A mi paciente se le programó una cirugía abdominal exploratoria y una posible resección de colon. Mientras paseábamos por la zona preoperatoria, me di cuenta de que no había sido informado plenamente acerca de las posibles complicaciones. Revisando su historia médica, pude ver que el consentimiento informado estaba claramente detallado, y debidamente autorizado y firmado. La responsable de enfermería me dijo que siguiera adelante y que le administrara los fármacos preoperatorios, así que le mediqué sin corregir ninguno de los malentendidos que tenía acerca de la inminente operación. Mirando hacia atrás, sentí que le había decepcionado un poco. ¿Cómo podría haberle defendido mejor?—C.F., PA.
A menudo, la defensa del paciente y la asunción de riesgo van emparejados. Las enfermeras deben hablar por sus pacientes cuando ellos no pueden hacerlo por sí mismos. A veces esto tiene repercusiones. En un caso como este, hay que estar preparado para hacer frente a las objeciones pausadamente, y exponer argumentos claros que apoyen nuestra acción, poniendo énfasis en el porqué de la necesidad de retrasar la programación.
Normalmente, la sedación preoperatoria se administra alrededor de 45 minutos antes de la anestesia. Hasta entonces, se considera que los pacientes adultos competentes pueden expresarse por sí mismos. Pero la ventana de la oportunidad se cierra rápidamente tras la administración de la medicación preoperatoria, ya que dichos fármacos pueden nublar el juicio.
De manera ideal, el proceso de consentimiento debería completarse con más antelación. El paciente debería haber firmado el consentimiento informado tras una conversación profunda con el facultativo acerca del procedimiento quirúrgico, los resultados previstos, los riesgos potenciales, los beneficios y las alternativas a la cirugía. De no haberse explicado cualquiera de estas opciones en términos comprensibles para el paciente, este no puede otorgar el consentimiento informado.
Posiblemente su paciente estuviera plenamente informado, pero no podía recordar temporalmente lo que se le había explicado debido a la ansiedad, la cual puede causar confusión en el pensamiento racional en períodos de estrés. Usted podría haber pedido a otra enfermera o a su supervisora que hablaran con el paciente y aclararan lo que él había comprendido, mientras usted escuchaba. Ambas deberían documentar esta valoración y contactar a continuación con el cirujano o el anestesista del paciente, si fuera necesario, para entablar su defensa y garantizar un consentimiento plenamente informado. ■
CONGESTIÓN NASALCómo pararlaA veces los pacientes me piden consejo acerca de los mejores medicamentos sin receta para la congestión nasal. ¿Cómo podría asesorarles, basándome en la última evidencia?—B.B., MINN.
La congestión nasal está asociada a la infección de las vías respiratorias superiores y a la rinitis alérgica. Además de ser molesta, puede interferir con el gusto, el olfato y el sueño.
La reciente revisión de Cochrane exploró la eficacia de las combinaciones de antihistamínicos orales-descongestionantes-analgésicos para el tratamiento de los signos y síntomas del resfriado común, incluyendo la congestión nasal1. La combinación de antihistamínicos-descongestionantes resultó ser la más eficaz para el tratamiento de los signos y síntomas de la infección de las vías aéreas superiores, aunque su efecto sobre la congestión nasal puede ser limitado. Las reacciones adversas comunes, que pueden ser molestas, incluyen somnolencia (especialmente debido a los antihistamínicos de primera generación), sequedad bucal y mareos. No se incluyeron en la revisión los aerosoles descongestionantes sin receta1,2.
Informen a los pacientes de que los descongestionantes tópicos, tales como los aerosoles nasales, pueden aportar un alivio rápido, aunque adviértanles de que el uso de estos productos durante un tiempo prolongado puede causar un efecto rebote de la congestión nasal. Otras reacciones adversas pueden incluir ansiedad, mareo, agitación y temblores3. ■