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Disponible online el 11 de Marzo de 2017
Las luchas desiguales: política local y la inserción de empresas transnacionales en comunidades totonacas de la Sierra Norte de Puebla, México
Unequal struggles: Local politics and the entrance of transnational enterprises in Totonac communities of the Sierra Norte de Puebla (Mexico)
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Jacqueline Aparicio Álvarez
Autor para correspondencia
jacsi104@hotmail.com

Autor para correspondencia. Periférico sur y Zapote s/n. Colonia Isidro Fabela. C.P. 14030 México, D.F. Teléfono: +4040 4300/4040 4624. Teléfono personal celular: 045 55 18 26 41 92.
Antropología Social, Escuela Nacional de Antropología e Historia, Ciudad de México, México
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Under a Creative Commons license
Recibido 15 junio 2016. Aceptado 27 enero 2017
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Resumen

El presente trabajo analiza el surgimiento de una organización en resistencia en contra de una empresa transnacional que pretendía imponer una presa hidroeléctrica. Las tensas relaciones que se generaron al interior de la comunidad con los grupos de poder, entre ellos las facciones y los liderazgos emergentes, así como con algunos de los habitantes, son los puntos principales de este análisis. Destacar la importancia de este tipo de estudios es fundamental, ya que no debe desvincularse la investigación y reducirla a entornos solo locales; por ello fue indispensable conocer con detalle la empresa, sus vínculos globales y la interacción directa que tuvo con la gente de los municipios. En este estudio etnográfico se explica el proceso exitoso de defensa del territorio en el que se resalta la participación de los actores locales frente a los nuevos procesos de globalización que a pesar de la desigualdad de fuerzas no retrocedieron en sus acciones.

Palabras clave:
México
Totonacos
Sierra Norte de Puebla
Hidroeléctricas
Antropología crítica
Abstract

This article deals with the rise of an organization which resists the imposition of a hydroelectric dam by a transnational enterprise in indigenous territory. The main points of this analysis are the tense relationships which appeared within the indigenous community, regarding power groups, factions, emerging leaders and grass-root community members. Such a study cannot be reduced to the local scene only, it has to be broadened to a detailed knowledge of the corporation itself, its global linkages as well as the type of relationships it established within the municipalities. This ethnographic study explains the successful process of territorial defense, highlighting the participation of local social actors facing recent processes of globalization. Despite unfavourable power relations, these social actors persist in their collective action.

Keywords:
Mexico
Totonac
Sierra Norte de Puebla
Hydroelectric projects
Critical anthropology
Texto completo

Pues nosotros, no estamos tan convencidos de lo que publicaron ellos de que se había suspendido, de que ya no se iba a construir la presa porque, pues ahora sí con ellos nunca se sabe, a lo mejor quieren ver que se apague primero nuestra organización y lleguen en el momento adecuado pero pues nosotros no, siempre estaremos informados por cualquier cosa.

Carolina, organización Makgxtum Kgalhaw Chuchut Sipi, enero de 2014

Este estudio se refiere a la política local de los municipios de Hermenegildo Galeana y Olintla, en la Sierra Norte de Puebla (México), que pasaron por un periodo de sucesos inéditos, de cambios profundos, de acciones colectivas inesperadas y de ambigüedades1 políticas, económicas, sociales y culturales. También se describirá cómo las facciones reconfiguraron su manera de “hacer política”, esto debido a nuevos procesos que hicieron que se reajustaran para poder incorporarse a nuevas dinámicas que incluso salían de sus expectativas habituales. Con esto me refiero particularmente a la posible entrada de empresas hidroeléctricas y mineras en la zona, es decir, el contacto con transnacionales que estaban tratando de insertarse en su territorio; eso marcó el eje hacia dónde girar. Esta situación provocó transformaciones en las estrategias de las facciones tanto de sus líderes como con el grupo en general. Por lo tanto, es de suma importancia destacar a los actores políticos que se han mantenido y que al mismo tiempo han tenido que ajustar, asimilar y resistir los nuevos embates que traspasaron las fronteras de lo local de una manera intempestiva. Cabe señalar que todas las acciones que llevaron a cabo las facciones se vieron reflejadas a nivel municipal e incluso impactaron a las empresas transnacionales en las zonas de conflicto de la sierra poblana.

De tal manera, el estudio de las relaciones de poder muestra un panorama en el cual los actores políticos están en una posición más o menos igualitaria entre las facciones y los grupos emergentes con sus respectivos conflictos y alianzas; pero su posición resulta desigual al intervenir otros agentes externos como las empresas con un capital económico que supera en demasía a estos actores locales. Lo importante de estas relaciones es poder detallarlas y que al mismo tiempo podamos ver cómo esos actores locales pueden asumir posiciones diferentes al Estado y en contraposición a ciertos proyectos del mercado capitalista y global. Así mismo, la combinación de actores internacionales, federales, estatales y locales que interactúan en diferentes modos y escalas es fundamental.

Este trabajo está fundamentado en la investigación etnográfica: con interacciones directas con la gente y las visitas a los lugares de estudio. En el caso de Hermenegildo Galeana, con trabajo de campo desde el 2001, ya que realicé la tesis de licenciatura en una de sus presidencias municipales auxiliares. La relación construida desde hace 14años con la gente de Galeana me animó a que en esta nueva investigación ampliara el horizonte y la escala al nivel intermunicipal. Así llegué a Olintla, con todos los antecedentes de un lugar bonito y con vínculos sociales con Hermenegildo Galeana, y a partir de ahí los trabajos de campo coincidieron con la problemática severa del conflicto socioambiental que estaban atravesando. Entonces entendí que mi papel ahí y el de mi disciplina, que es la antropología, era otro. Surgía la antropología crítica a partir no solo de mis observaciones sino a través de lo que la gente pensaba, opinaba y sentía de su propia situación. Sentimientos y pensamientos que quedaron plasmados en este texto, en el cual se compartieron miradas, y lo más importante, que se visibilizaron problemáticas y desigualdades. Creo que en la construcción de la realidad es importante retomar la importancia de lo que “hablan” los actores sociales, ya que es todo un contexto con particularidades propias que denotan acciones concretas, discursos implícitos o explícitos sobre su propio conocimiento. “Este tipo de relación con interlocutores, y no ya con informantes, constituye el momento inaugural de un diálogo entre miembros de culturas diferentes, orientado hacia la configuración de una futura y deseable comunidad de argumentación” (Cardoso de Oliveira, citado en Bartolomé, 2005, p. 43), que permite quitar las trabas de un empoderamiento del discurso escrito. Por ello, la etnografía es entonces la que permite observar directamente y conocer de cerca los procesos sociales para comprender los puntos críticos de cada caso de estudio. La etnografía no es lo abstracto, es lo concreto, lo experimentado y lo sutilmente interpretado (Aparicio Álvarez, 2014, p. 10).

Este texto se basa en pláticas, comidas, caminatas e incluso paseos compartidos con la gente, así como de charlas tanto con los líderes locales de ambos partidos políticos y facciones, como de personas de los grupos en resistencia y en general de todos aquellos con quienes tuve oportunidad de convivir y conocer una parte de su vida. Traté de que este estudio no estuviera sesgado hacia un solo lado y hacia una sola perspectiva, por eso agradezco la apertura de los diferentes grupos para mostrarme su punto de vista y opinión.

Por lo tanto, teórica y empíricamente partí del supuesto de que las facciones toman decisiones importantes en el municipio y las comunidades de Hermenegildo Galeana, por lo tanto en este estudio la facción se entiende como “todo aquel grupo político informal, heterogéneo, integrado por individuos con diferente influencia política, con intereses políticos flexibles y con una capacidad política mutable” (Aparicio Álvarez, 2014, p. 41). Compuesta principalmente por una estructura de líderes y seguidores, hoy afirmo que son un actor colectivo con gran capacidad de agencia, que puede determinar y dirigir el triunfo o fracaso de la propia facción a la que pertenecen. Es de suma importancia señalar que una facción puede valerse de un partido político para alcanzar objetivos dentro de la política formal.

Sin duda, la etnografía ofreció vislumbrar actores emergentes durante la coyuntura política y el conflicto. Así, cuando llegué al municipio de Olintla, de entrada tenía la sensación de estar en una arena política tensa, tanto por las elecciones como por el conflicto surgido en enero de 2013 con las comunidades organizadas en resistencia activa. Los dos municipios, tanto Galeana como Olintla, han representado arenas políticas importantes y han sido muy activos políticamente; sin embargo, los tiempos que viven actualmente nos hablan de una vitalidad diferente y que han pasado por un proceso emergente de defensa del territorio, particularmente en Olintla.

Por ello conocí no solo a los líderes de las facciones, a los nuevos presidentes municipales, que son quienes toman el control de sus municipios, sino que también vi la posición de la gente indígena organizada, con determinación y capaz de inclinar la balanza a su favor, que exigió respeto y que pudo colocarse como grupo trascendental en la escena política local y nacional. Destaca que a pesar de estar en escenarios cambiantes, lograron conseguir lo que querían en un entorno muy desfavorable y desigual.

Los nuevos procesos globales que crearon resistencia, redes y liderazgos emergentes

En enero de 2013 se presentaría un suceso nuevo en la Sierra Norte de Puebla: una empresa transnacional de nombre Grupo México tenía contemplado un proyecto hidroeléctrico sobre el río Ajajalpan. Existía un momento álgido en varias comunidades de la región totonaca debido a este conflicto político social que abarcaba no solo lo municipal sino lo intermunicipal. La gente de las comunidades y municipios afectados de la Sierra Norte de Puebla —que son Hermenegildo Galeana, Olintla y Jopala— se comenzaron a organizar para resistir y sacar de su territorio a la empresa transnacional, y entonces la situación se complejizaba aún más, por lo que un estudio intermunicipal era la mejor opción para tratar de entender, comprender y explicar una situación que diera luz sobre un fenómeno regional, ya que varios municipios —como Tetela, Zautla, Ahuacatlán, San Felipe Tepatlán, por mencionar algunos— estaban enfrentando conflictos socioambientales de gran magnitud por la llegada de las mineras e hidroeléctricas.

Cabe hacer mención que una de la estrategias de las empresas consiste en hacer recorridos exhaustivos en las comunidades, mismos que les permiten establecer una conexión directa con los habitantes de la comunidad, ya que manejan su discurso en torno a las necesidades en cuanto a infraestructura que requieren los municipios y el trabajo que se generaría al realizar el proyecto. Por ello el discurso más efectivo se constituye al realzar las deficiencias actuales y aminorar los daños y perjuicios que puede tener el proyecto si se lleva a cabo y se concluye. En algunos lugares el discurso empleado ha sido parte de la concretización de estos proyectos, en otros —como en los municipios de estudio— esto generó divisiones al interior de las comunidades y al mismo tiempo formó grupos en resistencia compuestos en su mayoría por gente indígena, que es un gran número de la población en ambos municipios. De acuerdo al censo de población y vivienda del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática de 2010, actualmente Hermenegildo Galeana cuenta con 7718 habitantes. La lengua que se habla es el totonaco y algunas personas hablan el mexicano; cuenta con una población de habla indígena de 5226 personas (INEGI, 2011). En cuanto a Olintla, el número total de población es de 11641 personas; en este municipio predomina el totonaco, con 9761 hablantes, y algunas personas hablantes de lengua náhuatl (INEGI, 2011).

Si bien es importante reconocer que la oposición estuvo apoyada por actores externos a la comunidad2, también es de suma importancia saber cómo se inició y particularmente cómo se mantuvo la resistencia promovida por gente de la comunidad. El siguiente fragmento es lo que me hizo destacar su participación como actores principales: “Ahora sí que reconocieran que fue la comunidad quien inició esto. De hecho ellos [se refiere a las organizaciones que los apoyaron] también saben y ya lo hablamos de eso y también dijeron que ellos no fueron los que vinieron a organizarnos sino que la gente ya estaba organizada. Nosotros nos organizamos como comunidad, ya después contactamos a gente de fuera para que ahora sí nos fueran asesorando porque nosotros desconocíamos mucho” (Luisa3, integrante de la Organización Makgxtum Kgalhaw Chuchut Sipi [Todos Unidos como Pueblo]). Este punto es uno de los más importantes, porque la gente de la comunidad se configuró para luchar en desigualdad de circunstancias ante un poder transnacional, aunque evidentemente el apoyo que les brindaron las demás organizaciones regionales fue parte significativa del logro obtenido.

A partir de los acontecimientos conflictivos, llegaron a la cabecera municipal de Olintla activistas políticos y ecológicos. Así también se encontraban los grupos locales como el Frente Cívico de Zaragoza y la Organización Makgxtum Kgalhaw Chuchut Sipi, ambos grupos formados en Olintla y conformados por maestros, estudiantes y gente originaria de los pueblos, así como el grupo religioso local de monjas de la Misión de Carmelitas, mismo que desarrolla actividades de pastoral social basadas en la tradición totonaca. Las organizaciones regionales que apoyaron fueron el Juzgado Indígena de Huehuetla, la Tosepan Titataniske4, con sede en Cuetzalan, la Unidad Indígena Totonaca Náhuatl (unitona) y el Consejo Tiyat Tlali5. Es importante señalar que estas organizaciones provienen de zonas con una gran tradición organizativa que ha permanecido a lo largo de cuatro décadas. Cabe hacer mención que los activistas no se encontraban de forma permanente en los municipios afectados y que la gente local se ha hecho cargo hasta la fecha de la situación en torno a no permitir que nadie de la compañía Grupo México ni de ninguna otra compañía se establezca en el municipio.

Actualmente las fronteras globales han traspasado el ámbito de lo local, la disputa por el agua ya no es solo entre la población sino que ahora se enfrentan a empresas transnacionales que acaparan recursos de agua y territorio para establecerse sin importar el desplazamiento de comunidades, la disolución de prácticas campesinas y la alteración en la vida social de los implicados. Es decir, “las localidades y territorios no existen por sí mismos, sino que son productos de las dinámicas capitalistas, las historias locales y las formas distintas en que distintos actores sociales (locales y no) trabajan, negocian y dan sentido a estos procesos” (Bebbington, 2007, p. 33). Este tipo de procesos es nuevo en esta región, ya que históricamente no se había establecido ninguna minera o hidroeléctrica, por lo que los actores sociales se encuentran ante circunstancias nuevas y formas de actuar e interaccionar diferentes. De esta manera, ante estos cambios sociales e inserciones de empresas surgen conflictos sociales, políticos y ambientales en torno a la territorialización y lo que implica, como bien lo definen Azuela y Musseta, y que son parte de la problemática actual:

También quedan incluidos los cambios en las formas concretas de control territorial, que van desde los derechos de propiedad de diversos actores sociales y sus formas efectivas de protección, hasta los poderes jurídicos de las diferentes estancias y niveles de gobierno para tomar decisiones que afectan el territorio (Azuela y Musseta, 2009, p. 4).

Los municipios de Hermenegildo Galena y Olintla son lugares relativamente aislados y frecuentemente no son parte de los planes de desarrollo del gobierno de Puebla. Sin embargo, hoy estos municipios están en la mira de grandes empresas transnacionales, por lo que resulta relevante conocer los intereses internacionales de las empresas y su relación directa con el Estado Mexicano. Evidentemente se presta especial atención a los movimientos de oposición que se han levantado y a las acciones legales que se han tomado frente a los procesos globalizadores y de despojo, así como a las estrategias para el rechazo de estos megaproyectos.

La problemática en torno a la hidroeléctrica

La sierra llena de vegetación, siempre verde, húmeda, cálida, calurosa, con un sol brillante y en tiempo de lluvias con neblina. Aun cuando hay sequía, es posible ver hilos de agua correr por los cerros, y en los meses de junio y julio el agua aumenta, son como pequeñas cascadas de gran potencia con agua fresca y transparente. Así es el paisaje en la Sierra Norte de Puebla, en especial de los municipios totonacos de Hermenegildo Galeana y Olintla.

Por esta abundancia de agua, el proyecto hidroeléctrico tenía planeado acaparar el río Ajajalpan, que posee un gran caudal6. El proyecto de la hidroeléctrica, financiado por Grupo México, abarcaría los municipios de Jopala, Hermenegildo Galeana, hasta llegar a Olintla, que es el municipio en el cual se haría la cortina de agua, por lo que afectaría a miles de personas que habitan y cultivan en toda esta zona. La energía que se tenía planeado obtener al parecer sería destinada a la minera a cielo abierto, inversión de Frisco y concesionada a explotar, por cincuenta años, la mina que actualmente se pretende establecer en Tetela de Ocampo. Definitivamente, el control por los recursos naturales es un hecho que se está presenciando en todo el país, provocando así alteraciones ambientales, cambios sociales, políticos y económicos en diversas comunidades, hasta llegar al desplazamiento de comunidades indígenas (fig. 1).

Figura 1.

Imagen del río Ajajalpan tomada en enero de 2013. En esta época del año el caudal no es tan potente como en los meses de lluvia, pero sí es abundante. En la foto se pueden observar bancos naturales de arenilla, que es una fuente de ingresos para algunos pobladores de las comunidades de los alrededores. (Archivo fotográfico personal Jacqueline Aparicio Álvarez.)

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El Ajajalpan, visto desde los mapas, presenta una gran cantidad de arroyos intermitentes que forman su cauce, que después de pasar por Olintla llega a Coxquihui, otro lugar de la Sierra de Puebla, hasta que en territorio veracruzano se une al río Cempoala y que, al conjuntarse ambos ríos, forman el Tecolutla, con salida al Golfo de México (fig. 2).

Figura 2.

El mapa (escala 1:50000) muestra el cauce del río Ajajalpan (en azul intenso), sus afluentes (en azul tenue), así como los municipios afectados (en rojo) y la comunidad de Ignacio Zaragoza (en amarillo), que es la más afectada porque ahí se pretendía construir la presa. Por ello, se inició un movimiento de resistencia al proyecto de la hidroeléctrica.Elaboración propia y en colaboración con el Ingeniero Edgardo Torres (Mapoteca-buap).

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En la información que aparece en internet sobre el proyecto hidroeléctrico que fue o iba a ser presentado a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la empresa asegura que: “En el Sistema Ambiental Regional no se observan cuerpos de agua importantes, solamente el río sobre el que se pretende desarrollar el proyecto. La superficie del proyecto, según lo observado en cartografía y corroborado en campo, solamente cuenta con el río sobre el que se pretende desarrollar el proyecto, mientras que en el Sistema Ambiental Regional como ya se dijo no se observan cuerpos de agua importantes” (SEMARNAT, 2011). Esta aseveración es sustancial y contradictoria, ya que si no existieran esos cuerpos de agua importantes no tendría por qué ser tomado el Ajajalpan como opción para un proyecto de esta magnitud.

¿Qué o quiénes son la empresa Grupo México?

Esta empresa tiene varios proyectos en México y América Latina. Es una transnacional fundamentalmente manejada con capital generado en México, un país con un alto índice de pobreza pero que paradójicamente tiene compañías de importancia mundial y que han acaparado mercado internacional.

Grupo México está dirigida por el mexicano Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, “el tercer hombre más rico de México y el número 79 del mundo, según el ranking 2013 de la revista Forbes, con una fortuna de 13300 millones de dólares” (Maldonado, 2014), que ha logrado principalmente por sus negocios en el metal del cobre. Un hecho que debe ser mencionado es que el sindicato nacional de mineros culpa a Larrea por la huelga de tres años que mantuvo la mina de cobre Cananea y por la muerte de 65 trabajadores en la explosión de la mina de Pasta de Conchos en Coahuila en febrero de 2006. “Esta tragedia que estremeció a la sociedad mexicana culminó con el rompimiento de Larrea y el líder del Sindicato Nacional de Mineros, Napoleón Gómez Urrutia, hoy exiliado en Canadá por el mismo caso” (Maldonado, 2014). Aunado a esto, el 6 de agosto de 2014 vertieron sobre el río Sonora, el río Bacanuchi y el arroyo Tinajas 40000metros cúbicos de sulfato de cobre derivados de una mina que tienen en el estado de Sonora, lo que provocó un gran daño a mucha gente. Conjugado lo anterior con el caso del estado de Puebla, que a partir de 2011 se han desencadenado varias concesiones para proyectos mineros e hidroeléctricos, así como para el gasoducto Puebla-Morelos, y sin dejar de lado que en la capital poblana se privatizó el agua potable, misma que ya no es dirigida por el Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (soapap).

En este contexto, para mediados de 2012 y en enero de 2013 comienza a circular información más amplia sobre la llegada de empresas mineras a la Sierra Norte. Esta zona abarca varios municipios que forman parte de una cadena de recursos naturales muy importantes. Esta problemática se extendió a diferentes municipios: a Hermenegildo Galeana, porque se tomaría el río Ajajalpan; al municipio de Olintla, en donde se construiría la hidroeléctrica y el muro para la caída del agua, y en el municipio de Ahuacatlán otra presa. En Tetela de Ocampo está planeada la “minera Espejeras” con la extracción de oro por parte de la empresa Frisco. En Zautla se pretendía explotar otra mina, en este caso por una empresa china llamada jdc Minerales, pero en noviembre de 2012 la gente del municipio logró que la empresa desistiera. Estos son solo algunos ejemplos de los diferentes lugares afectados.

Como consecuencia de todo esto, los conflictos se tornaron cada vez más agudos en las localidades, el descontento y la inconformidad de la gente de estos lugares favorecieron la formación de distintos frentes en contra de estos megaproyectos. Comenzaron las movilizaciones, se generaron contactos con distintas organizaciones y se creó una red de resistencia en la mayoría de los municipios que los ha mantenido interconectados. Las luchas han sido constantes, y aunque en algunos casos se anuncie que las empresas saldrán de la zona, algunas otras no emiten ninguna respuesta a las movilizaciones de la gente que las rechaza.

La política local y el megaproyecto

El municipio de Olintla se ha caracterizado por ser muy dinámico políticamente, y esto es totalmente visible en cuanto a acciones políticas locales como campañas, elecciones reñidas y tomas de protesta de los presidentes municipales al asumir el cargo. Sin embargo, en los últimos tres años se ha enfrentado a problemas y cambios significativos, ya que lo que anteriormente se limitaba a esferas políticas de lo local y estatal hoy traspasarían el ámbito de lo internacional con grandes alcances políticos y económicos. Los planes de establecer una hidroeléctrica por parte de una empresa transnacional se convirtieron en un elemento político relevante en el municipio y en la región. En el periodo de 2012 a 2014 la política local y la acción social colectiva se redefinieron, ya que fue un proceso coyuntural en el cual las elecciones para presidente municipal de Olintla se conjugaban con las primeras irrupciones en el territorio por parte de Grupo México, por lo que la arena de acción política entonces era mucho más compleja.

Por ello, las elecciones a nivel estatal fueron el marco para terminar de delimitar el campo político y los intereses que se movían en el municipio. Hubo diversos factores que contribuyeron a que las elecciones municipales de 2014 las ganara el Partido Revolucionario Institucional (pri) sobre el Partido Acción Nacional (pan), que estuvo gobernando durante nueve años Olintla. Influyó el posicionamiento que tuvieron ante el proyecto hidroeléctrico los candidatos: el presidente municipal saliente Héctor Arroyo7 (pan) se pronunció a favor de la presa y Abdi Ramírez (pri) en contra. Su posición de rechazo en torno a la presa fue lo que determinó el triunfo del pri.

El proceso para establecerse por parte de la empresa iba a comenzar en 2011, ya que se tenía planeado hacer los estudios correspondientes en la zona por parte de la empresa transnacional para la construcción de la hidroeléctrica, pero no fue sino hasta el 2012 que comenzaron los primeros acercamientos y negociaciones con los representantes de Grupo México, en especial Walter Slutz, de ascendencia alemana, que llegó a hacer los primeros recorridos al municipio y a sostener pláticas con el ayuntamiento saliente, principalmente con el presidente municipal Héctor Arroyo.

Cronología de hechos en la comunidad con respecto a la presa hidroeléctrica

Las primeras irrupciones de Grupo México en Olintla se dieron en octubre de 2012. Durante este mes fueron las primeras visitas de los ingenieros de Grupo México para conocer las características de las carreteras de llegada, así como de los terrenos y las particularidades geográficas del medio ambiente8. La relación que se establece entre un ayuntamiento y una empresa de este tamaño tiende a tener un significado relevante en un contexto local, ya que es una cuota de poder tratar con este tipo de empresas para los actores locales. Incluso uno de los intereses más fuertes y contundentes para el presidente municipal de Olintla y su ayuntamiento era que se gestionara lo más rápido posible el proyecto y se comenzaran las obras a gran velocidad9. Por ello, la aceptación de la obra implicaba mayor número de adeptos para los panistas. Basaron sus propuestas en la represa y al mismo tiempo proyectaban tener el triunfo electoral con el voto de la gente que estaría de acuerdo con ellos. Este fue uno de los motivos más importantes por los que las negociaciones fracasaron: la precipitación por parte del presidente municipal hizo que actuara de forma drástica y sobre todo que pretendiera hacer tratos sin consultar a las comunidades afectadas, como se verá más adelante.

Los representantes de Grupo México siguieron yendo regularmente al municipio10. La gente se dio cuenta porque empezaron a abrir brechas sin pedir permiso a los dueños de los terrenos11. Este trabajo lo realizó el presidente municipal pagando a gente que estaba a favor de la hidroeléctrica, quienes son habitantes de la comunidad de Ignacio Zaragoza, para que comenzaran a limpiar el camino. Una integrante del grupo “Todos Unidos como Pueblo” comenta que “los ingenieros habían llegado ya hasta el río abriendo una brecha […] con algunas personas de la comunidad. Namás tumbaron las plantas de café, namás midieron donde iba a ser la carretera, pero en sí la máquina no llegó todavía en los terrenos pero de alguna otra forma sí nos afectó, porque pues tumbaron las plantas de café, las milpas y las cosechas ya no fueron igual, que casi no sé de cuántos metros tumbaron todo”. Evidentemente empezó a haber gente afectada e interesada en conocer qué era lo que se tenía planeado hacer en esos terrenos y en su comunidad, por lo que los cuestionamientos hacia el presidente municipal comenzaron a surgir.

La población estaba dividida en cuanto a aceptar o no la presa. Con el argumento del desarrollo y el progreso que habían manejado tanto el presidente municipal como los ingenieros y algunas personas del centro, la mayoría de la gente estaba confundida. Doña Mara, una señora que se pronunciaba a favor de la presa y que había marchado para que sí se hiciera la construcción de la misma, al enterarse que las brechas y el camino pasarían por su propiedad, decidió estar en contra cuando vio directamente afectados sus intereses. La señora Mara no alude a los discursos que hablan sobre la madre tierra, ni a los efectos ecológicos que podría tener la hidroeléctrica. Ella explica que es una herencia que le dejaron sus padres y que es la misma herencia que les dejará a sus hijos por si algún día llegaran a quedarse sin casa o si es que decidieran regresar a Olintla. En el referente de muchas personas aún no queda claro el discurso del “rescate de la Madre Tierra” que fue promovido por gente de las comunidades afectadas, por la Pastoral Social y por algunas de las organizaciones que ayudaron durante el conflicto, por lo que apenas va tomando auge. La gente en este caso ve lo práctico, lo útil y lo común en un terreno que puede significar ayuda y que puede pasar de mano en mano a varias generaciones de la familia.

El 5 de diciembre de 2012, dos meses después de que abrieron las brechas, llegó una máquina excavadora de tamaño mediano al municipio, por lo que inmediatamente la gente se comenzó a organizar y se hizo el primer plantón para no dejar avanzar a la máquina. Una persona que estuvo ese día recuerda: “La gente se organizó cuando llegó la máquina entonces, solamente estuvo una señora y dijo: «De aquí no pasan» y de ahí llegaron otros y otros [opositores] y así estuvieron cinco hasta que se hicieron muchos”. Esa máquina12 quedó resguardada en un terreno situado en la calle principal de Olintla, casi para entroncar con los lavaderos públicos y la colonia [barrio periférico].

A partir de ese día, la gente que estaba en contra de la presa hidroeléctrica hizo el primer plantón sobre la carretera de entrada a la comunidad de Ignacio Zaragoza, lugar por donde construiría la carretera que conduce directamente al río Ajajalpan. La organización Makgxtum Kgalhaw Chuchut Sipi comenzó a contactar a gente de fuera de la comunidad que pudiera ayudarlos. El primer contacto que establecieron fue con personas de la Tosepan Titataniske (“Unidos Venceremos” en náhuatl) de Cuetzalan y con un líder de aquel municipio, quien fue uno de los activistas que más reacción provocó entre la familia de los Arroyo13 y el ayuntamiento (para la gente panista fue él quien incitó más a la gente opositora). También logró establecerse una comunicación directa con gente de las comunidades de Guerrero, Bibiano, Chipahuatlan, entre otras pertenecientes a Olintla, así como con los municipios de Huehuetla, Jopala, Hermenegildo Galeana e incluso del vecino estado de Veracruz y que se vería también afectado con el proyecto hidroeléctrico.

Otra organización que surgió a partir de este conflicto fue el Frente Cívico que fue creado en respuesta inmediata para protestar contra la hidroeléctrica. Un profesor de primaria, que vive en Olintla y que es originario de Zaragoza, fue participante activo, ya que estaba informando a la gente sobre los impactos ambientales que provocaría la presa14. Aquí se puede notar el papel activo y a veces decisivo de los maestros y el involucramiento de organizaciones regionales.

En este caso, quiero destacar la intervención en el conflicto de jóvenes que han estudiado carreras profesionales fuera de la comunidad, en Huehuetla y hasta en Monterrey, pero que pertenecen a la comunidad de Ignacio Zaragoza: dieron información, de manera sencilla, sobre los daños que podría causar la hidroeléctrica en sus terrenos y en general en su vida cotidiana. En la comunidad de Olintla, el Frente Cívico, organizado por maestros de la comunidad y los jóvenes indígenas profesionalizados, junto con la organización “Todos Unidos como Pueblo”, transmitieron el mensaje personalmente, en conversaciones habituales, por lo que se generó una respuesta más o menos uniforme en cuanto a la presa. De esta manera “tradujeron”15 para la población en general —y en especial para la gente indígena de la comunidad— el proyecto y lo que podría suceder en sus terrenos.

En este primer momento, las personas inconformes exigían una respuesta del presidente municipal ante los hechos que se estaban viviendo. La gente quería explicaciones sobre la máquina que había llegado a su comunidad y que les dijeran concretamente qué era lo que estaba pasando. Esta situación se mantuvo así hasta que surgió el conflicto entre el grupo del presidente municipal Héctor Arroyo, que apoyaba a la presa, con la gente de las comunidades, así como de las organizaciones externas en resistencia, por lo que en enero de 2013 se complicaron las cosas. Así lo recuerda Karla, una joven que estuvo todo el tiempo apoyando a la gente de Ignacio Zaragoza:

Fue un 26 de enero cuando ahora sí el presidente y su ayuntamiento fueron a convocar a una reunión según ellos para que llegáramos a un acuerdo ¿no? pero nosotros nos manteníamos ahí en la entrada de Ignacio Zaragoza pero el presidente y su ayuntamiento convocó a otra reunión en la escuela primaria, entonces nos mandaron a llamar, querían que nosotros fuéramos allá con ellos pero la gente se mantuvo ahí y dicen: “No, pues si el presidente quiere hablar con nosotros pues que sea aquí donde estamos. Nosotros no tenemos por qué ir hasta allá”. Y la gente se quedó ahí. Después el presidente llegó con nosotros y nos dijo que esta presa nos iba a traer grandes beneficios que íbamos a tener trabajo. La gente ya sabía cuáles eran las desventajas y preguntaban pero [las autoridades] no nos daban razón de nada (Olintla, enero de 2014).

Así pues, las demandas del movimiento en oposición a la hidroeléctrica consistieron en primera instancia: cuidar el río que abastece de agua y comida a varias comunidades, y que es fuente de trabajo por los cultivos que se encuentran a las orillas y por las minas naturales de grava y arenilla16. También forma parte de actividades recreativas de la población de varios municipios, que acuden en fechas festivas a nadar en su cauce. Así se definió el concepto de “defensa del territorio” que fue parte del discurso que manejaron después los habitantes de Ignacio Zaragoza.

En segundo lugar, pidieron ser informados de cualquier proyecto y de cualquier efecto tanto negativo como positivo del mismo y de las consecuencias económicas, sociales y sobre todo ecológicas que traerían consigo. Precisamente la causa más importante y que provocó el enojo de la gente en resistencia fue la no información por parte de la compañía Grupo México y de su propio gobierno local. La gente se sentía desinformada con respecto a lo que esta empresa quería hacer en su territorio. Una dirigente del movimiento inicial y que es originaria de la comunidad de Zaragoza comenta que en una reunión con los representantes con Grupo México la gente preguntaba a los ingenieros cuáles eran las implicaciones que llevaría la presa, y les contestaron “que si querían saber, buscaran en internet”. La inconformidad por parte de los grupos en resistencia creció al recibir respuestas de este tipo, ya que prácticamente los representantes ignoraban sus preguntas. Hay que hacer mención que la resistencia está conformada mayormente por gente ya mayor y por hombres y mujeres que encabezan familias que, aunque son jóvenes, no tienen el tiempo o las habilidades suficientes para ir al café internet y buscar la información. Sin embargo, quienes se encargaron de hacer esta tarea y pasar la información a todos los demás fueron los jóvenes, para quienes sin duda el internet forma parte de su vida cotidiana.

Gracias a los integrantes jóvenes del movimiento de resistencia, desde que llegó esta empresa al municipio el internet y las redes sociales han jugado un papel muy importante para hacer circular la información. La gente interesada en este proyecto hidroeléctrico, pero sobre todo las organizaciones que luchaban en contra de la presa, comenzaron a informarse, a conectarse con distintas organizaciones tanto de la Sierra Norte de Puebla como de otros lugares de México y de Europa. También para los panistas conocer y saber que Olintla y su problemática ya circulaba en internet fue determinante para el proceso electoral municipal17.

También fue muy relevante la intervención del grupo de monjas que están establecidas en el municipio. Comenzaron a invitar a la gente para que acudiera a ver videos acerca de lo que implicaba una hidroeléctrica y sus efectos sobre la ecología. Al parecer las acciones de las monjas molestaron mucho, porque según los que estaban a favor de la presa (incluyendo el párroco de Olintla), ellas no debieron meterse en el problema. Las religiosas participaron en la decisión y movilización en torno a no permitir la entrada de maquinaria y, mucho menos, la concreción del proyecto. Un dato importante de las religiosas es que son mujeres originarias en su mayoría de la Sierra Norte de Puebla y que sus misas y cualquier evento lo hacen hablando en totonaco. Esto fue una gran ventaja para poder transmitir directamente el mensaje de oposición a esta empresa transnacional18.

Como no se llegó a acuerdos con el presidente municipal y la gente no dio permiso para la construcción de la presa, se agudizó el conflicto. El presidente se adelantó con su gente para impedir la salida de los que estaban reunidos en el plantón. Don José Luis afirma que “pusieron piedras [en el camino] y atajaban a la gente que había venido a apoyar, para que no salieran”19. Se hicieron dos plantones: uno de la gente a favor de la presa y otro de los que estaban resistiendo las presiones por parte del ayuntamiento. Incluso se dividió el grupo en el poder: algunos panistas dijeron al presidente que mejor dejara que el gobierno estatal se ocupara del problema, que eso a ellos no les correspondía resolverlo ante la negativa de la gente.

Los ecos estaban sonando en toda la región de la Sierra Norte porque se empezaron a vincular nuevamente los municipios implicados en esta cadena de proyectos. La gente que representaba a los distintos grupos comenzó a ir a Olintla y establecieron contactos tanto con Tetela como con Hermenegildo Galeana, Jopala e incluso abordaron otros municipios como Ixtepec y Huehuetla, lo que permitió que se diera una interacción más cercana entre pueblos. En contra de las hidroeléctricas se establecieron redes y contactos intermunicipales, creando así una defensa del territorio a nivel regional. Todo eso influiría sobre el proceso electoral previsto para el 7 de julio de 2013.

Pasando los problemas de enero, la gente seguía sin cambiar de opinión y manteniéndose en la lucha; ahora lo que continuaba eran las campañas políticas y el proceso electoral de julio de 2013. Don Luis, un ejidatario y vendedor de café, afiliado al pri, comentó que en una plática que sostuvo con los ingenieros panistas que sí querían la presa y que son compañeros de hace tiempo20, hablaron de las elecciones que se aproximaban y les dijo:

Ustedes quieren el poder, han necesitado de esta gente, la gente del pueblo la gente humilde del campo y gracias a ellos ustedes tienen el poder […] que mejor se pusieran a pensar en la gente porque sea que se haga la presa o no se haga la presa hidroeléctrica, pero mientras tú ya te estás echando de enemigo a la gente, se vienen las elecciones en julio y ya no te van a creer, ya no te van a apoyar (entrevista realizada en Olintla, enero de 2014).

Ante todo lo que había pasado en diciembre de 2012 y enero de 2013, la gente sabía perfectamente que esa empresa quería pasar por encima de la población, y que incluso por las palabras de don Luis se preveía que estarían viéndose afectados los panistas en las elecciones para presidente municipal.

Las mantas en Olintla: la diversidad de los mensajes

Durante el periodo de trabajo de campo en enero de 2013, llamaron mucho mi atención unas mantas colocadas en distintas casas con mensajes similares como el siguiente: “En esta casa estamos a favor del proyecto hidroeléctrico Olintla —con su traducción—: Hanta uno chigke hlagkaskimau kahlahl taskujuht hidroeléctrica hanta kachiken”. Otra manta que estaba colocada en una casa propiedad de un ingeniero local que tiene una de las tiendas del centro, justo enfrente de la iglesia, decía: “Los habitantes de Olintla estamos a favor del progreso, por eso apoyamos la presa: Xla liputum kachiken kualhau xla hlaghaskimaw kgastakgl wa li maxgtayimau tama presa”. Estas mantas apuntaban a la idea del desarrollo y progreso para la comunidad. Esto era importante entenderlo, pero me parece que solo analizando antropológicamente el contexto se comprendería totalmente el significado. También, los pro-represa usaban a menudo la expresión “La gente de Olintla” para significar que todos y todas en general estaban de acuerdo con la llegada de la hidroeléctrica y que no había oposición alguna ante un proyecto de esas magnitudes (fig. 3).

Figura 3.

Mantas. Fotos: Jacqueline Aparicio Álvarez, 2013.

(1,08MB).

Esas mantas estaban colocadas en casas del centro, “casas de loza” de los mestizos que viven en las calles principales. Son propiedad de comerciantes, de gente con mayores recursos económicos y, en esa ocasión, de gente ligada al grupo panista. En cuanto a la gente indígena, vive generalmente en las rancherías que están ubicadas en la zona rural del municipio.

Dichas mantas eran uniformes, plastificadas y hechas en imprenta. Es importante notar su bilingüismo. En las comunidades indígenas del municipio la gente sabe hablar perfectamente el totonaco, pero leerlo y escribirlo es difícil para la mayoría de las personas a menos de que sean profesores o jóvenes que ya hayan llevado educación bilingüe. Entonces ¿a quién estaban destinadas esas mantas bilingües? Obviamente, hacia la gente que pudiera venir de fuera, para que pareciera que la aceptación era generalizada. Formaban parte de la legitimación hacia las empresas transnacionales y la prensa.

Sin embargo, otros hechos demostraban otra cosa. En la misma calle principal de Olintla, pero casi llegando al final (a unos metros del terreno en donde se encuentra el trascabo al que le impidieron el paso), hay una casa de madera. Esta tenía una manta (de tela y no plastificada) que decía: “Olintla y pueblos vecinos están en contra de la construcción de la presa. Queremos justicia” (fig. 3). Escrito totalmente en español: incluso para la gente hablante del totonaco es más fácil escribir o pedir que alguien escriba en español a hacerlo en totonaco. En este tipo de casas y las contiguas habita gente indígena que vive en la cabecera municipal. Si bien pareciera que las mantas son elementos escritos propios de cualquier conflicto o de poca importancia, una lectura contextualizada de los mismos revela que son signos cargados de intereses y mensajes con múltiple intención.

Para la tercera temporada de trabajo de campo en enero de 2014, en ciertas casas de la periferia del centro de Olintla vi pegadas calcomanías en las puertas; los mensajes eran evidentes y contundentes: “sí a la vida. no a las minas ni a las presas hidroeléctricas. La instalación de presas y minas en la Sierra Norte de Puebla viola los derechos de las comunidades indígenas”. Puede observarse el discurso más directo y especializado, contiene un mensaje que pronto puede ser manejado y aprendido por la gente que lo tiene en sus casas. Incluir las palabras “derechos” e “indígenas” le da un carácter más social y político a la simple calcomanía. El hecho que fueran ya calcomanías y no mantas hechas a mano indica la existencia de un movimiento organizado.

El resultado del proceso de lucha

Durante el período preelectoral, el día 5 de marzo de 2013, Federico Schroeder Contreras, vicepresidente de Proyectos de Grupo México, constructora industrial que es una rama de Grupo México, dijo para el periódico El Sol de Puebla que no comenzarían obras en Olintla ya que no estaba de acuerdo una parte de la población y en especial los indígenas de la comunidad, aunque aseguró que los trabajos beneficiarían a los pobladores de Olintla. Esta información, entonces, no fue confirmada por otros medios.

En julio fue elegido Abdi Ramírez, que se pronunció en contra de la construcción de la represa. Fue hasta tres meses después del proceso electoral, el día 5 de octubre de 2013, en la página electrónica “Municipios de Puebla” (2013), que se emitió un comunicado por parte de la empresa Grupo México en el cual se afirmaba la cancelación de la hidroeléctrica en el municipio de Olintla. El fragmento final de esta carta indica lo que sigue: “Grupo México, Empresa Socialmente Responsable, reitera que el proyecto de la hidroeléctrica en Puebla fue cancelado desde principios de año y no tenemos interés en emprender nuevamente el proyecto mencionado. Confirmamos, por ello, que no hay ni habrá ningún tipo de reanudación de actividades en el municipio de Olintla”. La situación en estos momentos estaba en un periodo de estancamiento y de incertidumbre, ya que estaba en proceso la salida de Arroyo Bonilla (presidente municipal de Olintla) y la entrada de Abdi Ramírez (presidente municipal para el nuevo periodo 2014-2019)21.

Desde la elección, la mayoría que le votó esperaba que el nuevo presidente cumpliera la principal demanda que tenían los grupos opositores a la presa. “Esperamos que le eche ganas y él también tiene ese compromiso con lo de la presa hidroeléctrica” es la opinión de un ex militante de Antorcha Campesina. Lo que es importante resaltar es la oposición olinteca, que logró poner en jaque a la empresa transnacional, así como al gobierno municipal que pugnaba por la realización del proyecto (que implicaba beneficios directos como acaparar empleos). “La construcción de amplios movimientos sociales o de actores políticos amplios siempre surge de condiciones sociales y de relaciones de poder, más que de la sola lucha política; la política nunca es una esfera de acción desconectada de otras esferas de relaciones sociales” (Escalona Victoria, 2009, p. 41).

Sin embargo, para los opositores la lucha sigue. Como me comentó una integrante del grupo Makgxtum Kgalhaw Chuchut Sipi acerca de las acciones de retiro que tomó la empresa y del comunicado que lanzó la empresa por internet: “pues nosotros no estamos tan convencidos de lo que publicaron ellos de que se había suspendido, de que ya no se iba a construir la presa porque, pues ahora sí con ellos nunca se sabe, a lo mejor quieren ver que se apague primero nuestra organización y lleguen en el momento adecuado pero pues nosotros no, siempre estaremos informados por cualquier cosa” (Carolina, Olintla, enero de 2014).

Hasta febrero de 2014 fue sacada de Olintla la máquina excavadora, no como se mencionaba en la carta de Grupo México de 2013, en donde decía que ya no había ninguna máquina propiedad de ellos. Llegó a la comunidad una grúa que la subió ante la presencia de los dueños del terreno, así como de gente de las organizaciones indígenas que se encontraban en el lugar. El personal de la grúa no dijo nada y las personas que estaban ahí observando tampoco. La única acción que tomaron fue seguir en un vehículo a la grúa hasta ver que había salido del municipio. Definitivamente, recuperar y defender sus recursos naturales ahora forma parte de la agenda social y política de muchos sectores olintecos que se pronunciaron en contra de la presa hidroeléctrica. “Es este uno de los elementos centrales e ineludibles en el moderno movimiento indígena, y tal vez el que más ha contribuido al desencadenamiento de los sentimientos y el “orgullo de ser indio” (Zárate, 2001, p. 163). Efectivamente, después de este proceso pudo observarse una reivindicación de lo indígena en un pueblo que en el pasado hacía muy poco énfasis en ese aspecto y sobre todo en sus raíces totonacas.

La reinterpretación de la historia y la reactualización del pasado indígena basado en una concepción de la relación hombre-naturaleza se convierte en el discurso emblemático que alude a cuestiones de antaño y que al mismo tiempo legitiman las luchas por defender el territorio. También se alude a lo sagrado, y entonces se conjugan diferentes argumentos para no dejar entrar a ningún agente extraño a sus comunidades. Un ejemplo es que sobre la calle principal de Olintla se encuentra un mensaje en español que dice: “La tierra no se vende, se ama y se defiende” que dimensiona las concepciones que se están manejando en el movimiento en defensa del territorio. “Más aún, de un modo indirecto, la conversión de la «lucha por la tierra» en un medio de afiliación política ha influido también en una revaloración de la significación de la tierra para la subsistencia” (Escalona Victoria, 2009, p. 101). Es importante destacar que son municipios y comunidades fragmentados por la política local, pero que con estas nuevas circunstancias interesantes y complejas se forjaron alianzas e imbricaron realidades.

Definitivamente la acción colectiva y el posicionamiento de la gente contra la presa hidroeléctrica no solo eran ante su gobierno local sino ante una empresa que buscaba establecerse en su territorio. Estas movilizaciones tanto de gente indígena, campesina, mestiza, entre otros, marcaron historia en un proceso único y del cual no había esquemas previos en la gente. Evidentemente sí había personas que contaban con información de problemáticas similares en otras zonas del estado y en otros estados de la República Mexicana. Sin embargo, las presiones locales, estatales e internacionales sobre ellos eran directas y estaban ya formando parte de su contexto inmediato.

Reflexiones finales

En la actualidad, México y los países latinoamericanos están viviendo una época de cambios radicales, en los cuales se evidencian los mecanismos de poder por parte de empresas transnacionales extractivistas que se establecen o pretenden establecerse en lugares con gran riqueza de recursos naturales, como ocurre en muchos territorios indígenas. Cuando hablan de desarrollo y progreso intentan, como en épocas pasadas, que las localidades contribuyan e incluso otorguen las facilidades necesarias para las empresas. Sin embargo, como se ha visto, muchas comunidades han cerrado el acceso a su territorio muy a pesar de este discurso de convencimiento con rasgos coercitivos.

Como se vio a lo largo de este trabajo etnográfico que evidencia mi propia toma de posición, las comunidades indígenas rurales no pueden ser entendidas desde lo estático; por ello uno de los principales puntos a destacar es que los actores tienen agencia y poder de decisión, pero sobre todo de organización. Las organizaciones locales, compuestas por indígenas principalmente, que se formaron para resistir un embate global por parte de una empresa transnacional con capital mexicano, fueron de carácter significativo. La lucha que sostuvieron fue ubicada desde la desigualdad de fuerzas; por lo tanto, habría que reconocer la estructuración tan rápida que tuvieron estos grupos. Definitivamente esto no se hubiera logrado si no se hubiera contado con líderes locales y, posteriormente, apoyos externos que tuvieran habilidades políticas de gran peso. Con mujeres determinadas que se opusieron a una máquina y que mantuvieron un plantón. Con jóvenes indígenas profesionistas que organizaron a sus comunidades, con jóvenes estudiantes que se encargaron de buscar en internet la información que la empresa les había negado para después transmitirla a la comunidad. Los logros nunca se dan sin el acompañamiento de gente dispuesta.

La agencia, entonces, depende también de la manera en la que sean entendidos los procesos y los eventos por los actores; por ejemplo, que la gente haya decidido afrontar cambios en sus políticas locales fue arriesgarse a perder la “estabilidad” que sus presidentes municipales les habían dado. Las organizaciones indígenas se arriesgaron a apoyar a partidos políticos diferentes durante las elecciones, con el fin de conseguir que no se desarrollara el proyecto hidroeléctrico. Los proyectos sociales ahora traspasaban a los políticos y los estaban sometiendo a análisis propios y estaban dispuestos a apoyar proyectos diferentes.

Por ello, resalta la importancia de la política local con sus especificidades y destaca la participación clara de las facciones políticas en este proceso. El papel que jugaron va mucho más allá de los partidos políticos, ya que han sabido obtener ventajas de políticas públicas, programas sociales e incluso de las propias estructuras políticas formales. En esta investigación quise reflejar no solo el punto de vista de los dirigentes de las facciones sino la mirada de todos aquellos que la forman y la sustentan más allá de un cargo político visible. Las facciones se reacomodaron para dar pie a otras habilidades en los candidatos políticos, abrir sus expectativas e incorporar a sus estructuras otros parámetros nuevos para ganar las elecciones y tener una postura ante el proyecto hidroeléctrico. Con esto se puede apreciar que las facciones son capaces de adoptar, asimilar e incorporar nuevos elementos que les permitan ajustarse a los actuales momentos políticos.

El trabajo de campo abrió un panorama relevante para visibilizar a distintos actores emergentes, entre ellos a los indígenas organizados para defender su territorio y a los líderes que surgieron y se posicionaron a partir de todos los cambios existentes. Las negociaciones de estos líderes con la gente en resistencia, con sus ayuntamientos anteriores y con sus propios partidos políticos marcaron históricamente a estos pueblos. Así mismo, el caso de unión entre distintos municipios de la Sierra Norte de Puebla y del Estado de Veracruz reflejó la cohesión entre comunidades. El haber conseguido sacar a la empresa de Olintla fue una punta de lanza a nivel regional para otras comunidades que están pasando por problemáticas semejantes y que no han logrado concretar la expulsión de mineras.

Evidentemente no puedo dejar de mencionar las fricciones que localmente surgieron, ya que un deber antropológico es precisamente demostrar estas fisuras temporales que provocaron estas circunstancias conflictivas al entrar en choque diversos intereses, ya que sí había personas que querían la presa. Sin embargo, y quiero remarcarlo, a pesar de todo el problema social y político que surgió internamente en los municipios y que evidentemente generó tensiones y problemas, el tejido social no se rompió porque la gente restableció las relaciones cotidianas entre los integrantes de las diferentes facciones, los partidos políticos y la población en su conjunto.

En cuanto a la empresa con su proyecto hidroeléctrico, lo local se pierde porque son acuerdos pactados desde una lógica económica y política a escala nacional e internacional (por sus conexiones con las mineras). En este sentido, los actores locales ni siquiera figuran en las negociaciones de las empresas, no hay ninguna lógica humana, ni siquiera porque los representantes han hecho los recorridos por las comunidades en sus camionetas; los pactos son extracomunales. Es interesante ver cómo estas empresas “compran” mediante el trato y el impacto de su presencia a los líderes locales que por aferrarse al poder inmediato hacen y toman decisiones solo con expectativas locales pero con gran trascendencia. El camino aquí no para. Los actores vivenciales, a pesar de todo, han logrado salir adelante. Si en realidad se supera la lógica inmediata, estos pobladores pueden determinar y dirigir el rumbo real, como lo hicieron en las recientes elecciones y durante la resistencia. La lucha no es fácil, porque el enemigo es un monstruo de muchas cabezas. Sería desalentador ver que a una población la decidan dos o tres personas que no viven ahí, que no saben qué pasa aquí. Lo estimulante es la reacción de la gente que vive estas circunstancias y que logra sobreponerse.

El capitalismo no es nada rígido, sino que tiene un sistema de adaptación a lugares y contextos muy considerable. Lo interesante de esto es que debe ser pertinente, porque cuando actúa sin reservas y dando por supuesto que la gente debe adaptarse al proceso, es cuando surgen los conflictos al no entrar en una perfecta sintonía sus esquemas con los de la gente común. Una etnografía directa en el lugar, con la gente y sus diversas formas de actuar políticamente frente a nuevos sucesos, hizo que se notara que pueden producir nuevas formas de política local.

Por todo lo anterior, al final del día los excluidos del sistema no quieren ser excluidos de nada, pero tampoco quieren ser incluidos en un proyecto que no es suyo, que no les gusta y en el cual comprendieron y argumentaron que llevarían la peor parte. Hasta este momento la gente afectada logró ganar una batalla, pero esto es un proceso que solo con el tiempo se verá a dónde llega.

Referencias
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J. Aparicio Álvarez.
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Maldonado, M. (2014). Germán Larrea, el millonario “invisible”. El Financiero. 26 de marzo [consultado 3 Abr 2014]. Disponible en: www.elfinanciero.com.mx/blogs/historias-de-negoceos/german-larrea-el-ceo-invisible.html
[SEMARNAT, 2011]
Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) (2011). Proyecto Hidroeléctrico Puebla 1, presentado por la empresa DESELEC 1S de R.L. de C.V. Disponible en: http://apps1.semarnat.gob.mx/dgiraDocs/documentos/pue/resolutivos/2011/21PU2011E0018.pdf
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J.E. Zárate.
Los señores de utopía.
Centro de Investigaciones y Estudios en Antropología Social/Colegio de Michoacán, (2001),

La palabra “ambigüedad” la retomo como la define François Lartigue, que es: poder analizar los sucesos y procesos desde sus dos caras, permitiendo las preguntas directas sobre los polos de cualquier hecho. Pensar que las cosas se traslapan frecuentemente, que existen cambios acelerados y que por lo mismo es importante pensar los efectos de discordancias radicales (comunicación personal con F. Lartigue, diciembre de 2013).

La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En este caso, organizaciones como el juzgado indígena de Huehuetla y la Tosepan Titataniske de Cuetzalan, que a nivel regional son importantes y significativas por su trabajo conjunto con las comunidades de habla náhuatl y totonaca.

Por protección a las personas se han cambiado los nombres.

Esta organización, creada en 1977, es actualmente una Unión de Cooperativas con diferentes actividades. Inició siendo una cooperativa indígena productora de café en la Sierra Norte de Puebla. Esta es una de las organizaciones que ha resistido fuertemente embates de todo tipo, pero sobre todo políticos y económicos.

El Consejo fue fundado en 2012 ante el surgimiento de los proyectos mineros e hidroeléctricos que amenazaban y siguen amenazando a la Sierra Norte de Puebla, y está formado por organizaciones como la unitona, el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (cesder) y Tetela Hacia el Futuro, entre muchas otras agrupaciones.

En 1999, debido a las lluvias intensas, este río arrasó un puente de concreto que conectaba a la comunidad de Osorno en Hermenegildo Galeana con la comunidad de Buenos Aires en el municipio de Jopala.

Por pertenecer al ámbito de la escena política pública no se pueden cambiar u omitir sus nombres.

Para los proyectos hidroeléctricos y mineros es importante que acudan a ver los terrenos para confirmar lo que por estudios realizados vía satélite se observa, como los tipos de piedra y metales que hay en la zona, y los cauces de aguas de los ríos. La presencia de los ingenieros es imprescindible cuando ya se empiezan a realizar las mediciones topográficas, que es lo que concreta un proyecto.

Esto mismo generaría puestos de trabajo para los que lo apoyaban, porque evidentemente solo se los iban a dar a ellos. La gente que perteneciera a otros partidos políticos, facciones o grupos contrarios quedaría excluida.

Estas visitas ahora se extendían a otras personas de la comunidad, como el párroco, para comentarle los beneficios de la hidroeléctrica y el progreso que traería al municipio.

Incluso y a pesar de esto, una persona del propio ayuntamiento panista comentó que el municipio ya había comprado algunos terrenos para ser vendidos a la empresa. Que habían pagado hasta 200000 pesos por “algunas hectáreas” pero que la gente afectada decía que esos terrenos les habían dado de comer por mucho tiempo y que valían más que los 200000 que les ofrecían.

Según algunos vecinos ahora está escondida, pero las explicaciones más lógicas indican que no la escondieron sino que la hierba está crecida y que por eso ya se ve muy poco.

Es una familia política ligada por parentesco principalmente; tiene una larga trayectoria política en el municipio, misma que les ha permitido permanecer en el ayuntamiento nueve años consecutivos.

Un dato relevante del profesor es que durante el período del conflicto pertenecía al pan y anteriormente al pri. Es bastante común que ciertos líderes aprovechen confusiones o crisis para posicionarse en la escena política, sin importar demasiado los partidos políticos.

Con traducción me refiero a la manera en como los maestros y jóvenes hicieron que la gente entendiera todo el proyecto y proceso de la presa, es decir, los maestros y jóvenes formulan en términos comprensibles la información para la gente de la comunidad.

El señor Hernández, de oficio arriero, comenta que ellos se opusieron a la hidroeléctrica ya que el trabajo no iba a ser para toda la gente del pueblo y que ellos también perderían su fuente de trabajo, que es el de la mina natural de arenilla que sirve para hacer colados en las casas. Dice que esta arenilla la trae el río cuando el caudal es muy fuerte, y por ello tienen una fuente segura de trabajo y que lo pueden ver a largo plazo. Aunque es una mina natural, con el tiempo también puede implicar un desgaste de este recurso.

Una representante del ayuntamiento panista encontró un comunicado en internet el cual decía que había un plantón en Zaragoza y se daba a conocer la situación conflictiva entre grupos de la localidad. El comunicado estaba firmado por Eduardo Galeano, Noam Chomsky y otros intelectuales. Un día esta trabajadora del ayuntamiento iba saliendo de su oficina y se encontró a un señor que es un líder panista y ella le dijo que ellos pensaban “que todo era como antes” (refiriéndose a la política), que piensan que todo se queda en Olintla, que es “un mundito”, pero que esto va más allá. El problema ya estaba desbordándose.

Después de estos sucesos, la gente que sí estaba a favor de la hidroeléctrica y personas del ayuntamiento escribieron en las puertas de la casa de las religiosas que se fueran del municipio. Incluso las encerraron poniendo un candado por fuera de su casa.

En su relato sobre este suceso, este interlocutor hace referencia a la gravedad con que se estaban desarrollando las cosas en ese momento en los plantones. Lo relaciona con “los desastres” que hubo en 1992 en el municipio de Olintla cuando se dio el rescate de los terrenos del ejido, que Antorcha Campesina pretendía quitarles, y hubo tres muertos.

En la política local de ciertos municipios es muy común que la gente se divida incluso familiarmente durante todo el proceso que implican las elecciones; posteriormente de los eventos álgidos, el aspecto social y las interacciones cotidianas vuelven a la normalidad. Por ello que no existan mayores implicaciones y que la relación amistosa o al menos cordial entre gente afiliada a distintos partidos políticos sea cotidiana.

Estas elecciones fueron decisivas, ya que por periodo único no serían tres años de gobierno sino cuatro años ocho meses para homologar los procesos electorales locales con los federales.

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