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Vol. 8. Núm. S3.
Guías para la prevención de la cardiotoxicidad en oncología y hematología
Páginas 60-67 (Julio 2009)
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Guías para la prevención de la cardiotoxicidad en oncología y hematología
Páginas 60-67 (Julio 2009)
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Estrategias de prevención de cardiotoxicidad
Preventive strategies of cardiotoxicity
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Eduardo Meaneya, Alejandra Meaneya, Guillermo Ceballosb
a Unidad Cardiovascular, Hospital Regional Metropolitano 1º de Octubre, ISSSTE, México, DF.
b Sección de Estudios de Posgrado e Investigación, Escuela Superior de Medicina, Instituto Politécnico Nacional, México, DF.
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Antes de indicar la terapia antracíclica es necesario monitorear los factores de riesgo modificables (hipertensión) y establecer el estado cardiovascular basal, midiendo la fracción de expulsión y la función diastólica por ecocardiografía. Marcadores como troponina C o I y el péptido natriurético cerebral (BNP) indican la magnitud del daño cardiaco y disfunción subclínica temprana. La dosis acumulada de antraciclina es factor de riesgo importante de cardiotoxicidad, por lo que debe usarse la menor dosis terapéutica. En adultos, la infusión lenta (48 o 96 horas) es mejor tolerada que la administración en bolos. Las preparaciones liposomales y pegiladas disminuyen considerablemente el riesgo. No todos los antioxidantes han demostrado utilidad. El quelante, dexrazoxane, remueve el hierro del complejo antraciclina-hierro o atrapa el hierro libre e impide la formación de especies reactivas de oxígeno, reduciendo el riesgo de insuficiencia cardiaca en pacientes adultos. En niños, la evidencia es menos sólida, aunque dexrazoxane disminuye la concentración de troponina en los expuestos a antraciclinas. Varios moduladores del eje renina angiotensina impiden los cambios funcionales tempranos de cardiotoxicidad por antraciclinas. El monitoreo a largo plazo se realiza mediante clínica, electrocardiograma, ecocardiograma y mediciones seriadas de troponina y BNP.
Palabras clave:
cardiotoxicidad, antraciclinas, prevención de insuficiencia cardiaca, formulaciones liposomales
Before antitumoral therapy with anthracyclines, it is needed to treat some modifiable risk factors as hypertension, and to establish the basal cardiovascular state, measuring ejection fraction and diastolic function by means of echocardiography. Markers as troponin C or I, and the brain natriuretic peptide (BNP) show the magnitude of myocardial damage and early subclinical dysfunction. The accumulated dose of anthracyclines is an important risk factor of cardiotoxicity; so it has to be used the minimal effective dose. In adults, slow infusion (over 48 to 96 hours) is better tolerated than bolus administration. Liposomal and pegylated formulations decrease considerably cardiotoxicity risk. Several antioxidants have not showed any usefulness. The chelating agent dexrazoxane, removes iron from the anthracycline-iron complexes or snares free iron, preventing reactive oxygen species formation, reducing substantially the risk of heart failure in adult patients. In children, the evidence is less conclusive, although dexrazoxane reduces troponin levels in those exposed to anthracyclines. Several renin angiotensin axis modulators prevent early functional changes due to anthracycline cardiotoxicity. Long-range follow-up is done with clinical, electrocardiographic and echocardiographic assessment, and troponin and BNP serial measurements.
Keywords:
cardiotoxicity, anthracyclines, heart failure prevention, liposomale and pegylated formulations, dexrazoxane, renin-angiotensin modulators
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