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Vol. 24. Núm. 1.
Páginas 6-11 (Enero 2010)
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Valor añadido de las farmacias. ¿Quién se perjudica de la pérdida de rentabilidad?
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Enrique Grandaa
a Doctor en Farmacia. grandafarm@gmail.com
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Tabla. I. Ventas medias por farmacia
Tabla. II. Proyección del valor añadido no remunerado
Tabla. III. Valor añadido de las farmacias
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Cada punto por los intangibles y valor añadido no remunerado que realizan actualmente las oficinas de farmacia supone más de 90 millones de euros de ahorro en gasto, además de evitar problemas sanitarios de toda índole

En el transcurso de 2009 se han realizado análisis, en esta misma revista, sobre los límites e inconvenientes de la contención del la factura farmacéutica pública y propuestas de carácter estratégico que sería posible llevar a cabo para mitigar los efectos de la crisis en la oficina de farmacia1, 2. En este artículo lo que se pretende es tratar de medir el valor añadido de carácter social y sanitario que aportan las farmacias, analizando aquellos factores que pueden incrementarlo y, a la vez, cuáles pueden ser los efectos de la falta de rentabilidad que estamos padeciendo sobre el empleo, la inversión y la innegable atención social y sanitaria que prestan las farmacias.

A finales de 2008 había en España 21.100 oficinas de farmacia, en las que trabajaban 42.371 colegiados, además de otro personal, lo que da una media de dos farmacéuticos por farmacia. Nuestras farmacias atienden a 2.100 habitantes y en ellas se dispensó un promedio de 60.500 recetas, con unas ventas medias de 726.000 euros. Junto a estos datos medios habría que contemplar el valor añadido tangible y la rentabilidad obtenida antes de impuestos, que como ya se sabe, se encuentra en un acelerado proceso de degradación y podría cifrarse en menos 72.600 euros por farmacia.

Estos son los inputs del sector, que se traducen en una atención sanitaria que resulta ser la más valorada por ciudadanos y pacientes, como se puede demostrar por su bajo nivel de reclamaciones en el Sistema Arbitral de Consumo, o por las escasas denuncias ante los órganos de gestión sanitaria. Estos inputs presentan también valores añadidos de carácter más intangible y no remunerados, que se traducen en adhesión a los tratamientos, ingresos hospitalarios evitados, educación sanitaria a la población e incluso una labor social permanente. En alguna ocasión estos valores han sido medidos por procedimientos econométricos más o menos fiables.

Ahora lo que cabe preguntarse es: ¿qué ocurrirá con ese valor añadido no remunerado si la economía de la farmacia continúa degradándose? ¿Quiénes van a ser los más perjudicados? A estas preguntas tratará de responder el presente análisis.

Cifras medias de la farmacia española

La primera advertencia que hay que hacer es que las cifras medias son muy engañosas, ya que el 75% de las farmacias se encuentra por debajo de la media, aunque atienden a un porcentaje alto de la población española, difícil de estimar pero que puede encontrarse entre el 30 y 40%. Estas farmacias se hallan en una situación de rentabilidad que les impide llevar a cabo inversiones, aumentar la formación y desarrollar algunas de las funciones que proporcionan mayor valor añadido en intangibles. Uno de los factores que influye de forma directa en la mejora es el número de habitantes por farmacia, que muestra una ligera recuperación en los últimos años, tal como podemos ver en la figura 1. Este factor, junto a las ventas por farmacia y la rentabilidad, son determinantes en el desarrollo de inversiones, formación e impulso de las funciones que proporcionan valores añadidos de alta utilidad sanitaria y social. Las ventas por farmacia son muy variables tal como podemos apreciar en la tabla 1 y la figura 2, tan variables como puede observarse entre Murcia y Navarra, comunidades autónomas en las que casi se registra una proporción de 3:1. Este factor seguramente tendrá consecuencias en las posibilidades de la asistencia sanitaria y los valores añadidos no remunerados en una y otra comunidad autónoma.

Figura 1. Habitantes por oficina de farmacia. Fuente: CGCOF y elaboración propia.

Figura 2. Venta media anual por oficina de farmacia (miles de euros). Fuente: CGCOF y elaboración propia.

En la media, y con los datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística, el valor añadido de cada farmacia se encontraría en el año 2008 en torno a los 170.000 euros, de los que, como hemos visto, tras las deducciones que se practican en las ventas a organismos oficiales y otros gastos se obtendría un beneficio antes de impuestos en torno a los 72.600 euros por farmacia.

El cálculo que puede hacerse también a nivel medio es que las farmacias proporcionan un valor añadido no remunerado muy alto, ya que, mediante sus actuaciones, evitan gastos sanitarios de todo tipo que se han estimado en el 3,8% del gasto total sanitario público y en el 2,9% del gasto sanitario privado como veremos más adelante.

El objetivo sería que estos porcentajes pudieran aumentar en el futuro, pero para ello no basta un aumento de las ventas, mayores inversiones, mejora de la formación y otros factores, sino que es imprescindible que también aumente la rentabilidad.

El valor añadido no remunerado de la profesión farmacéutica

El ejercicio de los profesionales farmacéuticos, particularmente en las oficinas de farmacia, representa no sólo la disponibilidad de los medicamentos para la población, sino otras muchas funciones con verdadero valor añadido de carácter social y sanitario. En este sentido se han realizado estudios solventes3 en los que se ha puesto de manifiesto la rentabilidad de la formación de posgrado y los ahorros producidos por las oficinas de farmacia mediante la valoración del consejo farmacéutico.

Para calcular el ahorro presupuestariodel gasto directo en medicamentos y del gasto público y privado en atención a pacientes hemos utilizado las estimaciones realizadas mediante encuestas para los años 1996 y 2001 por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos sobre la valoración de lo que ahorra al Sistema Nacional de Salud el consejo profesional de los boticarios.

Según estos estudios, el valor de las actuaciones sanitarias de las oficinas de farmacia que se realizan sin contraprestación económica supone el 38% del esfuerzo global realizado por éstas. Este valor sería la fracción que se entrega sin cargo al sistema y que en 2001 ahorró al sector público 1.310 millones de euros, cifra equivalente al 3,8% del gasto sanitario público total, al tiempo que ahorró al sector privado otros 439 millones de euros, equivalente al 2,9% de su propio gasto sanitario.

Las estimaciones de valor añadido realizadas en el estudio del año 2001 son similares a los que luego publicó el Instituto Nacional de Estadística y llegan, como las del año 1996, a la conclusión de que las oficinas de farmacia sólo cobran y producen un valor añadido equivalente al 62% de lo que supondría adicionar tales ahorros en forma de consejo farmacéutico, seguimiento farmacoterapéutico y otras actividades de carácter sanitario que, por ejemplo, reducen un 26% las visitas al médico general y un 37% las visitas de enfermería y, en general, un 25% las demandas de acceso al Sistema de Salud.

Dado que los estudios realizados concluyen en el año 2001, hemos proyectado sus resultados hasta el momento actual considerando una mejora exclusivamente del 1% anual. Es indudable que una mayor formación o una mejor situación económica de las farmacias puede influir positivamente en esa mejora.

En la tabla II hemos proyectado el valor añadido no remunerado que puede atribuirse a las oficinas de farmacia si se continúa avanzando en las funciones de consejo farmacéutico, seguimiento farmacoterapéutico y otras actividades de carácter sanitario apoyadas por una formación posgrado y el desarrollo de una verdadera carrera profesional.

Estas cifras pueden ser poco significativas si no se traducen a la vez en actuaciones concretas. Así pues, mediante la formación y la puesta en marcha de sistemas de dispensación activa podría pasarse de la reducción descrita del 26% de las visitas al médico general a más de un 35%. En las visitas de enfermería, de un 37% a un 50% y, en general, de las demandas al Sistema Nacional de Salud, una reducción de un 25% a un 35%, sin que ello implicara en ningún caso aumento de riesgos para el paciente. De igual forma debe ser un objetivo para todo el sistema sanitario la reducción de las urgencias hospitalarias ocasionadas por medicamentos. En esa reducción las farmacias deben tener un papel muy destacado porque se trata del último eslabón y el más accesible de toda la cadena de cuidados de salud.

La situación actual viene definida por tres parámetros clave: la actuación de los farmacéuticos evita el 26% de las consultas de atención primaria, el 37% de las consultas de enfermería y, en general, un 25% de todas las demandas al Sistema Nacional de Salud

Condicionantes del aumento del valor añadido de las actuaciones profesionales

Las actuaciones profesionales de los farmacéuticos representan un importante valor añadido que no es remunerado y que influye en la reducción de gastos del Sistema Nacional de Salud, además de evitar situaciones de riesgo a los pacientes. La formación y el desarrollo de una verdadera carrera profesional para los farmacéuticos proporcionan un incremento del valor añadido de sus actuaciones profesionales, con consecuencias directas en la mejora de los presupuestos públicos y, con toda probabilidad, de sus propias remuneraciones. Estimamos que el desarrollo de una verdadera carrera profesional tendría una influencia decisiva en el valor añadido de sus actuaciones tal como se desarrolla a continuación:

Rentabilidad privada de estudios de posgrado

La rentabilidad de la inversión en educación de posgrado podría calcularse, igual que la de grado si se tradujera en mayores salarios o beneficios, como una tasa interna de rendimiento (TIR), estimada en diversos estudios comentados para los farmacéuticos en cerca del 15% y creciente a partir de los años noventa. Pero como, al menos de momento, no hay ni habrá a corto plazo una relación directa entre grados y salarios, formularemos la hipótesis realista de que por lo menos va a incrementar la productividad (fuente de todos los salarios y beneficios) en el 1% adicional. Esa productividad la calcularemos de forma extremadamente conservadora dividiendo por el número de ocupados de cada año el valor añadido a precios de mercado de las oficinas de farmacia a partir de las series anuales construidas con datos obtenidos de la Encuesta de Comercio del INE; es decir, de la diferencia entre ventas y consumos de mercancías. Previamente, como los últimos datos oficiales del INE corresponden al año 2005, utilizaremos las conclusiones sobre el gasto publico en medicamentos obtenidas de diversas fuentes, para aplicar las siguientes medias anuales de incremento a las ventas totales de las oficinas de farmacia: 2% de inflación anual (el mínimo incluido en las previsiones oficiales de cuadros macroeconómicos) y un factor residual del 1,4% que incluye el aumento de la población y su envejecimiento, el aumento de las migraciones, las tendencias derivadas de la cultura del medicamento y los aumentos de calidad de los medicamentos por la introducción de innovaciones, todo ello corregido por los previsibles efectos reductores de gasto introducidos por las políticas sanitarias. Las cuentas de explotación de las farmacias sobre las cuales realizaremos dichas proyecciones y estimaciones para el futuro las hemos obtenido de las encuestas de comercio del INE.

Como se puede observar, a partir de 2005 desaparecen los impuestos ligados a la producción diferentes del IVA (IAE), y también hemos eliminado las subvenciones. En consecuencia, el valor añadido de un nuevo sistema de formación y carrera profesional ascenderá ya el primer año a 16,3 millones de euros e irá creciendo en los años siguientes. Su repercusión en los ahorros del Sistema Nacional de Salud, aunque sólo alcanzase el 1%, puede suponer por sí sola más de 70 millones de euros anuales o casi 3.500 euros por farmacia.

El desarrollo de una verdadera carrera profesional tendría una influencia decisiva en el valor añadido de las actuaciones de la farmacia

Inversiones en tecnología

De igual forma se puede sugerir que lasinversiones en tecnología van a suponer mejoras en la asistencia a los pacientes por evitación de riesgos, ya que los sistemas integrados de prescripción y dispensación que implica la extensión de la receta electrónica se traducen en una mayor seguridad en el uso de los medicamentos y evitación de efectos adversos. En este caso, aun trabajando únicamente con hipótesis, podríamos aventurar que solamente en el primer año de implantación podrían ahorrarse 32 millones de euros, aunque las inversiones necesarias para alcanzar un alto nivel tecnológico puedan ser muy superiores a las de la formación.

¿Quién se perjudica de la pérdida de rentabilidad?

La hipótesis que se acaba de contemplar parte de que la rentabilidad de la farmacia se mantenga porcentualmente constante y los valores absolutos de crecimiento del mercado permitan incrementar la formación y las inversiones en tecnología. En caso de que esto no ocurra, que es precisamente la situación en la que nos encontramos, habría que pensar que el valor añadido no remunerado disminuirá, el personal disminuirá, las inversiones se paralizarán y los ahorros que se producen por la actuación profesional de los farmacéuticos retrocederán.

La situación actual viene definida portres parámetros de capital importancia si tenemos en cuenta que la actuación de los farmacéuticos evita el 26% de las consultas de atención primaria; el 37% de las consultas de enfermería y, en general, un 25% de todas las demandas al Sistema Nacional de Salud. Los 2.412 millones de euros ahorrados al Sistema Nacional de Salud en 2008 pueden estabilizarse aunque aumente el gasto. La extensión de la atención farmacéutica o la dispensación activa que preconizan los máximos responsables de la sanidad no podrán realizarse o no podrán aumentar si la rentabilidad de las farmacias pierde un 0,66% de margen anual y llega a límites de subsistencia en un gran número de ellas. Esto es así porque las farmacias son unas empresas con un altísimo nivel de obligaciones imprescindibles, no sólo para cumplir la legalidad, sino también para llevar a cabo su actividad puramente económica5.

Conclusión

En el presente artículo se ha analizado el valor añadido de las farmacias entre los años 2004 y 2007 proyectando la serie publicada por el INE hasta 2005. También se hace referencia al valor añadido no remunerado que ha sido calculado por distintos procedimientos en varios informes realizados para el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Este valor añadido no remunerado se encontraría en 2008 en torno a los 2.412 millones de euros de ahorro para el sistema sanitario público y privado.

Establecidos estos valores, la alternativa de aumentarlos a través de una mayor formación e inversiones en tecnología conduciría a importantes ahorros para el Sistema Nacional de Salud, aun en la hipótesis muy moderada de que los aumentos fueran del 1% anual. Pero la situación es muy diferente: las farmacias se encuentran en una acelerada pérdida de margen que ha sido calculada en 0,66 puntos anuales por efecto de las deducciones que se practican al Sistema Nacional de Salud (490 millones de euros en 2008) y por la pérdida de margen que suponen los medicamentos de precio superior a los 132 euros de PVP (IVA incluido) que, aunque no son más del 1% de las unidades dispensadas, suponen el 17% de la facturación.

Sin resultar pesimistas ni pensar que las farmacias dejarán de cumplir con sus obligaciones, lo que ya en este momento supone una verdadera heroicidad, hay que decir claramente que puede resentirse el empleo -cuyo crecimiento fue sólo de algunas centésimas en 2008-; que la formación tendrá que buscársela cada uno sin expectativas de mejora por esa causa y que las inversiones en tecnología que requiere la extensión de la receta electrónica pueden costar privaciones a muchos farmacéuticos.

Sólo para que podamos tenerlo presente, cada punto por los intangibles y valor añadido no remunerado que realizan actualmente las oficinas de farmacia, supone más de 90 millones de euros de ahorro en gasto, además de evitar problemas sanitarios de toda índole.

No sería de recibo pensar, por tanto, que hay que desarrollar la atención farmacéutica o la dispensación activa sin retribuciones adicionales como recientemente se ha transmitido desde el Ministerio de Sanidad, que considera que en el margen del farmacéutico ya se incluye todo esto. Y contestando a las dos preguntas que nos planteábamos al principio, cabe apuntar que el valor añadido no remunerado disminuirá y que los más perjudicados, aparte de los propios farmacéuticos, será todo el personal que depende de la farmacia, las entidades gestoras de la asistencia sanitaria y, si la pérdida de rentabilidad no se detiene, hasta los ciudadanos y pacientes pueden notar un empeoramiento de su asistencia, aunque les toque en el último lugar.

Bibliografía
[1]
Granda E..
Farmacia en tiempos de crisis. Visión estratégica..
Farmacia Profesional, 4 (2009 23), pp. 4-8
[2]
Granda E..
Contención del gasto. Límites e inconvenientes..
Farmacia Profesional, 5 (2009:23), pp. 4-8
[3]
Informe realizado por EDAS SC para el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos con el título Memoria económica de valor añadid.o, costes y beneficios del desarrollo de la carrera profesional para farmacéuticos que ejercen el sector privado..
[4]
Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos: Valoración del Consejo Sanitario de las Oficinas de Farmaci.a, Informe 2003..
[5]
En un estudio de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) a la consultora Luba - Consult se afirma que las farmacias consideradas exclusivamente en su vertiente empresarial tienen unos gastos derivados de sus obligaciones legales y producto de su compleja actividad que oscila entre 13, 5 y 14, 5 puntos sobre su margen legal que es el 27, 9%..
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