La farmacia es una profesión vocacional. ¡Cuán cierta está llegando a ser esta afirmación! Sólo hace falta observar cómo ha ido bajando el margen, que es la base económica que sustenta esta modalidad de ejercicio profesional, a lo largo de los últimos diez años y cómo sigue descendiendo en la actualidad, para ver la gran verdad que encierra esta afirmación.
Septiembre es el mes del retorno a la cotidianidad en el trabajo. Quien más, quien menos ha disfrutado de un merecido descanso, tanto físico como mental, que le permitirá retomar con algo más de fuerza las tareas aparcadas antes del período estival.
En esta tesitura, vuelvo a recomendarte desde aquí el artículo de nuestro colaborador Miguel Ángel González Vázquez, que por un error en el proceso editorial no fue publicado tal como anunciábamos en el número anterior. Desde aquí pedimos disculpas por el lapsus. Tal vez los «duendes de la imprenta» dieron así un respiro a nuestros lectores, evitándoles, en pleno verano, la reflexión sobre la auténtica magnitud de las medidas draconianas que nos han encajado los políticos de turno par intentar contener, que no controlar, el gasto público sanitario.
Pero vuelve septiembre y ahora sí toca reflexionar. El título del artículo mencionado, «Más por menos: la cruz de la farmacia», refleja claramente la cruda situación en la que nos encontramos los farmacéuticos de oficina de farmacia y apunta algunas medidas orientadas a paliar en lo posible las desastrosas consecuencias económicas a que nos veremos abocados si nadie pone remedio.
Implantar un alto nivel de gestión empresarial (léase gestión pura y dura) es la única medida que nos permitirá mantener la calidad del servicio. Revisar el stock mínimo y máximo de cada uno de los productos, estudiar con lupa cualquier propuesta hecha por los laboratorios o los mayoristas, analizar las posibles acciones de marketing a realizar, marcarse objetivos... Nadie va a poder prescindir de una buena política de gestión. En definitiva, para poder seguir adelante, vamos a tener que actuar como verdaderos empresarios.
