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Vol. 18. Núm. 5.
Páginas 82-85 (Mayo 2004)
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Homeopatía en época de exámenes
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CONCEPCIÓN CALLEJA PEREDOa
a Licenciada en Medicina y Cirugía. Presidenta de la Sociedad Médico Homeopática de Cantabria. www.homeopatia.net
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Fracaso escolar

En este artículo se revisan los principales problemas --de origen físico y psíquico-- con los que suele topar el ser humano en la compleja etapa vital de la adolescencia y lo que la ciencia homeopática puede hacer para paliarlos o resolverlos.

 

 

 

 

 

Las etapas de la vida son ciclos que invitan a la observación humana. La adolescencia es quizás una de las que más interés despierta por los problemas específicos que entraña. Siempre hay una búsqueda1 de identidad que se expresa a través del comportamiento. Se entra en la fase adulta casi con desgana, ya que las miradas sobre la realidad y el entorno están cargadas de inquietudes.

EL FRACASO ESCOLAR

Lamentablemente son muchos los escolares que comparten un diagnóstico: el fracaso escolar. No prestan atención en clase, son perezosos, se distraen en el aula, son desordenados, hiperactivos, tienen problemas de lectura, etc. Se trata de un problema que afecta a cerca del 30% de los escolares de todos los países2.

CAUSAS

Las últimas investigaciones sobre las causas del fracaso escolar apuntan a una leve desorganización neurológica que provoca una interpretación errónea en el cerebro de la información que los afectados reciben a través de los sentidos y que satura sus capacidades2.

Muchos escolares se ven obligados a realizar un sobreesfuerzo para concentrar su atención, pero al final acaban desistiendo. No es que no quieran atender, es que cuando les cuesta enterarse de lo que explica el profesor, acaban desconectando a ratos para descansar. Los adultos también lo hacen.

Cuando un niño sufre un trastorno neurológico grave presenta minusvalías. Si el trastorno es muy leve, a veces resulta difícil de detectar, pero acaba provocando limitaciones del aprendizaje, escaso interés, hiperactividad, etc., síntomas que presentan muchos niños que fracasan en la escuela.

El ser humano conoce su medio ambiente, lo que le rodea, a través de los sentidos, que aportan información al cerebro. El niño conoce el mundo a través de sus órganos sensoriales: ojos, oídos, manos, etc. Si algo falla y se produce una desorganización neurológica, por leve que sea el fallo, el pequeño puede sufrir desajustes entre su edad biológica y cerebral. Un problema tan corriente como la falta de atención en clase u otros trastornos de conducta pueden deberse a una simple y corregible distorsión auditiva u óptica.

También hay que tener en cuenta el elevado número de escolares que debido a factores sociofamiliares, que no son objeto de análisis en este artículo, no llegan a concluir sus estudios.

Sean problemas neurológicos o de otra índole, la adolescencia, que hoy se entiende como el período que va de los 10 a los 20 años aproximadamente, es una etapa en la que hay cambios rápidos y significativos en los jóvenes, un proceso de adaptación y configuración de la la personalidad y dificultades en la relación con los adultos. Es una etapa de la vida un tanto «caótica» y todo ello puedan conducir al fracaso escolar. Por una parte, el crecimiento es una construcción, pero por otra, lleva implícitos los síntomas anunciadores de las debilidades del mañana.

Un problema tan corriente como la falta de atención en clase u otros trastornos de conducta pueden deberse a una simple y corregible distorsión auditiva u óptica

 

DESARROLLO FÍSICO Y PSÍQUICO DEL JOVEN

Este proceso se ha clasificado en tres etapas: prepubertad, pubertad y adolescencia.

En la primera etapa es donde comienzan a apreciarse los primeros y más bruscos cambios en la constitución física y en la personalidad del joven. Es la que se analizará aquí con más detalle. Va de los 10 a los 12 años, aproximadamente, y las manifestaciones habituales son cambios bruscos en el estado de ánimo: irritabilidad, hipersensibilidad y bipolaridad entre introversión y extroversión. En resumen, una personalidad inestable.

Los niveles hormonales van aumentando paulatinamente, aparecen los caracteres sexuales secundarios (barba, vello púbico, mamas). La talla aumenta significativamente, hay un crecimiento acelerado de las extremidades, ensanchamiento de las facciones, acné, etc.

Esto contribuye a tener una imagen personal inestable y cambiante y, muchas veces, a un físico poco agraciado. Esto crea problemas de baja autoestima en relación con la propia imagen, que se incrementa si cabe cuando estos rasgos tardan en aparecer. Los sentimientos que el o la joven experimenta se ven reflejados en las áreas afectiva, social y cognitiva, como se verá a continuación.

 

Área afectiva

Se produce una acentuación de los impulsos, que se traduce en excitabilidad difusa (irritabilidad, cambios, de ánimo, hipersensibilidad). La vitalidad de la edad escolar tiende a disminuir y se producen momentos de pasividad o introversión que alternan con actividad.

Uno de los sentimientos característicos de esta etapa es el de ser incomprendido, lo que se relaciona con no ser, en realidad, ni niño ni joven. También es común el aburrimiento, el no saber qué hacer. Ya no interesa lo de la etapa anterior y está por descubrir el interés naciente de esta nueva.

El impulso sexual emerge, pero al no tener conciencia de él, se traduce en una excitación difusa que influye en las variaciones de ánimo.

 

Área social

Hay un quiebro en las relaciones interpersonales con la familia y amistades. Comienza el afán de independencia que generará conflictos con los padres, ya que esto se manifiesta en alternancia de actuaciones infantiles que buscan protección y dependencia.

Los cambios experimentados producen inseguridad, así que nos encontraremos con un joven obstinado.

Se aprecia también una tendencia al antagonismo entre los sexos, constituyéndose grupos unixesuados, y no es infrecuente que se junten para descalificar a otros grupos.

 

Área cognitiva

En la edad escolar se maneja un nivel primario de pensamiento, comienza a surgir una nueva modalidad de pensamiento naciente que, como casi todos los rasgos del prepúber, fluctúa entre momentos de razonamiento nuevos y otros de razonamiento anterior.

 

En esta etapa tan complicada el niño debería lograr3:

­ Iniciar un proceso gradual de autonomía e independencia de los padres, que le permita integrarse a nuevos ambientes.

­ Integrarse a su grupo de amigos, lo que se verá reflejado en la participación en juegos colectivos, la capacidad de establecer vínculos con otros niños y la percepción de ser aceptados por ellos.

­ Desarrollo de sentimientos de competencia y capacidad, realistas, que incluyan información tanto acerca de sus habilidades como de sus dificultades, enfatizando en estas, las estrategias de enfrentamiento. El niño debe ser persistente, emprendedor.

­ Motivación por aprender.

­ Aprender los conocimientos que se requieren para su desenvolvimiento en el mundo adulto.

­ Aprender a regular su conducta de acuerdo con la situación en la que se encuentra.

­ Adaptarse a normas sociales.

­ Ir, progresivamente, siendo capaz de integrar los diversos puntos de vista en sus reflexiones.

Los niños, los prepúberes de los que estamos hablando, cuando no entienden el medio y no son capaces de adaptarse a él, desarrollan dos respuestas: agresividad o retraimiento2.

No es de extrañar que necesiten tratamiento, que la medicación homeopática, como terapia que comprende la totalidad del ser humano, que se interesa por conocer las profundidades de la persona, puede dar respuesta.

TRATAMIENTO HOMEOPÁTICO

A continuación se comentan las características de algunos de los medicamentos homeopáticos que se emplean con mayor frecuencia para tratar los problemas específicos de esta etapa de la vida4:

Agitación psicomotriz

Para abordar este problema se utiliza:

 

­ Argentum nitricum. Hay una ansiedad de anticipación y una agitación constante. Es el remedio de la ansiedad de anticipación escolar: insomnio, temblores, diarrea, onicofagia. Es el estudiante que entrega el examen todo emborronado y sin espacios en blanco. También puede tener fobias: a la noche, a la muerte, y actuar irresponsablemente, por ejemplo, con una fuga de casa. Es un joven que se opone a todo, irritable y colérico.

­ Chamomilla. El o la joven son caprichosos, insoportables en sus ataques de cólera. También son agitados como Argentum nitricum, pero en ellos predomina el capricho, no son tan rebeldes.

 

Problemas de sueño

Este tipo de trastornos puede tratarse utilizando:

 

­ Stramonium. El joven no soporta la oscuridad, comienza a tener miedo a ir a la cama. Curiosamente nunca dirá que la oscuridad le da miedo. Lo referirá como miedo a dormirse. Conviene a niños que maltratan a animales, les pegan o arrancan pelos y les hacen sufrir.

­ Hyosciamus (fig.1). El problema de sueño viene dado por una excitación psíquica previa, derivada, por ejemplo, de pasar demasiado tiempo jugando con videojuegos o viendo televisión. Estos pacientes tienen bruxismo. También es conveniente en niños celosos.

Fig. 1. Hyosciamus niger

­ Borax. Irritable y violento, pero con una peculiaridad: miedo a todo lo que se mueva, a volar, al ascensor. Se niega a ir en avión.

­ Kalium bromatum. Tiene una agitación constante de manos y pies, todo lo toca. Muerde bolígrafos. Presenta sonambulismo.

 

Agresividad

Es un mecanismo de ataque o de defensa. El paciente desea dominar, tiene sentimientos de insatisfacción. La agresividad se manifiesta en su comportamiento de formas muy variables. Para mayor comodidad, pueden dividirse en coléricos y celosos.

 

Cólera

Cuando predomina la cólera, se puede utilizar:

 

­ Chamomilla. Ya se ha hablado anteriormente de este medicamento. Los pacientes presentan ataques de cólera, auténticas rabietas en las que puede incluso llegar a tener espasmo de glotis o convulsiones.

­ Hepar sulfur. El mínimo contacto agrava su problema. No se les puede tocar. Es difícil convivir con ellos. Jamás están satisfechos. Suelen estar tristes, ansiosos y a veces presentan incluso impulsos suicidas llevados a extremos.

­ Nux vomica. Este paciente presenta constantes reacciones de oposición. Es impaciente, y lo contradice todo. Su palabra es «no».

­ Aurum metallicum. El paciente experimenta ataques de cólera muy violentos, provocados por una contrariedad, y es muy susceptible a la contradicción. Es muy sensible psíquicamente y puede tener tendencia depresiva.

 

Celos

Para abordar este problema se emplean los siguientes medicamentos homeopáticos:

 

­ Lachesis. Su conducta está muy marcada por la envidia. Es un joven que puede llegar a desarrollar comportamientos reprobables, ser criticón y envidioso de sus amigos o hermanos. Puede tener terrores nocturnos. Son muy habladores tanto en casa como fuera y narran pequeñas historias personales a todo el mundo. Se sienten víctimas de injusticias, porque a menudo interpretan mal opiniones o comentarios ajenos sobre ellos.

­ Platina. Son coquetos, inteligentes y tienen una autoestima muy alta que les puede hacer ser arrogantes. Suelen mirar a los demás con desprecio. En el fondo, esta conducta es una reacción de defensa debida a una insatisfacción personal.

­ Lycopodium. Son celosos debido a una falta de confianza en sí mismos. Suelen tener enuresis. Son jóvenes muy sentimentales.

 

Timidez

Puede abordarse mediante:

 

­ Pulsatilla. Estos pacientes son tímidos, sensibles, afectuosos, fáciles de tratar. Lloran fácilmente. Aunque suelen ser dóciles y sumisos, su carácter es muy cambiante. Están muy apegados a su familia.

­ Silicea. Tímido, ansiosos, se fatigan fácilmente y son proclives a padecer todo tipo de infecciones. Tienen miedo al fracaso, por ejemplo, en los exámenes, pero siempre los superan con buenos resultados. Son inteligentes, pero siempre piensan que no van a poder aprobar, y al final aprueban. Sudan mucho. Físicamente son muy débiles.

 

Ansiedad

Hay un gran número de medicamentos homeopáticos indicados en el tratamiento de este trastorno, pero aquí sólo se citarán los más significativos en la población joven:

 

­ Aconitum napellus (véase fotografía de apertura de este artículo). Angustia que se manifiesta de manera brutal, con miedo a la muerte inminente y ataques de pánico.

­ Arsenicum album. Son obsesivos y tienen miedo a la muerte, agravado por la soledad. Son muy exigentes y maniáticos, por ejemplo del orden.

­ Calcarea carbonica. Es un joven en apariencia mas bien tranquilo, calmado, tímido, bastante alegre, pero se irrita y monta en cólera. Es impaciente y tiene miedo a todo. Suelen ser bajitos y con algo de sobrepeso.

­ Phosphorus. Es esbelto, alto, simpático y le gusta la compañía. Al atardecer se vuelve hipersensible. Tiene mucho miedo a la soledad, así como a las tormentas y acusa una gran sensibilidad al ruido. Atraviesa fases, alternando la hiperactividad con el cansancio y el bajo rendimiento. Son los escolares que al principio del curso sacan notas brillantes y acaban con un aprobado.

CASO CLÍNICO

Niño de 11 años, algo llenito, con un ligero retraso en su crecimiento. Le traen a consulta porque en los últimos meses ha comenzado a sacar malas notas, a mostrarse triste e incluso llorar sin motivo. No muestra interés por relacionarse con otros niños y cuando los profesores en clase le preguntan algo, se le llenan los ojos de lágrimas.

Los padres le llevan a la consulta alarmados, no saben cómo tratarle.

Tras realizar una exhaustiva historia clínica, cabe concluir que el niño tiene una complexión acorde con su edad, de niño que todavía no ha dado el estirón, con algo de sobrepeso, detalle, este último, sobre el que la madre es excesivamente persistente.

Por lo que el niño relata, se deduce que está acomplejado por su físico, que tiene miedo y está asustado, no sabe lo que le está pasando, sólo que tiene un gran nudo en la garganta; incluso habla ronco.

 

Se prescribe:

Calcarea carbonica 30 CH, 3 gránulos al día (por su complexión).

Aurum metallicum 30 CH, 3 gránulos al día (por su tendencia depresiva).

Ignatia amara 30 CH, 3 gránulos 3 veces al día (por su angustia).

 

Una dieta adecuada y una conversación con los padres para hacerles razonar sobre el aspecto físico del niño lograron que éste recuperara la normalidad, tuviera de nuevo ganas de salir con los amigos, estudiar y poder acabar bien el curso escolar.

 

 

Problemas de rendimiento escolar

Se pueden tratar con medicamentos homeopáticos como:

 

­ Gelsemium. Es adecuado para esos jóvenes que, al mínimo contratiempo, examen, pregunta del profesor, etc., padecen diarrea, palpitaciones, temblores y se acaban bloqueando. Esto puede desembocar en un fracaso escolar, ya que el paciente no puede demostrar lo que realmente ha aprendido.

­ Calcarea carbonica, ya citada anteriormente. A estos pacientes, debido a su lentitud se les puede tomar por torpes, cuando en realidad no lo son. Lo único que necesitan es más tiempo para hacer las tareas.

­ Baryta carbonica. Problemas reales de debilidad mental, un retraso psíquico importante que va acompañado de retraso en el crecimiento.

­ Agaricus muscarius. Problemas de retraso psíquico, no acompañado de retraso en el crecimiento. Al contrario que en Baryta, son niños muy inquietos, incluso descentrados e indiferentes. Están lleno de tics.

­ Anacardium orientale. Este medicamento es muy curioso pues responden a él una clase de niños con un comportamiento singular. Son listos, se han esforzado mucho y de repente, en las pruebas escolares se vuelven groseros, insultan, lloran, montan un espectáculo y se van sin hacer el examen. Luego se arrepienten. Se vuelven muy indecisos. Todo es producto de la sobrecarga intelectual.

 

El tratamiento personalizado con estos medicamentos homeopáticos puede ayudar a que en la adolescencia, los problemas expuestos, y entre ellos el fracaso escolar, se puedan resolver sin traumas y sin dejar huellas, permitiendo a los jóvenes desarrollarse en todo su potencial. La tabla I resume un caso clínico de un adolescente con problemas, tratado satisfactoriamente con terapia homeopática.

 

Los actuales sistemas educativos diagnostican los síntomas pero no las causas del fracaso escolar. El origen de este problema no está en un excesivo nivel de exigencia del sistema, ni en la preparación y capacidad de los profesores. Tampoco se debe al tipo de contenidos que se estudia, porque el fracaso escolar es un hecho que se viene repitiendo desde hace mucho tiempo, a pesar de los cambios que se introducen en mu-chos países. Probablemente la solución tampoco consiste en dar más horas de clase o aplicar una disciplina más rigurosa2 a los escolares, sino en saber ponerse en el lugar del adolescente, lograr motivarle y, ya desde el punto del vista del profesional de la salud, estar atentos a las dificultades y problemas de origen fisiológico o psíquico que pueden afectarles, para ponerles solución lo antes posible. *

AGRADECIMIENTOS

La autora agradece al Dr. Bernat Vanaclocha la cesión de las imágenes que ilustran este artículo.

Bibliografía
[1]
Lenguaje del cuerpo y homeopatía. Barcelona: Urano, 1990.
[2]
ABC, 3 de febrero de 2004.
[3]
La salud del niño en edad escolar [revista electrónica] 2004. Enero [consultado 13/02/2004]. Disponible en: http://escuela.med.puc.cl
[4]
Practique homeopathique en médicine infantile. Lyon: CEDH, 1988.
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