La piel es un órgano muy extenso, en el que se localizan con frecuencia afecciones micóticas. De los millares de especies de hongos existentes en la naturaleza, solamente unas 100 son capaces de causar enfermedades en la piel del ser humano.
Incluso muchos de los hongos potencialmente patógenos viven habitualmente en condiciones saprófitas sobre la superficie corporal sin provocar problemas. Los hongos necesitan condiciones ambientales favorables para desarrollarse. Si estas condiciones no están presentes, desarrollan formas de resistencia y se mantienen latentes hasta que encuentran un momento más adecuado.
Tipos de micosis
Las micosis se clasifican habitualmente atendiendo al área del cuerpo principalmente afectada, y pueden ser:
Superficiales. En ellas, como su nombre indica, los hongos invaden solamente la superficie corporal, afectando a la piel o a las mucosas. El impacto sobre la salud del paciente y la complejidad del tratamiento erradicador dependerán de la especie de hongo en cuestión y de las condiciones del organismo del paciente. Sin embargo, no suelen comprometer por sí mismas la vida del huésped. Son las que van a centrar el presente artículo.
Profundas o sistémicas. La invasión afecta a los órganos internos. Se trata de hongos que se propagan generalmente por vía sanguínea o linfática. Son poco frecuentes en personas con un sistema inmunitario normal. Al tratarse de microorganismos oportunistas, es fácil encontrarlas en pacientes oncológicos en tratamiento con quimioterapia, enfermos en tratamiento con inmunosupresores o con sida, entre otros casos. Son infecciones graves que pueden comprometer la vida del paciente.
Micosis superficiales
Las micosis superficiales más frecuentes son las producidas por hongos filamentosos o dermatófitos (Epidermophyton, Tricophyton o Microsporum son los géneros más frecuentes). Estas enfermedades se conocen como tiñas y, puesto que estos hongos viven a expensas de la queratina, provocan lesiones en piel, pelos y uñas, pero nunca se desarrollan en las membranas mucosas.
También son extraordinariamente frecuentes las infecciones producidas por hongos levaduriformes, del tipo Candida y especies similares. Estos, a diferencia de los anteriores, si bien pueden colonizar también la piel, abundan en las mucosas, donde pueden producir afecciones más o menos molestas y frecuentemente recurrentes.
Finalmente, hay otro tipo de hongo levaduriforme que, a diferencia de las especies de Candida, desarrolla afecciones de la piel tan frecuentes como la pitiriasis versicolor. Es el Pityrosporum ovale, una levadura lipofílica saprófita de la piel, que en ciertas condiciones favorables se convierte en patógena. El nombre de esta micosis, versicolor, hace referencia al cambio de tonalidad que tienen las lesiones en el verano respecto al invierno.
Tratamiento tópico
El tratamiento más habitual de estas micosis suele ser tópico, mediante cremas, pomadas o soluciones. El uso de polvos está restringido básicamente a ciertas zonas húmedas, como los pies y las ingles.
La penetración de este tipo de fármacos en los casos de lesiones hiperquerátosicas suele ser escasa, por lo que en esos casos se hace imprescindible la administración de algún antimicótico activo por vía oral. También puede ser necesario el tratamiento conjunto con ambos en micosis extensas o en casos rebeldes con frecuentes recurrencias, y que tiendan a cronificarse.
Los derivados imidazólicos (miconazol, clotrimazol, econazol, bifonazol, ketoconazol, tioconazol, sertaconazol, flutrimazol, etc.) son los medicamentos de elección para el tratamiento tópico de las micosis superficiales. Están indicados para el tratamiento de tiñas y candidiasis cutaneomucosas.
Las indicaciones y la eficacia de todos ellos son muy similares, aunque puede haber una mayor o menor respuesta individual a cada fármaco.
Otros principios activos también ampliamente utilizados son el tolnaftato, la ciclopiroxolamina, la terbinafina, la naftifina, y la amorolfina.
Antimicóticos tópicos para la piel y las uñas
Las ventas totales de las 51 marcas de este subsegmento fueron de 7.153.000 unidades y 29,60 millones de euros. La tabla I nos muestra el ranking de las 10 primeras marcas. En cabeza se sitúa Odenil de Isdin, con 222.000 unidades (3,1%) y 4,37 millones de euros (14,8%). En segundo lugar figura Ciclochem (Ferrer), con 708.000 unidades (9,9%) y 4,25 millones de euros (14,4%). En tercero, Fungusol (Bayer), con casi un 20% de las unidades (1.423.000 unidades) y 4,05 millones de euros (13,7%), seguido de Canesten (también de Bayer), que consiguió ser la marca líder en unidades (1.729.000 unidades; 24,2%) aunque ocupe el cuarto puesto en valores (3 millones de euros; 10,1%).
En quinta posición se halla Trosid (Sankyo Pharma), con 151.000 unidades (2,1%) y 2,33 millones de euros (7,9%). Y en sexta, Lamisil (Novartis), con 236.000 unidades (3,3%) y 1,74 millones de euros (5,9%). Les siguen: Fungarest (Janssen Cilag), con 1,38 millones de euros (4,6%); Locetar (Galderma), con 1,18 millones de euros (4,0%); Micetal (Uriach), con 1,07 millones de euros (3,6%), y Mycospor (Bayer), con 1,01 millones de euros (3,4%).
Precios
En el ranking de ventas en este segmento, tiene un gran impacto el precio medio de cada una de las marcas, al existir un margen muy amplio entre el primer producto en valores (Odenil, con unas ventas de "sólo" 222.000 unidades pero a un precio de venta del laboratorio (PVL) de 19,7 euros por envase) y el primero en unidades (Canesten, con más de 1.700.000 unidades vendidas, pero a 1,7 euros de PVL medio unitario). La figura 4 nos muestra claramente esta dispersión de precios. En ella podemos observar que los productos con una formulación y un posicionamiento específicos en el tratamiento de las onicomicosis son los más caros (con precios de 4 a 5 veces superiores a la media del subsegmento). En un tramo intermedio se sitúan productos que podríamos calificar de tercera generación, y por debajo de la media figuran los derivados imidazólicos de segunda y primera generaciones.
Antimicóticos tópicos para el cuero cabelludo
En un año se vendieron un total de 2.468.000 unidades de antimicóticos para el tratamiento del cuero cabelludo, por un importe aproximado de 13,08 millones de euros. Son 20 las marcas presentes en las farmacias y a la cabeza de todas ellas está Sebiprox (Stiefel), con 351.000 unidades (14,2%) y 3,62 millones de euros (27,7%). La segunda en valores, pero primera en unidades fue Fungarest Gel (Janssen Cilag), con 752.000 unidades (30,5%) y 3,22 millones de euros (24,6%). En tercer lugar se sitúa Panfungol Gel (Esteve), con 330.000 unidades (13,4%) y 1,41 millones de euros (10,8%), y en cuarto, Ketoisdin Gel (Isdin), con 298.000 unidades (12,1%) y 1,28 millones de euros (9,8%).
La quinta posición la ocupa Zincation Plus (Isdin), con 128.000 unidades (5,2%) y 913.000 euros (7,0%), y la sexta, Piroxgel, también de Isdin. En este caso fueron 62.000 las unidades vendidas (2,5%), por un valor de 440.000 euros (3,4%).
En séptimo lugar se sitúa Dermofix Gel, de Ferrer, que vendió 82.000 unidades (3,3%) y facturó 396.000 euros (3,0%). En octavo, Ketoconazol Korhis Gel, el genérico mejor situado del segmento, con 384.000 euros (2,9%). Les siguen: Micetal Gel (de Uriach; 318.000 euros y un 2,4%); Zalain Gel (de Cantabria, 224.000 euros y un 1,7%) y los Ketoconazoles de Bexal y Pharmagenus, con 224.000 euros (1,7%) y 169.000 euros (1,3%), respectivamente (tabla II).
Si efectuamos un análisis de precios similar al realizado en el subsegmento anterior, vemos que en este caso la amplitud de la horquilla es menor, pues entre el líder en unidades (Fungarest Gel) y el líder en valores (Sebiprox) la diferencia de precios es, aproximadamente, de 2,5 veces a favor del segundo.
Cabe destacar también que los genéricos del ketoconazol en gel/champú "los únicos con presencia significativa en este grupo" se sitúan entre un 25 y un 30% por debajo de las tres marcas originales, habiéndoles arañado en torno a un 20% de cuota de mercado (fig. 5).
