Para las farmacias de barrio, como la mía, la llegada de la época estival comporta una serie de cambios en el entorno que se traducen, a su vez, en una serie de cambios en la cotidianeidad, haciendo que ésta sea menos cotidiana.
Algunos clientes habituales se van de vacaciones, mientras que los familiares de otros llegan con su cartera de tratamientos y preguntas. Todo es un poco diferente, pero igual de satisfactorio para mí que disfruto con el trato diario de todas estas personas. Los clientes habituales, porque son un poco como mi familia, y los estacionales, porque me permiten conocer nuevos tratamientos para dolencias que en mi entorno no son muy habituales o que se tratan con medicamentos algo diferentes.
También el trabajo transcurre con cierta diferencia debido a la insolación y a los colegios. Así, la hora punta habitual cuando los niños van al colegio, que es a las 5 de la tarde, se retrasa casi dos horas, que es cuando el calor deja de apretar y la mayoría de las personas salen a dar un paseo o a realizar las compras que, en horas con mayor insolación son más incómodas.
Es precisamente por estos cambios que en ésta época hay algunas horas "muertas" que me sirven para "adecentar" un poco la farmacia y para poder realizar tareas que, aún siendo importantes, habitualmente no tengo tiempo de hacer. Y, sobre todo, para poder dedicar un tiempo de reflexión respecto al futuro de mi farmacia. A reflexionar sobre las cosas que me gustan y cómo mejorarlas, y sobre aquellas otras que me gustaría cambiar en el futuro próximo.
En cuanto a adecentar, me refiero a la revisión de la montaña de revistas, informaciones comerciales, artículos bajados de internet y, en general, toda la bibliografía que en un momento determinado dejé en el montón de "interesante" y que no tengo tiempo de leer o que, por la inevitable ley de Murphy, cuando me dispongo a leerlas ya han salido cosas nuevas. También me refiero a inspección de las estanterías de "rincones" que es como llamo yo a aquellas partidas de productos que cuando los compré me pareció un acierto y que el tiempo se ha empeñado en demostrarme que, en vez de un acierto, fue un el error. En este caso, afortunadamente no son muchas. También tareas como la revisión de cada uno de los cajones para ordenar lo productos, sacar los medicamentos marcados como "próximos a caducar, etc., ocupan una parte de este tiempo adicional que tengo en verano.
Y, muy importante para mí, como ya he dicho antes, es el tiempo que dedico a sentarme ante un papel en blanco con un lápiz en la mano para apuntar aquellas cosas que me gustaría cambiar, tanto de mi manera de trabajar en el día a día -control de recetas, compras de reposición, ... - como de mi marera de planificar las comprar directas a los laboratorios, control de stocks, estadísticas de ventas o las visitas de los comerciales. Y, cómo no, a hacer un repaso de lo que apunté un año antes para ver sobre el papel los logros o las decepciones que he tenido. Esta visión me sirve como higiene mental y me permite seguir avanzando.
Felices vacaciones
