Buscar en
Investigaciones de Historia Económica - Economic History Research
Toda la web
Inicio Investigaciones de Historia Económica - Economic History Research Emiliano Fernández de Pinedo y Fernández. El Censo de la Sal (1631). Hacienda ...
Información de la revista
Vol. 11. Núm. 2.
Páginas 134-135 (Junio 2015)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Vol. 11. Núm. 2.
Páginas 134-135 (Junio 2015)
Reseña
Acceso a texto completo
Emiliano Fernández de Pinedo y Fernández. El Censo de la Sal (1631). Hacienda y consumo. Bilbao, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, 2014, 283 págs., ISBN: 978-84-9860-929-5.
Visitas
1426
Ofelia Rey Castelao
Universidade de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, España
Este artículo ha recibido
Información del artículo
Texto completo

En 1990, en el congreso de la Asociación de Demografía Histórica, el autor, junto con S. Piquero y R. Ojeda, daba a conocer el vecindario que en 1631 sirvió de base para la imposición del medio de la sal. Desde entonces, esa fuente se ha utilizado para algunas zonas, pero en este libro se ensamblan sus resultados, analizándolos en torno a 3 partes bien definidas: una primera en la que se estudian la faceta fiscal del censo y la dimensión político-institucional de su implantación; la segunda se decanta por un territorio, los antiguos reinos de Jaén, Córdoba y Sevilla; y la tercera, que ocupa casi la mitad del libro, contiene los datos de los acopiamientos de la sal de esos partidos andaluces –por lo que es más bien un complemento de la segunda parte–, junto con documentos básicos de la imposición. Aunque el autor indica que la lectura de las 2 primeras puede hacerse de modo separado, lo cierto es que es evidente el nexo entre ambas: la formulación e intento de sustitución en la Corona de Castilla del impuesto de Millones por un nuevo gravamen sobre la sal en el contexto de una fiscalidad en precaria situación, y la observación del intento de su implantación en un espacio donde la calidad de la documentación alcanza los niveles de exigencia que el autor impone en todos sus estudios. Están unidas también ambas partes por la necesidad e importancia de estudiar los ramos fiscales por sí mismos y su análisis integrado en el conjunto de la fiscalidad, un ámbito historiográficamente un tanto descuidado por su dificultad metodológica, como subraya el autor al final de la obra.

La primera parte cubre 2 facetas esenciales del problema, hasta ahora estudiadas fragmentariamente por varios historiadores. La estrictamente fiscal se estudia a partir de la situación real de la recaudación de los Millones en los años anteriores a 1631, y sobre todo a partir del peso relativo de esa renta y del Uno por ciento por distritos, poniendo a la luz las enormes desigualdades fiscales per cápita, pero también las desigualdades en la recaudación, por fraudes y ocultaciones muy dispares entre territorios; metodológicamente impecable, el análisis de la situación diferenciada, hecha a partir de los distritos salineros, permite tener una idea clara de qué iba a suponer el cambio fiscal que traería consigo la nueva tributación: ambos cálculos son los exigibles para entender el contexto a partir de evidencias contables, ampliamente tabuladas en el libro; el cartografiado de la diversidad habría facilitado su visualización.

La otra faceta, en este caso cubierta a partir de documentación narrativa, estudia la urgencia de la monarquía –más bien del conde-duque de Olivares– para generar más recursos, pero sobre todo se detiene en las opiniones y argumentaciones de los miembros del Consejo de Castilla, llamados a pronunciarse sobre la conveniencia de obtenerlos a partir del «medio de la sal». La clave está en que la nueva tributación significaba dejar atrás un sistema que gravaba 4 productos de consumo básico y que se negociaba en bloque entre el rey y las Cortes de Castilla a cambio de algunas contrapartidas, pero, sobre todo, de que las ciudades –sus oligarquías– controlasen su recaudación. En su lugar, se imponía otro sistema en el que se empleaba una regalía de la Corona –la sal– y, habida cuenta de que el número de salinas era limitado, se pretendía mantener su control y limitar los efectos del fraude, pero también ampliar el espectro de contribuyentes y reequilibrar las desigualdades tributarias –no habría exentos–, y liberarse del engorro de la negociación con las ciudades. Sobre el papel, el cambio podía funcionar, pero el autor demuestra que los consejeros no se mostraron entusiasmados, sino claramente renuentes –lo que a su juicio revela que el control de Olivares sobre el Consejo era limitado–, y que lo hicieron a partir de argumentos sólidos basados en experiencias territoriales o generales que, a su vez, revelan un buen conocimiento de la realidad y la capacidad de muchos de ellos para prever las consecuencias del cambio. El primer problema que planteaban unos era si las Cortes debían ser convocadas para votar el cambio de los Millones por el medio de la sal, y otros remitían a lo incierto de la recaudación por desconfianza en los cálculos y porque se ignoraba cuánta sal y a qué precio debía imponerse; o se invocaban consecuencias económicas y socialmente diferenciadas, dado que la sal tenía múltiples usos, además del alimentario, y gravaba a unas actividades más que a otras –salazón de carnes y pescados, curtido de pieles, elaboración de pan, etc.– y más a los menos favorecidos; o se temía el fraude, previsible según los consejeros, que no creían en la capacidad ni en la honradez de las ciudades para administrar el nuevo medio. Obviamente, el Consejo acabó siendo favorable y se resolvió la subrogación y cobro por acopiamiento y con precio variable –cuyo resultado económico se pretendía al menos similar al montante de Millones y Ciento– para que el medio de la sal estuviera operativo en 1631. Como habían previsto los consejeros, las resistencias fueron inmediatas, las ciudades ingeniaron un método elemental pero eficaz para minimizar el impacto –ante los acopiamientos, pagaron solo lo que consumían– y las Cortes de 1632 se hicieron eco de las protestas; en este aspecto, el autor se extiende menos y hace solo algunas referencias a motines o a las resistencias activas.

Fracasado el medio de la sal, las Cortes, sin embargo, concedieron 2 servicios de Millones por cantidades mayores y se crearon nuevas cargas que en algún caso afectaron a los exentos. De ese fracaso fiscal se salvó un legado documental importante, conservado en parte y desigual en su calidad interna, que para el siglo xvii constituye una base de datos de notable importancia. Esa base integra el número de vecinos en tanto que consumidores de sal y contribuyentes, y los datos para calcular la cantidad de sal necesaria en cada núcleo en lo referente al ganado en sus diferentes especies y tipos –estante, trashumante–, y al consumo de carnes. El autor practica una selección y se centra en Andalucía, sometiendo los datos a depuración y, lo que es más relevante, a contraste en aquello que es posible. Así, las cifras de vecinos son sometidas al test clásico de las tasas de natalidad, para comprobar su utilidad como fuente demográfica capaz de cubrir el vacío de recuentos del siglo xvii –el censo de la sal se ha utilizado ya para varias zonas–. Finalmente, analiza brevemente la dimensión fiscal de la operación de 1631, explotando los datos relativos a las cantidades que se pagaban en concepto de Millones y Ciento y lo que se estimaba que se pagaría con el medio de la sal, con lo que el autor corrobora la idea de que se pretendía un reequilibrio fiscal y el traslado del peso de una fiscalidad que gravaba el consumo de vino, aceite y carnes, a otra que afectaba más todavía a la dieta diaria –y más a la de los campesinos–, ya que la sal era necesaria para elaborar pan y para salar carnes y tocinos caseros.

En fin, una obra muy recomendable por su rigor y por su contenido, que al mismo tiempo reivindica la importancia de los estudios sobre fiscalidad, en un contexto historiográfico propenso a eludir las complicaciones metodológicas del tema.

Copyright © 2014. Asociación Española de Historia Económica
Opciones de artículo
Herramientas
es en pt

¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?

Você é um profissional de saúde habilitado a prescrever ou dispensar medicamentos