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Vol. 27. Issue 4.
Pages 88-93 (April 2008)
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Alimentos light y dietas milagro
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MONTSE VILAPLANA I BATALLAa
a FARMACÉUTICA COMUNITARIA. MASTER EN NUTRICION Y CIENCIAS DE LOS ALIMENTOS.
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Las dietas desequilibradas y los alimentos lighthan irrumpido en nuestra alimentación con la promesa de una reducción rápida y segura de peso. Nada más lejos de la realidad. Las dietas milagro y una mala nutrición provocan un efecto rebote y alteraciones importantes en el organismo. El farmacéutico de oficina de farmacia es el profesional más cualificado para asesorar en estos temas, ayudar a desmitificar las dietas absurdas y aconsejar el consumo de alimentos saludables.

En España no hay legislación específica sobre alimentos light, aunque un acuerdo interministerial de 1990 (sin validez jurídica) establece los criterios que debería cumplir un producto para considerarse ligero:

  • Aportar un 30% menos de calorías que su equivalente convencional.
  • Incluir en su etiquetado la información nutricional de ambos productos (del light, y del convencional) para que el consumidor pueda valorar si le compensa adquirir el bajo en calorías.

Pero la ausencia de una legislación específica no significa que los consumidores estén desamparados legalmente ante posibles engaños publicitarios sobre los alimentos light: aunque de un modo más genérico, están protegidos por la Ley General de Publicidad, de 1988, que establece que «es considerada publicidad engañosa la que induce o puede inducir a error en sus destinatarios», por lo que un mensaje en el etiquetado que induzca a creer que un producto es menos calórico de lo que realmente es podría ser motivo de sanción.

A pesar de todo, la Unión Europea ha regulado recientemente las alegaciones nutricionales de los alimentos a través del Reglamento sobre declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos, de obligado cumplimiento desde el 1 de julio de 2007. Las posibles declaraciones relacionadas con la energía de los alimentos contempladas en la normativa son: bajo valor energético, valor energético reducido, light/lite (ligero) y sin aporte energético (tabla 1).

La situación legislativa en Gran Bretaña es similar a la española, ya que no hay reglamentación específica al respecto, mientras que en Francia las leyes obligan, al menos, a que junto a la denominación light se explicite el ámbito en el que el producto dice ser light (p. e., light en calorías).

Estados Unidos, uno de los países en los que este tipo de producto está más regulado, cuenta con la Ley sobre etiquetado de productos nutritivos y educación, que define claramente en qué casos se puede utilizar este término. A modo de indicación, a no ser que esta denominación se utilice en su acepción de «esponjoso» o para indicar que se trata de un alimento «bajo en sodio», light se refiere en EE.UU. a que tiene un tercio menos de calorías o la mitad de grasa que su producto de referencia.

En la realidad, la mayoría de alimentos light carece en su etiquetado de la información comparativa, con lo que el consumidor no puede cotejar la diferencia en grasas, azúcares y calorías, y saber de un vistazo qué es lo que realmente diferencia este nuevo alimento de su homólogo convencional.

Según el informe Los alimentos tipo light a examen, realizado por www.consumer.es, todos los productos estudiados tienen un etiquetado deficiente, algunos recomiendan el consumo de una ración inferior a la habitual para presumir de una reducción de calorías, y otros incorporan mensajes que confunden al consumidor

Algunas consideraciones sobre alimentación y salud

Los alimentos light no tienen por qué formar parte de una dieta saludable. La preocupación excesiva por la imagen corporal de los últimos años hace que estos alimentos se consuman en exceso o de forma innecesaria. No está justificado que las personas que tienen buenas condiciones de salud recurran a este tipo de alimento. Es más, si se abusa o se hace un uso indiscriminado de ellos en la dieta, aumenta el riesgo de que se produzcan desequilibrios nutricionales. A pesar de ello, sí son adecuados para las personas que deben limitar el aporte energético en su alimentación o la cantidad de grasas y/o azúcares, debido a que presentan algún trastorno o enfermedad:

  • Alimentos para controlar las grasas. Los productos ligeros obtenidos gracias a una reducción de su contenido graso son útiles para diversificar la alimentación de quienes tienen que controlar la cantidad de grasas de su dieta, caso de quienes tienen hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, ciertos trastornos hepáticos o de la vesícula biliar, problemas pancreáticos y exceso de peso. Los alimentos usados con más frecuencia en este apartado son la salsa fina tipo mayonesa ligera, margarina y mantequilla light, queso y jamón cocido bajos en grasa, leche, yogures, etc.
  • Alimentos para llevar un control de azúcares. Los alimentos obtenidos al reducir o eliminar la cantidad de azúcar común surgen para satisfacer la demanda de aquellas personas que tienen que controlar el consumo de azúcares por motivos de salud. Es el caso de la diabetes, el sobrepeso y la obesidad. No todos los alimentos en los que se incluye el mensaje «sin azúcar», «sin azúcar añadido», «con fructosa» o «apto para diabéticos» son ligeros o bajos en calorías.
La ingesta de alimentos lightno hace perder peso

Hay que informar a los pacientes de que no existen alimentos que adelgacen, y las denominaciones «light», «sin azúcar añadido», «bajo en grasas» o similares, no implican obligatoriamente que sean adelgazantes.

La manera más eficaz de perder peso es llevando a cabo una dieta diseñada correctamente y practicar ejercicio físico. Lo cierto es que el consumo de alimentos light no es indispensable, y no es preciso recurrir siempre a ellos para reducir el contenido energético de la alimentación.

Es cierto que su aporte de calorías es, en general, menor respecto a los alimentos convencionales a los que emulan, pero esto no los convierte en adelgazantes. La reducción energética suele hacerse a expensas de los hidratos de carbono y de las grasas, que se reducen o se sustituyen por edulcorantes y sustitutivos de grasas respectivamente. La mayoría de los consumidores que lee los mensajes del envase, asume que se trata de un alimento con un aporte energético considerablemente inferior, pero si se abusa del producto sus efectos son contrarios a lo que se pretende y pueden llegar a causar un aumento de peso. Asimismo, se ha comprobado que no en todos los casos el valor energético de estos alimentos es tan bajo como cabría esperar.

Los alimentos ligeros deben consumirse con moderación

La mayoría de los consumidores desconoce los ingredientes y la composición energética y nutricional de los productos light, por lo que, cuando sustituyen un alimento por su versión ligera, suelen aumentar las cantidades que se consumen, ya que consideran que apenas aportan energía.

El consumo indiscriminado de alimentos lightpuede alterar la salud

Las grasas y los azúcares son nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo, por lo que hay que consumirlos en su justa medida. Si se sustituyen muchos de los alimentos convencionales por sus versiones menos calóricas, se corre el riesgo de causar una carencia de nutrientes esenciales. El organismo no puede producir por sí solo alguno de ellos, especialmente si el conjunto de la dieta no está diseñado correctamente.

La grasa es el vehículo de los ácidos grasos esenciales (linoleico y linolénico) y de las vitaminas liposolubles o solubles en grasa (A, D, E, K), que cumplen funciones de gran importancia para la salud. Por otro lado, si se suprimen o se limitan excesivamente los alimentos ricos en hidratos de carbono, como cereales y derivados (pasta, pan, biscotes, etc.), patatas, legumbres, verduras y frutas, dulces, el correcto funcionamiento del organismo también puede alterarse. Y la situación se agrava si a ello se suma la ingesta de alimentos sin azúcar, lo que ocasionaría la pérdida de otras reservas corporales que el organismo emplearía como fuente de energía debido a la carencia de hidratos de carbono, nuestro principal combustible energético.

Es necesaria una interpretación correcta del etiquetado

Antes de introducir un alimento light en la dieta hay que leer con atención los datos que se incluyen en el etiquetado, en especial el contenido nutricional y la lista de ingredientes que, por ley, se muestran en orden decreciente a su peso, es decir, el de más peso es el que aparece primero, incluidos los aditivos.

Es conveniente comparar la lista de ingredientes del producto light con la del tradicional, así como la composición energética y nutricional de ambos, no sólo por cada 100 g, sino teniendo en cuenta la ración de consumo: puede haber más de una sorpresa. Por ejemplo, si se compara la composición de dos tipos de galleta, ligeras y normales, por cada 100 g la diferencia en calorías es notable, pero si se tiene en cuenta una ración de cuatro unidades, no lo es tanto. Cotejar las características de los alimentos light y sus equivalentes tradicionales permite establecer si son adecuados o no a las necesidades de la persona, conocer la composición de lo que se está comiendo y la relación entre calidad y precio.

Dietas milagro. Algunas consideraciones

La obsesión que tienen muchas personas por encontrar una dieta que les permita bajar de peso con rapidez mediante la ingesta de pastillas y preparados —muchos de ellos sin ningún control por parte de las autoridades sanitarias—, hace que prueben cualquier alternativa sin tener en cuenta la procedencia de los preparados.

Una encuesta divulgada recientemente por la Comisión Federal de Comercio constata que las dietas milagro encabezan la lista de los fraudes más frecuentes en EE.UU.

El informe desvela que unos 30,2 millones de adultos estadounidenses, es decir, el 13,5% de la población adulta del país, fue blanco de un total de 48,7 millones de fraudes relacionados con las dietas y los productos dietéticos en apenas 12 meses, siendo los afroamericanos (20%), los latinoamericanos (18%) y los blancos no hispanos (12%) las víctimas más frecuentes. Los programas fraudulentos de pérdida de peso afectaron a un total 4,8 millones de personas en 12 meses.

En España, la población tampoco es consciente de que la mejor dieta comienza con una asesoría médica, y la mitad de los españoles recurre a métodos peligrosos para adelgazar.

Solo 2 de cada 10 españoles estaría dispuesto a acudir a un especialista antes de comenzar un régimen para adelgazar, mientras que más del 51% ha reconocido que alguna vez ha utilizado métodos que ponen en peligro la salud. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad han analizado la situación y confirman esta realidad en el Estudio sobre creencias y actitudes frente al exceso de peso en España, donde además demuestran que el 84% de los entrevistados afirma no creer en las dietas milagro que aparecen en las revistas, pero admite que alguna vez las ha seguido.

Otro dato curioso que se desprende de esta investigación es que el 92% de las personas está dispuesto a seguir la misma dieta que le ha funcionado a alguien conocido alegando que, al no ver efectos negativos y observar resultados favorables, puede suceder lo mismo en su caso.

El aspecto que más preocupa a las organizaciones que estudian la salud y los hábitos alimentarios es lo que, para buena parte de la población, significa el término dieta. Para el 40% de los españoles no es un sinónimo de alimentación correcta y equilibrada, sino de algún método milagroso que se traduce en sacrificios. No obstante, son concientes de su peso y no mienten cuando deben admitir que tienen unos kilos de más. En este grupo se encuentra el 44% de la población, que reconoció que debe someterse a un régimen para perder el peso que le sobra. Una parte significativa de los encuestados, especialmente mujeres, recurren a las dietas milagro para obtener resultados inmediatos y a corto plazo, sin considerar las consecuencias en la salud.

Las dietas milagro consiguen una pérdida ponderal rápida, pero el peso se recupera pronto, y con algún kilo más porque se modifican una serie de parámetros corporales que luego pueden impedir adelgazar.

La explicación sencilla que debe dar el farmacéutico a sus candidatos a perder peso es que el organismo está preparado para ahorrar calorías en situaciones de emergencia, y si se somete continuamente a estas emergencias (dietas rápidas con un bajo aporte calórico), se refuerzan estos mecanismos. Así, cuando reciba más cantidad de grasas las almacenará para prevenir la posibilidad de que se presente una futura carencia de calorías mediante dietas milagro.

En grupos de población especialmente sensibles al tema del peso (jóvenes y adolescentes), seguir este tipo de dieta puede desencadenar trastornos de la alimentación como la bulimia y la anorexia. Con estas dietas sólo se consigue perder agua, que se recupera después a expensas de grasas y, además, pueden causar problemas de salud como las deficiencias de proteínas, vitaminas o minerales por falta de consumo de ciertos alimentos; aumentar el riesgo de infarto o generar efectos psicológicos negativos (tabla 2). En resumen, las dietas restrictivas, muy bajas en calorías, aunque consiguen que el peso disminuya a corto plazo, suponen un riesgo inaceptable para la salud (tabla 3).

CONSEJOS DESDE LA FARMACIA
  • Recomendar una visita al médico para pedir asesoramiento antes de iniciar una dieta si el IMC es superior a 30 (obesidad).
  • Si el IMC se encuentre entre 25 y 30 (sobrepeso) y existen factores de riesgo cardiovasculares asociados a la obesidad, también hay que derivar el paciente al médico.
  • Ayudar a desterrar la falsa creencia de que los productos lightno engordan. Cualquier alimento que contenga macronutrientes (proteínas, grasas o hidratos de carbono) o alcohol en su composición, aporta energía y contribuye a la ingesta calórica total de la dieta. Si se superan las necesidades energéticas del individuo, aumentará su peso corporal y fundamentalmente la grasa.
  • Informar sobre el uso correcto de los alimentos lighty sobre cómo leer las etiquetas de los alimentos.
  • Favorecer un consumo reducido de alimentos light, pues las raciones mucho más elevadas de las habituales (a veces dobles o triples) aumentan en gran manera el aporte calórico.
  • Enseñar al paciente a reconocer una dieta milagro y a desconfiar de cualquier dieta que no tenga una procedencia sanitaria clara.
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