El área de críticos (AC) es una de las más complejas dentro del sistema hospitalario, se requiere un elevado número de intervenciones e información, por tanto, son susceptibles de padecer más incidentes que comprometan la seguridad del paciente.
ObjetivoDeterminar la percepción de la cultura de seguridad del paciente del equipo asistencial en un área de críticos.
MétodoEstudio descriptivo transversal, septiembre de 2021, en un AC polivalente con 45 camas, 118 sanitarios (médicos, enfermeras, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería). Se recogieron variables sociodemográficas, conocimiento del responsable en seguridad del paciente (SP), formación en SP y en el sistema de notificación de incidentes. Se utilizó el cuestionario validado Hospital Survey on Patient Safety Culture que evalúa 12 dimensiones. Se consideró una dimensión como fortaleza con ≥ 75% respuestas positivas y debilidad con ≥ 50% respuestas negativas. Estadística descriptiva y análisis bivariante: prueba de χ2 y t de Student, y ANOVA. Significación estadística p ≤ 0,05.
ResultadosSe recogieron 94 cuestionarios (79,7% muestra). La valoración del grado de SP fue 7,1 (1,2) sobre 10. El personal polivalente la puntuó con 6,9 (1,2) vs. 7,8 (0,9) del personal sin rotación (p = 0,04); 54,3% (n = 51) conocía el procedimiento para notificar un incidente, de los cuales, 53% (n = 27) no notificó ninguno en el último año. Ninguna dimensión alcanzó grado de fortaleza. Fueron detectadas como debilidad: percepción de seguridad: 57,7% (IC 95%: 52,7-62,6), dotación de personal: 81,7% (IC 95%: 77,4-85,2) y apoyo de gerencia: 69,9% (IC 95%: 64,3-74,9).
ConclusionesLa valoración del grado de SP en el AC es moderadamente alta, aunque el personal polivalente tiene una apreciación inferior. La mitad del personal no conoce cómo notificar un incidente. La tasa de notificación es baja. Las debilidades detectadas son percepción de seguridad, dotación de personal y apoyo de gerencia. El análisis de la cultura de seguridad puede ser útil para implementar medidas de mejora.
Critical Care Area (CCA) is one of the most complex in the hospital system, requiring a high number of interventions and handling of amounts of information. Therefore, these areas are likely to experience more incidents that compromise patient safety (PS).
AimTo determine the perception of the healthcare team in a critical care area about the patient safety culture.
MethodCross-sectional descriptive study, September 2021, in a polyvalent CCA with 45 beds, 118 health workers (physicians, nurses, auxiliary nursing care technicians). Sociodemographic variables, knowledge of the person in charge in PS and their general training in PS and incident notification system were collected. The validated Hospital Survey on Patient Safety Culture questionnaire, measuring 12 dimensions was used. Positive responses with an average score ≥75%, were defined as an area of strength while ≥50% negative responses were defined as an area of weakness. Descriptive statistics and bivariate analysis: χ2 and t-Student tests, and ANOVA. Significance p ≤ 0.05.
Results94 questionnaires were collected (79.7% sample). The PS score was 7.1 (1.2) range 1-10. The rotational staff scored the PS with 6.9 (1.2) compared to 7.8 (0.9) for non-rotational staff (p = 0.04). A 54.3% (n = 51) was familiar with the incident reporting procedure, 53% (n = 27) of which had not reported any in the last year. No dimension was defined as strength.There were three dimensions that behaved like a weakness: security perception: 57.7% (95% CI: 52.7-62.6), staffing: 81.7% (95% CI: 77.4-85.2) and management support: 69 .9% (95% CI: 64.3-74.9).
ConclusionsThe assessment of PS in the CCA is moderately high, although the rotational staff has a lower appreciation. Half of the staff do not know the procedure for reporting an incident. The notification rate is low. The weaknesses detected are perception of security, staffing and management support. The analysis of the patient safety culture can be useful to implement improvement measures.
Medir la cultura de seguridad es un indicador de buenas prácticas y promoverla disminuye la aparición de eventos adversos. La cultura de seguridad en las áreas de críticos es un tema poco explorado tras la crisis de la COVID-19, afrontar de nuevo esta temática ofrece la oportunidad de seguir mejorando.
Implicaciones del estudioDetectar los puntos débiles permite realizar actividades encaminadas a promover la seguridad en el área de críticos. Debemos optimizar la dotación del personal, mejorar la tasa de notificación de eventos adversos e implementar la formación del personal sanitario en seguridad y, así también, mejorar la percepción de seguridad y la de apoyo de la gerencia.
La seguridad de los clientes es un concepto que preocupa a todo tipo de empresas desde el siglo pasado1. En 1999, el Institute of Medicine de EE. UU publicó el estudio «To Err is Human: Building a Safer Health System»2, dándose a conocer que los eventos adversos (EA) en el sistema sanitario, entendiéndose como daño no intencional causado al paciente por la intervención asistencial y no por la patología de base3, eran una de las principales causas de muerte.
A raíz del estudio estadounidense, se iniciaron acciones relacionadas con la seguridad de los pacientes a nivel mundial4. En España, se realizó el Estudio Nacional sobre los Eventos Adversos5 (ENEAS) y el estudio de Seguridad y Riesgo del Enfermo Crítico (SYREC)6, donde se estableció una incidencia de sufrir un EA de 9,3 y 33,8%, respectivamente, de los cuales, un alto porcentaje, 42,8 y 60%, eran posiblemente evitables.
Paralelamente, se iniciaron los sistemas de notificación de EA en el sistema sanitario, con el propósito de aprender de los errores, ya que es a través de su análisis cuando se pueden establecer medidas de mejora. De hecho, en 2013, el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya puso en marcha la plataforma digital denominada TPSC Cloud (The Pacient Safety Company), herramienta para notificar todo tipo de incidentes relacionados con la seguridad del paciente, de carácter voluntario, confidencial, no punitivo y anónimo.
La cultura de seguridad se define como el producto de los valores, actitudes, percepciones, competencias y patrones de comportamiento individuales y colectivos que determinan el compromiso con la gestión de la salud y la seguridad en la organización7,8, dirigidos a minimizar los riesgos de dañar al paciente derivados de la práctica asistencial9,10. En consecuencia, disponer de un análisis sistemático es crucial para iniciar cambios en la filosofía de individuos, colectivos e instituciones.
Las unidades de cuidados intensivos (UCI) son unas de las más complejas del sistema hospitalario debido al alto grado de tecnificación. Pacientes cada vez más complejos, que requieren un elevado número de intervenciones y el manejo de gran cantidad de datos. Por tanto, estas características, intrínsecas al paciente crítico, no son modificables y lo predisponen a ser más susceptible a padecer sucesos no deseables4,6,11.
La investigación de la cultura de seguridad se puede considerar el primer paso para lograr una mejora en la seguridad del paciente y después de la crisis de la COVID-19 es necesario volver a hablar sobre ella, ya que son escasas las evaluaciones realizadas durante este período en nuestro medio. Por este motivo, se llevó a cabo este estudio de investigación con el objetivo de determinar la percepción sobre la cultura de seguridad del paciente del equipo asistencial de un área de críticos (AC).
MétodoEstudio descriptivo transversal llevado a cabo en un AC de adultos durante el mes de septiembre de 2021. El área consta de dos unidades de UCI con 20 camas y una unidad de semicríticos con 25 camas. No se realizó cálculo del tamaño muestral mediante fórmula matemática, ya que se incluyó al total de la población por su accesibilidad. La muestra estaba formada por 118 profesionales del equipo asistencial del área: personal de enfermería compuesto por 78 enfermeras y 22 técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), y 18 médicos, independientemente de su contrato laboral, los años de experiencia laboral o los de experiencia en críticos. Se excluyeron aquellos que no desearon participar.
Como instrumento de medida se utilizó el cuestionario autoadministrado sobre seguridad del paciente, versión española de Hospital Survey on Patient Safety Culture desarrollada por la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ)12, validado al español por el Ministerio de Sanidad y Consumo y la Universidad de Murcia en 200513.
Dicho cuestionario consta de 42 ítems agrupados en 12 dimensiones y divididos en tres secciones:
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Sección A. Servicio/Unidad: 22 preguntas con respuesta mediante escala Likert con rangos entre muy en desacuerdo, en desacuerdo, indiferente, de acuerdo, muy de acuerdo.
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Sección B. Hospital: 11 preguntas con respuesta mediante escala Likert con rangos entre muy en desacuerdo, en desacuerdo, indiferente, de acuerdo, muy de acuerdo.
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Sección C. Comunicación en el servicio: 9 preguntas con respuesta mediante escala Likert con rangos entre nunca, casi nunca, a veces, casi siempre, siempre.
El cuestionario también incluye un último apartado con información complementaria, con un total de 12 preguntas cerradas y una abierta. Una pregunta sobre valoración del grado de seguridad del paciente en el AC, con una escala de Likert de 10 puntos, siendo 0 la mínima y 10 la máxima seguridad. Once preguntas sobre características sociodemográficas y laborales: profesión (médico/enfermera/TCAE), servicio (UCI/semicríticos/polivalente [definiéndose como polivalente aquel individuo que desarrolla su jornada laboral tanto en AC como en otros servicios del hospital]), contacto con el paciente (sí/no) y número de incidentes comunicados en el último año. Las preguntas del cuestionario original sobre años de profesión, años de trabajo en el hospital y años de trabajo en el servicio, al no afectar a la validación o constructo del cuestionario, se englobaron en una sola pregunta: años totales de experiencia profesional. Se añadieron edad/sexo y otras preguntas importantes para el ámbito en el cual se desarrolló el estudio como: formación sobre la plataforma TPSC Cloud (sí/no), conocimiento sobre cómo realizar la notificación a través de TPSC Cloud (sí/no), conocimiento de la figura responsable de la seguridad en el servicio (sí/no) y formación general en seguridad del paciente (sí/no).
Se incluyó, al inicio de la encuesta, un apartado con información sobre el tiempo de cumplimentación del cuestionario y consentimiento informado, el cual era imprescindible otorgar para acceder al mismo.
El cuestionario se distribuyó de manera digital en formato Google Forms mediante dos sistemas: grupo de WhatsApp del servicio y con código QR habilitado en el área a través de pósteres informativos. Se envió un recordatorio a los 15 días mediante el mismo sistema. Al tratarse de un formulario digital permitió elaborarlo de forma que todas las preguntas, exceptuando la abierta, fueran de respuesta obligada. De este modo, el envío del formulario sólo era posible una vez cumplimentadas todas las respuestas.
Los ítems del cuestionario con cinco opciones de respuesta fueron codificados en tres categorías: respuesta positiva, neutra y negativa, considerando que el cuestionario tiene preguntas formuladas tanto en positivo como negativo. Dicha codificación se realizó de la siguiente manera:
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En las preguntas formuladas en positivo se consideró como respuesta positiva: muy de acuerdo/de acuerdo/casi siempre/siempre; respuesta neutra: indiferente/a veces y; como respuesta negativa: muy en desacuerdo/en desacuerdo/nunca/casi nunca.
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En las preguntas formuladas en negativo se consideró una respuesta positiva: muy en desacuerdo/en desacuerdo/nunca/casi nunca; respuesta neutra: indiferente/a veces y; como respuesta negativa: muy de acuerdo/de acuerdo/casi siempre/siempre.
Esto permitió el cálculo de cada dimensión aplicando la siguiente fórmula:
Se clasificaron las dimensiones como fortalezas o debilidades de la cultura de seguridad según los criterios utilizados y recomendados por AHRQ, donde se considera una fortaleza:
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≥ 75% de respuestas positivas (muy de acuerdo/de acuerdo o siempre/casi siempre) a preguntas formuladas en positivo.
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≥ 75% de respuestas negativas (muy en desacuerdo/en desacuerdo o nunca/casi nunca) a preguntas formuladas en negativo.
Y una oportunidad de mejora o debilidad:
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≥ 50% de respuestas negativas (muy en desacuerdo/en desacuerdo o nunca/casi nunca) a preguntas formuladas en positivo.
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≥ 50% de respuestas positivas (muy de acuerdo/de acuerdo o siempre/casi siempre) a preguntas formuladas en negativo.
Las respuestas de la pregunta abierta se agruparon en cuatro temáticas recurrentes: referentes al cuestionario, sentimientos, formación y condiciones laborales.
Estadística descriptiva con media (desviación estándar), frecuencias absolutas y relativas. El porcentaje de respuestas tanto negativas como positivas se expresó con intervalo de confianza (IC) del 95%.
Análisis bivariante con t de Student para determinar la relación entre la valoración del grado de seguridad y variables sociolaborales (servicio, formación, categoría profesional).
Se utilizó χ2 para determinar la relación entre las dimensiones catalogadas como debilidad y profesión (personal de enfermería/personal de medicina), sexo (hombre/mujer), servicio (UCI/ semicríticos/polivalente) y formación (sí/no).
Se realizó ANOVA para determinar la diferencia entre las dimensiones catalogadas como debilidad y años de experiencia o edad.
Se consideró el nivel de significación estadística p ≤ 0,05.
El análisis estadístico se realizó con el programa SPSS® versión 19 Windows® (IBM Corp., Armonk, NY, EE. UU.).
Dicho estudio fue aprobado por el Comité de Ética e Investigación de la institución.
ResultadosSe recogieron un total de 94 cuestionarios, representando 79,7% de la muestra. La tasa de respuesta por cada colectivo fue de 83,3% para enfermeras, 78,8% para médicos y 68,2% para TCAE.
Los datos sociolaborales se muestran en la tabla 1.
Características sociodemográficas y datos complementarios de la muestra (n = 94)
| Edad (años) media (DE) | 38,5 (9,8) |
| Sexo n (%) | hombre 18 (19,2)mujer 76 (80,8) |
| Años de experiencia profesional media (DE) | 15,2 (10,2) |
| Categoría profesional n (%) | enfermera 65 (69,2)médico 14 (14,9)TCAE 15 (15,9) |
| Unidad de referencia n (%) | UCI 66 (70,2)Semicríticos 9 (9,6)Polivalente 19 (20,2) |
| Trabajo en contacto directo con el paciente n (%) | 94 (100) |
| Formación general en seguridad paciente (sí) n (%) | 62 (66) |
| Conocimiento del responsable en seguridad del servicio (sí) n (%) | 22 (23,4) |
| Formación específica en TPSC Cloud (sí) n (%) | 23 (24,5) |
TPSC: the Patient Safety Company; TCAE: técnico en cuidados auxiliares de enfermería.
La valoración del grado de seguridad del paciente en el AC obtuvo una media de 7,1 (1,2) puntos. El personal polivalente la puntuó con una media de 6,9 (1,2) puntos vs. 7,8 (0,9) (p = 0,04) del personal con una plaza asignada en el área.
No hubo diferencias estadísticamente significativas entre la valoración del grado de seguridad y el hecho de tener o no formación, años de experiencia en el AC o categoría profesional (médico/personal de enfermería).
Análisis de fortalezas y debilidadesEn las puntuaciones en cada dimensión (tabla 2), la percepción de trabajo en equipo dentro del AC obtuvo el mayor porcentaje de respuestas positivas con 73,4% (IC 95%: 68,7-77,6), aunque siguiendo los criterios definidos por la AHRQ, ninguna dimensión alcanzó el nivel de fortaleza en la cultura de seguridad.
Puntuaciones positivas, negativas y neutras en cada una de las dimensiones del cuestionario AHRQ
| Dimensiones | Positivas% (IC 95%) | Neutras% (IC 95%) | Negativas% (IC 95%) |
|---|---|---|---|
| Frecuencia de eventos notificados | 26,6 (21,8-31,1) | 29,1 (24,1-34,7) | 44,3 (38,5-50,1) |
| Percepción de seguridad | 25,8 (21,7-30,5) | 16,5 (13,1-20,6) | 57,7* (52,7-62-6) |
| Expectativas y acciones de la dirección/supervisión de la unidad en apoyo de la seguridad | 29 (24,6-33,8) | 26,3 (22,1-31,0) | 44,7 (39,7-49,7) |
| Aprendizaje organizacional/Mejora continua | 49,3 (43,5-55,1) | 23,7 (19,2-29,1) | 27 (22,1-32,4) |
| Trabajo en equipo en la Unidad/Servicio | 73,4 (68,7-77,6) | 9,8 (7,2-13,3) | 16,8 (13,3-20,9) |
| Franqueza en la comunicación | 35,8 (30,4-41,6) | 41,3 (35,6-47,1) | 22,9 (18,4-28,2) |
| Feedback y comunicación sobre errores | 27,2 (22,4-32,8) | 35,5 (30,1-41,3) | 37,3 (31,8-43,1) |
| Respuesta no punitiva a los errores | 33,0 (27,8-38,7) | 24,4 (19,8-29,8) | 42,6 (36,9-48,4) |
| Dotación de personal | 8,5 (6,1-11,8) | 9,8 (7,2-13,3) | 81,7* (77,4-85,2) |
| Apoyo de la gerencia en la seguridad del paciente | 4,3 (2,5-7,3) | 25,8 (21,1-31,3) | 69,9* (64,3-74,9) |
| Trabajo en equipo entre unidades | 36,1 (31,5-41,1) | 26,1 (21,9-30,7) | 37,8 (33- 42,8) |
| Problemas en cambios de turno y transacciones entre unidades | 39,1 (34,3-44,1) | 18,1 (14,5-22,3) | 42,8 (37,9-47,9) |
En referencia a las respuestas negativas, la dimensión de percepción de seguridad con 57,7% (IC 95%: 52,7-62-6), dotación de personal con 81,7% (IC 95%: 77,4-85,2) y apoyo de la gerencia con 69,9% (IC 95%: 64,3-74,9) obtuvieron los porcentajes más altos de percepción negativa de seguridad.
No hubo ninguna diferencia estadísticamente significativa entre la dimensión 2 (percepción de seguridad) y el hecho de tener o no formación, ni en relación con la categoría profesional: médico/personal de enfermería, ni en relación con los años de experiencia en el servicio.
Tampoco se establecieron diferencias estadísticamente significativas entre la dimensión 9 (dotación de personal) con las variables sociolaborales, como años de experiencia, formación o categoría profesional médico/personal de enfermería.
El personal de enfermería, con 90,0 vs. 57,2% del personal médico (p < 0,01), y las mujeres, con 89,5 vs. 66,7% de los hombres (p = 0,04) tuvieron una percepción más negativa de la dimensión 10 (apoyo de la gerencia).
Notificación de eventosDe todos los encuestados, 51 miembros del equipo asistencial (54,3%) manifestaron conocer el procedimiento para notificar un incidente en el TPSC Cloud, de los cuales 27 (53%) no notificaron ningún incidente en el último año, 22 (43%) notificaron entre uno y cinco incidentes y 2 (4%) entre 6 y 10. Los profesionales médicos declararon de media 1,5 (2,7) errores al año vs. 0,4 (1) del personal de enfermería (p < 0,01). Aunque no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el conocimiento de cómo declarar un error entre el personal médico con 71,4 vs. 51,3% del personal de enfermería.
El 64,3% de los médicos afirmó conocer la figura del responsable en seguridad vs. 16,3% del personal de enfermería (p < 0,01).
La pregunta abierta obtuvo un total de 18 respuestas (19,14%). Se clasificó en cuatro categorías para su exploración. La percepción de carga de trabajo elevada fue la más comentada, con ocho respuestas (44,4%), seguida de insuficiente formación, con siete respuestas (38,8%), complejidad del formulario TPSC Cloud, con dos respuestas (11,3%), y miedo a la comunicación de errores, con una respuesta (5,5%).
DiscusiónEl equipo asistencial del AC detectó debilidades en la cultura de SP, existiendo una baja notificación de EA. La puntuación del personal en cuanto a la valoración del grado de SP en el AC fue moderadamente alta, como en diversos estudios realizados recientemente en diferentes contextos hospitalarios7,14,15 y ligeramente inferior si lo comparamos con el realizado en una UCI española16 tras la tercera ola de la pandemia de la COVID-19, el cual obtuvo una puntuación de ocho sobre diez, y donde los profesionales con más antigüedad tuvieron una percepción más alta respecto a los de nueva incorporación. Aunque es difícil conocer el impacto sobre la valoración del grado de seguridad que ha ejercido la crisis del coronavirus en esta puntuación, en este estudio no fueron los años de experiencia sino los profesionales polivalentes los que puntuaron con casi un punto menos dicha percepción. Esto puede ser debido a que la rotación del personal impide conocer aspectos propios de cada unidad que influyen directamente en la percepción de seguridad17.
Aunque no se encontraron dimensiones que alcanzaran el nivel de fortaleza, al igual que en otros estudios8,14,18, la dimensión de trabajo en equipo dentro del mismo servicio fue la que alcanzó una mayor tasa de respuestas positivas, y es que un ambiente de trabajo saludable, con una buena colaboración entre médicos y enfermería o contar con enfermeras experimentadas, como recoge la revisión bibliográfica de Al Ma’mari et al.19, mejora la percepción de la calidad de los cuidados4,18,20.
Las debilidades detectadas fueron, percepción de seguridad, dotación del personal y apoyo de la gerencia. Respecto a la percepción de seguridad, entendiéndose como la creencia del profesional de estar trabajando de manera que se puede comprometer en cierta medida la seguridad del paciente, puede ser debido al ritmo de trabajo intenso de una UCI4,21 y a factores como la fatiga, el agotamiento emocional y las cargas de trabajo, ya que el cansancio físico y psíquico pueden alterar las funciones neurocognitivas como la capacidad de atención y concentración19. De hecho, otra dimensión detectada como debilidad fue la dotación de personal. Hay estudios consistentes sobre cargas de trabajo, que concluyen que las áreas con mayor ratio paciente/personal sanitario tienen más riesgo de presentar un EA22,23. Concretamente, en el estudio de Neuraz et al.24, desarrollado en ocho UCI francesas, resultó que el riesgo de muerte se incrementó en 3,5 (IC 95%: 1,3-9,1) cuando la ratio paciente-enfermera era mayor de 2,5 pacientes y en 2,0 (IC 95%: 1,3-3,2) cuando la ratio paciente-médico era superior a 14 pacientes. De igual modo, en el estudio de Khanna et al25, observaron que la estancia en UCI se prolongaba cuando la ratio paciente-enfermera aumentaba, con una tasa de riesgo de 0,96 (IC 95%: 0,94-0,98; p < 0,001). Como consecuencia, se puede afirmar que la ratio influye en la percepción del equipo asistencial sobre seguridad26.
Resulta sorprendente, pues, que la valoración del grado de seguridad por parte de los integrantes del AC sea valorada como alto y, sin embargo, la dimensión percepción de seguridad, que engloba las preguntas específicas de este concepto fuera detectada como una debilidad. El motivo de esta posible contradicción puede ser el desconocimiento de todos los parámetros que engloba el concepto de seguridad del paciente27, aunque tampoco podemos descartar la influencia de la gran presión asistencial a las que se han visto sometidas las UCI del sistema sanitario español, el cual ha tenido incluso que readaptar todos los proyectos Zero a este nuevo escenario debido a la dificultad en mantener sus recomendaciones28.
Otro punto con posibilidad de mejora detectado fue el apoyo de la gerencia, como en otros estudios16,29. Levine et al.30 concluyeron que la figura de supervisora de enfermería es esencial para fomentar un clima favorable para incentivar la comunicación de errores, proporcionando apoyo y capacidad de respuesta. En un estudio cualitativo realizado por Souza et al.17, en UCI brasileñas, se percibieron como fuentes de error institucional o del sistema, la excesiva rotación del personal, la sobrecarga asistencial, la desvalorización de los profesionales y las deficientes condiciones laborales, así como el hecho de que cuando se produce un error los cambios son lentos y poco permanentes o, como refiere Varallo et al.31, no hay feedback entre personal asistencial y gestores. De hecho, más de las tres cuartas partes de los profesionales desconocían la figura de referencia de seguridad del AC, pudiendo incrementar la percepción de lejanía y falta de apoyo.
Pertenecer al equipo de enfermería o el hecho de ser mujer son factores que influyen significativamente en la percepción de falta de apoyo de la gerencia. Los posibles motivos podrían deberse a la diferencia entre la gestión enfermera y médica dentro del contexto estudiado, así como el hecho de que el colectivo enfermera también presenta gran rotación de personal, constantes cambios de turno y nuevas incorporaciones, por lo que todo ello podría conllevar a la impresión de que la gerencia no valora a estos profesionales17.
Un dato a destacar es la baja tasa de notificación de incidentes, casi la mitad de los participantes no notificó ningún incidente en los últimos 12 meses y, a pesar de no catalogarse como debilidad del sistema, sí se percibió la existencia de una cultura punitiva frente al error, al igual que en la revisión hecha por Batista et al.7 Se sabe que el error produce culpa, estrés, miedo, ira y vergüenza32, por lo que pueden señalarse como posibles causas de una escasa notificación, así como el hecho de que más de la mitad de la población estudiada manifestó no conocer el sistema de notificación, visualizándose, por tanto, carencias en la formación.
En el caso del área estudiada, los médicos son los profesionales que más notifican respecto al personal de enfermería, a diferencia de otros estudios, donde ocurre exactamente al contrario29. Este resultado podría tener relación con las características propias del ámbito donde se desarrolló el estudio, ya que el responsable de seguridad es al mismo tiempo el jefe médico del servicio, el cual está presente en las reuniones diarias, pases de visita y de guardia, por lo que estos profesionales pueden ser invitados o motivados a realizar la declaración. Varallo et al.31 señalan que enfermería alude como justificación para declarar menos, la falta de conocimiento, la culpa por errar o por comunicar el error de otros, al escaso tiempo y aumento del trabajo, ya que son las profesionales que permanecen 24 h a pie de cama priorizando la atención de las necesidades de pacientes y familiares.
El escenario de la recogida de datos en un único hospital y la introducción de nuevas preguntas sin pilotaje previo pueden ser limitaciones del estudio, por lo que los resultados deben tomarse con cierta prudencia. Sin embargo, la elevada participación permite tener una visión amplia sobre la percepción de seguridad en un AC y las nuevas preguntas no interfieren en el constructo del cuestionario, son específicas para el contexto estudiado, de fácil comprensión y fueron consideradas importantes, ya que han sido poco exploradas anteriormente.
Tampoco se puede determinar el impacto que ha podido ejercer la pandemia de la COVID-19 en dichos resultados. Sin embargo, los resultados fueron similares a estudios previos a esta pandemia, por lo que parece que se trata de debilidades endémicas que no se han solucionado con el paso del tiempo y que requieren de una solución.
A pesar de la existencia de otras encuestas específicas de UCI para valorar la cultura de seguridad, se utilizó la AHRQ por estar validada en nuestro medio.
ConclusionesLa valoración del grado de seguridad del paciente en el AC es notable, aunque el personal polivalente que desarrolla su jornada laboral en diferentes unidades tiene una percepción inferior.
No se encontraron fortalezas. Las debilidades detectadas son: percepción de seguridad, dotación de personal y apoyo de gerencia.
Gran parte del personal desconoce la figura de responsable de seguridad del servicio y cómo notificar un incidente, siendo la tasa de notificación baja, de lo cual se desprende la necesidad de nuevas propuestas de formación y mejoras en las estrategias de comunicación y difusión.
Un análisis de la cultura de seguridad es crucial para realizar un diagnóstico del área y ofrece la oportunidad de implementar planes de mejora.
Debería ser de obligado cumplimiento, ante resultados como estos, que las organizaciones reaccionen y lideren proyectos para fortalecer la cultura de seguridad.
FinanciaciónEste estudio ha sido realizado sin recibir financiación alguna.
Conflicto de interesesLas autoras declaran no tener ningún conflicto de intereses.







