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Investigaciones de Historia Económica - Economic History Research
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Inicio Investigaciones de Historia Económica - Economic History Research Pedro Tedde. El Banco de España y el Estado liberal (1847-1874). Madrid, Banco ...
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Vol. 14. Núm. 3.
Páginas 222 (Octubre 2018)
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Pedro Tedde. El Banco de España y el Estado liberal (1847-1874). Madrid, Banco de España y Gadir Editorial, S.L., 2015, XXXVIII, 671 págs. + anexo de ilustraciones sin numerar.
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Eugenio Torres
Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España
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No exageramos nada si decimos que el libro de Pedro Tedde es una obra maestra que culmina, por ahora, una madura y fructífera línea de investigación desarrollada en el Servicio de Estudios del Banco de España sobre la historia del banco emisor español. Su aparición completa una trilogía integrada, así mismo, por las 2 monografías dedicadas al Banco Nacional de San Carlos y al Banco Español de San Fernando, publicadas en 1988 y 1999, respectivamente. El libro que reseñamos estudia un periodo crucial de la historia monetaria y financiera española, un periodo enmarcado por los avatares de una elevada inestabilidad política —en especial durante el Sexenio Revolucionario—, en el que se consolidó el Banco de España como banco emisor en exclusiva y como anticipador de fondos y prestamista preferente del tesoro público.

El autor divide el contenido de la obra en 3 partes coincidentes con 3 etapas que revisten cada una de ellas características propias. La primera, enmarcada entre la crisis financiera de 1847-48 y la de 1863 se concentra principalmente en el estudio de la labor realizada por Ramón Santillán como gobernador del Banco Español de San Fernando, primero, y del Banco de España, después. Colaborando con los ministros de Hacienda moderados (Alejandro Mon y Juan Bravo Murillo), Santillán logró rescatar a la entidad emisora de los efectos perniciosos de aquella crisis para luego reorganizarla y ponerla en condiciones de fortalecer su relación privilegiada con el Gobierno y su predominio como emisor, cosa que ocurrió en los años de gobierno de la Unión Liberal. Sin embargo, nada de esto resultó fácil, pues durante el decenio de 1850 tuvo que afrontar la competencia directa de la Caja General de Depósitos (1852), la creación de nuevos bancos locales de emisión de acuerdo con la Ley de 1856, y el establecimiento en España de poderosas sociedades de crédito extranjeras (Crédito Mobiliario Español, Sociedad Española Mercantil e Industrial) llamadas a financiar la construcción de la red ferroviaria nacional pero sin perder de vista el auxilio financiero al tesoro público.

La segunda etapa se ajusta plenamente a la coyuntura de 1863-66, una prolongada crisis de liquidez que encareció el crédito y contrajo la actividad económica, provocando la desaparición de algunos bancos de emisión locales y de numerosas sociedades de crédito de las establecidas en el decenio anterior. Al Banco de España, la crisis le afectó de manera singular por la posición de preeminencia que mantenía en el sistema monetario y estuvo a punto de desaparecer en 1866 sustituido por el Banco Nacional Español, un proyecto de Alonso Martínez que no llegó a ver la luz. Con un estilo claro y sencillo, y con su acreditada solvencia en el análisis de esta clase de asuntos, Tedde expone las serias dificultades que le ocasionó al banco emisor la imperiosa atención a las abultadas necesidades financieras del tesoro, acumuladas año tras año en sucesivos déficits presupuestarios, en un contexto de crédito escaso y caro tanto en el mercado español como en el europeo.

La tercera parte está dedicada a las relaciones entre el Banco de España y el tesoro público durante el Sexenio Revolucionario en un contexto en el que se acrecentaron las necesidades financieras de este último por la caída de los ingresos públicos, debida, a su vez, a la reforma tributaria —supresión de los impuestos de consumo—, la relajación de la disciplina fiscal y el desorden político y administrativo posteriores a la revolución de 1868; y también por el aumento de los gastos públicos motivado por las 2 guerras civiles (carlista y cantonalista), además de la guerra colonial en Cuba, que hubo de afrontar el Estado liberal entre 1872 y 1874. Aunque sin merma de su protagonismo en la financiación de las crecientes necesidades de los gobiernos del periodo —actividad que resultó muy lucrativa a sus accionistas—, el Banco de España hubo de compartir, en una proporción superior a la de periodos anteriores, esta función con otros actores, como el Banco de París y de los Países Bajos, promotor del Banco Hipotecario en 1872, o los comerciantes y banqueros particulares. No obstante, de esta situación de extrema necesidad financiera —riesgo de quiebra del Estado— saldría la concesión a la entidad madrileña del monopolio de emisión en todo el territorio nacional, función que perdían al mismo tiempo los bancos emisores provinciales en sus respectivos territorios y que el autor explica con extraordinario detalle.

El trabajo de Pedro Tedde ofrece numerosos aspectos valiosos, y no solo para los especialistas en historia económica y financiera. Debe resaltarse, en todo caso, la manera excelente en la que hace comprensible al lector la evolución de la actividad financiera del Banco de España en sus relaciones con el Gobierno y, en definitiva, la forma cómo se ha construido históricamente una institución básica de la economía española. Y no lejos de esto es destacable cómo se muestran las relaciones entre la iniciativa política de los gobiernos responsables de la revolución liberal y la conformación y fortalecimiento de unas elites económicas, sociales y políticas también protagonistas de la misma. Jefes de Gobierno, ministros de Hacienda, gobernadores y accionistas destacados del Banco de España (propietarios, comerciantes y banqueros particulares) aparecen retratados en su quehacer propio como actores preeminentes de los importantes cambios en la política y en las finanzas que tuvieron lugar en los decenios centrales del novecientos.

Por último, el libro cuenta con un valor adicional muy estimable: su esmerada edición, que incluye desde una excelente galería final de ilustraciones hasta los habituales índices analítico y onomástico —incluido un Glosario de términos financieros de la época—, pasando por unos apéndices con la serie temporal de los balances trimestrales del Banco Español de San Fernando y del Banco de España, así como los balances anuales de 11 bancos de emisión provinciales.

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