Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los países desarrollados. La hipertensión arterial (HTA) es uno de sus principales factores de riesgo. En España, la prevalencia de HTA es del 34% en adultos y del 67% en ancianos1, y se estima que el 25% de todas las muertes son atribuibles a la HTA2.
Hay pruebas científicas firmes sobre la relación causal entre la ingesta de sodio y la incidencia de hipertensión arterial, ictus (accidente vascular cerebral), hipertrofia ventricular izquierda y fallo cardíaco3.