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Vol. 21. Núm. 1.
Páginas 42-45 (Enero 2007)
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Halitosis
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Blanca Díez, Patricia Fernández, Edurne Hidalgo, Estíbaliz Salinas
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Continuando con la serie de protocolos de tratamiento de trastornos menores sobre los que habitualmente se consulta en la farmacia, abordamos en esta ocasión un problema de salud oral importante: la halitosis.

La halitosis se define como un olor desagradable y persistente del aliento, cuya causa se halla, en el 90% de los casos, en la cavidad bucal. Afecta a un elevado porcentaje de la población (50%), aunque no es percibida por muchos de los que la padecen, debido a que su sentido del olfato se ha adaptado a este olor.

Se clasifica en 3 tipos:

­ Genuina o verdadera: se percibe el mal olor por encima de los niveles socialmente aceptables.

­ Pseudohalitosis: el paciente se queja de una halitosis no objetivable. Creen erróneamente que la padecen, pero con apoyo y asesoramiento se les hace ver que la intensidad de su halitosis está por debajo de lo socialmente aceptable.

­ Halitofobia: queja persistente de halitosis no objetivable. No aceptan el asesoramiento y siguen pensando que el mal olor es superior.

Etiología de la halitosis

Las causas de la halitosis pueden clasificarse en orales y extraorales.

Halitosis. Algoritmo de decisión: criterios de derivación

Causas orales

Las causas orales a su vez se subclasifican en:

­ Higiene bucal incorrecta o insuficiente. La flora saprofita, formada por bacterias gramnegativas, forma la placa dental por descomposición de las sustancias que quedan dentro de la cavidad bucal (alimentos, células, sangre y componentes de la saliva). Las proteínas y otros agentes se descomponen en sustancias más simples, aminoácidos y péptidos, que son los causantes de la formación de ciertas sustancias volátiles causantes del mal olor. Son compuestos de sulfuro volátiles, entre los que destacan, sobre todo, el sulfuro de hidrógeno, el metilmercaptano y el dimetil sulfuro.

­ Enfermedades odontoestomatológicas. Incluyen las infecciones e inflamaciones gingivales, los procesos degenerativos que producen úlceras, inflamación o hemorragias y los procesos infecciosos crónicos.

­ Xerostomía. La saliva desempeña un papel importante, al evitar la acción de las bacterias y actuar como un enjuague. Hay situaciones en las que se presenta sequedad bucal y esto genera halitosis (boca seca matutina, estados de nerviosismo y tensión, medicamentos antihistamínicos y antidepresivos, síndrome de Sjögren).

Causas extraorales

Este es un grupo de causas muy heterogéneo:

­ Origen amigdalar: por acumulación de detritus y pequeños cálculos en amígdalas con grandes cráteres y recovecos.

­ Origen nasal: alteracion del paso del aire o del moco por las vías nasales, como sucede en algunas infecciones; presencia de cuerpos extraños en la nariz, rinosinusitis crónica, tumores nasofaríngeos, etc.

­ Origen bronquiopulmonar: en infecciones de las vías respiratorias bajas.

­ Origen gastrointestinal: cuando existen divertículos esofágicos, estenosis pilóricas con retención gástrica y en hipocolias hepáticas.

­ Origen endocrino: como en diabetes mal controlada, en la que el aliento huele a acetona.

­ Origen renal.

­ Trastornos de origen metabólico y bioquímico.

­ Hábitos alimentarios: al tomar alimentos como ajo, cebolla, legumbres, brécol, especias, que se incorporan al flujo sanguíneo y transfieren a los pulmones compuestos volátiles, que al ser expulsados en la espiración, generan el mal olor.

­ Situaciones fisiológicas: como la menstruación, el embarazo y la menopausia. Durante estos períodos, el tejido oral se renueva con más frecuencia y las bacterias disponen de más sustrato. A ello se suma la elevación de las cantidades de estrógenos.

­ Otros: alcohol, tabaco.

El tratamiento de la halitosis consiste siempre en una primera actuación sobre el origen de la afección, ya se trate de causas bucales o de causas extraorales.

La halitosis derivada de una enfermedad o de una infección de origen bucal requiere acudir a la consulta del especialista para tratar adecuadamente el problema que la origina y eliminarlo de forma definitiva.

La otra parte del tratamiento consiste en mantener una buena higiene bucal, complementando el cepillado con pastas y colutorios que contienen en su composición antibacterianos, antisépticos y desodorantes, que además van a contribuir en la prevención de la halitosis (tablas I y II).

Estos productos han de cumplir una serie de requisitos.

­ Dejar sabor de boca fresco y agradable.

­ Presentar baja toxicidad, para evitar efectos adversos.

­ No alterar el equilibrio natural de la microflora oral.

­ No facilitar la colonización de organismos exógenos.

Pero si la causa de la hiperhidrosis es la xerostomía, el tratamiento puede consistir, por una parte, en aumentar el flujo salival mediante chicles, caramelos, etc. y, por otra, en administrar dar sustitutivos de la saliva (saliva artificial) o estimulantes de la secreción salival (sialagogos). *


Bibliografía general

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Li Wan Po A, Li Wan Po G. Halitosis. En: OTC medications. London: Blackwell Scientific Publications; 1992.

Pérez M. Halitosis. Revisión. Farmacia Profesional. 2004;9:59-63.

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