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Vol. 15. Núm. 3.
Páginas 93-97 (Marzo 2001)
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Especialidades farmacéuticas publicitarias- Consulte a su... ¿farmacéutico?
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IMANOL MONTEAGUDO ARRAZOLA
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El autor emite su opinión acerca de la oleada de cambios que ha sacudido últimamente el sector farmacéutico en España y sobre el modo en que éstos pueden afectar al estatus del medicamento (sobre todo el publicitario) y de la propia oficina de farmacia en un futuro nada lejano.

Las especialidades farmacéuticas publicitarias (EFP) son aquellos medicamentos que cumplen los requisitos de tener un uso (eficacia y seguridad) suficientemente demostrado como para no precisar receta, no son financiados con cargo a fondos públicos y están registrados como tales en la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios. Hasta ahora, según recogen la Ley General de Sanidad y la Ley del Medicamento, todos los productos con condición de medicamentos (incluyendo los elaborados a base de plantas y los homeopáticos) deben comercializarse exclusivamente a través de las oficinas de farmacia.

INDICIOS DE CAMBIO

Pese a lo antedicho, el hecho de que la Asociación de Empresas de Distribución de Cataluña emitiese hace unos meses un comunicado apostando por la comercialización de las EFP en sus establecimientos para finales de 2000 y amenazando con denuncias a los laboratorios que no les surtieran de género; el cambio en la Ley del Medi camento que ha efectuado el Gobierno a través del Real Decreto-Ley 5/2000 para posibilitar los descuentos en las EFP (una de las condiciones que sugería el Tribunal de Defensa de la Competencia para la liberalización del mercado farmacéutico); el hecho de que ciertos laboratorios fabricantes de EFP hayan «desmentido» estar detrás de la salida de las especialidades publicitarias a las grandes superficies; y supuestas misivas de directivos de cierta gran compañía que circulan por ahí reflejando planes encaminados a obtener el mercado de las EFP hacen temer que este escenario pueda cambiar en un futuro no muy lejano.

En el momento de escribirse este artículo, la Asociación de Empresas de Gran Distribución (ASEDEG) ha declarado como objetivo para el año 2001 conseguir que esos medicamentos puedan venderse en sus grandes superficies.

PREOCUPACIÓN

La preocupación por este motivo ha tomado cuerpo entre los farmacéuticos pero en muchos casos ha derivado en resignación y acatamiento de los cambios que van a producirse. Algunos ni siquiera se han cuestionado el hecho o las razones que van a cursar este cambio trascendental para la sanidad española y para la profesión farmacéutica, o las posibles medidas que cabría adoptar para evitarlo.

La rumoreada (y finalmente no materializada) aparición en la Ley de Acompañamiento de los presupuestos de 2001 de la posibilidad de que los fabricantes de estas especialidades las suministrasen a los distribuidores no farmacéuticos para su posterior comercialización da a la comunidad farmacéutica un plazo de margen para maniobrar. Es sabido que las presiones en torno a la salida de las EFP del canal farmacia son muy grandes por ser éste un mercado en crecimiento, y está claro que si los farmacéuticos no ponemos remedio, las grandes superficies ganarán la batalla.

AUTOMEDICACIÓN

En este sentido, la automedicación está creciendo en España y tiende a equipararse con otros países de nuestro entorno alcanzando cotas cada vez mas altas, lo cual es bueno para el sistema sanitario (que se ahorra medicamentos que ya no son subvencionados por las arcas públicas) y para la industria (que aumenta sus ventas en este campo). Sin duda, también es bueno para el paciente, porque aumenta su implicación como último responsable del cuidado de su salud, y para los profesionales de la salud (potencia el papel del farmacéutico como consejero y disminuye la sobrecarga de los centros de atención primaria).

Pero por desgracia, automedicación y autocuidado responsable no suelen ir de la mano. Según un estudio publicado en la revista Medicina Clínica,la mayoría de los pacientes (60%) no entiende los prospectos de los medicamentos. La Agencia Española del Medicamento propone simplificar estos textos, haciéndolos más comprensibles al público. Indudablemente éste es un objetivo que conviene alcanzar y los prospectos cada vez se acercan más a su fin (informar al paciente), pero complementando esta función hay un profesional universitario especialista en medicamentos, presente en todo el territorio estatal, que está siendo infrautilizado.

Si los pacientes no entienden los prospectos, deben tener quien se los explique. Y el farmacéutico no sólo debe explicar de forma pasiva (informando a quienes preguntan), sino también de forma activa, preguntando al paciente si conoce el uso correcto del medicamento en cuestión, e intentando cerciorarse de que, en efecto, es así.

¿INOCUIDAD?

La idea de que los medicamentos sin receta son inocuos debe ser desterrada por los profesionales y por la opinión pública, sin buscar la alarma social pero con rigor. Todas las especialidades farmacéuticas son medicamentos y son iguales sean EFP, con o sin receta. Todos sabemos que hay principios activos que precisan receta a determinadas dosis y no a otras, e incluso pueden ser susceptibles de ser promocionados mediante publicidad. ¿Cuál es la diferencia entre una y otra especialidad? Si un paciente se toma dos unidades de una puede perfectamente alcanzar los niveles de fármaco que garantiza la otra. Y en cuanto a los efectos adversos, no habrá ninguna diferencia sustancial entre ambas.

En Estados Unidos, la Food and Drug Administration (FDA) ha retirado el principio activo fenilpropanolamina (en sus indicaciones para el tratamiento de la obesidad y de la congestión nasal) porque dicho medicamento se ha visto involucrado en hemorragias cerebrales (principalmente en mujeres propensas). Este mismo principio activo se encuentra en España en varias EFP como antigripal (a dosis inferiores). Aunque en nuestro país no se hayan registrado casos como los de Estados Unidos, ¿quiere ello decir que el riesgo aquí no existe?

En Reino Unido el paracetamol está involucrado en muchos casos de suicidios (con éxito o no), por ello el gobierno británico ha decidido que la cantidad máxima de este medicamento que se expenderá en las farmacias será de una caja por persona. Aquí, el paracetamol se encuentra en ciertas EFP a dosis de 500 mg, pero aunque no precise receta, el de 650 o 1.000 mg no está disponible en especialidades publicitarias.

ENTRAR EN ACCIÓN

En la tercera ronda consultiva de la OMS celebrada en La Haya acerca del «rol del farmacéutico en la automedicación» quedó claro el papel de asesor que tiene este profesional en la automedicación, puesto que no hay automedicación responsable sin la existencia de un consejero (que pueda ser preguntado o no, pero que esté disponible) en especial en los casos de ancianos o personas de bajo nivel sociocultural.

Así pues, ¿qué acciones debe llevar a cabo cada colectivo implicado para afrontar la situación?

Por desgracia, automedicación y autocuidado responsable no suelen ir de la mano

Los farmacéuticos

Todos los farmacéuticos, independientemente del puesto laboral que desempeñen o de la situación en la que se encuentren, debemos posicionarnos en contra de la constitución del medicamento en un producto de consumo, que pueda verse sometido a las reglas de mercado y a la economía competitiva. La supuesta creación de empleo para farmacéuticos en las grandes superficies no está en absoluto asegurada y en caso de producirse, será únicamente en una etapa intermedia, ya que el establecimiento de barreras a la compra de productos (zonas de parafarmacia o similares) es una práctica que no existe en otros países, pues desincentiva la compra por impulso. Huelga hablar, asimismo, del tipo de empleo que crean éstos puestos. Si el medicamento pasa a ser un bien de consumo, la existencia de un universitario a su cargo es superflua.

Además, los farmacéuticos deben, a título individual, hacerse presentes en los medios de comunicación, expresando sus opiniones y dando una información veraz acerca de la situación.

Las oficinas de farmacia

Las oficinas de farmacia tienen gran parte de la culpa de este problema. La medida que permitía la aplicación de descuentos a las EFP hasta un máximo de un 10%, que fue aprobada en el Real Decreto-Ley 5/2000, no fue la que suscitó la respuesta unánime de la profesión. Las oficinas de farmacia, como establecimientos sanitarios y responsables de la medicación y la salud de nuestros pacientes/clientes, deben rechazar de plano toda medida que conduzca a los descuentos en los medicamentos y por tanto favorezca su consumo irracional.

La actitud ante el demandante de medicamentos publicitarios debe ser profesional y debe distinguirse de la actitud que el público vaya a encontrar en una gran superficie. Si la labor se limita a expender la caja sin interrogar (de manera suave, no violenta) al paciente para poder decidir qué alternativa terapéutica va a elegir de entre las disponibles (o si no precisa tratamiento alguno); si el farmacéutico no conoce las diferencias sustanciales entre las diversas especialidades publicitarias de un mismo grupo terapéutico o si, en definitiva, no desarrolla un comportamiento profesional y delega toda la responsabilidad en el consumidor, estaremos allanado el camino para la salida de las EFP al canal no farmacéutico.

La presencia en algunas oficinas de farmacia de expositores con EFP al alcance de la mano del público no hace sino crear una idea de normalidad a la hora de conseguir los medicamentos sin la mediación del farmacéutico.

Las asociaciones de consumidores

Tras el anuncio por parte de las grandes distribuidoras de consumo de su intención de vender (que no dispensar) medicamentos publicitarios, las asociaciones de consumidores tacharon de precipitada esta intención, por entender que los consumidores españoles no estamos preparados para ello.

Las asociaciones de consumidores (OCU y otras) poseen gran capacidad de influencia a la hora de apoyar o no decisiones que tienen que ver con el consumo y las normativas elaboradas a respecto. Es vital, por tanto, que los representantes de las asociaciones estén presentes en las campañas que se desarrollan desde la profesión farmacéutica y que se hagan eco de los servicios que ésta presta a la sociedad.

Es necesario erradicar el miedo al asociacionismo y a la unión de los consumidores/pacientes que hay en todos los estamentos sanitarios. El actual gabinete ministerial, presidido por Celia Villalobos, ha concedido gran importancia a los representantes de los consumidores, ya que desea dar una imagen más popular de la Administración y en especial, de su ministerio.

Los profesionales de la salud

Si a un médico le preguntaran si cree que la Aspirina puede venderse en los supermercados, seguramente respondería en sentido afirmativo. No es que sea ilógico; es la realidad actual, y es así porque la profesión farmacéutica no ha sabido transmitir la idea del medicamento como bien necesario pero que conlleva sus riesgos de uso. El farmacéutico es, generalmente, percibido como un eslabón de la cadena sanitaria (con sus diferencias a la hora de repartir competencias), pero el hecho de que los médicos fuesen excluidos del mensaje que exhibe la cortinilla de cierre de los anuncios de EFP ha sentado muy mal entre ciertos sindicatos de esa profesión. La farmacia debe transmitir una sensación de tranquilidad y cooperación a la clase médica y convertirla en su aliada.

Las organizaciones corporativas

Los farmacéuticos esperan de sus elementos representativos una enérgica defensa de su profesión. Los colegios y asociaciones deben hacer saber a la sociedad, y a los representantes populares (que son quienes decidirán sobre los posibles cambios legales), la realidad de la profesión farmacéutica. A través de los medios de comunicación, la imagen de los farmacéuticos debe adecuarse a la realidad, y las organizaciones de defensa y representación corporativa deben apoyar esa presencia.

CONCLUSIÓN

Que las grandes distribuidoras pretendan irrumpir en el mercado de las EFP no debe sorprendernos: desean vender más, pero dejar que usurpen a la profesión farmacéutica sus fundamentos (la custodia y el control de los medicamentos, así como el asesoramiento sobre su uso) es un error que, sencillamente, no nos podemos permitir. Cada uno está en su campo de juego y conoce las reglas. Empecemos, pues, la partida. *

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