. Los 75 sujetos (muestra) estaban conectados a ventilación mecánica, traqueostomizados, y habían sido ingresados o trasladados a la unidad de cuidados intermedios desde el 1 de noviembre de 2009 al 31 de octubre de 2010. El 96% de los pacientes de la muestra fueron trasladados desde la UCI con ventilación mecánica a la unidad de cuidados intermedios. La duración de la estancia en dicha unidad fue de 1 a 31 días, con una media de 11,1 días. La adherencia del personal enfermero al cepillado dental osciló entre el 9 y el 100%, con una media del 80%; la adherencia a la aplicación de GCH osciló entre el 22 y el 100%, con una media del 80% (n = 64, extraviados = 11).

Al finalizar el estudio de 12 meses en la unidad de cuidados intermedios, se produjeron dos casos de NVM sobre 1.789 días de ventilación, lo que arrojó un índice de NVM del 1,1 por 1.000 días de ventilación. Tras este estudio, las enfermeras siguieron el mismo protocolo de cuidados de la boca y, en 2011, los resultados fueron de 218 días de ventilación y cero infecciones. La referencia del índice de NVM en la unidad de cuidados intermedios, destacada en el informe del NHSN para 2009, indica una media de 1,5 casos por 1.000 días de ventilación1.

Se comprobó la eficacia del procedimiento mediante la comparación entre la proporción de NVM por días totales de ventilación para los pacientes de la unidad de cuidados intermedios de la muestra y la proporción de NVM por días totales de ventilación de los pacientes de la unidad de cuidados intermedios en la población nacional (utilizando los datos de 2009). La significación estadística de esta comparación se obtuvo calculando la prueba Z para la significación de la diferencia de la proporción de un valor de población hipotético. La proporción de la muestra fue de 0,00112 (2/1.789), y la proporción calculada de los datos de la población nacional fue de 0,00262 (27/10.307). Como el valor esperado de la frecuencia de la muestra fue inferior a 5, se aplicó la corrección de continuidad. El nivel crítico de alfa (error de tipo I) para el umbral de la significación se estableció en 0,05. El valor Z de corrección de continuidad fue de 1,03, para el que el valor p de una dimensión fue de 0,1523. Por tanto, la proporción de la muestra de NVM no fue estadísticamente significativa cuando se comparó con la proporción de la población27.

Seguimiento del protocolo19

Utilícese este protocolo para proporcionar cuidados de la boca a los pacientes traqueostomizados con ventilación mecánica:

  • Reúna los siguientes suministros: dispositivo de succión Yankauer, esponjas orales, cepillo dental, tubo de dentífrico, y solución de CHG al 0,12%.

  • Realice una evaluación enfermera de la lengua, mucosa oral, dientes y labios del paciente. No cepille ninguna llaga. Dé instrucciones al paciente acerca de la aportación de cuidados orales.

  • Cepille dientes, lengua y mucosa oral de 1 a 2 min con toques suaves, utilizando dentífrico y una pequeña cantidad de agua para humedecer el cepillo; realice movimientos suaves para cepillar la lengua de los pacientes desdentados.

  • Aspire la boca durante y tras el cepillado dental para eliminar el exceso de agua y secreciones.

  • Aplique la solución de GCH al 0,12% a la cavidad oral y la lengua con esponjas orales, de 30 a 60 min después del cepillado dental o limpieza de boca. Aspire cualquier exceso restante.

  • Para pacientes con dentaduras: extraiga las dentaduras y límpielas con tabletas especiales, y luego aplique la solución de GCH al 0,12% a la cavidad oral y la lengua. Aspire la boca para eliminar el exceso de solución y secreciones.

Discusión y limitaciones

Aunque se ha estudiado ampliamente la eficacia de los protocolos de cuidados de la boca para reducir los índices de NAV en los pacientes de UCI con tubos endotraqueales, no se ha realizado ningún estudio amplio sobre los pacientes traqueostomizados. A nuestro entender, el presente es el único estudio publicado sobre el efecto de cualquier protocolo de higiene bucal para reducir la NVM en pacientes traqueostomizados y con ventilación mecánica, en la unidad de cuidados intermedios.

De manera retrospectiva, determinamos que la baja adherencia a la aplicación de GCH (extremo inferior del 22%) y cepillado dental con dentífrico (extremo inferior del 9%) se ha debido a múltiples factores que pueden corregirse en estudios futuros que evalúen este procedimiento; por ejemplo, el protocolo podría documentarse específicamente en el registro médico informatizado. La amplia hoja de documentación de cuidados de la boca, que incluía una breve lista de intervenciones que debían realizarse entre las 12:00 h (mediodía) y las 24:00 h (medianoche) constituyó una tarea de documentación adicional para las enfermeras. Estas aplicaron el documento de la GCH del MAR mediante la técnica de escaneado previa a la administración. El GCH, como todas las medicaciones prescritas, se escanea antes de ser administrado a cada paciente. El cepillado dental con dentífrico se documentó en la sección de documentación del ordenador de las actividades diarias antes de finalizar el turno, aunque no especificó qué tipo de cuidados orales se habían completado.

Además, algunas enfermeras de la unidad de cuidados intermedios no habían tomado parte en el aprendizaje original del protocolo de cuidados de la boca para el estudio. Ciertas enfermeras asignadas a estos pacientes provenían de la UCI o de una agencia, y al no haber sido informadas o adheridas, contribuyeron a la pérdida de documentación. También se perdieron algunas hojas de documentación de los pacientes que fueron dados de alta, trasladados, o conducidos de urgencia a la UCI.

Los resultados de nuestro estudio sugieren que el protocolo de cuidados de la boca, de cepillado dental con dentífrico, seguido de la aplicación de una solución de GCH al 0,12% a los 30-60 min, puede reducir la incidencia de NVM en los pacientes traqueostomizados y con ventilación mecánica de la unidad de cuidados intermedios. Con la aplicación de este protocolo durante un período de 12 meses en dicha unidad, el índice de NVM fue de 1,1 por 1.000 días de ventilación.

Este índice es inferior a los índices de 2009 recientemente publicados por la NHSN, donde se comunicó una media nacional grupal de 1,5 por 1.000 días de ventilación en las unidades de cuidados intermedios1. Una limitación de nuestro estudio fue que el índice de NVM en el informe de la NHSN incluyó a pacientes con dispositivos endotraqueales o de traqueostomía, mientras que nuestro índice de NVM incluyó únicamente a pacientes con cánulas de traqueostomía. Los hallazgos de nuestro estudio concuerdan con los de Sona et al., quienes utilizaron un protocolo similar para sus pacientes de la UCI con tubos endotraqueales19.

Características de los pacientes*   
  n (%) 
Características  [Media (DE*); rango] 
Edad  [63,2 (15,5); 18-91] 
Sexo:   
Mujer  40 (53%) 
Varón  35 (47%) 
Días de traqueostomía  [16 (11,9); 2-58] 
Días de ventilación  [24 (13,9); 4-62] 
Diagnóstico principal:   
Parada respiratoria  43 (57%) 
Trauma/herida abierta en la cabeza  5 (7%) 
Ictus  5 (7%) 
Infección/sepsia  4 (5%) 
Otros  18 (24%) 
Diagnóstico secundario:   
Parada respiratoria  20 (27%) 
Neumonía  17 (23%) 
Infección/sepsis  5 (7%) 
Insuficiencia renal  4 (5%) 
Otros  29 (38%) 
*

n = 75; DE = desviación estándar.

Giard et al. compararon los factores de riesgo de la NVM de aparición reciente (E-NAV) y los de NVM tardía (L-NAV) en 11 UCI de Francia. Sus hallazgos revelaron los siguientes factores de riesgo independientes de L-NAV (frente a E-NAV): mayor edad, elevada puntuación de fisiologia aguda simplifi II, cualquier infección al ingresar, presencia de otra infección adquirida en el hospital previa a NVM, y uso de catéter venoso central previo a NVM28 (La puntuación de fisiología aguda simplificada es una puntuación de la escala de gravedad y estimación de la mortalidad, integrada por hasta 12 variables fisiológicas y tres variables relacionadas con la enfermedad. Las puntuaciones oscilan entre 0 y 163 puntos, donde 163 es la medición “peor”29.) Ambos pacientes diagnosticados de NVM en la unidad de cuidados intermedios eran adultos mayores con neumonía diagnosticada durante más de 7 días previos a la retirada de la ventilación mecánica. Nuestra población de pacientes más cercana se equipara a los factores de riesgo de L-NVM más que de E-NVM.

El impacto económico de los resultados de nuestro estudio es importante. El coste de los suministros utilizados para este protocolo de cuidados de la boca fue de alrededor de 15 dólares por paciente. Como ahora se penaliza a los hospitales por las enfermedades adquiridas en ellos, un protocolo efi de cuidados de la boca no sólo reduce la morbilidad, sino que también logra benefi económicos importantes30.

Incluso cuando la adherencia media del personal enfermero con el protocolo fue del 80%, la adherencia de las enfermeras individuales osciló entre el 9 y el 100%. No pudimos evaluar la adherencia en el 15% de los pacientes cuyas hojas de adherencia se extraviaron.

Aunque la adherencia del personal enfermero al protocolo de cuidados de la boca no fue del 100%, este estudio implicó la implementación de un protocolo en una unidad sin un protocolo establecido, y reforzó la importancia de la higiene bucal. Las prácticas de las enfermeras que trabajan en los hospitales con protocolos de cuidados de la boca son más congruentes con las directrices sobre prevención de NVM que las de las enfermeras que trabajan en hospitales sin dichos protocolos31.

Los datos están siendo ahora supervisados de manera consistente en cuanto a la incidencia de la NVM en nuestra unidad de cuidados intermedios. Como se ha explicado anteriormente, no existe significación estadística entre el grupo de la muestra y la referencia. Esto indica la necesidad de que las enfermeras prueben adicionalmente el protocolo de cuidados de la boca en poblaciones más grandes.

Como muchos estudios publicados han evaluado el efecto de la higiene bucal sobre el índice de NVM en pacientes con tubos endotraqueales en la UCI, este estudio evaluó un número reducido de citas bibliográficas estudiando a los pacientes traqueostomizados en la unidad de cuidados intermedios. Se realizaron dos búsquedas en la bibliografía, y ninguna de ellas arrojó estudios adicionales tan específicos como este. Aunque no identificamos una reducción estadísticamente significative de la incidencia de NVM, demostramos la viabilidad de la implementación de un protocolo de cuidados de la boca en centros clínicos con mucha actividad, e identificamos diversas áreas de mejora en futuros estudios.

Se precisa más investigación para determinar el protocolo de cuidados de la boca más eficaz para la reducción de la NVM en esta población. Los estudios futuros deberán comparar los protocolos de cuidados de la boca con el protocolo de este estudio en un ensayo clínico prospectivo y aleatorizado, para determinar el protocolo más eficaz para esta población. Empoderar a las enfermeras con evidencia para proporcionar la mejor higiene bucal a los pacientes con ventilación mecánica es esencial para conseguir unos resultados positivos para los pacientes. ■

Financiación

En el Research Medical Center de Kansas City, Mo., Patricia Conley es miembro del personal enfermero de la unidad de cuidados progresivos, Jason Graff es miembro del personal neumólogo, y David McKinsey es miembro del personal médico. El Dr. McKinsey es también miembro de la Infectiu ous Disease Associates de Kansas City, Mo., y profesor clínico de medicina en la University of Kansas, en Kansas City, Kan. Anthony R. Ramsey es profesor adjunto en la Radford University School of Nursing de Radford, Va.

Conflicto de intereses

Los autores agradecen a Ruth Woronick, BSN, RN, CCRN, y a los miembros del personal enfermero del Research Medical Center, su participación en el estudio para promover los cuidados al paciente de calidad y basados en evidencias; a Kitty Serling, MSL, también del Research Medical Center, su ayuda con las búsquedas bibliográficas y a Cassie Lane, MS, del Sarah Cannon Research Institute de Nashville, Tenn., su apoyo.

Research Corner está coordinado por Cheryl Dumont, PhD, RN, CRNI, directora de investigación enfermera y del equipo de acceso vascular en el Winchester Medical Center de Winchester, Va. La Dra. Dumont es también miembro del comité editorial de Nursing 2013.

El contenido de este artículo ha sido debidamente revisado por el comité y/o cuenta con el debido apoyo administrativo para su publicación.

Financiación: Patricia Conley recibió una beca del Comité Operativo de Investigación en el Research Medical Center.

Los autores declaran no tener conflictos de interés económicos relacionados con este artículo.

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