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Vol. 32. Núm. 2.
Páginas 57-61 (Marzo - Abril 2015)
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RINCÓN DE LA INVESTIGACIÓN
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Disminución del íleo postoperatorio mediante el uso de goma de mascar
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Sofia Wronski
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Resumen

Contexto: El íleo postoperatorio (IPO) es una complicación posquirúrgica frecuente que incrementa la duración y los costes de hospitalización. A pesar de que anteriormente se consideraba que el reposo intestinal y el retraso en el consumo de alimentos por vía oral tenían utilidad para prevenir el IPO, la evidencia más reciente demuestra que la goma de mascar puede tener utilidad en este sentido. Métodos (búsqueda de la bibliografía): Se ha realizado una búsqueda en la bibliografía con los términos «íleo» (ileus), goma (gum), mascar (chewing) y mascado de chicle (gum chewing), entre los años 2006 y 2013. Selección de los estudios: En nuestro análisis se incluyeron todos los ensayos clínicos realizados con diseño prospectivo, asignación aleatoria y control en los que se había comparado el uso de goma mascar y un tratamiento control en pacientes adultos que habían sido intervenidos quirúrgicamente mediante cirugía abdominal (excepto en lo relativo a la cesárea); como variable dependiente se requirió un criterio de valoración. Hallazgos: En última instancia, fueron incluidos en nuestro estudio siete estudios de investigación primarios publicados en revistas de todo el mundo. Resultados: En todos los estudios, los pacientes del grupo experimental con goma de mascar eliminaron gases y realizaron la defecación antes que los del grupo control, que no utilizaron goma de mascar. En los estudios en los que se analizó la duración de la hospitalización, los pacientes de todos los grupos experimentales (excepto en uno de los estudios analizados) permanecieron menos tiempo hospitalizados. Limitaciones: Entre las limitaciones de nuestro análisis estuvieron los pequeños tamaños de las muestras, la ausencia de control mediante enmascaramiento en todos los estudios (excepto en uno), las diferencias en los estándares entre los hospitales y los países representados, la falta de especificación de los tipos de goma de mascar utilizados y las variaciones en la cronología y en la frecuencia del uso de la goma de mascar entre los distintos estudios. Discusión: Los pacientes que utilizaron la goma de mascar en el postoperatorio experimentaron una incidencia menor de IPO, eliminaron los gases y realizaron la defecación antes, y tuvieron una hospitalización más breve, además de que su grado de satisfacción fue mayor. La utilización de goma de mascar es recomendable como tratamiento complementario para reducir la incidencia de íleo en el postoperatorio.

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Introducción

Las enfermeras que ejercen en los contextos postoperatorios deben atender a menudo a pacientes que sufren íleo postoperatorio (IPO). Los signos y síntomas del IPO pueden consistir en distensión abdominal, dolor abdominal difuso, náuseas, vómitos, imposibilidad de eliminación de los gases e intolerancia a la dieta oral1. A pesar de que las enfermeras intentan por todos los medios que sus pacientes se sientan mejor, todo lo que pueden hacer es la aplicación de cuidados complementarios. Sin embargo, ¿es posible que algo tan extraordinariamente simple como el uso de una goma de mascar pueda ayudar a que los pacientes con IPO se sientan mejor y a que recuperen con mayor rapidez su función intestinal?

En este artículo vamos a ver con detalle el IPO, a analizar los estudios de investigación primarios realizados para evaluar el uso de la goma de mascar como método para reducir el IPO, y a ofrecer recomendaciones para su prevención en función de los resultados obtenidos en la búsqueda de la bibliografía médica.

Contexto

El IPO es una complicación postoperatoria frecuente que en realidad consiste en una obstrucción intestinal no mecánica en la que se inhibe la actividad propulsiva del intestino. Aparece con mayor frecuencia tras la cirugía abdominal y da lugar a un incremento del sufrimiento del paciente y de la duración de la hospitalización, con el consiguiente aumento del coste económico de todo el proceso2. Cierto grado de IPO es considerado una respuesta fisiológica normal frente a la cirugía, con normalización de la motilidad en el intestino delgado al cabo de pocas horas, en el estómago a las 24-48h y en el colon a las 48-72 h3. Los cuadros de IPO que tienen una duración mayor incrementan las molestias y reducen el apetito y el grado de satisfacción global de los pacientes.

A pesar de que no se conocen con detalle la etiología ni la fi del IPO, hay ciertos eventos que tienen lugar durante la cirugía abdominal y que pueden interferir en la actividad motora propulsiva del intestino delgado. Cualquier interferencia con el sistema nervioso autónomo, las hormonas gastrointestinales y las hormonas relacionadas con la infl puede infl profundamente en la función del intestino debido a que estos y otros mecanismos fisiológicos controlan normalmente la motilidad4. Además de la manipulación del intestino que tiene lugar durante la intervención quirúrgica, otros factores que potencian la alteración de la motilidad en el intestino delgado son el consumo limitado por vía oral durante el perioperatorio, la sepsis y los efectos de los medicamentos opiáceos que se administran en el contexto perioperatorio. La disminución o la ausencia de peristalsis con aparición del íleo pueden dar lugar a anorexia, náuseas, vómitos, molestias abdominales de tipo cólico, dolor y distensión abdominal3.

El IPO no solo representa una molestia para el paciente, sino que es también un factor que prolonga la recuperación y que incrementa la duración de la hospitalización, con el consiguiente aumento de los costes asistenciales5. De hecho, en Estados Unidos se ha estimado que el impacto económico anual del IPO es de 750 millones de dólares. Asgeirsson et al. también observaron que el coste de la prolongación del IPO tras el alta hospitalaria, con necesidad de rehospitalización, era similar al coste de la rehospitalización debida a la aparición de complicaciones quirúrgicas graves6. Este tremendo impacto sobre los pacientes y sobre los costes asistenciales justifica todos los esfuerzos para definir métodos mejores que permitan prevenir y tratar el IPO.

Las modalidades tradicionales han incluido la ambulación temprana, el reposo intestinal y la descompresión gástrica mediante una sonda nasogástrica. Sin embargo, se ha demostrado que estas intervenciones para la prevención del IPO son menos efi de lo que se pensaba7. Para la prevención del IPO prolongado se recomiendan la cirugía mínimamente invasiva, la manipulación intestinal suave y mínima, la analgesia epidural postoperatoria con anestésicos locales y la disminución del uso de analgésicos opiáceos; además, hay intervenciones potencialmente peligrosas que pueden incrementar el riesgo del IPO, como la aplicación profi rutinaria de una sonda nasogástrica y la administración de inhibidores de la ciclooxigenasa 2 (COX-2)1.

A pesar de que en épocas anteriores se utilizaban el reposo intestinal y el retraso de la alimentación por vía oral en el postoperatorio como medidas para prevenir el IPO, la evidencia más reciente sugiere que el consumo temprano por vía oral de pequeñas cantidades de alimento puede tener una utilidad mayor2. No obstante, a menudo no es posible iniciar con seguridad la alimentación oral temprana en el postoperatorio inmediato debido a las náuseas, los vómitos y la imposibilidad de tolerar la alimentación oral que aparecen durante este período.

La alimentación simulada, que estimula la motilidad gastrointestinal al imitar el consumo de alimentos, puede dar lugar a algunos de los efectos beneficiosos del consumo de alimentos por vía oral sin las desventajas inherentes al consumo real. La alimentación simulada incrementa la activación del nervio vago eferente en el sistema gastrointestinal, lo que –a su vez– aumenta la producción y la secreción de ácido gástrico, pepsina y polipéptido pancreático, compuestos todos ellos que potencian la motilidad gástrica. Los pacientes experimentan el efecto fisiológico del consumo de alimento sin tener que tomarlo realmente por vía oral8.

La alimentación simulada se puede aplicar mediante el uso de goma de mascar9. Tandeter ha propuesto la hipótesis de que algunos de los ingredientes de la goma de mascar pueden inducir efectos laxantes osmóticos que potencian la motilidad gastrointestinal y alivian el IPO10.

¿Qué significado tiene todo esto?, ¿es posible que algo tan sencillo como la goma de mascar pueda reducir realmente el IPO? En función de los resultados obtenidos en varios estudios primarios de investigación tenemos que considerar que ello es completamente posible.

Métodos: búsqueda de la bibliografía

Para identificar los estudios relevantes llevamos a cabo una búsqueda de la bibliografía en las bases de datos Medline, CINAHL, PubMed y Google Scholar, entre 2006 y 2013, utilizando los términos de búsqueda «íleo» (ileus), goma (gum), mascar (chewing) y mascado de chicle (gum chewing). Las listas de bibliografía de los artículos relevantes también fueron analizadas manualmente para identifi otras publicaciones que pudieran ser incluidas en el estudio. La búsqueda se limitó a las publicaciones redactadas en inglés y a los estudios de tipo clínico realizados sobre pacientes. Dado que no se han publicado muchos estudios de investigación primaria en los que la utilización de la goma de mascar haya sido evaluada como intervención terapéutica, incluimos en nuestro análisis estudios con una antigüedad superior a los 4 años.

Selección de los estudios

Una vez fi la búsqueda inicial de las publicaciones, estos artículos fueron analizados respecto a su idoneidad para la inclusión en el estudio. Finalmente, fueron incluidos todos los ensayos clínicos con diseño prospectivo, asignación aleatoria y control en los que se había comparado el uso de goma de mascar con la ausencia de esta intervención en adultos intervenidos mediante cirugía abdominal. El criterio principal de valoración (el tiempo transcurrido hasta la eliminación de los gases, el tiempo transcurrido hasta la defecación y la duración de la hospitalización) fue necesario como variable dependiente. Se determinaron los tamaños de las muestras, los regímenes postoperatorios correspondientes al uso de la goma de mascar, los protocolos de los grupos control y de los grupos experimentales, y el tipo de cirugía. Los estudios fueron incluidos en nuestro análisis en los casos en los que la cirugía abdominal había sido la correspondiente a la colectomía, la resección intestinal o la apendicectomía. Se evaluó a los pacientes intervenidos tanto mediante cirugía laparoscópica como mediante cirugía abierta.

Fueron excluidos los estudios que no habían tenido un diseño prospectivo y con asignación aleatoria. También se excluyeron los estudios en los que participaron mujeres intervenidas mediante cesárea debido a que este es un tipo de cirugía más especializado. A pesar de que los estudios con una metodología pobre, los análisis estadísticos insufi y la escasez de datos no fueron criterios de exclusión de los estudios en nuestro análisis, la presencia de estos factores hizo que sus resultados tuvieran un valor inferior al de los estudios que no los presentaban.

Hallazgos

Muestras. Se seleccionaron siete estudios de investigación primaria para un análisis más detallado. En el conjunto de estos estudios, el tamaño de la muestra osciló entre 19 y 100 pacientes adultos, con un tamaño de la muestra medio de 38. En cuatro estudios se especificó que la intervención quirúrgica se había realizado para tratar un cáncer. Cuatro de estos estudios se llevaron a cabo en Reino Unido (Quah et al.), Japón (Hirayama et al.), Camerún (Ngowe et al.) e India (Marwah et al.)11–14. Los otros tres estudios se realizaron en Estados Unidos15–17.

Los procedimientos quirúrgicos concretos que se llevaron a cabo fueron los de colectomía, resección intestinal, apendicectomía e ileostomía. En seis de los estudios solo se efectuaron procedimientos de cirugía abdominal abierta; McCormick et al. evaluaron a pacientes intervenidos mediante cirugía abierta o mediante cirugía laparoscópica15. Ngowe et al. analizaron tanto los procedimientos quirúrgicos efectuados de urgencia como los que se llevaron a cabo de manera programada; en los seis estudios restantes no se especificó si el procedimiento quirúrgico realizado lo había sido de manera urgente o programada.

Regímenes. En todos los estudios se detallaron los regímenes postoperatorios en los grupos experimentales y en los grupos control. En seis estudios se consideró que el régimen del grupo control era el estándar asistencial. El estándar asistencial de los regímenes postoperatorios no fue descrito con detalle en ninguno de los estudios, excepto en el de McCormick et al., en el que los participantes del grupo control tomaron pequeños sorbos de líquidos como el agua, y en el estudio de Marwah et al. en el que los participantes del grupo control no consumieron nada por vía oral hasta la eliminación de los primeros gases14,15.

En todos los estudios, el grupo experimental fue descrito como el constituido por los pacientes que utilizaron la goma de mascar durante espacios de tiempo variables cada día. En todos los estudios analizados la masticación de la goma tuvo lugar en tres ocasiones cada día, excepto en el estudio de McCormick et al. en el que los participantes utilizaron la goma de mascar cuatro veces al día. La duración del tiempo en el que los participantes masticaron la goma se especificó en cuatro estudios, en los que osciló entre 5min y 1h, con un promedio de 30min. En el estudio de Schuster et al. no se determinó este parámetro15,16.

Solo en dos estudios se especificó el tiempo transcurrido entre el final de la intervención quirúrgica y el inicio de la utilización de la goma de mascar; en el estudio de Marwah et al. dicho período fue de 6h, y en el de Quah et al. los pacientes del grupo experimental comenzaron a utilizar la goma de mascar a la mañana siguiente de la intervención. En estos dos estudios también se señaló el momento en el que se interrumpió la utilización de la goma de mascar (tras la eliminación de los primeros gases y hasta el inicio del consumo de una dieta sólida por vía oral, respectivamente). Aparte de estos dos, el único estudio en el que se señaló el momento de interrupción de la goma de mascar fue el de Ngowe et al., y dicho momento correspondió a la realización de la primera defecación.

En el estudio de Matros et al. participó un tercer grupo, un grupo placebo17. En este grupo, los pacientes utilizaron un brazalete de acupresión. Característicamente, cuando se utilizan en forma de tratamiento alternativo o complementario, los brazaletes de acupresión se colocan en la superficie ventral de la muñeca con el objetivo de aplicar una presión sobre punto concreto para estimular la motilidad gástrica. Los participantes del grupo placebo en este estudio utilizaron el brazalete de acupresión en la parte dorsal de la muñeca, en forma de una localización simulada.

Criterios de valoración. En todos los estudios seleccionados se utilizaron criterios de valoración similares: el tiempo transcurrido hasta la primera eliminación de los gases, el tiempo transcurrido hasta la primera defecación o ambos períodos de tiempo fueron determinados en todos los estudios. La duración de la hospitalización fue considerada un criterio de valoración adicional en todos los estudios, excepto en el de Hirayama et al. Matros et al. incluyeron también el tiempo transcurrido hasta el momento del alta hospitalaria, correspondiente al momento en el que los pacientes eliminaban gases y toleraban al menos dos comidas sin complicaciones. Schuster et al., y Marwah et al., incluyeron como criterio de valoración el tiempo transcurrido hasta que los participantes sentían hambre por primera vez, mientras que Ngowe et al. consideraron como un criterio de valoración el número y el tipo de complicaciones.

Resultados

En todos los estudios, los participantes del grupo experimental que utilizaron la goma de mascar eliminaron los gases y defecaron antes que los participantes del grupo control que no la utilizaron. En la mayor parte de los estudios en los que se evaluó la duración de la hospitalización, los grupos experimentales presentaron una hospitalización más breve. La única excepción fue la constituida por los pacientes intervenidos mediante cirugía abierta para la realización de una colectomía y evaluados en el estudio de McCormick et al. En este estudio, el grupo control eliminó inicialmente los gases a los 2,8 días en promedio y la duración promedio de la hospitalización fue de 5,3 días. Por el contrario, en el grupo experimental con utilización de la goma de mascar, los participantes eliminaron inicialmente los gases a los 2,9 días y requirieron una hospitalización de 5,6 días15. A pesar de que no quedó especifi en el estudio, esta pequeña diferencia de tiempo pudo ser atribuible a un resultado atípico.

En cada estudio se utilizaron métodos estadísticos distintos para obtener los resultados, lo que hizo difícil comparar la signifi estadística de los distintos análisis. Excepto en los participantes intervenidos mediante colectomía con cirugía abierta y estudiados por McCormick et al., los participantes en todos los demás estudios experimentaron una reducción significativa en el tiempo medio transcurrido hasta la eliminación de los gases y la defecación, aunque la signifi estadística de ello fue variable9. En ningún estudio se defi el método a través del cual los resultados fueron considerados estadísticamente significativous Matros et al., y Quah et al., analizaron sus resultados y no observaron diferencias estadísticamente signifi en el tiempo transcurrido hasta la eliminación inicial de los gases o la primera defecación entre los pacientes que habían utilizado la goma de mascar y los que no lo habían hecho. En los estudios de Schuster et al., Hirayama et al., Marwah et al., y Ngowe et al. se demostró la signifi estadística en la disminución del tiempo transcurrido hasta la eliminación inicial de los gases y la primera defecación. McCormick et al. observaron que la utilización de la goma de mascar dio lugar a la aparición de los primeros movimientos intestinales con una rapidez signifi mayor en los pacientes intervenidos mediante colectomía laparoscópica, pero no detectaron una diferencia signifi entre los grupos control y experimental respecto a los pacientes en los que se realizó la colectomía mediante cirugía abierta11–17.

En lo relativo a la duración de la hospitalización, en los estudios de Matros et al., Quah et al., y Marwah et al. no se observaron diferencias signifi en los pacientes que utilizaron la goma de mascar. Sin embargo, en los estudios de Ngowe et al., Hirayama et al., y Schuster et al. se detectó una signifi estadística positiva respecto a la reducción de la duración de la hospitalización en los pacientes que utilizaron la goma de mascar. McCormick et al. observaron que el uso de la goma de mascar dio lugar a una reducción significativa de la hospitalización en los pacientes tratados mediante colectomía laparoscópica, pero no observaron una diferencia estadística respecto a este parámetro en los pacientes en los que la colectomía se realizó mediante cirugía abierta.

Matros et al. también evaluaron el tiempo transcurrido hasta el alta hospitalaria como un criterio de evaluación y no observaron diferencias significativas entre los grupos control y experimental. Otro criterio de valoración fue el tiempo transcurrido hasta la sensación inicial de hambre, y este parámetro tampoco fue significativamente menor en el grupo de utilización de la goma de mascar en el estudio de Schuster et al., aunque sí lo fue en el grupo de utilización de la goma de mascar en el estudio de Marwah et al.11–17.

Aparte de los señalados previamente, el único criterio de valoración analizado en estos estudios fue el correspondiente a las complicaciones. En el estudio de Ngowe et al. se describieron cinco casos de complicaciones (todas ellas abscesos); tres tuvieron lugar en el grupo de utilización de la goma de mascar y dos en el grupo control. Sin embargo, estos resultados no fueron analizados desde el punto de vista estadístico13.

Limitaciones

En todos los estudios se describió en el apartado de limitaciones el tamaño de la muestra, que en todos ellos fue bastante pequeño. El estudio de Marwah et al. fue el que tuvo una muestra de mayor tamaño, con 100 pacientes. Solamente Matros et al. llevaron a cabo su estudio en varios centros hospitalarios. La ausencia de control mediante enmascaramiento en todos los estudios, excepto en el de Matros et al., es otra limitación debido al posible sesgo asociado al hecho de que fueran los propios equipos quirúrgicos los que determinaron los resultados.

La heterogeneidad de las rutinas perioperatorias en cada hospital fue otra limitación. Por ejemplo, es muy probable que en cada hospital se aplicaran técnicas quirúrgicas distintas para los diferentes tipos de cirugía abdominal. En la mayor parte de los estudios la cirugía se llevó a cabo por motivo de una colectomía o de una resección intestinal y el método quirúrgico fue la cirugía abierta más que la cirugía laparoscópica, lo que pudo haber infl en los resultados. Característicamente, la cirugía abdominal abierta conlleva una manipulación mayor de los órganos abdominales, la exposición al ambiente y el uso de dosis mayores de medicamentos analgésicos para controlar el dolor postoperatorio18. Es probable que en los distintos hospitales también se utilizaran anestésicos diferentes, lo que pudo contribuir a las posibles variaciones en los resultados.

Solamente en el estudio de Ngowe et al. participaron pacientes en los que se llevaron a cabo procedimientos quirúrgicos de urgencia, lo que pudo asociarse a un riesgo inherente mayor de complicaciones postoperatorias, como el íleo. Por otra parte, tampoco se analizó el estado de salud global de los pacientes, por ejemplo, si tenían o no antecedentes médicos importantes o si sufrían o no otras comorbilidades que pudieran haber incrementado la probabilidad de IPO.

En lo que se refi e al postoperatorio, es probable que en los distintos hospitales se aplicaran estándares diferentes respecto a los cuidados que recibieron los pacientes. En algunos hospitales se pudo utilizar la analgesia epidural para el control del dolor mientras que en otros posiblemente se utilizaron opiáceos por vía intravenosa. En algunos hospitales los pacientes posiblemente comenzaron a recibir líquidos como el agua por vía oral en el postoperatorio inmediato, mientras que en otros posiblemente se dejó transcurrir un cierto tiempo para ello o incluso se utilizó una sonda nasogástrica para la descompresión del estómago. Los detalles correspondientes a los estándares de los cuidados postoperatorios solo se especifi on en algunos estudios y no siempre con detalle.

A pesar de que en los estudios realizados en los hospitales universitarios estadounidenses los estándares de los cuidados postoperatorios pudieron ser similares, es probable que en los estudios realizados en otros países como India y Reino Unido dichos estándares fueran muy diferentes. Ngowe et al. realizaron su estudio en un hospital universitario de Camerún, en el que las técnicas, los estándares e incluso las barreras para la investigación pudieron ser distintos de los correspondientes a los países occidentales. Por ejemplo, estos investigadores señalaron las dificultades incluso para conseguir la goma de mascar de manera que la pudieran utilizar los pacientes. Compraron todas las reservas de goma de mascar sin azúcar existentes en el único supermercado que había. Dado que se estropearon dos unidades de la goma de mascar, la muestra se limitó a 23 participantes en el grupo experimental. Además, a cada participante se le pidió que masticara la misma unidad de goma de mascar todo el tiempo13.

El tiempo de uso de la goma de mascar también pudo representar una limitación. En la mayor parte de los estudios se utilizó goma de mascar sin azúcar, pero en ningún momento se especificaron las razones de ello. En algunos estudios no se indicó de manera específica el tipo de goma de mascar utilizado. Incluso entre las gomas de mascar los ingredientes o sabores de las distintas marcas pudieron presentar diferencias, desencadenando posiblemente ciertos mecanismos fisiológicos e influyendo así en los resultados del estudio.

No solo es posible que el tipo de goma de mascar fuera una limitación, sino que también lo fueron posiblemente el tiempo y la frecuencia de la masticación de la goma, parámetros que pudieran limitar adicionalmente las posibilidades de comparar de manera razonable los resultados. Por ejemplo, Quah et al. hicieron que los participantes utilizaran la goma de mascar durante al menos 5 minutos tres veces al día, mientras que en el estudio de Quah et al. los pacientes masticaron la goma alrededor de 30 minutos, tres veces al día. Quah et al. no observaron diferencias significativas entre los grupos experimental y control, mientras que Hirayama et al. sí lo hicieron. El período de tiempo de masticación de la goma y la frecuencia de uso de la goma de mascar podrían haber desempeñado un papel en la variabilidad de los resultados.

Discusión

A pesar de que algunos de los resultados analizados en los distintos estudios carecieron de significación estadística, en todos los estudios evaluados se demostró que la utilización de la goma de mascar dio lugar a un efecto positivo para reducir el IPO, en comparación con los cuidados postoperatorios habituales. Además de eliminar gases en una fase más temprana y de presentar antes la primera defecación, requerir una hospitalización menor y sentir hambre antes, muchos de los participantes que utilizaron la goma de mascar en el postoperatorio también experimentaron un grado de satisfacción mayor. Varios pacientes expresaron su deseo de seguir utilizando la goma de mascar tras la finalización del estudio, señalando que ello les refrescaba y les abría el apetito.

A pesar de que no se han publicado estudios para evaluar los posibles efectos negativos sobre los pacientes o el incremento de la incidencia de IPO en relación con el uso de la goma de mascar, en un metaanálisis efectuado por Fitzgerald y Ahmed en 2009 se abordó la posibilidad de que la goma de mascar no sea una estrategia que carece por completo de riesgos. Por ejemplo, los pacientes con compromiso del habla y con dificultades para la deglución muestran riesgo de aspiración. Por otra parte, algunos de los ingredientes de la goma de mascar han sido implicados en la aparición de cefalea, vasculitis toxicodérmica, diarrea crónica y disminución del peso corporal19. Estas posibles reacciones adversas no han sido analizadas con detalle y no parecen anular los efectos positivos conseguidos con la goma de mascar. No obstante, dado que la sensibilidad frente a algún ingrediente de la goma de mascar podría dar lugar a una reacción adversa significativa en algunos pacientes, las enfermeras deben tener cuidado para evaluar los antecedentes de alergia y de sensibilidad de cada paciente antes de iniciar un régimen con utilización de la goma de mascar.

En el momento presente, con los resultados que se han obtenido en los estudios de investigación publicados, se recomienda la utilización de la goma de mascar en el postoperatorio como tratamiento complementario para reducir el IPO. Se ha demostrado que este tratamiento, que tiene una rentabilidad económica extraordinaria, no induce efectos negativos sobre la recuperación postoperatoria.

Las enfermeras pueden implementar con facilidad esta intervención tras comentarlo con el resto del equipo asistencial. En primer lugar, deben llevar a cabo una evaluación para determinar qué pacientes son los candidatos apropiados. Un paciente que presente alergia o sensibilidad a cualquiera de los ingredientes de la goma de mascar debe recibir algún otro producto que no contenga el ingrediente problemático, si fuera posible, o bien debe ser excluido de este tratamiento. Los pacientes deben permanecer despiertos y alerta, además de que tienen que tener la competencia necesaria para masticar la goma de mascar y no deben presentar problemas en la cavidad oral (tal como dolor mandibular, pérdida de piezas dentarias o sintomatología de alteraciones de la articulación temporomandibular) que pudieran reducir su capacidad para la masticación.

Dado que hasta el momento no se ha desarrollado ningún régimen bien definido, las enfermeras deben animar a los pacientes a utilizar la goma de mascar siempre que lo deseen, al menos en dos ocasiones cada día. Al reducir la incidencia de IPO, las enfermeras pueden incrementar el grado de satisfacción de los pacientes, disminuir la duración de la hospitalización y reducir los costes hospitalarios. ■

Sofia Wronski es enfermera en una unidad de práctica avanzada de cuidados críticos de traumatología y cirugía en el Hospital of the University of Pennsylvania, en Philadelphia, Pennsylvania.

Rincón de la investigación está coordinado por Cheryl Dumont, PhD, RN, CRNI, directora de investigación enfermera y del equipo de acceso vascular en el Winchester Medical Center, en Winchester, Virginia. La Dra. Dumont también pertenece al comité editorial de Nursing2014.

La autora declara no tener ningún conflicto de intereses económicos relacionados con este artículo.

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