Me gusta felicitar la llegada del nuevo año recordando a mis amigos que el año que empieza nos ofrece la posibilidad de pasar el mejor día de nuestra vida. Tenemos por delante 365 jornadas con un enorme potencial de ilusión que, al menos en mi caso, no voy a permitir que nada ni nadie me arrebate. Evidentemente, no hay ilusión que valga si no va acompañada de grandes dosis de esfuerzo y dedicación orientados a nuestros objetivos, tanto en la parcela profesional como en la personal. Pero ganas y empuje no me faltan y creo firmemente que afrontar el día a día con esta motivación es una buena filosofía de vida.
A pesar del regusto amargo que el año pasado dejó en nuestra profesión, el año que despunta es aún una hoja en blanco y podemos empezar a escribir en ella nuevos y mejores contenidos. Lo primero que he hecho ha sido poner en práctica aquello que en la mayoría de charlas y seminarios a los que he asistido me habían intentado transmitir -con resultados irregulares hasta la fecha- profesores expertos en gestión empresarial y de equipos: si crees que algo debe cambiar, no esperes de brazos cruzados a que cambie por sí solo. Andar consiste en mover un pie y después otro. No importa si la zancada es más o menos grande; lo verdaderamente importante es seguir dando pasos. Así que me he puesto manos a la obra y he realizado pequeños -muy pequeños- cambios en mi farmacia y os confieso que no he tardado en ver que algo se movía ¡en la dirección ambicionada!
En mi caso estos pequeños cambios consisten en dar respiro al espacio destinado al público y recolocar los productos de alimentación e higiene infantil. En pocos días he constatado que mis clientes, sin decir nada, se han percatado del cambio, les gusta y, lo que es más importante para la sostenibilidad de mi farmacia, las ventas de estos productos se han animado. El resultado positivo de esta modesta iniciativa me ha aportado seguridad y confianza para realizar otras acciones similares que, estoy segura, me permitirán conseguir aquello que antes veía inalcanzable.
Desde aquí os animo a todos los que aún tenéis dudas sobre si vale la pena o no hacer el enésimo esfuerzo. Sí, sin duda, siempre es posible hacer algo para que las cosas mejoren. 2012 nos ofrece 365 días para lograrlo.
