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Vol. 26. Núm. 1.
Páginas 39-43 (Enero 2012)
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Cuidado dermofarmacéutico de la piel madura. Orientación práctica
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M. Teresa Alcalde Péreza
a Licenciada en Farmacia. Consultora y formadora en Cosmética y Dermofarmacia.
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Tabla. I. Cambios en la piel sana envejecida
Tabla. II. Activos hidratantes y antienvejecimiento más empleados en los cosméticos para pieles maduras
Tabla. III. Cambios en las uñas en la tercera edad
Tabla. IV. Cambios en el sistema piloso en la tercera edad
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La piel, al igual que el cabello, refleja fielmente los cambios que sufre el organismo con el paso de los años. Cada etapa de la vida suele ir acompañada de problemas característicos que requieren cuidados y productos específicos. En este artículo se revisan las principales características de la piel y el cabello en la tercera edad y se ofrecen consejos prácticos para su tratamiento.

La población española envejece. El número de ancianos en España crece progresivamente debido a las mejores condiciones de vida de las sociedades occidentales (alimentación, educación, acceso a la sanidad, etc.). Las estadísticas lo demuestran:

• Según el informe del IMSERSO sobre «Las personas mayores en España» (2006)1, el grupo de mayores de 80 años es el que más ha crecido en España en los últimos quince años, y suman ya cerca de dos millones de personas. En concreto, en nuestro país viven más de 7,3 millones de personas mayores de 65 años, que representan el 16,7% de la población.

• La esperanza de vida es la tercera más alta del mundo y alcanza los 78,3 años para los varones y 84,8 para las mujeres, según el último informe realizado en 2008.

• Los datos de la encuesta «Condiciones de vida de las personas mayores», realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2006, indican que el 46,5% de la población mayor manifiesta tener un estado de salud bueno o muy bueno2.

A tenor de estos datos, se entiende el interés que despierta este segmento de población. Desde el punto de vista de la farmacia comunitaria, son varios los ámbitos en que podemos prestar atención a este sector de población: comenzando por la dispensación informada de medicamentos y el seguimiento farmacoterapéutico o los sistemas personalizados de dosificación, hasta el consejo en nutrición y dietética, apoyo a la movilidad, ortopedia, salud ocular o dermofarmacia, entre otros. Del cuidado de la piel y la atención dermofarmacéutica nos ocupamos en este artículo.

La fotoprotección -incluso en los días nublados- es fundamental, ya que la piel anciana es más vulnerable ante las agresiones externas como la radiación solar

Características de la piel senil

La piel senil es fina, de color céreo o amarillento, seca y con tendencia a descamativa. Presenta rasgos característicos: arrugas, sequedad, menor grosor, flacidez y descolgamiento, anomalías cutáneas como manchas, queratosis seborreicas, puntos rubí, etc. El aspecto externo de la piel es el resultado de cambios estructurales y funcionales en las distintas capas cutáneas (tabla I).

Estas propiedades determinan los cuidados que hay que proporcionar a la piel para que se mantenga en condiciones óptimas.

Higiene de la piel senil

Rostro

Hay que limpiar la piel con la máxima suavidad. En las mujeres, se recomiendan las aguas micelares o las emulsiones y cremas desmaquillantes que sean ricas y untuosas para aportar emoliencia a la piel. Si se prefieren los productos con aclarado, se elegirá un gel limpiador sin sulfatos acompañado de un tónico sin alcohol o agua termal.

Cuerpo

Según la movilidad y las preferencias del anciano, se puede optar entre el baño y la ducha. La higiene corporal se ha de adaptar al estado de la piel en la tercera edad:

• De corta duración y en agua tibia. El baño o la ducha deben durar 10-15 minutos como máximo para prevenir las bajadas de tensión por vasodilatación y el reblandecimiento de la piel. El agua templada, incluso en invierno, evita las quemaduras y la sequedad extrema de la piel.

• Colocar una alfombrilla dentro y fuera de la bañera, e incluso una barandilla para evitar las caídas. Si se requiere, realizar la ducha con asiento.

• Sustituir el gel de baño habitual («de supermercado») por limpiadores más suaves como syndets y aceites de ducha.

• Con la mano. Si la piel se irrita con el roce de la esponja, usar la mano para extender el gel de baño.

• Para secar la piel, en lugar de frotar con la toalla, usar el albornoz y dejarlo puesto hasta que la piel esté seca. No hay que olvidar el secado de las zonas interdigitales y con pliegues (ingles, antebrazos).

• Si hay picor, se recomienda pulverizar agua termal (desensibilizante) por todo el cuerpo.

• Aplicar el desodorante sin alcohol en las axilas. No usarlo en la zona genital.

• No emplear colonias ni lociones perfumadas directamente sobre la piel.

Hidratación, nutrición y cuidado antienvejecimiento

La piel seca o xerosis aparece como consecuencia de los cambios de la edad (el descenso de estrógenos y la disminución del número y la actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas) y de diversas enfermedades (diabetes, insuficiencia renal, etc.). Para paliar los efectos de la secreción sebácea deficiente, mantener la hidratación óptima de la capa córnea y combatir las arrugas, la flacidez y las hiperpigmentaciones, es imprescindible utilizar cremas con activos hidratantes y antiedad (tabla II).

Las fórmulas emolientes (emulsiones y cremas) son las más adecuadas para el rostro y el cuerpo. Es recomendable aplicarlas a diario, incluso dos veces al día, insistiendo en las zonas más resecas (codos y rodillas).

La fotoprotección -incluso en los días nublados- es fundamental, ya que la piel anciana es más vulnerable ante las agresiones externas como la radiación solar.

Otras precauciones

Conviene evitar ropa con tejidos irritantes como lana, poliéster y nylon, así como otros factores perjudiciales para la piel como el alcohol y el tabaco.

Cuidado de las manos y los pies en la edad madura

Manos

La piel de las manos es fina, tiene pocas glándulas sebáceas y está más expuesta al medio ambiente, lo que la hace más vulnerable al envejecimiento prematuro. En la madurez, la piel de las manos se afina (y deja transparentar las venas), está reseca y presenta manchas oscuras o blancas, por exceso o defecto de melanina. Los cuidados más adecuados en esta etapa se detallan a continuación:

• Lavar las manos de forma rápida (30 segundos son suficientes) y con un jabón cremoso. Secarlas muy bien, con suaves presiones de la toalla. Hay que evitar el uso habitual de los secadores eléctricos de pared porque deshidratan la piel.

• A diario, aplicar una crema de manos antiedad que incluya activos hidratantes, nutritivos, despigmentantes y protectores. Se puede llevar en el bolso para usar cada vez que las manos estén ásperas y tirantes.

• Cada 15-21 días, es recomendable exfoliar la piel de las manos y aplicar una mascarilla hidratante (la misma que se usa para el rostro) durante 10 minutos, para repararlas y nutrirlas en profundidad.

• Usar guantes para hacer las tareas domésticas.

Pies

Los pies también requieren atención especial en esta etapa de la vida. La sequedad, las rugosidades y los callos son los problemas más frecuentes en esta zona. Se recomienda:

• Lavarlos con jabón ácido y con acción antiséptica para prevenir infecciones.

• Secar muy bien entre los dedos ya que la humedad favorece la aparición de hongos.

• A diario, aplicar la crema de pies en el dorso y la planta de los pies. No conviene usarla entre los dedos porque la piel es muy fina y puede irritarse. Se utilizará una crema reparadora y protectora con activos reengrasantes, cicatrizantes, estimulantes del riego sanguíneo y siliconas.

• Una vez a la semana, exfoliar las células muertas acumuladas en las plantas de los pies con una crema con microgránulos. Para que las células se desprendan mejor, conviene sumergir los pies en agua templada durante unos minutos, frotar vigorosamente con la piedra pómez o una lima para pies y aplicar una crema queratolítica (con ácido salicílico o urea al 10-30%).

• Conviene eliminar las durezas cuando la piel está húmeda y blanda. Hay que evitar hacerlo en seco y con un cortacallos porque aparecen más durezas y es fácil cortarse.

• Si es necesario reblandecer las callosidades, colocar un apósito que reduzca el roce y la presión en la zona.

• Para prevenir la aparición de durezas, utilizar zapatos sin costuras en el interior, flexibles y preferentemente fabricados en piel.

• Las uñas experimentan cambios importantes en la vejez y conviene prestarles cuidados cosméticos (tabla III). Los uñeros se evitan cortando o limando con forma recta las uñas, preferentemente después del baño.

Si el cabello no se tiñe, conviene alternar los champús nutritivos con un champú para cabellos grises

Cuidado del cuero cabelludo y el cabello

El cuero cabelludo y el cabello experimentan cambios notables en la edad madura (tabla IV). Si se dedican los cuidados adecuados, el cabello se mantiene sano, fuerte y brillante:

• El lavado del cabello se debe realizar como mínimo una vez a la semana, empleando champús nutritivos (con ceramidas, aceites vegetales, etc.) que limpian el cuero cabelludo y reparan y suavizan los cabellos.

• Si el cabello no se tiñe, conviene alternar los champús nutritivos con un champú para cabellos grises. Contienen pigmentos azul-violáceos que neutralizan el tono amarillento de las canas y reavivan el color blanco del cabello.

• El agua de lavado y aclarado debe ser tibia para no irritar el cuero cabelludo.

• Cuando el cuero cabelludo está reseco y descamado, se puede aplicar la mascarilla capilar sobre la piel para hidratarla.

• La pérdida de cabello se combate con lociones regeneradoras y nutricosméticos ricos en aminoácidos azufrados, minerales e inhibidores de la enzima 5-alfa-reductasa.

• En caso de calvicie, conviene proteger la cabeza con una gorra durante el verano (para prevenir las quemaduras solares) y en invierno para evitar los enfriamientos.

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