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Vol. 16. Núm. 3.
Páginas 19-23 (Marzo 2002)
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Coyuntura económica. Tercer trimestre de 2001
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Mariola Pinillosa, Fernando Antoñazas a
a Universidad de La Rioja.
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Éste artículo forma parte de una serie que periódicamente analiza la situación de la economía en España. En este cas los autores llevan a cabo una valoración de los indicadores económicos del tercer trimestre de 2001.
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Durante el tercer trimestre de 2001, la economía española continuó presentando a una tasa decreciente, similar a la del período anterior. Con ello, se revalida la desaceleración del crecimiento español; una desaceleración que ha acompañado a la economía española en los últimos 6 trimestres y que, tras el 11 de septiembre, se enfrenta a un nuevo escenario económico caracterizado por la inestabilidad, la desconfianza y la incertidumbre.

Uno de los acontecimientos por los que el tercer trimestre de 2001 pasará a la historia será, sin duda, los ataques suicidas de Nueva York y Washington. Sus consecuencias superan el plano de lo estrictamente político y, aunque será necesario el paso del tiempo para que puedan ser valoradas en su verdadera dimensión, algunas reacciones han sido tan inmediatas y tajantes que ya pueden hacerse las primeras valoraciones.

El ámbito económico es de los que más rápidamente se han visto afectados por los efectos de estos atentados. En la tabla I se pueden observar de forma esquemática los indicadores que se analizarán a lo largo del artículo.

ENTORNO MUNDIAL

Si en los últimos meses la economía mundial había dado muestras de debilidad, los acontecimientos del 11 de septiembre han venido a agravar el panorama económico internacional. La sensación de inseguridad e incertidumbre que se creó a partir de ese momento en Estados Unidos deterioró la confianza de los estadounidenses y, con ella, el crecimiento del consumo y sobre todo de la inversión (que disminuye un 2,7%). Tal es así, que el leve crecimiento que la economía norteamericana mostraba en el segundo trimestre del año ha dado paso a una tasa de crecimiento negativa del 0,3%, lo que sitúa a Estados Unidos al borde de lo que los economistas denominan recesión técnica, es decir, la situación en la que se encuentra una economía cuyo producto interior bruto (PIB) decrece durante dos trimestres consecutivos.

La nueva situación internacional ha sido especialmente negativa para la economía japonesa, una economía débil, enfrentada a una clara desaceleración (crecimiento de la tasa de paro, apatía de la demanda interna, caída de las exportaciones, etc.) que, en el tercer trimestre del año, se ha visto deteriorada hasta el punto de que el gobierno nipón ha tenido que reconocer que la economía se encuentra en recesión y que, tal como pronosticaban la mayoría de las previsiones, el PIB japonés disminuirá en 2001, en torno a un 0,9% (tabla II).

Aunque en menor medida que en Estados Unidos y Japón, las previsiones de crecimiento de la Unión Europea y de sus estados miembros también han sido recortadas tras la fatídica fecha. Ahora bien, a diferencia de lo que ha ocurrido en las otras zonas económicas, el producto interior bruto comunitario ha seguido creciendo en el tercer trimestre (0,2% respecto al período anterior), aunque manteniendo la tendencia de desaceleración que ha caracterizado al año en curso.

LA ACTIVIDAD ECONÓMICA ESPAÑOLA

La economía española no ha sido ajena a la nueva coyuntura económica internacional. La desaceleración en el crecimiento económico, la contracción del comercio exterior y la rebaja de las previsiones de crecimiento económico son tan sólo una muestra de la sintonía de esta economía con el contexto internacional. Los datos macroeconómicos referidos al tercer trimestre de 2001 confirman esta sintonía, a la vez que destacan la mayor capacidad de crecimiento de la economía española. De hecho, también en el tercer trimestre del año el producto interior bruto español ha crecido por encima de la media europea (2,6% de crecimiento real interanual, frente al 1,4 de media en la Unión Europea de los 15). Un dato positivo en términos de convergencia real con Europa, pero que, al ser comparado con los obtenidos en los períodos precedentes, muestra la desaceleración en la que está inmersa la economía española desde el segundo trimestre de 2000 (fig. 1).

Fig. 1. Crecimiento económico español: 1999-2001

Según las estimaciones de la Contabilidad Nacional Trimestral, el crecimiento de la economía en el tercer trimestre del 2001 (2,6% respecto al mismo trimestre del año anterior y 0,5% respecto al trimestre precedente) ha sido 1,4 puntos porcentuales menor que el registrado hace un año y tres décimas menor que el interanual del segundo trimestre.

Demanda

Desde el punto de vista de la demanda, el ritmo menor de crecimiento observado en el tercer trimestre del año ha sido debido a la desaceleración tanto de la demanda interna como del flujo neto de bienes y servicios con el resto del mundo. Mientras que la primera reduce dos décimas su contribución al crecimiento económico (2,8 puntos, frente a 3 puntos en el período anterior), el comportamiento negativo de la demanda exterior disminuye en dos décimas el crecimiento promovido por la demanda interna (una décima más que en el trimestre anterior).

El menor crecimiento de la demanda interna es consecuencia de la desaceleración de la formación bruta de capital fijo, dada la estabilidad del gasto en consumo final (que mantiene la misma cifra de crecimiento interanual que en el segundo trimestre --2,8%-- y de su principal componente, el consumo de los hogares (que pese a mostrar un menor optimismo en los indicadores de confianza, sólo reduce su crecimiento una décima).

Frente a la relativa solidez del consumo, continúa la desaceleración de la formación bruta de capital fijo (cuyo crecimiento interanual en el período objeto de estudio ha sido del 2%, frente al 2,9% registrado en el segundo trimestre) y de todos sus componentes (fig. 2). De entre ellos, destaca el comportamiento de la inversión en bienes de equipo y el de la inversión en construcción. El primero, porque la desaceleración ha dado paso a tasas de crecimiento negativas en los dos últimos trimestres y ha hecho de la inversión en bienes de equipo el peor componente de la demanda (con una tasa de crecimiento interanual del -3,1%). Por el contrario, y aunque también la inversión en construcción ha moderado sus tasas de crecimiento (5,6 de crecimiento interanual en el tercer trimestre del año, frente al 5,9 del trimestre anterior y el 6,1 de hace un año), su comportamiento continúa siendo el mejor de todo el cuadro macroeconómico.

Fig. 2. Gasto en consumo final y formación bruta de capital: 1999-2001

También desde la perspectiva de la oferta, la construcción resulta ser la actividad económica más dinámica en el tercer trimestre de 2001; dinamismo que se apoya en la fortaleza de la obra en infraestructuras y, en menor medida, de la edificación no residencial. No obstante, dicho crecimiento (5,4%) está inserto en una tendencia de desaceleración que afecta, aunque en distinta medida, a todas las ramas de actividad. La excepción viene dada por los servicios no destinados a la venta, los únicos que, en lo que va de año, han acelerado su crecimiento.

SECTOR EXTERIOR

La aportación negativa de la demanda exterior al crecimiento económico español en la última mitad del año es consecuencia de la intensa moderación que, desde finales del año pasado, se ha observado en el crecimiento de las exportaciones e importaciones españolas; moderación motivada, a su vez, por la desaceleración de la economía mundial y la inestabilidad añadida por los sucesos del 11 de septiembre.

Las exportaciones continúan en el tercer trimestre del año la trayectoria de crecimiento desacelerado que iniciaron hace tres trimestres como consecuencia del menor ritmo de crecimiento de la economía mundial. La contención de la demanda interna, especialmente de bienes de equipo, es la que, por otro lado, explicaría el menor ritmo de crecimiento de las importaciones; un rasgo característico de la economía española en los últimos dos años que vuelve a repetirse en el tercer trimestre de 2001.

Los datos de la balanza de pagos completan la información que, sobre el comportamiento del sector exterior, ofrece la Contabilidad Nacional Trimestral. Según estos datos, el déficit de la balanza de bienes y servicios se redujo durante el tercer trimestre de 2001 en 1.426 millones de euros; reducción que ha sido provocada por un incremento del 13,4% en el superávit de la balanza de servicios y una ligera reducción del déficit comercial.

El análisis de los datos mensuales permite apreciar diferencias en el comportamiento del sector exterior, en los tres meses que conforman el tercer trimestre del año. Tales diferencias se observan no tanto en la balanza comercial (que ve reducir su déficit en los tres meses), como en la balanza de servicios. Así, mientras que el crecimiento, aunque decreciente, del superávit de la balanza de servicios durante los meses de julio y agosto determina saldos positivos en la balanza de bienes y servicios, una ligera reducción del superávit de los servicios (-1,47%), debida, fundamentalmente, al empeoramiento del saldo de turismo (que pasó de 2.604,2 millones de euros en septiembre de 2000 a 2.651,5 millones de euros un año después), vuelve a hacer deficitaria la balanza de bienes y servicios.

MERCADO DE TRABAJO

El tercer trimestre de 2001 registra un importante crecimiento de la ocupación: 177.700 personas encuentran empleo en este período, lo que supone un crecimiento del 1,21% respecto a la ocupación del segundo trimestre y del 1,8% si se comparan las cifras actuales con las de hace un año. Este crecimiento se reparte por igual entre varones y mujeres (91.000 y 86.700, respectivamente), si bien provoca tasas de crecimiento superiores en el último grupo, dado sus menores tasas iniciales de ocupación. Se trata de un empleo terciario, asalariado, temporal y a tiempo completo; el tipo de ocupación que corresponde a las necesidades del mercado de trabajo en el tercer trimestre del año, el período del verano.

Con cerca de 200.000 ocupados más, el sector servicios es el verdadero promotor del crecimiento del empleo en el tercer trimestre de 2001. Su comportamiento expansivo permite compensar la pérdida de 53.700 empleos en agricultura y mantener el ritmo de crecimiento del trimestre anterior (la tasa interanual de crecimiento del empleo en este período es similar a la del trimestre anterior, un 1,8%).

Situación profesional

El análisis del empleo según la situación profesional del ocupado descubre un comportamiento similar al detectado en el estudio sectorial del empleo. En este caso es el fuerte crecimiento del empleo asalariado (217.200 empleados más, un 1,9% de crecimiento respecto al trimestre anterior) el que compensa el descenso de la ocupación por cuenta propia (un 1,3% respecto al segundo trimestre). Con estas nuevas cifras, la tasa de asalarización (porcentaje de asalariados sobre el total de ocupados) alcanza el 80%.

Del total de empleo asalariado creado en el trimestre objeto de estudio, el 56% se materializa en un contrato temporal, si bien es la contratación indefinida la que mantiene mayores tasas de crecimiento interanual (2,84, frente al 0,96 de la contratación temporal).

Duración de la jornada

El análisis del empleo desde el punto de vista de la duración de la jornada laboral vuelve a desvelar un comportamiento desequilibrado. Ahora es el notable crecimiento de la ocupación a tiempo completo, principalmente entre las mujeres (130.000 ocupadas más a tiempo completo, frente a 91.700 varones), el que compensa el retroceso de la ocupación a tiempo parcial, que también se produce, sobre todo, entre las mujeres.

Pese al considerable aumento de la ocupación en el tercer trimestre del año, el paro sólo consigue reducirse en 12.500 personas. El fuerte incremento de la población activa que se incorpora el mercado de trabajo atraída por la mayor probabilidad de encontrar empleo en este período dada la estacionalidad de este (165.000 personas, casi un 1% más que en el segundo trimestre), explica este comportamiento paradójico. Con ello, las tasas de actividad aumentan hasta situarse en el 64,1% para el caso de los varones y en un histórico 40,1% en las mujeres, dado que por primera vez la tasa de actividad femenina supera en España el límite del 40%.

El fuerte crecimiento de la actividad permite, a su vez, que, pese al escaso descenso en el número de desempleados, la tasa de paro continúe reduciéndose (dos décimas respecto al trimestre anterior) y se sitúe en el nivel más bajo desde 1980, el 12,7%. El descenso afecta tanto a las tasas masculinas como a las femeninas, si bien es en estas últimas donde la reducción es más evidente. No obstante, y con respecto al segundo trimestre del año, el paro aumentó en el sector de la construcción (2,2%) y de la agricultura (6,7%), entre los que buscan su primer empleo (3,4%) y en las comunidades de Murcia, Canarias, Andalucía, Castilla y León, Madrid y Cataluña, todas ellas, con la única excepción de Murcia, sujetas a un fuerte crecimiento de la población activa.

INFLACIÓN

El comportamiento favorable que los precios tuvieron durante los meses de verano permitió que la tasa de inflación de la economía española descendiera desde el 4,2% de junio al 3,4% de septiembre (tabla III). Este comportamiento supone un cambio de tendencia en la evolución que los precios habían mantenido en los trimestres anteriores y un respiro para una economía que, además de estar inmersa en un proceso de desaceleración, se enfrentaba a los problemas que provoca un diferencial de inflación negativo creciente.1

Los factores que han hecho posible este cambio son el descenso del precio de los productos energéticos (cuya tasa interanual ha descendido del 2,7% de junio al ­3% de septiembre), la moderación de los precios de los alimentos, fundamentalmente de los no elaborados (patata y carnes de cerdo y ave, principalmente) y la desaceleración del precio de los servicios, principalmente turismo y hostelería que, en el tercer trimestre, han recortado su tasa de variación interanual en casi un punto porcentual (desde el 5,5% en junio al 4,6 en septiembre)2.

Aunque las diferencias no suelen ser muy grandes, el comportamiento que estos precios, decisivos en la evolución de la inflación del último semestre del año, como los del resto de productos que componen la cesta de la compra, no es igual en las diferentes comunidades autónomas, de ahí que algunas se consideren más «inflacionistas» que otras. Así, en el mes de septiembre, las mayores tasas de inflación interanual se encontraban en Baleares (3,8%), La Rioja y el País Vasco (3,9%) y las menores, en Aragón (2,9%), Canarias y Cantabria (3,1%). Este comportamiento diferencial también se observa al comparar los niveles de inflación nacionales con los de los países de la Unión Europea. El descenso de la tasa de inflación también ha afectado a socios europeos españoles, aunque con menor intensidad que en España, motivo por el que el diferencial de inflación con Europa (indicador de la competitividad de los productos españoles) ha mejorado al reducirse en el tercer trimestre cuatro décimas y situarse en un punto.

CONCLUSIÓN

Pese a los problemas del entorno, la economía española ha tenido un comportamiento diferencial positivo durante el tercer trimestre del año. Aunque con signos de agotamiento, su crecimiento ha seguido siendo superior al de mayoría de las economías desarrolladas. Los precios han hecho un alto en la tendencia alcista a la que nos tenían acostumbrados y han conseguido reducir la brecha que separaba los niveles de inflación españoles de los europeos. Si ello ha supuesto un verdadero alivio para una economía que, como la española, comparte con la europea problemas económicos, moneda y política monetaria, pero no niveles de inflación, la preocupación vuelve a aparecer cuando se valora la continuidad de la situación que reflejan los datos del cuadro macroeconómico adjunto.

Es de esperar que, dado el grado de apertura de la economía española y mientras el comercio mundial no se recupere, sea la demanda interna la que la continúe estimulando. No obstante, la mayoría de los analistas coinciden al opinar que la relativa fortaleza de la demanda interna será pasajera ya que, en parte, es consecuencia del «efecto euro». La implantación física y definitiva de la moneda común también puede provocar un deterioro en la inflación que, de ser mayor que en resto de los países de la zona euro, volvería a colocar a la economía española en una situación crítica, máxime si la estabilidad de precios en la Unión Monetaria Europea anima al Banco Central Europeo a reducir los tipos de interés con el objeto de incentivar la inversión y, con ella, la creación de empleo, objetivos que también comparte la economía española. *


NOTAS

1. Véase el artículo introductorio a esta serie de colaboraciones trimestrales sobre coyuntura económica publicado en el volumen 15 número 8 de Farmacia Profesional.

2. A ello contribuye un conjunto heterogéneo y diverso de factores: el final de la temporada turística que suele provocar un descenso de precios en septiembre, los efectos que sobre el turismo han tenido los atentados del 11 de septiembre y, sobre todo, el cambio metodológico en el cálculo de IPC de hoteles que afecta tanto a la muestra objeto de estudio (que se amplía) como a la obtención (vía catálogo) de los precios determinantes del índice.


BIBLIOGRAFÍA

INE, editor. El momento económico. Informe trimestral sobre la economía española. Disponible en: http://www.ine.es/ daco/daco42/daco4214/btcmenu.htm

http://www.ine.es/

http://www.bde.es/

http://www.bea.doc.gov/

http://europa.eu.int/eurostat.html

Pinillos M. y Antoñanzas F. Coyuntura económica. Elementos para el análisis. Farmacia Profesional 2001;15(8):13-23.

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