Al valorar lo que quería decir en el primer editorial del nuevo año, pensé que lo más importante, de entrada, era felicitar a todos los compañeros que leen farmacia profesional cada mes y que comparten conmigo la tarea de dirigir una farmacia deseándoles un próspero y feliz 2008. Pero no quiero lanzar este deseo sin analizar el sentido de estos adjetivos --feliz y próspero--, tan socorridos por estas fechas.
No hay sistema métrico que pueda cuantificar la felicidad. Hay personas que son felices con muy poco y otras que necesitan mucho de lo que sea para acercarse a algo que se parezca a la felicidad como la mayoría la entendemos. Por otro lado, hay quien valora la salud como principal fuente de felicidad, quien identifica este concepto con la ausencia de injusticia y quien ve en él la plenitud, la serenidad...
La palabra prosperidad, en cambio, parece un poquito más tangible. Solemos entenderla como desarrollo o bienestar económico y también como buena suerte o éxito en los negocios.
Nuestro negocio, que es nuestra profesión, ha sido próspero durante muchos años y nos ha permitido un gran desarrollo personal y profesional, porque trabajamos en aquello para lo que nos preparamos durante cinco años (y más), y un indudable bienestar económico, ya que nos ha permitido vivir de él. Por lo que respecta a la buena suerte, creo que en la oficina de farmacia no tiene más peso específico que el que pueda tener en la vida en general (que no es poco). Suerte es, desde luego, que nos abran un centro de salud en la acera de enfrente.
En la actualidad, el día a día de la empresa es duro y, aunque indudablemente la farmacia sigue siendo un negocio próspero, parece evidente que su prosperidad ha disminuido, al menos en términos de bienestar económico, y es necesario «hacer muchos números» para mantener la viabilidad y arañar algún crecimiento.
Por tanto, hoy más que nunca os deseo un muy feliz año (entendiendo la felicidad como cada uno de vosotros la entendáis) y un próspero ejercicio 2008 (interpretando la prosperidad simplemente como la posibilidad de continuar con el desarrollo de nuestra labor profesional y disponer del bienestar económico necesario para vivir y servir mejor a nuestros clientes).