Buscar en
Farmacia Profesional
Toda la web
Inicio Farmacia Profesional Acné
Información de la revista
Vol. 15. Núm. 10.
Páginas 52-68 (Noviembre 2001)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Vol. 15. Núm. 10.
Páginas 52-68 (Noviembre 2001)
Acceso a texto completo
Acné
Visitas
84570
Estibalitz Bóvedaa, Blanca Díeza, Mónica Fernándeza, Patricia Fernándeza, Natalia Gareaa, Edurne Hidalgoa, Estíbaliz Salinasa
a Farmacéuticas. Grupo de trabajo del COF de Bizkaia.
Este artículo ha recibido
Información del artículo
Texto completo
Descargar PDF
Estadísticas
Figuras (4)
Mostrar másMostrar menos
Tablas (5)
Mostrar másMostrar menos
Texto completo

 

Actualmente, el acné y su tratamiento constituyen una de las consultas más frecuentes en la oficina de farmacia. Afecta habitualmente a adolescentes, aunque también puede aparecer en otros grupos de edad.

Tiene un tratamiento complejo y aunque sus consecuencias no son graves, sí pueden serlo los trastornos psicológicos que ocasiona.

DEFINICIÓN

Proceso inflamatorio crónico y autolimitado de los folículos pilosebáceos localizados en las áreas seborreicas de la piel (cara y parte superior del tronco), que se caracteriza por la presencia de comedones, pápulas, pústulas, nódulos, quistes, abscesos y cicatrices cuyo tratamiento es complejo y prolongado.

ETIOLOGÍA

El acné es una enfermedad en cuya patogenia intervienen numerosos factores, tanto endógenos como exógenos, pero de la cual se desconoce la causa básica.

 

Factores endógenos

Son tres los factores implicados en la aparición del acné:

 

­ Aumento de la secreción sebácea: el estímulo androgénico es determinante en el crecimiento y actividad de la glándula sebácea.

La razón del aumento de la producción sebácea es la hipersensibilidad de los receptores glandulares de la 5-alfa dihidrotestosterona y otros metabolitos de la testosterona, sin que sea necesario que los niveles plasmáticos de andrógenos estén elevados.

­ Obstrucción folicular: el exceso de sebo genera una mayor actividad del tejido epitelial, lo que lleva a una adhesividad anómala entre los corneocitos. Como consecuencia, la glándula se hiperqueratiniza y bloquea, quedando atrapados dentro de ella sebo, queratina y microorganismos.

­ Desarrollo microbiano. El aumento de sebo crea un entorno idóneo para el desarrollo de la bacteria anaerobia Propionibacterium acnes. Este microorganismo disgrega los triglicéridos del sebo en glicerina y ácidos grasos libres, siendo estos últimos los que ejercen una acción quimiotáctica sobre los macrófagos y neutrófilos responsables de la reacción inflamatoria. El grado de inflamación va unido a la profundidad de la lesión y se relaciona directamente con la gravedad de la misma. La figura 1 incluye un esquema explicativo de los factores endógenos del acné.

Fig. 1. Factores endógenos que favorecen la aparición del acné

 

La patogenia del acnées multifactorial

 

Factores exógenos

Los factores exógenos que influyen en el desarrollo del acné (medicamentos, cosméticos, productos industriales, agentes físicos y de carácter psicológico) aparecen desglosados en la figura 2.

Fig. 2. Factores exógenos que favorecen la aparición del acné

 

SINTOMATOLOGÍA

Las manifestaciones típicas del acné se localizan en las zonas seborreicas de la piel. El aumento de la producción sebácea es el desencadenante de las lesiones y cada una de ellas es precursora de las siguientes como consecuencia del mecanismo anteriormente explicado. Cabe describir las siguientes manifestaciones:

 

Comedón

Es la lesión generada por la oclusión del canal pilosebáceo por parte de los corneocitos y que acumula en su interior queratina, sebo y restos pilosos. Este contenido, al ser expulsado a la superficie de la piel, genera dos tipos de lesión:

 

­ Comedón abierto: conocido como punto negro o espinilla. El tapón que se forma adquiere ese color por la acción de los melanocitos circulantes e impide el drenaje normal de la glándula sebácea.

­ Comedón cerrado: también llamado punto blanco o microquiste, a partir del cual se forman las lesiones inflamatorias.

 

Pápula

Es la manifestación inflamatoria del comedón, con consistencia sólida y de tamaño variable.

 

Pústula

Es una elevación cutánea llena de pus o sangre que se forma por rotura de la pared de la glándula. Es superficial y de pequeño tamaño, con un color blanquecino o amarillento debido a su contenido.

 

Nódulo

Es una lesión inflamatoria más profunda, que afecta a la dermis y al tejido subcutáneo. Es de aspecto semejante al de las pápulas pero más macizo, profundo, grande y doloroso.

 

Quiste

Es una cavidad de contenido fluido o semisólido. Se forma por una dilatación anómala de la glándula producida por la retención de una importante cantidad de sebo y material queratinoso. Posee mayor tendencia a la inflamación e infección, adquiriendo aspecto eritematoso.

 

Absceso

Es un acúmulo de pus formado por varias lesiones subcutáneas y con un importante componente inflamatorio perilesional.

Cicatriz y queloide

Ambos se forman por la condensación de tejido conjuntivo formado en la reparación tras una pérdida de sustancia. No siempre aparecen y son consecuencia de las lesiones más severas (quistes y abscesos) y de la manipulación de nódulos y pápulas.

CLASIFICACIÓN DEL ACNÉ

A la hora de clasificar el acné no existe un único criterio. La clasificación más útil para la práctica farmacéutica es la que se basa en el tipo de lesiones que existen y que son indicativas de la gravedad del acné:

 

­ No inflamatorio o comedogénico: comedones abiertos y cerrados.

­ Inflamatorio: superficial (sólo se ve afectada la epidermis; hay pápulas y pústulas) o profundo (con afectación dérmica; hay nódulos, quistes y abscesos).

TRATAMIENTO

El tratamiento farmacológico del acné se basa en tres pilares:

 

­ Inhibir la secreción sebácea.

­ Dificultar la queratinización folicular.

­ Disminuir la inflamación.

Desde la oficina de farmacia se pueden recomendar los siguientes principios activos:

 

Peróxido de benzoilo

Es un agente antiacneico con acción queratolítica, bacteriostática, anticomedogénica y antiinflamatoria. Obtenido a partir del ácido benzoico, actúa como agente oxidante al descomponerse por la cistina de la piel y liberar oxígeno.

Se emplea para el tratamiento del acné no inflamatorio e inflamatorio superficial.

Se utiliza en forma de gel, crema, solución jabonosa, a distintas concentraciones: 2,5%, 5% y 10%.

Normalmente se aplica dos veces al día sobre la zona afectada, nunca sobre las lesiones exclusivamente y evitando el contacto con la ropa porque puede decolorarla.

Para mejorar la tolerancia de la piel, conviene comenzar el tratamiento con la concentración más baja (2,5%) en soluciones no alcohólicas con una aplicación diaria e ir aumentando las aplicaciones en función de la tolerancia.

Posee una acción rápida (sus efectos empiezan a notarse a partir de la primera semana), sin embargo, tiene un tope de acción de aproximadamente un año, a partir del cual se recomienda cambiar de tratamiento. El peróxido de benzoilo se emplea asociado bien al ácido retinoico o antibióticos. Puede producir descamación de la piel, con eritema.

 

Ácido azelaico

Acido dicarboxílico de origen natural con actividad antimicrobiana, queratolítica y antiinflamatoria.

Es utilizado para el tratamiento del acné, tanto no inflamatorio como inflamatorio superficial. Se dosifica al 20% en diversos vehículos.

Se aplica una o dos veces al día sobre la zona afectada, no sólo sobre las lesiones. Debido a que puede presentarse eritema y descamación, se empieza aplicándolo una vez al día, y la dosis se irá aumentando transcurrida una semana. Excepcionalmente puede producir fotosensibilización.

La duración de la terapia con azelaico depende de la gravedad del acné, aunque no debe superar los 6 meses. Produce prurito e irritación cutánea. Esto se acompaña de sequedad y descamación de la piel. Es frecuente que estos efectos se produzcan al comienzo del tratamiento y suelen remitir a las 2-4 semanas de comienzo del mismo.

 

Niacinamida

Se trata de la forma amida de la niacina (también conocida como ácido nicotínico o nicotinamida). Ambas pertenecen al complejo vitamínico B. Su efecto está basado en la acción antiinflamatoria producida por la inhibición de la quimiotaxis de los neutrófilos, la transformación linfocítica y el bloqueo de la degranulación del mastocito (in vitro). También es antibacteriana.

Es de utilidad en el acné inflamatorio. Se utiliza en forma de gel al 4%. Se recomienda aplicar dos veces al día, mañana y noche. Presenta la ventaja de no crear resistencias bacterianas y ser menos irritante que otros, pero puede producir sequedad cutánea.

Se ha visto que posee una eficacia similar a la conseguida con la aplicación de clindamicina al 1% dos veces al día durante 8 semanas.

Con este principio activo no es frecuente la aparición de reacciones adversas a nivel cutáneo, si bien se ha detectado algún caso de enrojecimiento e irritación.

 

Ácido glicólico

Pertenece a un grupo de ácidos orgánicos conocidos como alfahidroxiácidos que, utilizados a bajas concentraciones, reducen la cohesión de los corneocitos foliculares facilitando la eliminación de comedones. A concentraciones elevadas producen epidermólisis.

Se utiliza como complemento de queratolíticos más fuertes para paliar la sequedad que producen éstos últimos y en el acné controlado como terapia de mantenimiento. Se presenta en forma de gel, solución o emulsión O/W, en concentraciones que van del 5-15%, se recomienda aplicarlo mañana y noche. A las dosis utilizadas puede producir una ligera irritación. Debido a su efecto descamativo, se recomienda utilizar protección solar para no favorecer el proceso irritativo.

PROTOCOLO DE TRATAMIENTO EN LA FARMACIA

El papel del farmacéutico es fundamental para enseñar al paciente las medidas más adecuadas que le ayuden a aliviar su problema. No solamente se trata de informar sobre tratamientos farmacológicos, sino también de recomendar medidas higienicodietéticas que contribuyen a potenciar los efectos del tratamiento farmacológico.

 

Datos que es preciso conocer

Es preciso averiguar los siguientes detalles sobre el paciente:

 

­ ¿Qué edad tiene el paciente?

La edad de inicio del acné suele ser entre los 12-18 años, siendo más temprana (12 años) en el sexo femenino. El período puede durar hasta los 20-30 años, aunque hoy día se están viendo casos en edades más avanzadas. Los pacientes menores de 12 y mayores de 40 años deberán ser remitidos al médico porque el tipo de acné varía en función de la edad, requiriéndose en cada caso un tratamiento diferente.

­ ¿Qué tipo de lesiones y en qué zonas las presenta?

Es importante valorar las lesiones para conocer la gravedad del proceso. Desde la farmacia se pueden tratar el acné no inflamatorio y el inflamatorio superficial. Se debe remitir al médico si presenta algún tipo de lesión más profunda (nódulos, quistes y abcesos) o extensa.

 

­ Localización de las lesiones.

La localización más frecuente es en la cara (más del 90% de los casos), pero también pueden localizarse en la espalda y en el pecho. En estos casos, el tratamiento es más complicado.

­ ¿Utiliza el paciente algún producto comedogénico?

En caso de que utilice algún medicamento, es importante conocer la terapia que se sigue, ya que algunos fármacos pueden producir acné. Si se sospecha que el acné es el resultado del uso de determinados fármacos, es aconsejable que el paciente consulte con su médico.

Si el paciente usa algún cosmético, hay que tener en cuenta que algunos componentes de éstos son altamente grasos y obstruyen el folículo. Esto agrava el proceso, por lo que se recomendará suspender su uso.

­ ¿Ha utilizado o está utilizando algún tratamiento para el acné? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Cuál ha sido el resultado? ¿Ha tenido algún efecto adverso?

Es necesario conocer la duración del mismo y si se produjo respuesta, ya que la curación de las lesiones puede tardar en apreciarse entre 6 y 10 semanas.

En caso de que el paciente haya presentado algún tipo de reacción alérgica no se debe volver a recomendar el medicamento que la causó.

Hay que tener en cuenta que efectos adversos tales como irritación, sequedad y eritema son muy frecuentes al principio del tratamiento con muchos de los medicamentos antiacneicos. Se debe a su mecanismo de acción y desaparecen al poco tiempo.

 

En las páginas de apertura de este artículo se recoge el algoritmo para la toma de decisiones en esta patología y las derivaciones correspondientes, en función de la valoración que haga el farmacéutico de las respuestas de cada paciente.

Tratamiento no farmacológico: medidas higiénicodietéticas

Todo tratamiento antiacné debe ir acompañado de unas normas higienicodietéticas que tienen por objeto eludir todos los factores que puedan agravar el acné. Cabe destacar las siguientes:

 

­ No es preciso seguir una dieta especial, pero sí que ésta sea equilibrada.

­ Conviene realizar una higiene de la zona a tratar dos veces al día con agua templada y jabón, utilizando la yema de los dedos, sin frotar.

­ No es recomendable utilizar jabones agresivos ni alcalinos, ya que producen mucha irritación y un rebote de la secreción sebácea. Es mejor emplear jabones no alcalinos, panes dermatológicos, geles, toallitas limpiadoras para pieles con tendencia acneica y tiras limpiaporos.

­ Es conveniente no utilizar cosméticos, pero si no hay más remedio, debe optarse por productos exentos de grasa (oil-free) y no comedogénicos.

­ Se aconseja desmaquillarse por completo al final de cada jornada.

­ Se recomienda que el afeitado se realice con cuchilla y no con maquinilla eléctrica, para evitar la irritación de la piel.

­ Es importante no manipular las lesiones para evitar la aparición de cicatrices.

­ No se debe permanecer largo tiempo en ambientes húmedos.

­ Las exposiciones al sol serán moderadas.

­ Puesto que se asocia el cabello graso con la piel acneica, se recomienda evitar el contacto de éste con las zonas afectadas.

 

Tratamiento farmacológico

Las opciones terapéuticas en el abordaje del acné son múltiples y varían en función del grado de severidad. Con frecuencia se recurre a asociaciones de diferentes agentes terapéuticos. La tabla I recoge las especialidades farmacéuticas publicitarias indicadas en el tratamiento del acné, según se hallan recogidas en el Catálogo de Especialidades Farmacéuticas del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (2001). Si un tratamiento no resulta efectivo, se debe probar otro.

 

No es preciso seguiruna dieta especial, pero sí que ésta sea equilibrada

 

Elección del tratamiento

En el acné no inflamatorio e inflamatorio superficial el tratamiento de elección inicialmente es el peróxido de benzoilo, comenzando con concentraciones del 2,5% que se irán aumentando en función de la tolerancia de la piel, en excipiente gel, loción (no alcohólica preferiblemente) o emulsión silicónica.

 

Normas de correcta aplicación

Se recomienda seguir las siguientes normas:

­ Aplicar el tratamiento sobre la piel limpia y seca. Si se van a utilizar excipientes hidroalcohólicos es recomendable esperar 30 minutos después del lavado de la zona, para evitar la irritación.

­ Hay que ser constante con el tratamiento, ya que la mejoría de las lesiones tarda en apreciarse.

­ Si el principio activo puede causar irritación (p. ej. peróxido de benzoilo, ácido azelaico), se recomienda comenzar el tratamiento con dosis bajas y menor frecuencia de aplicación e ir incrementando ambas paulatinamente. Con el uso continuado esta irritación disminuye. Una excesiva irritación puede indicar que se está aplicando más cantidad de la necesaria.

­ Si se trata de principios activos fotosensibilizantes (p. ej. ácido azelaico, peróxido de benzoilo), o que disminuyan el grosor de la capa córnea (p. ej. alfahidroxiácidos), se debe evitar la exposición al sol sin usar fotoprotectores y aplicar el tratamiento preferentemente por la noche.

­ Es conveniente evitar la zona periocular y las mucosas para no provocar irritaciones.

 

El estímulo androgénicoes determinante en elcrecimiento y la actividadde la glándula sebácea

 

Casos especiales

Conviene prestar especial atención a ciertos pacientes:

 

­ Menores de 12 y mayores de 40 años. Como hemos definido al principio, esta patología también es frecuente en mayores de 40 años. Además en el caso de los niños menores de 12 años la etiología no está claramente definida. Son éstos los casos que han de derivarse al médico para que evalúe su origen.

­ Lactancia. Hay que ser especialmente cuidadoso en este período con el uso de cualquier medicamento, por su paso a la leche materna y el efecto que esto pueda tener en el niño. En el caso de los medicamentos de consejo farmacéutico utilizados en el tratamiento del acné no existen datos disponibles sobre su paso a leche materna y únicamente se conoce la seguridad de la niacinamida.

­ Embarazo. El embarazo es un período en el que la administración de medicamentos puede implicar un riesgo teratogénico, sobre todo durante el primer trimestre de gestación.

Los principios activos empleados en el tratamiento del acné pertenecen a diferentes categorías según la Food and Drug Administration (FDA):

 

* Categoría B: estudios en animales indican que no hay riesgo, pero no existen ensayos clínicos en mujeres embarazadas que confirmen la ausencia del mismo. Se utilizan cuando sean necesarios. A esta categoría pertenece el ácido azelaico.

* Categoría C: estudios en animales indican riesgo, pero no hay ensayos clínicos en mujeres embarazadas que lo confirmen. Sólo debe utilizarse si el beneficio supera el riesgo. A esta categoría pertenecen: ácido salicílico, peróxido de benzoilo.

 

Así, de los tratamientos que se pueden recomendar en la oficina de farmacia el que ofrece una mayor seguridad en este período es el ácido azelaico. *

 

 

CONSULTAS FRECUENTES EN LA OFICINA DE FARMACIA

¿Hay algún alimento que empeore el acné?

No está demostrado que los alimentos empeoren el acné, pero hay que procurar llevar una dieta equilibrada. En ocasiones, si el paciente nota un empeoramiento con algún tipo de alimento específico, se aconsejará disminuir su consumo.

 

¿Es cierto que el sol mejora el acné?

Aunque las radiaciones A y B tienen un efecto antiinflamatorio sobre las lesiones del acné, las sobreexposiciones y la acumulación de radiaciones UV pueden tener un efecto comedogénico y dar lugar a un empeoramiento durante el otoño. Se aconsejarán pequeñas exposiciones, evitando el abuso y la exposición a las lámparas de radiaciones ultravioleta A.

 

¿Es el acné consecuencia de una higiene deficiente?

No. Los puntos negros no son «suciedad acumulada». Es más, una higiene exagerada puede condicionar un aumento de la capa cornea contribuyendo a aumentar la obstrucción folicular y a favorecer la rotura del conducto folicular agravando las lesiones inflamatorias.

 

¿El flequillo puede empeorar las lesiones?

Se debe recomendar evitar el contacto del cabello con la zona afectada, recogiéndolo y procurando llevarlo siempre desengrasado.

 

¿En qué casos se debe emplear el tratamiento sistémico?

La vía de administración sistémica debe reservarse para los casos más graves de acné: el inflamatorio. Debe ser el médico el que establezca el tratamiento más adecuado en cada caso, la pauta y el período de duración.

Entre los tratamientos sistémicos se encuentran: antibióticos, isotretinoína y los esteroides.

 

¿Qué productos cosméticos se usan para la higiene diaria de las pieles acneicas?

Dentro de la amplia gama de este tipo de productos se encuentran: jabones no alcalinos y suaves o panes dermatológicos, geles limpiadores (con tensioactivos no iónicos) de elección por su ausencia de sustancias grasas en su composición, tiras limpiadoras, parches, scrubs, toallitas y esponjitas limpiadoras. En la tabla IV figuran los productos de este tipo recogidos en el Catálogo de Parafarmacia del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (edición 2001), con sus principales ingredientes.

 

 

¿Qué es un syndet?

Se trata de un detergente sintético obtenido por procesos de fabricación diferentes de la saponificación y que mejora o anula los efectos indeseables de los jabones.

 

¿Qué es un sacacomedón?

Se trata de un aparato mediante el cual se puede realizar una extracción de tipo mecánica de los comedones. Consta de un asa con un pequeño orificio central en su extremo, que aplicándolo sobre el comedón presiona sobre la piel mientras realiza un movimiento deslizante en la superficie de la misma. El tratamiento se debe realizar correctamente, a poder ser por un profesional sanitario para no lesionar la piel y evitar que aparezcan cicatrices adicionales.

¿Qué tipo de fórmulas magistrales se pueden prescribir para está indicación?

Existe un gran arsenal terapéutico destinado al tratamiento tópico del acné, y mediante la formulación magistral se pueden cubrir los posibles vacíos existentes. Esto facilita la individualización del tratamiento, pero siempre ha de ser el médico el que lo establezca.

Algunas de las normas que hay que tener en cuenta a la hora de formular son:

 

­ No deben emplearse excipientes grasos, puesto que resultan comedogénicos. Es preferible el empleo de geles, soluciones hidroalcohólicas y emulsiones silicónicas.

­ Según la concentración a la que se formule el ácido salicílico tiene diferentes propiedades:

0,5-3%Queratolítico superficial

> 5%Queratolítico profundo

 

­ Las propiedades del peróxido de benzoilo también varían con la concentración:

2,5%Efecto antibacteriano

>2,5%Efecto comedolítico

 

­ Las fórmulas que contengan ácido glicólico deben estabilizarse a un pH ligeramente inferior a 5. Si el pH se aumenta, se obtiene un producto dermatológicamente inactivo.

 

Deben evitarse las asociaciones descritas en la tabla II.

 

 

 

¿Qué otros medicamentos pueden emplearse por vía tópica en el tratamiento del acné?

Hay otros principios activos indicados para esta patología, pero todos ellos deben ser prescritos por el médico. Cabe distinguir las siguientes categorías:

 

Queratolíticos

Limitan la proliferación de los corneocitos, formando una capa más delgada, que finalmente se descamará. Debido a esto, previenen la obstrucción de la glándula sebácea y el acúmulo de sebo en la misma, facilitando la salida libre del sebo a través del conducto pilosebáceo. Entre ellos se cuentan:

 

­ Ácido salicílico. El ácido salicílico tópico es un potente queratolítico y antimicrobiano débil, con efecto comedolítico.

Se utiliza solo o asociado a otros fármacos (resorcinol, azufre, etc.) en el tratamiento sintomático del acné, pero la asociación produce eritema y descamación. Usándolo a largo plazo se observa una sequedad excesiva e incluso fisuras en la piel, por lo que su uso está desaconsejado.

Comercialmente lo encontramos en solución o gel hidroalcohólico en concentraciones del 2 al 5%, ya que dosis superiores al 6% aumentan el riesgo de irritación. Se aplica de 1 a 3 veces al día.

­ Azufre. El azufre es un agente queratolítico, utilizado en el tratamiento del acné vulgar.

Se presenta en forma de cremas, geles, lociones o jabones en dosis entre el 2 y 10%, aunque a partir del 5% empieza a ser mal tolerado, aumentándose su efecto de irritación cutánea. Las reacciones alérgicas son raras. Su aplicación debe ser de 1 a 3 veces diarias aunque se trata de una sustancia que hoy en día está en desuso. A mayor concentración aumenta el poder queratolítico, pero un 2% es suficiente para que sea efectivo. También se utiliza combinado con otros fármacos como por ejemplo el peróxido de benzoilo al 7,5%.

­ Resorcinol. Agente queratolítico, con propiedades antifúngicas y antibacterianas, que se empleaba normalmente asociado al azufre. Se formulaba al 2% con un 8% de azufre.

El resorcinol no debe ser aplicado en zonas extensas del cuerpo ni durante largos períodos de tiempo, debido a que puede absorberse a través de la piel e interferir en la función tiroidea o producir metahemoglobinemia. Además, puede producir hiperpigmentación de la piel y oscurecer el cabello. Por ello, su uso está desaconsejado.

 

Antibióticos

Los antibióticos disminuyen la población de P. acnes. Están indicados en el tratamiento de acné inflamatorio. Sus efectos tardan en manifestarse, por lo que pueden usarse junto a otros agentes antiacné de acción más rápida.

El uso de antibióticos por vía tópica puede conllevar riesgo de sensibilidad cutánea, favorecer la sobreinfección por gérmenes resistentes y ocasionar resistencia a estos antibióticos en caso de uso sistémico posterior. No se deben utilizar en caso de hipersensibilidad a estos fármacos. Cabe citar los siguientes:

 

­ Eritromicina. Este antibiótico actúa reduciendo el número de propionibacterias con actividad lipasa de manera que disminuyen los ácidos grasos libres en la piel, consiguiendo un efecto antiinflamatorio. Se emplea generalmente en soluciones o geles hidroalcohólicos, en concentraciones del 2 al 4%. Se recomiendan dos aplicaciones diarias.

En general, ofrece buena tolerancia y rara vez se dan reacciones adversas, que pueden ser: irritación y sequedad cutánea y con poca frecuencia descamación y rubefacción. Se debe tener en cuenta también el efecto irritante del alcohol utilizado como excipiente.

­ Clindamicina. Es un antibiótico derivado de la lincomicina indicado en el tratamiento del acné inflamatorio y cuya acción se basa en su actividad antibacteriana. En 2-6 semanas reduce el número de lesiones inflamatorias, pero la máxima eficacia se alcanza a las 12 semanas.

Se utilizan tanto la sal fosfato como el clorhidrato (si bien la primera es más recomendada por su menor absorción sistémica) al 1-2% en forma de gel, solución y loción aplicándolo 2 veces al día.

Se debe tener en cuenta la posibilidad de serios efectos adversos gastrointestinales (diarrea, dolor abdominal, colitis pseudomembranosa).

­ Meclociclina. Antibiótico bacteriostático del grupo de las tetraciclinas que actúa interfiriendo la síntesis proteica bacteriana al unirse a la subunidad 30S de los ribosomas, por lo que puede reducir la eficacia terapéutica de los antibióticos bactericidas. Está indicada en el tratamiento del acné inflamatorio. Se utiliza a una concentración del 1% en crema, pudiéndose aplicar dos veces al día.

Las reacciones adversas más frecuentes son dermatitis y sensación de quemazón, picor y dolor. En general se utiliza poco por dos razones: su eficacia terapéutica es inferior a la de la clindamicina o la eritromicina y sus características cosméticas son malas: puede dejar restos coloreados en la piel y mancha la ropa. Además, bajo luz ultravioleta presenta fluorescencia verdosa muy llamativa.

 

Retinoides

Son derivados sintéticos de la vitamina A con acción queratolítica. Producen una alteración en la proliferación y en la diferenciación celular de los queratinocitos. Algunos de ellos también tienen una acción antiinflamatoria. El acné comedoniano y el inflamatorio son su indicación fundamental.

Aunque no se dispone de datos sobre su riesgo teratogénico por vía tópica, la prudencia aconseja no emplearlos durante el embarazo y la lactancia. También es controvertida la inducción de fotosensibilidad, ya que se cree que puede ser debida al adelgazamiento del estrato córneo, por lo que se recomienda su aplicación nocturna. Cabe citar los siguientes:

 

­ Tretinoína. Se denomina también vitamina A ácida o ácido transretinoico, y se trata de uno de los fármacos de elección en el tratamiento del acné no inflamatorio.

La tretinoína actúa sobre el proceso de queratinización, disminuyendo la cohesión de los queratinocitos y reduciendo el número de comedones. También parece tener un efecto sebostático moderado pero, como todos los retinoides, no tiene acción sobre la flora microbiana.

En el acné, la tretinoína se usa siempre por vía tópica, ya que usándola por vía oral provocaríamos un cuadro tóxico similar a la hipervitaminosis A.

La concentración usada varía del 0,025% al 0,1%, formulándose en gel, crema y solución alcohólica. Se inicia el tratamiento con concentraciones bajas para evitar en lo posible sus efectos secundarios: irritación, sensación de tirantez, eritema y calor transitorio.

­ Isotretinoína. También se denomina ácido 13-cis retinoico. Se trata de un derivado sintético de la vitamina A.

El mecanismo de acción por vía tópica es el mismo que el de la tretinoína, pero además disminuye el tamaño de las glándulas sebáceas y su actividad. Su principal ventaja radica en su menor potencial irritante; sin embargo, parece existir unanimidad en que su eficacia también es significativamente menor que la de tretinoína.

Puede emplearse como régimen inicial en el tratamiento del acné comedoniano de personas con piel sensible.

Las dosis utilizadas son del 0,01-0,05% en forma de gel.

­Adapaleno. Retinoide sintético derivado del ácido naftoico que además de actuar como antiinflamatorio, posee una acción comedolítica. Ambas propiedades hacen que se pueda utilizar en lesiones tanto inflamatorias como no inflamatorias.

Si el tratamiento se ha realizado correctamente y no se han manipulado las lesiones, se puede observar una reducción de las mismas al cabo de 8-12 semanas de iniciado el tratamiento.

Se formula al 0,1% en gel y solución acuosa sin ser necesario añadir antioxidantes. Aunque no se han observado efectos fototóxicos ni fotoalérgicos, se aconseja evitar exposiciones excesivas a la radiación ultravioleta durante el tratamiento.

No se han documentado casos de teratogenicidad en embarazadas, no obstante y debido a que puede absorberse sistémicamente, no se debe utilizar en ese período. *

 

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

Aldekoa C, Domínguez C, Ibarreche Z, Menoyo C, Pradera A, Sierra L. Protocolo de actuación sobre acné en farmacia comunitaria. Argibideak 1995; 5 (2): 1-4.

Almagro M, Pozo del J, Fonseca E. El tratamiento del acné en la infancia. Piel 2000; 15 (3): 126-35.

Anónimo. Panorama Actual del Medicamento 2000; 24 (237): 890-4.

Anónimo. Protocolos en dermofarmacia: higiene de la piel grasa con tendencia acneica. Informativo Profesional COF Navarra 1997; (1): 13-5.

Barris D, Aliaga A. Higiene de las pieles acneicas y grasas. Protocolo de actuación. Farmacia Profesional 1999; 13 (4): 82-92.

Beers MH, Berkow R. El Manual Merck de Diagnóstico y Tratamiento. 10.ª ed. Barcelona: Harcourt; 1999.

Briggs GG, Freeman RK, Yaffe SJ. Drugs in Pregnancy and Lactation. A reference guide to fetal and neonatal risk. 5.ª ed. Baltimore: Williams &Wilkins; 1998.

CGCOF. Catálogo de Especialidades Farmacéuticas 2001. Madrid: Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos; 2001.

CGCOF. Catálogo de Parafarmacia 2001. Madrid: Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos; 2001.

Corbella M. El acné y su tratamiento. Offarm 1998; 17 (8): 61-8.

Darpont J, Aizpuru K, Arrizabalaga MJ, Balenciaga JL, Etxebarria M, Vivanco M et al. Manual de Terapéutica en Atención Primaria. Vitoria: Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco; 1990.

Draelos ZD. Acne vulgaris and rosacea. En: Rakel RE. Conn's Current Therapy 1999. Pennsylvania: WB Saunders Company; 1999.

Font E. Etiología, clínica y tratamiento del acné. Offarm 1999; 18 (8): 73-80.

Fuente de la MC. Características y tratamiento del acné vulgar. Offarm 1997; 16 (9): 55-64.

Gelman CR et al. (editors). Drugdex (Information System). Vol. 108. Englewood: Micromedex Inc; 2001.

Herfindal ET, Gourley DR, Lloyd L. Clinical Pharmacy and Therapeutics. 5.ª ed. Mayland: Williams & Wilkins; 1992.

Livingstone C. Acne. Skin problems in pharmacy practice. The Pharmaceutical Journal 1997; 259 (6967): 725-7.

Llambí F. El acné: terapéutica farmacológica actual. Perspectiva de futuro y aportación presente de la formulación. El farmacéutico 1999;(219):48-58.

McEvoy GK. AHFS Drug Information 2001. Bethesda: American Society of Health System Pharmacists; 2001.

Nathan A. Non-prescription medicines. Londres: Pharmaceutical Press; 1998.

OMS. Modelo OMS de información sobre prescripción de medicamentos: Medicamentos utilizados en las enfermedades cutáneas. Ginebra: Organización Mundial de la Salud; 1999.

Parfitt K. Martindale. The complete drug reference. 32 ed. Londres: The Pharmaceutical Press 1999.

Puig L, Taberner R. La piel en el adolescente. Cambios hormonales y cutáneos. Farmacia Profesional 1999;13 (9):96-102.

Sánchez F, Gómez P. Bases para la atención farmacéutica del acné vulgar. Madrid: Díaz de Santos; 2000.

Serrano S, Fernández I. Lesiones elementales de la piel. Medicine (7.ª serie) 1999; (133): 6294-5.

Suárez E. Tratamiento del acné. Información Terapéutica del Sistema Nacional de Salud 1995; 19 (2): 37-59.

USP DI. Volume I. Drug Information for the Health Care Professional. Rockville: United States Pharmacopeial Convention; 1996.

Vidal L, Moreno GA, Ferrando J. Acné y erupciones acneiformes. Acofar 1999; (379): 45-6.

Opciones de artículo
Herramientas
es en pt

¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?

Você é um profissional de saúde habilitado a prescrever ou dispensar medicamentos