Inocuidad a examen
El hipérico o hierba de San Juan, planta medicinal conocida desde la Antigüedad clásica, se ha revelado como un eficaz antidepresivo, aunque no carente de efectos adversos y de interacciones con otros fármacos. En el presente artículo, se revisan los efectos secundarios y las interacciones de esta planta.
El hipérico, Hipericum perforatum, también conocido como hipericón o hierba de San Juan, es una especie originaria de Europa, norte de África o Asia occidental. Es una de las plantas medicinales que gozaba de mayor reputación en la Antigüedad clásica y ésta no ha disminuido con el paso de los siglos.
Conocida ya desde la época griega y romana, Hipócrates, Plinio y Galeno la consideraban un remedio natural para la posesión demoníaca. En esta propiedad se basaba su utilización en la Edad Media, cuando era colgada en los tejados de las casas para prevenir el rayo y los incendios.
Tradicionalmente, el hipérico se ha utilizado en numerosos países europeos para tratar la inflamación genitourinaria o bronquial, para aliviar los trastornos del sistema nervioso y como cicatrizante en caso de contusiones y quemaduras.
Hoy día, esta hierba es un popular remedio para la depresión leve o moderada; también se utiliza como tratamiento de la ansiedad, los trastornos afectivos estacionales y las alteraciones del sueño.
Depresión
Frecuentemente, cuando una persona se encuentra triste, siente falta de interés por lo que le rodea o está fatigada, se suele decir que tiene depresión. Sin embargo, no hay que confundir el sentirse decaído con sufrir una depresión.
En medicina, depresión o trastorno depresivo es el nombre de una enfermedad, que afectan por una parte, al estado de ánimo y, por otra, a una serie de funciones vitales que incluyen la concentración, la regulación del sueño, el apetito y la fatiga, entre otras.
La incidencia de la depresión ha aumentado de forma considerable en los últimos 50 años, estimándose que en enfermos generales el riesgo de padecer trastornos depresivos en el transcurso de su vida es de entre un 10 y un 20%; en los enfermos psiquiátricos, este riesgo se aproxima al 50%.
Los últimos estudios indican que existen unos 120 millones de enfermos depresivos en todo el mundo. Pues bien, sólo el 10% de estos pacientes llega a la consulta de psiquiatría, mientras que el 90% restante, en el mejor de los casos, es tratado por su médico de cabecera o por especialistas no psiquiatras, existiendo un porcentaje no determinado que no recibe ningún tratamiento.
En el transcurso de un trastorno depresivo, suelen verse afectados el estado anímico de la persona, sus pensamientos, su salud física y su comportamiento. Entre los síntomas de una depresión, se incluyen tristeza persistente, ansiedad, sentimiento de vaciedad, falta de energía, de apetito y de apetencia sexual, junto con desinterés por las relaciones sociales, el trabajo o las aficiones.
La depresión puede ser leve, moderada o severa, caracterizándose por episodios tan dispares, como aquellos en los que sólo existe dificultad para funcionar con normalidad (depresión leve), en contraposición con otros en los que aparecen delirios, alucinaciones e incluso riesgo de suicidio (depresión grave).
Aunque sigue persistiendo la creencia pública de que la depresión es voluntaria o un defecto del carácter, lo cierto es que constituye una enfermedad real, que puede ser tratada eficazmente por profesionales especializados.
Tratamiento
El tratamiento de la depresión incluye psicoterapia y tratamiento farmacológico, habiéndose comprobado que, en general, el enfermo responde mejor a una combinación de ambos.
Los fármacos empleados para tratar la depresión incluyen una tipología variada: inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), tricíclicos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina, nefazodona, etc. La forma de actuar que tienen estos compuestos se basa en potenciar la actuación de determinados neurotransmisores (noradrenalina y serotonina) en las sinapsis neuronales.
Varios de estos fármacos, especialmente los IMAO y los antidepresivos tricíclicos, fueron ampliamente utilizados en el pasado, habiéndose demostrado por completo su eficacia.
Sin embargo, en ocasiones los pacientes han informado de efectos secundarios: sequedad de boca, náuseas, dolor de cabeza, diarrea, deterioro de la función sexual, insomnio, etc.
Debido en parte a este tipo de efectos secundarios de los fármacos de síntesis, bastantes pacientes aquejados de trastorno depresivo prefieren utilizar remedios a base de plantas medicinales como la hierba de San Juan.
Eficacia, efectos secundarios e interacciones del hipérico
Los más recientes ensayos clínicos con preparados a base de hipérico han confirmado su eficacia en el tratamiento de depresiones leves y moderadas, tanto frente a placebo como frente a otros fármacos antidepresivos. A este efecto antidepresivo, hay que añadir también su efecto ansiolítico.
Mecanismo de acción. En la actualidad se desconoce cuál de los numerosos componentes del hipérico es el responsable de dicho efecto antidepresivo, ya que hasta fechas relativamente recientes, su eficacia ha sido atribuida a la hiperacina y sus derivados, aunque los resultados de investigaciones realizadas con fracciones del extracto de esta droga sugieren que no sólo las hiperacinas son responsables del efecto antidepresivo. Al mismo tiempo, el citado efecto antidepresivo atribuido al hipérico no puede explicarse a partir de un único mecanismo de acción.
Efectos secundarios. Por otra parte, la hierba de San Juan, al igual que otras plantas medicinales, no está exenta de efectos secundarios: existen numerosos estudios en marcha con el propósito de comprobar si tales efectos son menos frecuentes y menos graves, en comparación con los producidos por los antidepresivos de síntesis. Hasta el momento se han descrito sequedad de boca, mareos, molestias gastrointestinales y sensibilidad a la luz solar en algunos pacientes. *
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