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Vol. 26. Núm. 1.
Páginas 6-9 (Enero 2012)
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Crónica de 2011. Derrumbe de los mercados, morosidad y debate sobre el copago
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Enrique Grandaa
a Doctor en Farmacia
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Como resultado del Real Decreto-Ley 9/2011, no ha habido modo de que las comunidades autónomas lleguen a un acuerdo sobre cómo poner en marcha la prescripción por principio activo, a pesar de los esfuerzos de Farmaindustria por unificar criterios

Creíamos que ningún año podría ser peor que 2010. Nos equivocamos. El año que termina ha sido, probablemente, el más grave -al menos en sus repercusiones de cara al futuro- de las últimas décadas, pero no solamente para la economía en general, sino especialmente para el sector farmacéutico. A la recesión económica, la crisis financiera internacional y la desestabilización de los mercados europeos, se han sumado en España los casi cinco millones de parados y su repercusión sobre la Seguridad Social y el sistema de pensiones, el exceso de endeudamiento del sector público (la morosidad de las administraciones públicas a las empresas alcanza, según el Banco de España, la dramática cifra de 45.700 millones de euros), con una deuda estrepitosa y hasta calamitosa en varias comunidades autónomas y especialmente en municipios, siempre caninos de recursos. Sobre estos últimos recae el mayor peso de la crisis en lo que a administraciones se refiere, porque el último eslabón de la cadena siempre son los ciudadanos y las pequeñas empresas familiares, entre las que ¡ay! somos grandes sufridoras las farmacias.

Tenemos que reconocer que en 2011 han caído ciertos tótems que la mayoría considerábamos casi intocables. El año empezó con la entrada en vigor de la ley antitabaco, que ha abierto en España terrazas de invierno propias de los países nórdicos. En el ámbito internacional, asistimos atónitos al final de la «era Berlusconi» (algo que muy pocos analistas se habrían siquiera atrevido a pronosticar hace unos meses); a la más predecible renuncia de un anciano Fidel Castro en su hermano Raúl, aún mayor que él; a la casi increíble muerte de Osama Bin Laden, anunciada el 2 de mayo por el Gobierno de Estados Unidos, y a la muerte del líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Combia (FARC). Aunque quizá nos sorprenda más el reciente advenimiento de gobiernos tecnócratas sin convocar elecciones en Grecia y otros Estados que optan por menos política y más gestión como forma de recuperar la confianza de los cada vez menos confiados mercados.

También ha habido cambios este año en la Sociedad General de Autores (SGAE), moderna inquisición que persigue la herejía de aquellos que pretenden escaquearse del pago de unos difusos derechos de autor, en muchos casos sin autor reconocido, profanando incluso bodas, bautizos y funerales por si a alguien se le ocurre interpretar música contemporánea sin pasar por caja. El proceso judicial abierto obligó en julio a Teddy Bautista a dejar la presidencia de una institución que probablemente tardará en recuperarse.

En el mismo mes estival se produjo en Valencia la dimisión de Camps y la avalancha de presuntos casos de corrupción o tráfico de influencias con protagonistas de todos los colores ha sido imparable. El último escándalo hecho público en plena campaña ha sido el llamado «caso Campeón» o «caso de las gasolineras», que traemos a estas páginas simplemente porque se relacionó presuntamente con un fallido negocio de distribución en países en vías de desarrollo de medicamentos que podían provenir del canal devoluciones o caducidades.

Desde el primer rescate de Grecia hasta el primer toque de aviso de las bolsas a Alemania hace tan sólo unos días, pasando por el rescate de nuestra vecina Portugal en el mes de abril, la presión sobre la economía real -empresas y ciudadanos- no ha hecho más que crecer en todos los países de Europa y con un gobierno en retroceso que se enfrentaba a unas elecciones generales marcadas por los «profetas» de las encuestas, España figura aún en todas las quinielas como candidata a empeorar su situación. La falta de confianza de los mercados en nuestro país ha sido el peor lastre de este año, que ha arrastrado a muchas empresas a la ruina por asfixia financiera, ha conducido el consumo a la anorexia y llevado a las administraciones públicas a un adelgazamiento radical impuesto por las circunstancias más que por su deseo real de reducir la deuda.

En el ámbito de las catástrofes naturales, nos toca muy de cerca la erupción volcánica de la isla de El Hierro, y en el del consumo, la crisis del pepino, generada por una información precipitada y no contrastada, que se gestionó mal mediática e internacionalmente y contribuyó a pérdidas irreversibles en nuestro sector agrícola. A pesar de ello, tuvo un corto recorrido y pocos recuerdan a día de hoy la anécdota de los pepinos españoles, que resultaron no culpables de enfermedad alguna.

2011 ha sido también el año de los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud, que recorrieron la comunidad madrileña en el verano, y del nacimiento de nuevos movimientos populares cuyo futuro está aún por conocer: «Democracia real ya» y «15-M», basados en ambos casos en la no participación electoral y en la toma de la calle. Surgidos inicialmente de movilizaciones libres por las redes sociales, se han ido transformando en híbridos en los que parece que prevalecen los okupas y el movimiento asambleario, alejados ya de las nuevas tecnologías y de su núcleo de rebeldía inicial. La ocupación durante meses de la Puerta del Sol ha sido el episodio más lamentable de algo que hubiera podido ser el germen de una nueva forma de participación política en un mundo que ha alcanzado ya los siete mil millones de habitantes.

El 22 de enero, «la Revolución de los Jazmines» en Túnez prendió la chispa de un movimiento que se ha contagiado a otros países con regímenes hasta el momento muy fuertes, como es el caso de Libia. En febrero, triunfa la revolución egipcia y el 20 de octubre es capturado y muerto Muamar el Gadafi. Es el final de una era y el comienzo de otra todavía impredecible.

Un año doblemente electoral

Año de elecciones municipales y autonómicas, 2011 lo ha sido también de elecciones generales, adelantadas finalmente al 20-N y ganadas por amplia mayoría por el Partido Popular, algo que resultaba más que predecible por la bajísima popularidad del gobierno socialista, en franco declive desde que en marzo de 2011 Rodríguez Zapatero anunciara que no se presentaría a la reelección y que dejaba el Partido Socialista (PESOE) bajo el mando de Rubalcaba.

Los débiles resultados del Partido Socialista el 22-N alcanzan incluso a comunidades autónomas como Andalucía, donde experimentan una derrota histórica. El PSOE se queda por debajo del «suelo» de Almunia e inicia un proceso de renovación interna del que tiene que salir un nuevo equipo de oposición.

El partido que sorprende este año es Unión, Progreso y Democracia (UPyD), que logra representación en las elecciones del mes de mayo en varios municipios importantes e incluso consigue entrar en la Asamblea de Madrid, mejorando en noviembre sus propios resultados. El bipartidismo puede tener un serio oponente a medio plazo por la presencia en el Congreso de esta formación, que ha arrebatado bastantes votos moderados al PSOE, pero también ha cosechado algunos en territorio de clara preponderancia del PP como es el caso de Madrid. Es un partido bisagra de ámbito nacional que se presenta como opción «ética» y renovada de centrismo.

La llegada al Gobierno del PP, con una mayoría absoluta holgada, es vista por los mercados con moderado optimismo, por tratarse de personas que formaron parte del equipo que resolvió la entrada en el euro de España, aunque las circunstancias ahora parecen más graves para toda Europa.

El adelanto electoral no ha permitido, por otra parte, que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado para 2012, con el consecuente perjuicio para las comunidades autónomas, que no pueden basarse en previsiones de ingresos y gastos a nivel nacional para las suyas propias.

Ámbito sanitario: la Administración retrasa pagos

Al sector farmacéutico la crisis de los mercados le ha pillado en un momento especialmente bajo, marcado por los últimos decretos y por las deducciones y los descuentos que practican las farmacias al Sistema Nacional de Salud, un sistema que cada vez parece ser menos «nacional» y sin duda es más localista, desde el momento en que son las comunidades autónomas las encargadas de pagarlo.

Si en 2010 varias comunidades autónomas toparon, en los últimos meses del año, con dificultades para pagar las recetas a los farmacéuticos pero aún tenían reparos en darlo a conocer, a pesar de las constantes reducciones de precios y de un gasto en medicamentos financiados que parece un mal tráiler de Elincreíble hombre menguante, en 2011 prácticamente ninguna se salva de la quema. Varias incluso han optado por reconocer que no van a pagar lo que deben este año y recomiendan a las farmacias el acceso a créditos privados avalados por los propios farmacéuticos, algo a veces imposible cuando la farmacia soporta hipotecas sobre el fondo de comercio y sobre los bienes privativos de los titulares.

Lo peor de todo este proceso no es, con todo, la ruina de muchas farmacias, tanto pequeñas como grandes, sino el tratamiento de simples proveedores que han utilizado algunas comunidades en su relación con las oficinas de farmacia, olvidando que son parte del sistema sanitario.

Por otro lado, las regulaciones de empleo en la industria farmacéutica iniciadas el pasado año todavía de forma tímida han seguido avanzando y son cada vez menos las farmacias de 24 h que siguen siéndolo, ya que soportan una alta carga en gastos de personal.

Para las farmacias, siguen planteándose dos temas prioritarios, ya apuntados en las anteriores Crónicas: por un lado, la compleja situación económica de las farmacias, que agonizan con el nuevo decreto, agravada por la crisis financiera internacional que afecta a todas las empresas y emprendedores; y por otro, la sostenibilidad del modelo, que aunque ha superado con éxito el escollo del dictamen motivado, está hoy amenazado doblemente: por la técnica de presupuestar las prestaciones farmacéuticas por debajo de la liquidación anual que siguen cada vez mayor número de comunidades autónomas y por la propia ruina del sector. En este contexto ha renacido, como el ave fénix de sus cenizas, el debate sobre el copago sanitario.

Una de las comunidades autónomas con mayores problemas de deuda, entre las que cambiaron recientemente de signo político, es Castilla-La Mancha, en la que el nuevo gobierno del PP optó por poner de manifiesto públicamente sus problemas, aun a riesgo -como así ha pasado- de cerrarse el grifo de la financiación.

Aunque en marzo se habían tomado ya algunas medidas, entre ellas borrar 147 marcas de los sistemas de prescripción, es sobre todo a partir de junio cuando el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha pone en jaque a las farmacias castellano-manchegas, al dejar de pagar los medicamentos sin llegar a establecer siquiera un calendario de pagos para los meses que quedan de 2011.

El copago, tabú en la campaña electoral, empieza a sonar en comunidades como Cataluña, que ya ha planteado el cobro de un euro por receta

Murcia fue, no obstante, el primer actor en la escena de la crisis, ya que en junio la farmacia murciana se convirtió en avalista del Sistema Nacional de Salud.

Lo último y más relevante para el sector

Los intentos de varias comunidades autónomas por reducir al mínimo la factura farmacéutica trajeron consigo novedades: desde el fallido proyecto de las dosis unitarias hasta el cataloguiño gallego, que aunque recurrido ante el Tribunal Constitucional, que en marzo admitió a trámite el recurso y suspendió su aplicación, se baraja como referencia para otras propuestas a nivel nacional.

Una conquista relevante de 2011 vino de la mano de una batalla ganada por la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, que había denunciado el sistema empleado en las órdenes de precios de referencia, que incluían productos no comercializados o sin presencia real en el mercado. La Justicia, finalmente, ha avalado que las órdenes de precios de referencia sólo deben considerar productos realmente comercializados en el mercado. Por su parte, el Congreso rechaza el baremo único en una resolución importante, aunque se trata tan sólo de una propuesta que no vincula la decisión final del Gobierno.

El Real Decreto-Ley 9/2011

El nuevo RDL 9/2011, cuyos resultados están aún por analizar, es, en sí mismo, una nueva catástrofe para el sector farmacéutico. A partir de su entrada en vigor, todas las recetas y órdenes de dispensación de medicamentos serán por principio activo y el farmacéutico tendrá que dispensar el medicamento de menor precio, de acuerdo con las agrupaciones que publique el ministerio, y sin distinguir entre marca y genérico.

Como resultado del 9/2011, no ha habido modo de que las comunidades autónomas lleguen a un acuerdo sobre cómo poner en marcha la prescripción por principio activo, a pesar de los esfuerzos de Farmaindustria por unificar criterios.

Crónica de sociedad

En el mundo de la farmacia ha habido pocos cambios colegiales, aunque varias corporaciones han tenido procesos electorales, como es el caso de Almería o Málaga, donde se produjeron reelecciones de los anteriores titulares. En Toledo, sin embargo, hubo una renovación, al acceder a la presidencia del colegio Manuel Toledano, con un equipo ligado a la asociación empresarial de la provincia, integrada en la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles. En abril Práxedes Cruz asumió la presidencia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Córdoba.

En cuanto a los congresos, hay varias citas reseñables este último año. Así, por ejemplo, se celebró en Barcelona Infarma 2011, en su décima edición. Como novedad, Infarma pasará de su celebración bienal a una cita anual, con la organización conjunta el próximo año de los congresos de Barcelona y Madrid por acuerdo de los respectivos colegios.

Por su parte, los días 8, 9 y 10 de junio se celebró en Castellón de la Plana el Congreso anual de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, en torno al lema «Buscando soluciones, por una farmacia sostenible y de futuro», que contó en 2011 con la participación de Ana Pastor. Finalmente, la Asociación Andaluza de Derecho Sanitario tuvo una primera presentación en Málaga en el mes de abril.

El carpetazo al dictamen motivado contra España es casi la única noticia positiva de esta crónica. El 24 de noviembre, el Colegio de Comisarios de la Unión Europea dio carpetazo definitivo al dictamen motivado contra la normativa española en materia farmacéutica iniciado en 2006, así como a otros procedimientos abiertos contra Francia, Italia, Austria, Alemania, Chipre, Portugal, Bulgaria y Grecia. La decisión venía avalada por varias sentencias previas del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que apoyaban la planificación y los criterios del modelo español y modelos similares, por su adecuación a las necesidades sanitarias de la población y por respeto a la soberanía del Estado para decidir la planificación que mejor se adapte a su modelo.

Han sido cinco años de alegaciones y actuaciones de toda la farmacia, colegios y profesionales, que han conseguido un difícil triunfo en Europa, aunque éste llegue cuando menos impacto puede haber tenido una noticia de este calibre contra la amenaza externa de liberalización.

Estudios recientes apuntan que más de la mitad de las oficinas de farmacia en España acuden a la financiación de sus proveedores y aumenta el porcentaje de las dispensaciones a pérdida. Esta realidad, unida a la indefensión de los farmacéuticos ante los impagos de la administración, enfermedad que se está contagiando de comunidad en comunidad, requiere cambios urgentes en el sistema, sin tocar lo esencial del modelo.

El copago, tabú en la campaña electoral, empieza a sonar en comunidades como Cataluña, que ya ha planteado el cobro de un euro por receta. Con el 70% de las farmacias afectadas ya, en mayor o menor medida, por impagos de las comunidades autónomas y un porcentaje del Producto Interior Bruto destinado a sanidad claramente insuficiente, el cierre del año 2011 pinta complicado para el conjunto del Sistema Nacional de Salud, que puede verse afectado por desabastecimientos, con una cada vez más escasa capacidad de maniobra. Es, por tanto, urgente un plan estratégico que permita sostener un modelo de farmacia y de sanidad que figura entre los mejores de Europa.

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