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Vol. 18. Núm. 9.
Páginas 63-67 (Octubre 2004)
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Quemaduras
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LEIRE AZCONA BARBEDa
a Farmacéutica comunitaria de Bizkaia. Master en Cosmética y Dermofarmacia.
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Fig. 1. Regla de los 9
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Una quemadura es una lesión de los tejidos en la que se produce una desnaturalización de las proteínas de la piel, edema y/o pérdida de líquido intravascular. Dependiendo de la gravedad de la quemadura, también puede afectar al tejido subcutáneo. El agente causante de estas lesiones puede ser el calor (energía térmica), la radiación, los productos químicos o la electricidad.

LA BARRERA CUTÁNEA

La piel actúa como barrera frente a agentes externos, protege al organismo de posibles infecciones y además, tiene funciones de termorregulación y sensibilidad. Cuando la piel se quema, se destruyen los lípidos y la queratina del estrato córneo que evitan la evaporación del agua cutánea. De esta manera, a través de la piel dañada no sólo se pierde agua sino también calor corporal; además, esta piel está más desprotegida ante una posible infección. Si la quemadura es superficial, la piel se recupera en poco tiempo y normalmente no deja cicatriz. En cambio, si la quemadura es más profunda, afecta a la dermis y, por tanto, la reepitelización llevará más tiempo y puede que se desarrollen cicatrices deformantes. Si la quemadura es grave, en la zona afectada se han coagulado los capilares sanguíneos, de manera que el flujo de sangre no llega, con lo cual esta área se encuentra sin mecanismos de defensa, por incapacidad de acceso de los leucocitos, y la restauración de los tejidos dañados se realiza con dificultad.

La mayoría de las quemaduras se deben a accidentes domésticos o exposiciones excesivas a la radiación solar. Las quemaduras más graves se suelen dar en niños y adolescentes.

TIPOS DE QUEMADURAS EN FUNCIÓN DEL AGENTE CAUSAL

Según el agente causal las quemaduras pueden clasificarse en:

 

Quemaduras térmicas

El organismo necesita cierta cantidad de calor para vivir, pero tanto el exceso como el defecto de temperatura puede generar lesiones en el cuerpo.

 

Calor

Se ha demostrado que a partir de 40º C la piel presenta alteraciones. A medida que la temperatura se eleva, disminuye la resistencia tisular. Si la temperatura alcanza 70º C, se produce destrucción del tejido epidérmico con sólo una ligera exposición de aproximadamente un minuto.

Estas quemaduras se originan por fuentes de calor que elevan la temperatura de la piel y de los tejidos subcutáneos. Tanto las llamas como los líquidos o gases a altas temperaturas pueden dañar el organismo.

 

Frío

Temperaturas extremadamente bajas afectan al organismo de tal manera que disminuyen la microcirculación, produciendo enrojecimiento, ampollas, necrosis de la piel y del tejido subcutáneo, e incluso pérdida irreversible de la zona dañada. En este artículo no se abordarán las lesiones por frío.

 

Quemaduras por radiación

La radiación a la que nos exponemos diariamente es la radiación solar y por ello la quemadura más frecuente es el eritema solar.

La quemadura solar se desarrolla en dos fases: la fase inicial comienza en el momento de la exposición o hasta media hora después; la segunda fase comienza entre las 2 y 5 horas después del baño de sol y puede durar hasta 4 días, que es cuando comienza la descamación de la piel.

Las cabinas de bronceado emiten principalmente radiación ultravioleta A (UVA) y una exposición excesiva a esta radiación también puede provocar quemaduras.

 

Quemaduras químicas

Existen muchas sustancias químicas capaces de producir quemadura, como los álcalis o ácidos fuertes, los fenoles, el gas mostaza o el fósforo. Dependiendo de la cantidad de producto y del tiempo de exposición, la quemadura tendrá mayor o menor gravedad.

 

Quemaduras eléctricas

Estas quemaduras suelen afectar a la piel y a los tejidos subyacentes al punto de contacto con la corriente eléctrica, ya que es en esta zona donde se produce la mayor resistencia. Aunque la lesión eléctrica sea aparentemente leve, debe ser atendida por un especialista, ya que puede generar lesiones internas graves.

TIPOS DE QUEMADURAS EN FUNCIÓN DE SU GRAVEDAD

Para evaluar la gravedad de una quemadura no sólo se tiene en cuenta el agente causal, sino también estos factores:

 

Extensión

Para calcular la extensión aproximada de la zona afectada se ha empleado tradicionalmente la «regla de los 9 de Wallace», en virtud de la cual el cuerpo se divide en zonas a las que, según la extensión que ocupan en relación con la superficie corporal total, se les asigna el valor 9 o un múltiplo de 9. En la figura 1 quedan reflejados los segmentos corporales y el valor asignado. Este cálculo no es aplicable en niños.

Fig. 1. Regla de los 9

 

Se considera que una quemadura tiene repercusiones importantes si afecta a un 10% de la superficie corporal de un niño o a más del 15% del organismo de un adulto.

En personas en las que el área quemada supere del 15 al 30% del organismo puede producirse un shock hipovolémico, debido a la elevada pérdida de agua.

 

Profundidad

Las quemaduras se clasifican tradicionalmente en primer, segundo y tercer grado según la profundidad que alcancen las lesiones.

 

Quemaduras de primer grado

Afectan a la capa más externa de la piel, la epidermis. La zona dañada presenta enrojecimiento y sensación de dolor. Cura espontáneamente en cuatro días con unos mínimos cuidados.

 

Quemaduras de segundo grado

Se clasifican, a su vez, en superficiales y profundas:

 

­ Superficiales. Estas quemaduras no implican lesión en la capa regenerativa de la dermis, de manera que cicatrizan fácilmente con el tratamiento adecuado. La zona está enrojecida y se produce una acumulación de líquidos bajo las capas externas de la piel, que forman el exudado y las ampollas. El dolor es intenso y continuado. La sensación dolorosa aumenta con el tacto. La reepitelización tarda de 7 a 14 días, pero no suele dejar cicatriz.

­ Profundas. Estas lesiones llegan a la capa regenerativa de la piel, en la dermis. No afectan ni a los folículos pilosos ni a las glándulas sudoríparas. Suelen manifestarse como manchas rojas punteadas sobre un fondo blanquecino. La recuperación es más lenta y puede durar más de un mes. Suelen dejar cicatrices hipertróficas.

Quemaduras de tercer grado

En estas quemadura se destruye toda la piel en profundidad e incluso pueden afectar a tejidos subyacentes. Su color tiende a blanquecino y coriáceo. No hay ampollas. Suelen ser insensibles y no producen dolor, ya que la quemadura alcanza las terminaciones nerviosas. La reepitelización se produce a partir de los bordes de la lesión

--de manera irregular, por tanto-- y suelen requerir tratamiento quirúrgico. En la tabla I se resume la clasificación de las quemaduras por profundidad.

Si el farmacéutico aprecia claramente que el objeto de consulta es una quemadura de primer grado en adulto sano, que no compromete órganos críticos y afecta a un porcentaje de superficie corporal no superior al 1%, podrá aconsejar un tratamiento desde la oficina de farmacia. En el resto de casos derivará al paciente al servicio médico de urgencias más cercano.

 

Localización

La gravedad de una quemadura también queda determinada por la ubicación de la lesión. Las áreas más críticas son: cara, ojos, orejas, cuello, manos, pies y periné, ya que estas zonas cicatrizan más lentamente y de manera problemática.

 

Edad

Es muy importante tener en cuenta la edad del paciente a la hora de determinar la gravedad de la quemadura. Los niños menores de 6 años y las personas mayores de 65 años presentan mayor riesgo. En estos grupos de población, una quemadura con una extensión de 10% puede resultar muy grave. En cambio se considera gran quemado a aquel que sufre quemaduras en una extensión que sobrepasa el 15% de la superficie corporal.

 

Estado general del paciente

Cuando se trata de determinar la gravedad de la quemadura, es muy importante conocer aspectos del estado general del paciente. Si es mujer, hay que saber si está embarazada o es madre lactante. Asimismo, es importante conocer si el quemado es diabético, sufre alguna enfermedad del sistema inmunológico (por ejemplo, sida) o si padece alguna patología renal, cardíaca o pulmonar.

TRATAMIENTO

Como ya se ha señalado, en la oficina de farmacia se puede aconsejar el tratamiento de las quemaduras leves que no afecten a más de 1% de la superficie corporal (una extensión similar a la de la palma de la mano extendida), no alcancen áreas críticas ni se den en pacientes de riesgo.

Los objetivos básicos que hay que tener en cuenta a la hora de tratar una quemadura son: disminuir el dolor, proteger la zona dañada, prevenir la deshidratación cutánea, favorecer la regeneración de la piel y evitar posibles infecciones.

En el tratamiento de la quemadura hay que extremar las medidas higiénicas y es necesario recordar al paciente la profilaxis antitetánica.

 

Tratamiento antiséptico tópico

Consiste en la aplicación de antisépticos de amplio espectro como clorhexidina, povidona iodada y nitrofurazona, para prevenir posibles infec- ciones:

 

­ La clorhexidina al 1% se aplicará dos veces al día. La quemadura tiene que estar perfectamente limpia y sin materia orgánica, ya que ésta disminuye la acción del antiséptico.

­ La povidona iodada es también un buen antiséptico, pero puede enmascarar un poco el aspecto de la lesión. También pierde actividad en presencia de materia orgánica. No se aconseja ni en embarazadas ni en madres lactantes.

­ Nitrofurazona o nitrofural es un antiséptico y desinfectante. Aplicaciones continuadas durante más de 5 días pueden producir sensibilidad en la zona y generar resistencias.

 

Tratamiento antibacteriano tópico

Se realiza mediante sulfadiazina argéntica, un medicamento que precisa receta médica para su dispensación. La sulfadiazina argéntica es bactericida para bacterias grampositivas, gramnegativas y levaduras. No se aconseja ni en embarazadas ni en niños. Si la quemadura no está muy contaminada, se aplicará 2 veces al día; en cambio, en quemaduras muy contaminadas se realizará 1 aplicación cada 4-6 horas.

 

Tratamiento con anestésicos tópicos

Se pueden emplear si el dolor es muy intenso y mientras la quemadura no tenga herida abierta. En el mercado actual existen cremas y pomadas con activos eficaces como pramocaína, lidocaína y benzocaína.

 

Tratamiento reepitelizante

Para favorecer la regeneración de la piel se pueden aplicar cremas con sustancias regeneradoras y cicatrizantes como centella asiática, urea, ácido láctico, óxido de cinc, aceite de silicona, hamamelis, aceite de almendra, lanolina, colecalciferol, retinol, cera de abeja, vaselina, bálsamo del Perú, etc.

Tratamiento analgésico y antiinflamatorio oral

Para aliviar el dolor y disminuir la inflamación en quemaduras leves o eritema solar se aconsejará ibuprofeno, paracetamol o ácido acetilsalicílico, dependiendo de cada paciente, edad y estado general.

 

Rehidratación oral

Para compensar la pérdida de agua, se recomendará beber mucho líquido.

CONCLUSIONES

Ante una quemadura doméstica o un eritema solar, el paciente rápidamente suele acudir a pedir consejo a la oficina de farmacia. El farmacéutico puede analizar la quemadura y determinar su gravedad, aconsejando el tratamiento más idóneo si la quemadura es leve y no afecta a órganos críticos y la superficie afectada no es mayor de un 1%, siendo el paciente un adulto sano. En el resto de los casos aconsejará al paciente que vaya al servicio médico de urgencias más cercano. *

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