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Vol. 17. Núm. 1.
Páginas 15-19 (Enero 2003)
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Informe de coyuntura económica. Desaceleración
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REYES LORENTEa, MARIOLA PINILLOSa, FERNANDO ANTOÑANZASa
a Economistas. Universidad de La Rioja.
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Este artículo se dedica al análisis coyuntural de la economía española en el segundo y tercer trimestres de 2002. Los datos expuestos corroboran la tendencia a la desaceleración que se viene comentando desde hace algún tiempo.
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Durante el segundo y el tercer trimestre de 2002 se registra un crecimiento del producto interior bruto (PIB) a precios de mercado del 2 y el 1,8%, respectivamente. Tales valores son sensiblemente inferiores al 2,4% y al 3% registrados en iguales períodos del año 2001. Estos datos constatan la desaceleración registrada desde, aproximadamente, el cuarto trimestre del año 2001. No obstante, el descenso va siendo paulatino, a diferencia de lo ocurrido en otros países, lo cual es mucho mejor para los agentes económicos, ya que no hay saltos bruscos. El descenso en el PIB se debe a que los diferentes elementos que lo integran van mostrando descensos continuados en estos trimestres respecto a los valores alcanzados en años previos.

LA ACTIVIDAD ECONÓMICA DESDE LA PERSPECTIVA DE LA DEMANDA

Como ya es conocido, la perspectiva de la demanda del PIB (fig. 1) incluye el consumo final, la formación bruta de capital fijo, la variación de existencias, así como los componentes del comercio exterior --exportación e importación (fig. 2)--. Todos los componentes, a excepción de la construcción, que forma parte de la formación bruta de capital fijo, junto con el consumo final de las Administraciones Públicas y de las instituciones sin fines de lucro, muestran, en los trimestres considerados, descensos respecto de los valores de los trimestres anteriores. Llama la atención el carácter negativo que tiene la inversión en bienes de equipo, lo que reafirma la menor confianza empresarial en el crecimiento de la demanda interna. La construcción es fundamentalmente referida a la de viviendas, que aunque reduce un poco su valor --2 puntos respecto a las tasas alcanzadas en 2002--, todavía con un 4,8% de aumento, es una de las partidas que más destacan en el crecimiento de la demanda final.

Fig. 1. Producto Interior Bruto

Fig. 2. Exportaciones e importaciones de bienes y servicios

LA ACTIVIDAD ECONÓMICA DESDE LA PERSPECTIVA DE LA OFERTA

La perspectiva de la oferta calcula el PIB como suma de las aportaciones que los diferentes sectores económicos (agrario, energético, industrial, construcción y servicios), además de los diferentes impuestos que gravan los productos finales generados en cada uno de estos subsectores. Con la única excepción de la rama de la energía, que tiene un crecimiento interanual durante los trimestres segundo y tercero de 2002 de en torno al 9% (superior a los valores de los últimos trimestres que estaban situados en torno al 2-4%), el resto de las actividades económicas mantiene una situación parecida a la de los trimestres anteriores, en el mejor de los casos, o más bien tiende a reducir su aportación al PIB. En este sentido, en el subsector agrario desciende el crecimiento entre un 0,7 y un 1,9%; los servicios destinados al mercado se quedan en un modesto 2,2-1,6% de crecimiento, respecto a valores cercanos al 4% durante 2001 y, de nuevo, el sector de la construcción, con incrementos en torno al 5%, es el que continúa con un crecimiento de carácter más constante. Como consecuencia de lo anterior, los impuestos que gravan los productos y servicios finales, que son calculados como una proporción de sus correspondientes valores, también muestran descensos significativos (en el tercer trimestre, sus tasas de crecimiento son negativas para los impuestos de mayor capacidad recaudatoria). El último dato disponible, a 27 de noviembre de 2002, indica que el crecimiento del PIB se sitúa en torno al 1,8% y con una tendencia, como ya se señalaba, marcadamente decreciente. Este valor debería suponer una llamada a la reflexión por parte de las Administraciones Públicas, que acostumbran a elaborar sus presupuestos de ingresos y gastos condicionados en buena medida a los valores que presumiblemente tendrá esta macromagnitud del PIB. Como ya se ha podido apreciar, el cambio en la recaudación tiene un carácter negativo en el último trimestre que, previsiblemente, se mantendrá cuando continúe descendiendo la tasa de actividad económica, haciendo difícil el cumplimiento del objetivo del déficit cero por presuponer que la partida de ingresos permitirá financiar los compromisos de gasto.

SECTOR EXTERIOR

En los primeros 8 meses del año 2002 se estima que el déficit acumulado, en la balanza por cuenta corriente, es de 7.816 millones de euros, un 13,04% menos que en dicho período del año anterior. La balanza de bienes y la de transferencias son las que más han favorecido esa recuperación. La balanza de bienes, tradicionalmente, ha mostrado un carácter negativo o deficitario, pero durante los 8 primeros meses de este año se ha reducido el déficit en un 11,67%. La balanza de transferencias que recoge los saldos que personas inmigrantes envían a sus países de origen y viceversa, junto con otras partidas, tiene un carácter positivo desde hace años. En este caso, también durante los 8 primeros meses considerados ha habido un aumento del 6,44% respecto al mismo período del año 2001. En este sentido, según el Boletín Estadístico del Banco de España, y a pesar de la gran afluencia de población inmigrante que ha recibido España durante los últimos años, los pagos efectuados por los trabajadores extranjeros con destino a sus países han sido de 1.300 millones de euros, de enero a julio de 2002, mientras que los ingresos recibidos de trabajadores españoles en el exterior han sido de 2.400 millones. Es decir, existe un claro superávit en estas partidas, hecho que habitualmente puede pasar inadvertido ante la observación del fenómeno social de la inmigración.

Por otro lado, la balanza de renta que recoge los flujos de rentas del trabajo y de inversiones con el exterior, que tradicionalmente es negativa, ha tenido un empeoramiento: el déficit existente ha sido un 12,83% superior al registrado en el mismo período del año anterior.

A la hora de analizar el sector exterior vale la pena tener en cuenta la coyuntura por la que están atravesando tres países de especial importancia para la economía española. Estados Unidos ha mostrado un crecimiento poco estable durante el último año, en el sentido de que su PIB tuvo valores negativos durante tres trimestres del año 2001 y pasó a tener valores positivos después de los atentados del 11 de septiembre, pero con fuertes variaciones. En el primer trimestre de 2002 la economía estadounidense creció al 5%, en el segundo al 1,3% y en el tercero al 4%, sin quedar muy clara, todavía, cuál va a ser la tendencia durante los próximos trimestres. Por otro lado, la economía alemana está estancada, con tasas de crecimiento negativas en algún trimestre o ligeramente positivas en otros, previéndose un crecimiento anual en 2002 cercano al 0%. Además, la economía alemana presenta durante el tercer trimestre del año 2002 serios problemas en sus cuentas públicas, de forma que se espera un déficit presupuestario considerable para 2003, con valores cercanos al 3% de su PIB. De esta forma, no parece que en el año que comienza la economía alemana vaya a ejercer una influencia positiva en la española. La situación económica de Japón muestra también un estancamiento, que parece ser ya habitual desde hace 5 años, de manera que la economía asiática, a excepción de China, tampoco va a constituir un motor para la economía española. En este sentido podríamos concluir que la influencia del sector exterior en la economía nacional previsiblemente va a ser neutral, o que a lo sumo influirá negativamente por la reducción del comercio internacional, que suele ser frecuente en períodos de estancamiento económico. Así las cosas, cabe pensar que la evolución de la economía española dependerá de sus propias fuerzas internas.

MERCADO DE TRABAJO

Con una tasa de actividad del 53,83% (participación de la población en edad de trabajar --16 a 65 años-- en el mercado de trabajo), se estima que el número de activos, en el segundo trimestre, asciende a 18.266.900 personas, un 0,72% más que en el período anterior. En el tercer trimestre de 2002 la tasa de actividad crece casi medio punto (similar a lo acontecido en 2001 para este mismo período), y los activos aumentan un 1,07%, contabilizando un 88,59% de ocupación (casi medio punto menos que en el segundo trimestre). El crecimiento en el número de activos ha rondado el 3% durante el segundo y el tercer trimestre, mientras que el incremento en la ocupación ha sido algo inferior: en torno al 2%. El número de ocupados fue de 16,3 millones de personas al terminar el tercer trimestre. De ahí que se haya registrado un aumento en el nivel de parados, que al finalizar el tercer trimestre se situaba en torno a los 2,1 millones de personas. La tasa de paro fue, al terminar el tercer trimestre, del 11,4% de la población activa. Llama la atención el descenso en la ocupación registrado en la agricultura y en la construcción durante el tercer trimestre, cuando dicho período suele ser especialmente propicio para la contratación. También es significativo que, durante el tercer trimestre, las cifras de desempleo aumentasen en todos los sectores económicos, contabilizándose unos 80.000 parados más que los calculados en el segundo trimestre.

El mercado de trabajo, según el sexo, tiene una continuidad en la variación de la tasa de actividad, de valores entre el 40 y el 42% para las mujeres y entre el 66 y el 67% para los hombres, en los últimos períodos. Aunque para ambos grupos en el segundo trimestre se observa un crecimiento trimestral en la ocupación, superior para las mujeres (1,56%, frente al 0,91 de los hombres), la participación de este crecimiento con respecto al de activos muestra mayor peso en los hombres que en las mujeres. Estas diferencias son más destacables al considerar las tasas interanuales: la ocupación de las mujeres crece, en el segundo trimestre del año, más del doble que la tasa de los hombres, pero en la diferencia de estos crecimientos respecto a las variaciones anuales de activos se observa que las mujeres tienen un aumento relativo en la ocupación inferior al de los hombres. Estos datos se ven apoyados por los referidos a la tasa de paro, donde nos encontramos que el crecimiento interanual en las mujeres es de un 13,18%, frente al 7,00% en los hombres (téngase en cuenta que a partir de 2002 la Encuesta de Población Activa [EPA] ha modificado su criterio para recoger los datos sobre parados, considerando parado al que además de estar inscrito tenga contacto con la oficina de empleo en las últimas cuatro semanas con el fin de encontrar trabajo).

Durante el tercer trimestre del año, el crecimiento en activos y ocupados es menor en los hombres (1,06% y 0,64%, respectivamente) que en las mujeres (1,09% y 0,84%). Estas diferencias se ven remarcadas al considerar las tasas interanuales: la tasa de las mujeres activas crece 3,35 puntos más que la de los hombres, y la tasa de ocupación, 2,39 puntos. Nuevamente se observa que la ocupación femenina es inferior a la masculina, respecto al incremento en el número de activos.

El crecimiento del paro en el tercer trimestre del año es mayor que el registrado para este período en 2001. Si consideramos las tasas de paro interanuales, en los hombres representarían casi el doble que los aumentos obtenidos en el segundo trimestre. Por el contrario, la tasa de paro interanual en las mujeres fue de 2,55 puntos más en el tercer trimestre respecto al segundo.

INFLACIÓN

Durante los dos trimestres analizados (segundo y tercero), la evolución de la inflación ha tenido un carácter alcista. La tasa anual acumulada al fin de dicho período fue del 2,5%, superior al objetivo ya establecido para todo el año del 1,8%. Cuando se mide la tasa interanual, esto es, la tasa de los últimos doce meses, al final del tercer trimestre se situó en el 3,5%. Además, y lo que es peor para el control de precios, esa tasa ha ido creciendo en los últimos meses. Los conceptos cuyos precios más han subido durante el período señalado han sido precisamente los que más repercusión tienen en el índice (los alimentos, las bebidas, el vestido y el calzado, así como los hoteles y las cafeterías). Todos esos grupos han experimentado aumentos en torno al 5% hasta terminar el tercer trimestre de 2002. Como contrapunto, el único grupo de bienes que presenta una reducción continuada cada mes ha sido el de las comunicaciones.

España se sitúa junto con Portugal, Irlanda, Grecia y Países Bajos entre los Estados de la Unión Europea con mayor tasa de inflación (entre el 3,5% y el 4,5%), alejados del resto de los países de bajo aumento de precios, que tienden a tener tasas anuales de inflación entre el 1% y el 2%. Estas diferencias acabarán por «pasar factura» en términos de una mayor dificultad para exportar los bienes con mayores aumentos de precios, que, por otra parte, son aquéllos en los que, tradicionalmente, España estaba más especializada.

La inflación subyacente (la que mide la evolución de los precios excluidos los alimentos sin elaborar y los productos energéticos) también fue del 3,5% para los primeros 9 meses del año, por lo que los comentarios anteriores serían de similar aplicación para esta tasa.

CONCLUSIÓN

Los datos de los principales indicadores económicos del segundo y tercer trimestres de 2002 muestran que la economía española continúa con una reducción de su actividad. A pesar de la disminución de la actividad económica, hay que mencionar que no ha habido cambios bruscos en las macromagnitudes (a excepción de las caídas bursátiles que no acostumbramos a valorar en estos informes de coyuntura), lo cual tiene su lado positivo en lo referente a las consecuencias sociales que de otra suerte se derivarían. Parece ser que esta reducción internacional de la actividad no está afectando a la economía española, de momento, con la misma gravedad que a otras de nuestro entorno. La balanza de pagos no muestra indicios de deterioro, sino de mejoría en varias de las subpartidas, lográndose una reducción de déficit casi crónico que hemos mantenido en períodos anteriores, lo cual es un fenómeno interesante que cabe señalar.

Las cuentas de las Administraciones Públicas mantienen la actividad económica del sector público a unos ritmos similares a los de períodos anteriores y, por tanto, contribuyen notablemente a la estabilización de la demanda agregada, lo cual también es positivo. Además, la contención del déficit público se ha ido logrando a lo largo del período analizado y se augura algo similar para los siguientes, cosa que no ocurre en los países del entorno.

Las cifras de ocupación han crecido en el tercer trimestre, así como las de paro (por los diferentes ritmos de unas y otras) indicando una alta tasa de actividad (de hecho la más alta registrada en la economía española), y un bajo desempleo --comparativamente con lo acontecido durante el año 2000, y similar al primer trimestre de 2001, tras efectuarse la reforma en el cálculo de esta variable--. Las cifras no son claramente buenas, a diferencia de lo que hemos podido expresar en otros informes, pero no presentan desequilibrios llamativos, y quizás las añoremos en un par de trimestres, ya que el entorno de los países de la UE no nos hace vaticinar una pronta recuperación, todo lo más un mantenimiento de esta situación «casi privilegiada», en términos comparativos.

 

 

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