Después de años de recortes, inseguridades y frustraciones, 2016 nos devuelve la ilusión.
Aunque no conviene lanzar campanas al vuelo, parece que la crisis que nos ha amenazado durante los últimos años empieza a debilitarse, por fin, para dar paso a una esperanzadora mejoría en la economía de los españoles.
En relación a la farmacia, si bien no se ha saldado con todas las Comunidades Autónomas la totalidad de la deuda de los medicamentos dispensados a cargo de la Seguridad Social, al menos se ha reducido mediante el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), que en las postrimerías de 2015 ha permitido a muchos farmacéuticos celebrar la Navidad con un cierto respiro. Es de desear que en los primeros meses, una vez despejada la incógnita de la formación del Gobierno, estos temas sean resueltos y formen ya parte del pasado.
Por otro lado y en este mismo sentido, afortunadamente en la próxima legislatura las Leyes no se van a promulgar mediante Decretos_Ley como ha ocurrido en la última, ya que al no haber mayoría parlamentaria de ningún partido político, todas las decisiones legislativas se deberán dialogar y pactar. Se evitarán de este modo los “recortes” urgentes a golpe de decreto que tanto daño han hecho a la microeconomía de la mayoría de las farmacias de nuestro país.
Cabría esperar también que este mayor diálogo permitiese resolver temas tan importantes como la sostenibilidad del sistema y se debatiese por fin sobre la nueva modalidad de retribución de la farmacia y la posibilidad de acceder a innovaciones terapéuticas que han estado congeladas durante los últimos años.
Con la perspectiva de todos estos cambios, invito desde aquí al colectivo de farmacéuticos a comenzar este año con ilusiones renovadas.