He leído con gran interés el artículo “Responder al maltrato verbal” (NursiNg, 2014; p. 16). He sido enfermera de urgencias durante 29 años y he experimentado maltrato verbal de pacientes, familiares, médicos y compañeros de trabajo.
Durante la mayor parte de mi carrera en urgencias, me dejaron sola ante estas situaciones abusivas y no recibí formación acerca de cómo reconocerlas, reducirlas o gestionarlas. Los altos niveles de maltrato verbal al personal de los servicios de urgencias comporta problemas morales, incluyendo una diminución de la satisfacción personal y profesional y abandono del puesto de trabajo, tal como se describe en los estudios sobre el maltrato1.
Cuando la Joint Commission abordó este tema en relación con los entornos de trabajo saludables, me alegré. A la par me disgusta enormemente que deban producirse casos extremos para que los gestores y líderes sanitarios acuerden que las situaciones de maltrato en el lugar de trabajo no son aceptables. Deseo que las enfermeras gestoras y líderes continúen trabajando en esta línea y sean proactivas en el reconocimiento y el abordaje de los problemas de las relaciones entre personas que afectan la moral y la satisfacción de las enfermeras asistenciales.
Gracias por presentar este tema. Las enfermeras de hoy y mañana se merecen un contexto organizativo seguro y saludable para ejercer dignamente su labor.