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Vol. 34. Núm. 4.
Páginas 52-53 (Julio - Agosto 2017)
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SEGURIDAD DEL PACIENTE
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Cinco estrategias para combatir la discriminación inconsciente
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Patricia Bucknor-Ferron, Lori Zagaja
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DISCRIMINACIÓN, la evaluación multifacética negativa de un grupo y sus miembros en relación con otro grupo puede manifestarse directa o indirectamente. Los estudios han demostrado que los médicos pueden recomendar tratamientos más avanzados y eficientes a pacientes blancos que a pacientes negros1. Este es un ejemplo de discriminación directa. Las disparidades étnicas son más pronunciadas cuando las recomendaciones de cuidados son inespecíficas; este es un ejemplo de discriminación indirecta1. La discriminación inconsciente, que es involuntaria, es habitual y persistente. Puede activarse rápidamente sin darnos cuenta, a pesar de nuestras buenas intenciones.

Después de explicar el problema y sus consecuencias, este artículo subraya los pasos que la enfermera puede seguir para combatirla.

Centrar el problema

En general, los profesionales de la salud no se ven a sí mismos sesgados hacia la discriminación. Puesto que estos profesionales también son humanos, tienen una “desconexión” accidental entre su deseo de proporcionar unos cuidados equitativos y la forma en que su toma de decisiones se ve influida por la raza, etnia, estatus socioeconómico u otros atributos sociales del paciente, los cuales son preceptos de disparidad.

La gestión de la discriminación inconsciente es delicada debido a los puntos ciegos.

Estas zonas ciegas pueden ser el resultado de un sesgo confirmatorio, que provoca que las personas reconozcan información que refuerza sus creencias anteriores y desatienden la información que no refuerza estas creencias. Intentar controlar este tipo de sesgo requiere vigilancia y compromiso constante para establecer una buena diferencia. Cuando no se reconoce la discriminación inconsciente, puede llegar a producir disparidades en la atención sanitaria.

Según la Healthy People 2020, las disparidades en salud son diferencias íntimamente relacionadas con las desventajas económicas, sociales y/o del entorno2. Las disparidades en salud afectan de modo adverso a grupos de personas que han experimentado de modo sistemático mayores obstáculos en relación con la salud a causa de su grupo racial o étnico, religión, estatus socioeconómico, sexo, edad, salud mental, discapacidad intelectual, sensorial o física, orientación sexual, identidad de género, localización geográfica u otras características históricamente vinculadas a discriminación o exclusión2.

Las consecuencias potencialmente negativas de las disparidades en la atención a la salud incluyen la falta de cuidados preventivos, el mal control de síntomas, desatención por no asignación de recursos, tiempos de espera superiores para ser atendido o para la realización de un procedimiento, y trato con profesionales que no dedican tiempo a intentar comprender el idioma o las diferencias culturales. Aunque la competencia cultural es una responsabilidad enfermera obligatoria, superar el sesgo cultural sigue siendo un reto en los sistemas de salud.

Los pacientes que sufren disparidades en la atención sanitaria tienen la percepción de que el sistema sanitario les pone unos obstáculos inconmensurables que jamás podrán superar. Pueden percibir el sistema como poco receptivo, poco atento con sus necesidades, complejo y de difícil navegación.

Establecer cinco estrategias

Sabiendo que la discriminación inconsciente conlleva disparidad en la atención, las enfermeras deberían intentar eliminarla. Las siguientes cinco estrategias pueden ser de utilidad:

  • 1.

    Consciencia personal. Es el proceso de mirarse a uno mismo hacia dentro para reconocer las creencias y los valores que pueden comportar discriminación inconsciente. El reconocimiento puede facilitar el desarrollo de comportamientos de autorregulación que mitiguen la influencia del sesgo en las interacciones con los pacientes3. La adquisición de esta conciencia propia requiere un ritmo interno que se emplee para guiar las interacciones diarias. Este compás puede ayudar a las enfermeras a reconocer actitudes y comportamientos aceptables e inaceptables y a mantenerse en el camino correcto al afrontar el reto continuo de la discriminación inconsciente. Ello requiere una mirada interna continua y crea consciencia de cómo son percibidas por los demás, lo que establece el fundamento para la relación terapéutica enfermera-paciente.

  • 2.

    Reconocimiento. Sin reconocimiento de que el problema existe, no se puede establecer ninguna acción para solventarlo. El reconocimiento conlleva aceptación de la responsabilidad que permite marcar la diferencia. Las enfermeras y los demás profesionales de la salud deben trabajar para erradicar la discriminación inconsciente iniciando respuestas que fortalezcan las conductas positivas, tales como la empatía.

  • 3.

    Empatía. Los profesionales de la salud deben empatizar con los pacientes y sus circunstancias para comprender lo que están sintiendo. Las enfermeras pueden desarrollar empatía haciendo un esfuerzo consciente para comprender la situación de cada paciente, hacer una inmersión completa desde el punto de vista del paciente y obtener y dar sentido a lo que debe de representar para él4. La mayoría de personas tienen empatía de forma natural, pero algunos pacientes y algunas situaciones puede representar una barrera a la empatía. Por ejemplo, cuidar a un paciente que ha sido partícipe de comportamientos de riesgo que provocan eventos adversos puede hacer más difícil la relación empática. El rechazo a reconocer esta necesidad emocional puede producir resultados negativos durante las interacciones y la prestación de cuidados a los pacientes. Para superar estos obstáculos a la empatía, los profesionales de la salud deben concienciarse de hacer un esfuerzo para reconocer que existen barreras e implementar de forma consciente prácticas que se alineen con una atención no discriminatoria.

  • 4.

    Defensa de los derechos del paciente. Apoyar al paciente en sus transiciones por el sistema de salud es lo que se denomina defensa de sus derechos. La enfermera puede actuar como abogado defensor ayudando al paciente en la comunicación con otros miembros del equipo, en la identificación de las mejores opciones terapéuticas, y en la garantía del respeto a los derechos del paciente. En presencia de situaciones de discriminación inconsciente, la defensa del paciente por parte de la enfermera le ayudará a recibir los cuidados que necesita.

    Las enfermeras deben defender a los pacientes con tacto, compasión y profesionalidad, y comunicarse con los miembros del equipo para csubrir adecuadamente las necesidades del paciente. Los pacientes deberían ser capaces de notar que las enfermeras procuran hacer lo mejor para conseguir los mejores resultados para ellos.

  • 5.

    Educación. Potenciar el conocimiento es esencial para crear consciencia, reconocer la existencia de discriminación inconsciente y reducir su prevalencia.

Aunque muchos profesionales de la salud no se ven a sí mismos afectados por la discriminación inconsciente, este es un problema frecuente y persistente.

La educación puede introducirse en el currículo formal de las ciencias de la salud. Otra opción es ofrecer formación orientada a la sensibilización y a la existencia de discriminación inconsciente en los centros sanitarios. Las enfermeras pueden formar a otros profesionales durante sus interacciones para contribuir a crear consciencia acerca de la discriminación inconsciente. Las reuniones habituales de los miembros del equipo pueden también emplearse como foro para la formación, ofreciendo a las enfermeras la oportunidad de compartir sus experiencias y creencias, así como para explorar alternativas para mitigar este problema. La educación sobre la discriminación inconsciente ayuda a crear un entorno que fomenta la equidad en el cuidado, con un abordaje abierto y de aceptación del otro. Además de reforzar la base de conocimiento, la educación crea una atmósfera de promoción de la relación terapéutica basada en la empatía y la comprensión, que al final produce como resultado unos cuidados equitativos y de alta calidad.

Cambios en positivo

Aunque muchos profesionales de la salud no se ven a sí mismos afectados por la discriminación inconsciente, este es un problema frecuente y persistente. Si no se reconoce y se aborda, la discriminación inconsciente produce disparidades en la atención sanitaria, lo cual puede tener consecuencias negativas para los pacientes. El empleo de estas cinco estrategias ofrece un marco positivo para ser empleado por enfermeras y otros profesionales con el fin de superar la discriminación inconsciente y proporcionar unos cuidados óptimos. ■

BIBLIOGRAFÍA
[1]
J.F. Dovidio, S.T. Fiske.
Under the radar: how unexamined biases in decision-making processes in clinical interactions can contribute to health care disparities.
Am J Public Health., 102 (2012), pp. 945-952
[2]
Healthy People.gov. Healthy People 2020. Foundation health measures. 2016. www.healthypeople.gov/2020/about/foundation-health-measures.
[3]
C.R. Teal, A.C. Gill, A.R. Green, S. Crandall.
Helping medical learners recognise and manage unconscious bias toward certain patient groups.
[4]
H.P. Santry, S.M. Wren.
The role of unconscious bias in surgical safety and outcomes.
Surg Clin North Am., 92 (2012), pp. 137-151

Patricia Bucknor-Ferron es enfermera de soporte a la gestión en el Baptist Medical Center en Jacksonville, Florida, y Lori Zagaja es gestora de riesgo clínico en el St. Francis Hospital and Medical Center en Hartford, Connecticut.

Las autoras declaran no tener ningún conflicto de intereses económicos relacionados con este artículo.

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