La succión es un reflejo natural de los bebés; la succión no nutritiva proporciona apoyo emocional y ayuda a que el bebé se calme por sí mismo. Al educar a los padres sobre el uso adecuado de los chupetes, las enfermeras pueden promover la seguridad y el bienestar del niño, sentando las bases para la futura salud oral del niño.
LA AMERICAN Academy of Pediatric Dentistry reconoce que el cuidado bucal infantil sienta las bases de la educación preventiva y el cuidado dental permanente1. Los chupetes pueden desempeñar un papel importante en este resultado si se utilizan correctamente.
Pero, ¿qué interés tienen ahora los chupetes? Los investigadores han relacionado el uso de chupetes cuando se duerme con una disminución del riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante2. Este hallazgo es significativo para las enfermeras que cuidan a niños pequeños y ofrecen formación a sus padres, y puede impulsar conversaciones más productivas sobre el uso del chupete.
En este artículo se analiza lo que las enfermeras deben enseñar a los padres sobre el uso del chupete según las directrices actuales y las prácticas recomendadas por la American Academy of Pediatric Dentistry y la American Academy of Pediatrics.
Influencia tranquilizadora, hasta un puntoLos chupetes se han utilizado para calmar a los bebés durante siglos. Los bebés y los niños pequeños necesitan, en cierta medida, la succión con otra finalidad más allá de la simple nutrición. La succión no nutritiva (p. ej., chuparse el pulgar, los dedos o el chupete) es un paso normal e importante en el desarrollo del bebé3,4.
La incidencia de la conducta de succión no nutritiva disminuye entre los 2 y los 4 años5. En un estudio se observó que los niños que succionan un chupete generalmente interrumpen el hábito a una edad más temprana que los niños que se chupan los dedos o un pulgar. Los hábitos de succión prolongados se correlacionaron con mayor edad materna y educación superior, así como la falta de hermanos mayores4.
Algunos padres creen erróneamente que los chupetes causan deformación mandibular y dental. Otros creen que el uso prolongado puede causar una mala nutrición y retraso en el habla. Contrariamente a estos supuestos, el chupete es solo eso, un chupete6. Los cambios en la porción incisal de las mandíbulas de los lactantes y los niños menores de 3 años como consecuencia de la succión no nutritiva son mínimos. Cualquier desviación de la anatomía normal se limita a los incisivos en la dentición temporal4.
A pesar de que no se cree que los hábitos de succión no nutritivos durante la lactancia y la primera infancia afecten significativamente a la estructura orofacial, estos hábitos pueden conducir a caries y otros problemas dentales si persisten4. La intensidad, duración y frecuencia de la costumbre amplifican estos problemas dentales.
Los niños deben abandonar el uso del chupete una vez que han salido todos los dientes de leche. La American Academy of Pediatrics recomienda ayudar a los niños que interrumpen la succión no nutritiva a los 4 años5. Hay que enseñar a los padres cómo deben ayudar a su hijo a abandonar el hábito y recordarles que deben recompensar al niño con elogios después de que este abandone el hábito.
Recomendaciones para los padresLas enfermeras están en una posición clave para enseñar a los padres y a otros cuidadores cómo usar y cuidar el chupete. Si un padre le pide consejo sobre la selección y la seguridad del chupete, tenga en cuenta las siguientes consideraciones:
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Nunca ate un chupete con una cinta o cuerda alrededor del cuello o las manos del bebé ya que comporta un peligro de estrangulación. Insistimos en la importancia de esta advertencia a los padres. La Consumer Product Safety Commission continúa recibiendo informes de estrangulación infantil relacionada con el uso inadecuado del chupete7.
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Los chupetes deben ser de una sola pieza y estar fabricados con un material duradero. Antes de utilizar un chupete, lleve a cabo una “prueba de tracción” y trate de separar la tetina del chupete desde el mango o el anillo de fijación. El chupete no debe separarse.
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Asegúrese de que la pieza de protección del chupete es más ancha que la boca del bebé (al menos, algo más de 3 cm de diámetro) y que tiene al menos dos orificios de ventilación, uno a cada lado de la boquilla. Estos agujeros permiten respirar al bebé si aspira el protector del chupete por la boca8.
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Enseñe a los padres y otros cuidadores sobre la higiene adecuada de las manos. Recuérdeles que deben lavarse las manos antes de manipular adecuadamente un chupete para evitar la transmisión de enfermedades.
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Diga a los padres que no unten el chupete con sustancias azucaradas, como la miel, una práctica común en algunas culturas antes de introducirla en la boca del bebé. La miel puede estar contaminada con Clostridium botulinum y el azúcar y los microorganismos que se hallan en la miel contribuyen a la caries dental9. Los Centers for Disease Control and Prevention informan de que más del 40% de los niños tienen caries cuando comienzan a ir a la guardería10,11.
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Enseñe a los padres a limpiar el chupete con agua tibia a diario y eliminarlo cuando se desgasta y se deforma. Dígales que no limpien el chupete con una esponja, escobilla para botellas o lejía ya que el cepillado puede rayar la tetina del chupete. No lo coloque en el microondas o lavavajillas; en cambio, puede dejarlo secar al aire después del lavado.
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Advierta a los padres de que los chupetes nunca deben compartirse.
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Los chupetes no deben utilizarse para sustituir o retrasar las comidas, y deben ofrecerse solo cuando el cuidador está seguro de que el niño no tiene hambre5. ■
La autora declara no tener ningún conflicto de intereses económicos relacionado con este artículo.